1.
Era
el colofón perfecto para uno de los años más intensos de su vida.
Vanessa
estaba sentada frente a su espejo. Era un espejo con historia.
Anteriormente había sido de su abuela, ¿cuantas cosas habría visto
ese espejo? ¿Cuantas confesiones habría oído? Ella misma había
estado frente a el muchas veces, contándole sus secretos a la imagen
reflejada. El espejo se había convertido con el paso de los años en
un pequeño santuario, crecía como si fuera un ser vivo, alguna
especie de planta. Alrededor de el Vanessa había ido colocando
diversos recuerdos, fotos de sus amigos, familiares, mascotas,
recortes de revistas, papeles con poemas o dedicatorias,
muñequitos... En fin, todo un collage que servía de marco para su
imagen en el centro. En ese espejo se resumía su vida. Al mirarse
fijamente en él el pasado y el presente formaban una sólida unidad.
Se giró a un lado, luego al otro, estudiándose. Finalmente se
acercó y abrió todo lo que pudo el ojo derecho y con la mano
derecha se extendió otra capa de kohl negro, seguidamente hizo lo
mismo con el otro ojo. Volvió a mirarse.
Por
fin había llegado el gran día, llevaba meses esperándolo, llevaba
años esperándolo, pero por fin había llegado. Todo llega. Tarde o
temprano todo llega. Extendió la mano y cogió un trozo de papel
embutido entre dos fotos al lado derecho del espejo, el pasaporte al
paraíso, ¿cómo un simple trozo de papel podía albergar tantas
esperanzas, tantos sueños? Una vez más repasó lo que ponía en el,
había memorizado cada una de sus letras, cada curva en la grafía
del logo, cada matiz, cada centímetro del dibujo.
XIMERA.
JUEVES 19 DE NOVIEMBRE. SALA LEVIATÁN. Apertura de puertas: 20:45.
Artista invitado: 21:45. Ximera: 23:00. ENTRADA GENERAL.
Ya
está, se acabó la espera. Llevaba meses mirando la entrada a
diario, contando los días restantes. La cuenta finalmente había
llegado a cero, ese día era hoy. Apoyó la entrada en la mesita
frente a ella, delicadamente, como si fuese de cristal. Volvió a
mirarse en el espejo, miro a un lado, luego al otro, "¡perfecto!",
pensó. Seguidamente abrió uno de los cajones de la mesita, sacó un
collar de perro con pinchos y se lo puso, era una perra. Cogió del
mismo cajón unos largos guantes de rejilla y se los puso, se miró,
era toda una perra. Sonrió maliciosamente, se veía preciosa y, a su
manera, desde luego lo era. "Bueno, y ahora el toque final"
se dijo mientras desenroscaba el tapón de su pintura de uñas Black
Diamond, apoyó la mano en la mesita y comenzó a pintarse el índice
de la mano izquierda con delicadeza. La mesita también estaba
plagada de recortes y fotos uniendo esta con el espejo. Entonces
reparo en su fotografía. Por un instante dejó de pintarse y clavó
su mirada en la foto, no pudo evitar que le afectara, estaba
reciente, sólo habían pasado dos meses desde que rompieron. Se
acercó a la mesa para verla más de cerca. Era una foto pequeña, de
un fotomatón, hecha al principio de su relación, cuando todo era
perfecto, de hecho fue la primera foto que se hicieron juntos, y la
única que ella conservaba de el.
Cuando
pasó aquello y todo se fue a la mierda Vanessa, presa de la rabia,
arrancó del espejo todas sus fotos y las quemó, pero esta quiso
conservarla, estaba bien querer enterrar el pasado pero también
debería haber algo que nos recordara que aquello sucedió, que no
fue solo un mal sueño, tenía sentido que este fuese el único
recuerdo de esa relación, la primera foto de ellos juntos, tan
felices, tan ingenuos...
Alejandro.
Nunca
pensó que un nombre tan común algún día le haría estremecerse
tanto, que un nombre tan común soportara ahora una carga tan
inmensa.
Alejandro.
"¡Maldito sea ese nombre!"
Lo
echaba de menos. Seguía echándole de menos cada día, aunque se
hubiese portado como un hijo de puta. Quizás fuera un hijo de puta
pero, le había enseñado tantas cosas, eso era innegable, sin su
influencia seguramente ella sería una persona muy distinta.
2.
Vanessa
comenzó a interesarse por la música a los trece años, siempre
había sido una chica un poco rarita. Le gustaba estar sola. En el
patio del colegio mientras el resto de chicas se reunían para jugar
a la comba ella se recostaba contra una pared con su eterno cuaderno
y se ponía a dibujar, dibujaba personajes de proporciones irreales,
demasiado estilizados, en posturas imposibles, dibujaba calaveras
aladas, mariposas de fuego y cosas igual de inverosímiles. Casi
siempre estaba sola, sola con sus dibujos.
Un
día en el patio un chico se le acercó, ella estaba con la cabeza
hundida en su cuaderno, como siempre.
-Hola,
¿qué dibujas?
Cuando
levantó la cabeza no pudo creérselo, tardó en reaccionar, era
Carlos. Carlos también era algo rarito, tenía un año y medio más
que ella y estaba un curso por delante, en el cole eso parecía
bastante. A ella siempre le había llamado la atención, no era como
los demás, no se pasaba el día chinchando a las chicas pegándoles
chicles en el pelo o escupiéndolas, tampoco se le veía en el patio
jugando al fútbol o al baloncesto, casi siempre estaba solo, en
algún rincón mirando al infinito, y siempre tenía unos cascos en
los oídos que le servían de barrera existencial contra el mundo
exterior. En el patio ella muchas veces se había dedicado a
espiarle, observando en silencio sus movimientos. Se sentaba en algún
sitio y se comía su bollo tranquilamente, en silencio, solo. De
repente se levantaba, sacaba su enorme walkman del bolsillo, lo
abría, daba la vuelta a la cinta y volvía a sentarse, y así se
quedaba hasta que sonaba el timbre para volver a clase. A ella ese
comportamiento le parecía muy curioso, ¿qué estaría oyendo todo
el rato en esos cascos? Se sentía atraída, sentía una gran
curiosidad ya que intuía que eran personas parecidas a las que no
parecía importarles lo más mínimo el mundo real, como dos pequeñas
barcas zarandeándose en un mundo devastado por el diluvio. Alguna
vez pensó en decirle algo pero ella era una chica tremendamente
tímida y el estaba rodeado de un aura de impenetrabilidad absoluta.
Carlos, por su parte, se encontraba en una situación similar, sentía
curiosidad por esa extraña niña que se pasaba los recreos
ensimismada en su cuaderno, ¿qué plasmaría en el, en ese cuaderno?
¿Acaso no escribía ya lo bastante en clase? Nadie salía al recreo
con un cuaderno. Pensaba en ello día tras día y finalmente su
curiosidad fue tal que decidió acercarse a investigar. Ella no lo
vio llegar y el noto que la había asustado con su repentina
presencia y su pregunta.
-¿Eh?
-Te
he preguntado qué haces.
-¿Eh?..
Er... Nada... Cosas.
-Ya
pero, ¿qué cosas?
-Tonterías.
-¿Puedo
verlo?
-Bueno,
pero no te va a gustar.
Vanessa
dejó el cuaderno a Carlos y observó atentamente como este lo abría
y pasaba su mirada por las páginas, escudriñaba cada leve cambio en
su expresión. Estaba tremendamente asustada, nadie veía nunca sus
dibujos y estaba convencida de que el pensaría que eran malos y que
ella estaba loca.
-Jajaja,
vaya, este es muy bueno.
-¿En
serio?
-Sí...
Y este.
-Gracias.
Carlos
recorrió todas las hojas, a veces se detenía en alguna en
particular y esbozaba una sonrisa. Vanessa se sentía cada vez más
feliz, menos insegura de sí misma.
-Vaya,
dibujas muy bien, ojalá supiera dibujar yo así.
-Muchas
gracias, es sólo práctica, si quieres te enseño.
-Eso
sería guay
-Jajajaja.
-Me
gustan tus dibujos porque son muy tétricos, a mi también me gustan
mucho los monstruos y todas las cosas deformes y raras.
-Sí,
lo se, me he fijado en tu camiseta, mi madre nunca me dejaría llevar
una camiseta así.
Carlos
llevaba una camiseta de Metallica con uno de esos dibujos de
calaveras tan característicos del estilo de Pushead.
-¿Te
gustan Metallica?
-No
lo se, nunca los he oído, no escucho música.
-Eso
no puede ser, tienes que oírlos.
Carlos
metió la mano en su cazadora y sacó el walkman, extrajo la cinta
que había dentro y luego de otro bolsillo sacó una funda, metió la
cinta dentro de la funda y se la ofreció a Vanessa.
-Toma,
escúchalo, seguro que te gusta.
-Vaya,
muchas gracias.
Vanessa
miró la caja de la cinta y se sintió atraída de inmediato, en ella
se veían un par de hileras de cruces, como en un cementerio y
coronándolo todo el logo de letras afiladas de Metallica, en ese
momento sonó el timbre que marcaba la vuelta a las clases.
-Jo,
mierda, a clase... Bueno, ya me contaras si te gusta la cinta. Por
cierto, me llamo Carlos.
-Yo
Vanessa.
-Sí,
ya lo se, hasta luego.
Cuando
llegó a su casa Vanessa cogió la radio de la cocina y se la llevó
a su cuarto, puso la cinta y apretó el play. Nunca en su vida
olvidaría ese momento. Jamás había oído una música así. Era
fuerte, muy fuerte, tanto que lo primero que hizo fue bajar el
volumen aterrada. Se sentía como si estuviera haciendo algo malo, no
quería que sus padres se enteraran de lo que estaba escuchando, se
sentía asustada pero a la vez atraída por ese enjambre de sonidos
estridentes escupidos a toda velocidad. No entendía las letras pero
notaba la rabia en la forma de cantar, alguna vez, de repente, toda
esa ira se calmaba, pero incluso los pasajes tranquilos eran de una
belleza muy extraña e inquietante, perturbadora, y entonces, todo se
aceleraba otra vez. Vanessa estaba completamente hipnotizada por
aquello y antes de que se diera cuenta el viaje acabó, la cinta
llegó a su fin. En ese momento se sintió confusa, como si acabase
de despertar de un extraño sueño.
¿Qué
había sido todo aquello?
Volvió
a escuchar la cinta de nuevo, y luego otra vez. Con cada escucha se
desvanecía el efecto sorpresa pero era sustituido por otra
sensación, empezaba a saber las partes que vendrían luego y sentía
la emoción de todo aquello, se sentía como si intentase domar a una
bestia salvaje. Acudían imágenes a su cabeza que acompañaban los
sonidos, eran imágenes lúgubres, como sus dibujos. Empezaba a
conectar las cosas, empezaba a ver más allá, a sentir la conexión,
la angustia, el grito desesperado de la agonía con un fin, todo
encajaba dentro de una nueva estructura extraña, estaba descubriendo
al mismo tiempo el marco, el contenido y las conexiones de un mundo
completamente nuevo para ella.
Escuchó
la cinta una y otra vez, hasta que de repente su madre entró en la
habitación he hizo que ella también regresase a ese lugar común.
-Vane,
¿qué es eso que escuchas?
-Nada,
una cinta, me la ha dejado un amigo del colegio.
-Uy,
qué de ruido, es muy ruidoso ¿no crees? No me gusta que escuches
esas cosas, ¿has hecho ya los deberes?
-Aún
no mama.
-Pues
hala, se acabó la música, ponte a estudiar.
Su
madre se llevó la radio y ella notó un vacío enorme, el silencio
la aplastaba, no podía dejar de pensar en lo que había
experimentado, en cómo se había sentido. También pensaba en
Carlos, ahora entendía el porqué estaba siempre con los cascos en
los oídos, ¿quién querría escuchar la cacofonía del mundo
corriente pudiendo escuchar aquello?
Al
día siguiente en el recreo volvió a ver a Carlos he intentó,
torpemente, explicar todo aquello que había sentido.
Después
de ese día se hicieron grandes amigos, se pasaban los recreos
juntos, alejados de todos los demás, hablando de música y
dibujando, cada día esperaban con ansia el recreo y cada día
parecía este durar menos.
Las
clases acabaron y llegó el verano, para entonces Carlos y Vanessa
eran inseparables, iban juntos a la piscina y pasaban juntos las
tardes tumbados en la hierba comiendo gominolas. Carlos fue dejándole
más música a Vanessa. El poseía un filón en la colección de
discos de su hermano mayor pero había que cogerlos poco a poco y
devolverlos impolutos para que el no se cabreara. De esta forma
Vanessa fue conociendo más y más bandas y fue aficionándose a la
música metal: Judas Priest, Iron Maiden, Megadeth, AC/DC... En fin,
todo lo clásico. Empezaron a formarse un criterio y a discutir sobre
los nuevos hallazgos, Vanessa se sentía atraída por los sonidos más
extremos, Megadeth, Testament, Sepultura... Mientras que Carlos sólo
soportaba esas bandas durante un rato y prefería cosas mas calmadas
y melódicas como Iron Maiden, Helloween o Saxon, aún no tenían
nombres para referirse a las diversas tendencias musicales, pero les
sobraba entusiasmo y podían tirarse horas discutiendo sobre cuales
eran mejores, ninguno daba su brazo a torcer.
Consiguieron
unos pequeños altavoces para el walkman y solían irse a un enorme
parque a las afueras a escuchar música hasta que tenían que volver
a casa. Una de esas tardes y con el "Before the dawn" de
Judas Priest de fondo se dieron su primer beso. Era la primera vez
para ambos y a pesar de lo torpes y extraños que se sentían fue un
momento bastante bonito que recordarían para siempre.
Fue
bonito que dos niños así, estando perdidos en el amanecer de sus
vidas, pudieran encontrarse y compartir algo sincero y puro durante
un tiempo, descubrir cosas que les marcarían para el resto de sus
vidas. Pero nada dura eternamente y un día Carlos apareció en su
lugar de reunión como de costumbre, solo que esta vez venía
sollozando, intentando retener las lágrimas ante Vanessa, intentando
hacerse el valiente.
-¿Qué
te pasa?
-Mis
padres... Me han dicho... Que nos vamos.
-¿Que
os vais? ¿A dónde?
-Nos
mudamos. Al norte, lejos de aquí... ¡Yo no quiero irme!
En
ese momento no pudo hacerse el valiente por más tiempo y estalló en
lágrimas. Vanessa lo abrazó intentando consolarle, en lugar de eso
ella también se puso a llorar.
Poco
después llegó el temido día del adiós. Fue un momento bastante
triste, plagado de lágrimas. Se intercambiaron recuerdos, Vanessa le
dio su colgante de gato junto con algunos de sus dibujos favoritos,
Carlos por su parte la dio su cinta de Metallica, aquella que empezó
todo. Sólo hacía cinco meses que se conocían pero a esas edades
cinco meses son como cinco años. Prometieron no olvidarse nunca, y
lo cumplieron. También prometieron volver a verse algún día pero
no se volvieron a ver nunca más.
Esta
perdida supuso un shock para Vanessa y el resto del verano
transcurrió gris para ella. Volvía a estar sola, encerrada en sí
misma, en sus dibujos, pero, al menos Carlos le había descubierto un
mundo nuevo, la música, algo más para acompañarla siempre allá
donde fuese, y ella se fue aficionando cada vez más, metiéndose más
en ese mundo que le alejaba del otro, el real, que cada vez le
gustaba menos.
Al
principio lo tuvo muy jodido para conseguir música nueva ya que se
abastecían de la colección del hermano de Carlos, pero al menos
consiguió un buen cargamento en la época que estuvo con el y
escuchaba una y otra vez las cintas de sus grupos favoritos.
Cuando
cumplió 15 años y siendo ya toda una iniciada le pidió a sus
padres un bajo eléctrico como regalo de cumpleaños. Ya no quería
ser más una simple oyente, si esa música la hacía sentir tanto con
su escucha pasar al otro lado y convertirse en interprete debería
ser algo supremo, una sensación inigualable que quería experimentar
a toda costa. Estaba obsesionada con la figura de Jason Newsted,
bajista por aquel entonces de Metallica, observaba las fotos en las
revistas y se conmocionaba, especialmente con las fotos del directo,
aquella expresión de éxtasis con los focos del escenario bañando
su cuerpo... Quería ser el, quería estar allí, experimentar eso.
Tenía
un objetivo, un objetivo que se tornaría obsesión.
Tras
intentarlo de mil maneras distintas consiguió que sus padres
accedieran y le compraran un modesto bajo de marca Fender. Para su
sorpresa aquello resultó muchísimo más complicado de lo que se
imaginaba y por más empeño que ponía no conseguía ni acercarse al
sonido de sus ídolos, no obstante era tenaz y no tenía amigos así
que a base de clases y practicar hasta el desfallecimiento poco a
poco empezó a ver, y sobretodo a oír, avances en su técnica.
En
tan solo un año avanzó lo que otros recorren en cuatro. Sacrificio,
constancia, no había otro modo. A veces se sentía mal viendo como
sus compañeras de clase hacían vida social y hablaban de chicos y
de sitios en los que habían estado, pero cuando llegaba a casa,
cogía su bajo y practicaba, siempre mirando su enorme póster de
Jason, intentando comunicarse con el, entonces toda esa pena y
aislamiento se desvanecía y las horas volaban sintiendo que se
adentraba en algo más grande que ella misma.
A
los 16 ya podía tocar bastantes de sus canciones preferidas y
consideró que debía dar un paso más y formar una banda, desde ese
momento fue su única obsesión, algo enfermizo, formar parte de una
banda, formar parte de una banda de metal.
Buscó
en los periódicos y preguntó a todo el mundo y finalmente encontró
un sitio a su medida.
Se
hacían llamar Insomnio y buscaban bajista. Concertaron una cita con
Vanessa, ella era un año mas joven que ellos (a excepción de
Javier, el batería, que le sacaba dos), no obstante cualquier duda
se disipó cuando tocó con ellos sin dificultad una resultona
versión del "seek and destroy". La aceptaron y ella por
fin se sintió parte de algo, de algo grande que daba sentido a todo
lo demás. Ansiaba cada día de ensayo.
Ensayaban
en el garaje de la casa de Javier y como eran jóvenes sin dinero
ensayaban todos los días, no solo porque no tuvieran otra cosa que
hacer, sino, lo que es más importante, porque no querían hacer
ninguna otra cosa.
Ahí
fue donde conoció a Alejandro.
El
era el guitarrista de la banda, le pareció atractivo nada más
verle, aparte le admiraba. Alejandro tocaba bastante bien y parecía
saberse todas las canciones de todos los grupos existentes, le
aconsejaba sobre técnica, le enseñaba teoría y temas de grupos y,
sobretodo, le descubrió nuevas bandas, bandas que la marcarían y
expandirían su horizonte musical: Devin Townsend, Meshuggah,
Fantomas, Bauhaus... Bandas más extrañas e inquietantes que el
thrash y death que ella escuchaba por aquel entonces, pero,
sobretodo, y eso era algo que ella le agradecería eternamente, le
descubrió a Ximera.
La
primera vez que los escucho sufrió una conmoción, era la música
mas agónica y perturbadora que ella había oído jamás, creaban
unas atmósferas tan asfixiantes que, como en el síndrome de
Sthendal, tenías la impresión de que en cualquier momento te
llegaría la muerte. Nunca se había enfrentado a algo así.
Estaba
sola en casa durante esa primera escucha. Sus padres habían salido y
ella aprovechó para fumarse un porro en la ventana y poner el cd, a
mitad de la primera canción ya se había olvidado del porro, de la
habitación y de sí misma. Cuando acabó el primer tema se sentía
excitadísima, estuvo tentada a ponerlo otra vez pero prefirió ver
qué le deparaba el segundo tema, y este resultó ser aún mejor.
Escuchó todo el cd del tirón, sudando, confusa. Luego lo escuchó
de nuevo. Se sintió otra vez como cuando años atrás escuchó por
primera vez a Metallica. Estaba profundamente impresionada por esa
música, todo lo demás pasó a un segundo plano. Mientras los temas
caían como un bombardeo ella ojeaba el libreto del cd, el aspecto de
los integrantes de Ximera era igual de perturbador que la música que
creaban, respondían a los extraños nombres de Mol, Spax, Odklas,
Krosh y Hécate. Su imagen estaba muy cuidada, con abundante
maquillaje, lentillas de colores, ropa sadomasoquista, etc... Todo
ello medido y pensado para proyectar una imagen efectista e
impactante. Vanessa estaba cada vez más fascinada.
Al
día siguiente quedó con Alejandro para fumarse unos porros en el
parque, cuando el llegó no pudo ocultar su agradecimiento.
-Joder
tío, ese cd que me has pasado, el de Ximera, es alucinante.
-Molan
¿verdad?
-Joder,
es lo mejor que he oído nunca, me quedé toda la noche escuchándolo
una y otra vez.
-Son
los putos amos.
-Tienes
que pasarme más.
-Solo
tienen ese, bueno, hay por ahí una maqueta pero no la tengo.
-Es
increíble, es justo lo que yo quiero hacer, han dado con la clave.
-Sí,
deberíamos tirar por ahí, creo que afinan en si.
-Vamos
a sacarnos algún tema... ¡Qué coño! Vamos a sacarnos todo el
disco.
-Jajajaja,
tardaríamos siglos.
-Dios,
es que, en serio, estoy alucinada con ellos, me encantaría formar
parte de esa banda, sería mi sueño.
-Vaya,
gracias, te recuerdo que ya tenemos una banda, nos llamamos Inmortal.
-Tenemos
que currárnoslo mazo, están a otro nivel, hay que superarles.
Siguieron
hablando durante horas, se sucedían los porros, hablaban de sueños,
de esperanzas, de alcanzar a sus ídolos renunciando a todo lo demás
si hacía falta, ¿podría haber algo mejor que estar en una banda
como Ximera? Recorriendo el mundo, haciendo lo que les diera la gana,
componiendo una música inmortal, nada podía superar aquello.
Planeaban cómo conseguirlo, primero tendrían que cambiar su
afinación y no tirar tanto de clichés en sus composiciones, pero
sobre todo, sacrificio, encerrarse a ensayar todo el día si hacía
falta, comprometerse en cuerpo y alma, no había otra forma.
Últimamente
no ensayaban demasiado, era época de exámenes pero, ¿a quien le
importaban los exámenes? La prioridad debía ser la banda, Vanessa y
Alejandro lo veían así, pero Javier y Jose eran de otro parecer, se
preocupaban de su futuro de una manera más pragmática, el grupo era
un hobby, el más importante, pero un hobby al fin y al cabo, hacía
varios días que ellos no aparecían por los ensayos a causa de los
exámenes. Siguieron fumando y hablando de todo ello, del compromiso
para alcanzar un sueño, luego relajaron un poco el tono de su
conversación y charlaron sobre las virtudes y defectos de Marilyn
Manson. Estaban bastante fumados y sin saber muy bien como, de
repente, estaban enrollándose. No era algo chocante, estaba claro
que ambos llevaban mucho tiempo deseándolo y ocurrió con una
naturalidad pasmosa, tampoco hablaron de ello ni le dieron muchas
vueltas. Ahora se sentían más unidos frente al mundo y se
convirtieron en el motor indiscutible de Inmortal. Componían sin
parar, ensayaban sin parar y discutían sin parar con los otros dos
por su aparente falta de compromiso. Pasaban todo su tiempo juntos,
en casa de uno o del otro, o en la calle, metidos en antros heavys
bebiendo cerveza, fumando porros y hablando de su música. Alejandro
ya tenía 18 así que conseguía la bebida en las tiendas, por su
parte Vanessa tenía 17 pero aparentaba más y nunca le pedían el
carnet cuando intentaban entrar a algún nuevo garito.
Para
Vanessa los primeros meses tras aquel beso fueron bastante intensos,
fue época de descubrimientos, el alcohol, el sexo, y los primeros
escarceos con drogas algo más duras, todo ello por mediación de
Alejandro que servía como maestro de ceremonias en todas sus
iniciaciones. La llevó a garitos, le presentó a gente y a
sustancias diversas, ( por aquel entonces se sacaron la famosa foto
en aquel fotomatón) todo ello regado con la música de Ximera, la
banda sonora de su peculiar decadencia.
Fue
un día grandioso cuando Ximera sacó su segundo disco, "Los
gritos enoquianos". Para entonces Ximera se había convertido en
un grupo tremendamente popular, sus continuos escándalos inundaban
las páginas de las revistas del sector, tenían una imagen de tipos
tremendamente extraños, pervertidos y locos. Los escándalos se
sucedían, incidentes durante los conciertos, suicidios de fans,
manifestaciones de agrupaciones religiosas y constantes discrepancias
entre sus miembros. Todo esto provocó la salida de Odklas y Krosh de
la banda, dos de sus pilares fundamentales. Este hecho fue una gran
conmoción para los fans y para la banda, por un momento todo pendía
de un hilo, pero fueron sustituidos y su segundo disco se esperaba
con una impaciencia inusitada.
Vanessa
y Alejandro estaban como locos, llevaban horas haciendo cola en la
tienda de discos para hacerse con su copia, parecía que la suerte
estaba a su favor ya que la salida del disco coincidió con la fecha
del 18 cumpleaños de Vanessa, ella pensaba que era una señal,
estaba totalmente convencida de ello. También coincidió que los
padres de Alejandro se fueron a pasar el fin de semana al pueblo
dejando el piso entero a su disposición, toda una suerte de extrañas
coincidencias, y ellos pensaban aprovechar esa oportunidad para hacer
una escucha del disco por todo lo alto. Pillaron porros, alcohol y
una pizca de cristal, un menú de lo más apetecible, sin duda.
Las
puertas de la tienda de discos se abrieron de par en par causando una
revolución, la gente salía histérica con sus flamantes copias del
disco, algunos se montaban en el coche y lo ponían a todo volumen,
los temas parecían atronadores. Por fin llegó su turno. Compraron
un cd para cada uno y salieron escopetados de ahí. Se dirigieron a
toda prisa a casa de Alejandro, sus manos temblorosas recorrían cada
página del libreto, estudiando cada foto, los nombres de cada tema,
las letras.
Al
llegar a casa de Alejandro fueron corriendo a la habitación e
introdujeron el cd en el equipo sin siquiera quitarse los abrigos, si
en ese momento se hubiese ido la luz sin duda les habría dado a
ambos un ataque al corazón.
Las
puertas del infierno volvieron a abrirse de par en par. Allí estaban
de nuevo, en toda su grandeza, el nuevo trabajo de Ximera. La primera
impresión era fabulosa, no podían hacer ningún comentario, estaban
demasiado concentrados en la música, de vez en cuando alguno soltaba
un "¡joder!" o un "¡madre mía!" y eso eran
todos los comentarios que se atrevían a hacer por ahora. Al tercer
tema Alejandro pensó que ya era hora de estrenar el cristal, se
metieron un buen chute con sabor a medicina, luego se tumbaron en la
cama.
-Es
jodidamente fabuloso, este disco es increíble -Dijo Alejandro
mientras Vanessa se liaba un porro.
El
disco acabó, la droga subía, todo ello demasiado deprisa.
-No
jodas, no puede haberse acabado ya, ponlo otra vez, ponlo otra vez.
-Decía Vanessa con desesperación.
Pusieron
otra vez el cd y le dieron otro tiento al cristal. Cada vez se
sentían más alejados de la realidad, bien por una cosa o por la
otra, estaban flipando, volados, los gritos de Mol inundaban la
habitación, el bajo de Spax les taladraba el cerebro, el nuevo
guitarra, Amón, no lo hacía nada mal, la batería de Hécate sonaba
como los tambores del infierno y Gorgo, el otro nuevo, lo coronaba
todo con sus extraños sonidos electrónicos, creaban un lienzo de la
desesperación donde Alejandro y Vanessa se hundían cada vez mas,
sintiendo cada acorde como latigazos en su alma, la droga le daba la
puntilla a todo esto. Inevitablemente acabaron follando como locos al
cabo de un rato.
También
fue un gran día cuando se anunciaron las fechas de la gira. Tocarían
en su ciudad dos días seguidos, el 19 y el 20 de Noviembre. Ximera
habían aprendido muy bien la lección de gente como Kiss, Rammstein
o Rob Zombie y sus directos se calificaban por la prensa como una
experiencia única, un derroche de efectos de luz, pirotecnia y
performance que convertía el show en algo aterrador, místico,
grandilocuente y apocalíptico, fueron votados por toda la prensa
como la gira del año. Ximera, pudiendo llenar estadios, habían
preferido tocar en salas cubiertas y de menor aforo para construir un
espectáculo integral, así la puesta en escena, los efectos y la
decoración no se limitaban al escenario sino a todo el recinto.
Alejandro
y Vanessa volvieron a hacer cola durante horas para asegurarse una
entrada para el concierto y consiguieron su objetivo comprando
tickets para los dos días. Aún faltaba mucho para el show,
estábamos en Abril, pero ya tenían las entradas y nada impediría
que fueran a verlos. No había día en que no comentaran
entusiasmados el tiempo que quedaba, las drogas que llevarían y como
se lo iban a pasar esa noche, fue entonces cuando ocurrió.
Aquel
no fue un gran día. Vanessa nunca pensó que fuera posible algo así,
su amor era eterno, o lo parecía, ahora no sabía si todo no había
sido mas que una enorme mentira.
Corrió
hasta llegar a su casa, estaba sin aliento y todo su cuerpo vibraba,
no quería llorar pero tampoco podía evitarlo, la imagen venía una
y otra vez a su mente para torturarla. Nunca imaginó que Alejandro
pudiera traicionarla a ella de esa forma tan ruin, ¿por qué? ¿Qué
había hecho mal? No lo entendía, por mas que lo pensaba no lograba
entenderlo y esa maldita imagen se repetía una y otra vez en su
cabeza, cada gesto. Estaba algo borracha y eso no hacía mas que
empeorar la situación. Arrancó todas las fotos de Alejandro del
espejo y las fue quemando poco a poco en la ventana mientras las
lágrimas recorrían su cara. El nuevo disco de Ximera sonaba a un
volumen prudencial. Esa noche no pudo dormir, no pudo tocar, no pudo
evadirse, sólo le salían lágrimas.
Alejandro
intento excusarse, lo achacó a las drogas, decía que no sabía lo
que hacía. Pero sí que lo sabía, solo que en ese momento le dio
igual, quizás por culpa de las drogas, quizás no, pero le dio igual
todo.
Los
siguientes meses no fueron fáciles para ella, Alejandro la llamaba y
le mandaba mensajes pero ella decidió no contestar, había sido
traicionada, se acabó. Lo malo es que al perder a Alejandro también
perdió el grupo y de repente se veía sin las dos cosas que se
habían convertido en los pilares de su vida. Cada vez que pensaba en
ello alucinaba, no se puede estar seguro de nada, tienes sueños,
esperanzas, cosas... Y de repente... ¡Zas! Estas sin nada. Esa es la
realidad y no sabes cómo ha llegado hasta ahí.
El
tiempo fue pasando, lenta y melancólicamente. Vanessa se volvió más
rebelde, para preocupación de sus padres que ya no sabían que hacer
con su niña. La veían llegar tarde a casa, borracha, se encerraba
en su habitación, comía poco, cada vez más delgada, más pálida,
con mala cara y soltando malas contestaciones a la menor oportunidad.
La
situación en casa era cada vez más tensa, había gritos y
discusiones cada dos por tres, portazos, lloros... Luego estaba lo
que sus padres no veían. Vanessa bebía cada vez más, se liaba con
cualquier chico que le invitara a un par de rayas de coca. Todo le
daba igual, "¡no future! ¡Hasta que pete la patata!".
Salía sin dinero y se camelaba a los chicos para que la invitaran a
alcohol y drogas, todos se dejaban engañar, por supuesto, Vanessa no
era tonta, hacía uso de su físico, les hacía albergar esperanzas
de un polvo y todos, como perrillos salidos, obedecían cada una de
sus ordenes con la esperanza de poder frotarse un poco contra ella, a
veces se los follaba y a veces no, dependiendo de si le gustaban, por
supuesto. No era ninguna hermanita de la caridad, ahora sería mala,
cruel, interesada, dio su confianza a alguien y este le fallo, no
volvería a cometer el mismo error.
3.
Llegó
el gran día, el colofón perfecto para uno de los años mas intensos
de su vida. Esa noche, en tan solo unas horas, tendría delante a sus
ídolos. Ximera estaban en su ciudad. Mol, Spax, Hécate, Amón y
Gorgo, ¡por fin! ELLOS. Dentro de poco los tendría delante, a
escasos metros. Intentaba imaginarse donde estarían en ese momento,
quizás en el hotel, o ya en el recinto, dando entrevistas.
Retiró
la mirada de la pequeña fotografía y continuó pintándose las
uñas, Alejandro también estaría por allí y esperaba no
encontrárselo, rezaba por no encontrárselo. Miró el reloj. Había
quedado con tres amigas para ir al concierto en el coche de una de
ellas. Se miró por ultima vez en el espejo, estaba radiante, un
autentico súcubo salido del infierno, un ángel negro de la
desesperación. Abrió uno de los cajones de la mesita, miró bajo
las bragas y cogió una pequeña bolsita de plástico. Examinó su
contenido, estaba todo. Guardó la bolsita en su escote, guardo la
valiosa entrada en el bolso y salió por la puerta. Sus padres
estaban en el salón.
-Me
largo.
-Mírate,
pareces una puta. -Dijo indignado su padre.
-Cuídate
hija. - Su madre fue algo más cariñosa, quizás su padre también
lo hubiese sido si supiera que esa era la última vez que veía a su
pequeña hija, quizás.
Al
bajar, sus amigas ya estaban esperándola en el coche, salía humo
por las ventanillas, Edurne, Laura y Sandra, todas con sus mejores
galas, una buena reunión de perrillas del infierno. Vanessa montó
en el coche, tenían puesto Combichrist a todo volumen.
-¡Quita
esa mierda y pon Ximera joder! -Fue su saludo.
-¿Qué
tal zorrita? -Le preguntó Sandra, la conductora.
-Joder,
nerviosísima, ¿vosotras sois conscientes de lo que vamos a ver?
-Pufff...
Calla, calla.
-Qué
tal, ¿habéis conseguido las drogas?
-Claro
tía, ¿por quien nos tomas? ¿Y tu parte?.
-Aquí,
por supuesto. -Dijo zarandeando la bolsita que llevaba en su escote.
-Pues.....¡¡¡¡RUMBO
AL INFIERNO!!! -Rugió Sandra.
-¡¡¡¡¡WOOOOOOO!!!!!
-Contestaron sus cohortes.
4.
Spax
acababa de terminar otra entrevista, odiaba las putas entrevistas. No
tenía ni idea de lo que le habían preguntado ni, por supuesto, lo
que había contestado. No le importaba nada, estaba en piloto
automático. "Bueno, ya esta bien", pensó y se levantó de
la silla, se fue a la otra habitación sin decir nada y cerró de un
portazo. Su entrevistador puso cara de extrañeza. Troy, su manager,
se disculpó y fue tras el. Llamó tímidamente a la puerta.
-Spax,
Spax... -Nadie contestó. Decidió entrar.
-¿Qué
coño haces Spax? Sal ahí, este tío es de la Metal hammer.
-Qué
le follen, y a ti también. -Dijo mientras dibujaba una exageradísima
raya de coca en la fina mesa de la suite.
-No
me hagas esto, sólo has aguantado tres preguntas.
-Tres
más de las necesarias, además, ya nadie lee las revistas.
-Lo
dirás tu.
-¿No
te he dicho ya que te follen? ¿Dónde coño está la absenta?
-Tranquilízate,
tenemos un concierto.
-Tranquilízate
tu, yo soy un profesional. -Dijo, antes de doblar el lomo y aspirar
una gruesa linea blanca que serpenteaba sobre la mesa.
5.
Cuando
llegaron al recinto las chicas estaban nerviosísimas y ya algo pedo.
Cada una se había encargado de una droga y no se habían privado de
nada. Tenían coca, speed y pastillas, aparte de los inevitables
porros, tanto de hachís como de maría. También llevaban una
botella de ron y otra de vodka, vamos, una buena fiesta que se suele
decir, se supone que no todo era para hoy, había que guardar para
mañana, se supone. Aparcaron el coche y dividieron las drogas,
dándoles unos tientos a medida que las dividían. Decidieron por el
bien común dejar una parte del cargamento en el coche y se
aprovisionaron con otro tanto para cada una. Edurne, una de ellas, no
cogió speed, odiaba esa mierda, para compensar cogió una pizca más
de coca. Dentro del recinto no se podían meter botellas, así que
decidieron empezar a bebérselas antes de entrar para entrar ya
borrachas. Al acercarse comprobaron que las dos colas para entrar
eran monumentales, algunas personas llevaban ahí desde la noche
anterior, la gente se arremolinaba, se oía la mezcla de miles de
voces al unísono, como un gran zumbido, algunos estaban bebiendo. La
gente paseaba alrededor de las filas, disimulando, estudiando la
situación.
-Mierda,
mira cuanta peña, deberíamos haber venido antes joder -Gruñó
Vanessa.
-Bah,
no te preocupes, ya me he visto en esta otras veces, decidme, ¿a qué
hora se habrían las puertas? -Dijo Sandra balanceando ya la
mandíbula.
-A
las 20:45, en teoría -Contestó Laura.
-Bien,
vamos a sentarnos por ahí a beber, a las 20:40 nos ponemos delante
del todo, en el lateral de alguna fila, cuando abran las puertas, al
principio, esto será un caos absoluto, ya lo he visto antes, en ese
momento, aprovechando el caos nos colamos por el lateral, algunos se
quejarán o nos miraran mal, ¡qué les jodan! Yo no pienso ver el
concierto desde atrás.
-Eres
la mejor Sandra.
Se
alejaron un poco y se tumbaron a beber en el césped, más gente
hacía lo mismo, trazando sus oscuros planes, poniéndose pedo, todos
impacientes, ilusionados.
Dieron
buena cuenta de la bebida y esnifaron un poco. Conocieron a un par de
tíos, eran de otra ciudad, su acento las hacía reír. Casi se les
pasa la hora de apertura de puertas. Se colocaron estratégicamente
según lo planeado. Sandra tenía razón, algunos las miraban mal
conscientes de lo que tramaban, había más gente que tramaba lo
mismo disimulando a su alrededor. La apertura se retraso 15 minutos
pero, en efecto, cuando se produjo aquello se convirtió en el caos.
Todo
el mundo empezó a gritar alocadamente, el aterrador grito de la
masa, nuestras chicas intentaban meterse por un lateral a empujones,
ya no las miraban, cada uno estaba concentrado en sí mismo y en
avanzar hacia la puerta. Consiguieron colarse sin dificultad, se
miraban unas a otras sonrientes ya que en un segundo se habían
librado de una hora de cola.
Vanessa
estaba embutida entre la gente, avanzando a pequeños pasos, rodeada
de gritos, pendiente de no perder a sus amigas que estaban
ligeramente por delante. Las vio entrar, luego llegó su turno. Uno
de los seguratas rompió su entrada, la registró muy por encima y la
dejó pasar sin problemas. Cruzó la puerta, sus amigas la esperaban,
todas se abrazaron alocadas.
-¡¡Ya
estamos dentro, ya estamos dentro!!
-¿Veis
como no ha sido tan difícil?
-Eres
la mejor Sandra.
-Bueno,
a repostar al baño ¿no?.
Vanessa
era un torrente de emociones drogadas. Se dirigieron todas juntas a
los baños. A su alrededor la gente corría, se abrazaban, gritaban,
el ambiente era inmejorable. Ya en el baño Laura se metió en un
retrete con Edurne a pintar unas rayas. Vanessa y Sandra esperaron
fuera su turno. Vanessa se echó mano al escote y sacó la bolsita, y
de ella una pequeña pastilla de color marrón, la partió por la
mitad y se tragó una de ellas, luego cogió la otra mitad y se la
colocó en la lengua, Sandra la miraba a los ojos con una sonrisa
diabólica, acercándose a ella. Vanessa la cogió del cuello y la
acercó a sí, introdujo su lengua con la pastilla en la boca de
Sandra, esta aceptó el regalo sin dejar de mirarla, tragó y luego
agarro a Vanessa de su larga melena, empezaron a morrearse
apasionadamente.
Se
abrió la puerta del baño, Edurne salía frotándose la nariz, miró
a sus amigas besándose y empezó a excitarse.
-Vaya
vaya, ¿repartís amor?
-¡Baño
libre - Dijo Laura saliendo de el mientras se tocaba su pelo rubio.
Sandra
soltó a Vanessa y se metió al baño sin dejar de mirarla, entornó
la puerta. Vanessa partió otra pastilla por la mitad y repitió
la operación anterior, esta vez probando los labios húmedos de
Edurne y Laura respectivamente, luego entró al baño, allí estaba
Sandra trabajando sobre la taza.
-Esto
casi está, hazte un turulo.
Vanessa
obedeció enroscando un ticket de una tienda de ropa que encontró en
su cartera, luego se lo colocó en la puta de la nariz y agachó el
lomo, miró ambos tiros yaciendo sobre la taza, le gustó lo que vio,
Sandra no había escatimado. Se decidió por el de la izquierda y
aspiró profundamente. La droga subió por su nariz como el disparo
de un rifle, le lloraron los ojos.
-Joder,
puto Yusuf, ¿de dónde sacará esta coca? -Dijo mientras se frotaba
los ojos.
-Joder,
esto es la hostia -Replicó Sandra levantándose con los ojos
centelleantes.
Vanessa
miró a Sandra, era una de sus mejores amigas, la había ayudado
mucho últimamente para superar lo de Alejandro, estaba loca, como
una puta regadera, pero también era muy noble con sus amigos y
siempre se podía contar con ella para lo verdaderamente importante.
Sandra volvía locos a los chicos con su belleza y su descaro y al
verla ahí, con su corto pelo rubio con mechas rosas y su maquillaje
entendía perfectamente el porqué. Sandra cerró cuidadosamente su
bolsa de drogas y la guardó, ella había elegido las bragas como
lugar mas apropiado para ello. Vanessa miraba como Sandra las
guardaba, la postura hacía parecer que se estuviese masturbando y
empezó a excitarse muchísimo, la imagen, la situación, el estar en
un minúsculo retrete viendo como la despampanante Sandra introducía
su mano bajo aquellas braguitas rojas hacía que se le nublara la
vista, sentía un enorme amor fraternal por aquella persona y, a la
vez, el deseo de follársela como una salvaje, no sabía porque
pasaba esto por su mente y tampoco intentaba explicárselo, solo
podía mirar la mano de Sandra en su ropa interior, estaba
hipnotizada. No pudo aguantar más y se abalanzó sobre ella, puso
sus manos a ambos lados del rostro de Sandra e introdujo su lengua
apretándose contra su cuerpo, podía sentir sus pechos contra los
suyos y la mano de Sandra atrapada repentinamente en su ropa
interior. Empezaron a besarse, jugueteando con sus lenguas, los
piercing de sus bocas tintineaban alegremente. Vanessa empezó a
bajar una mano lentamente por el borde del cuerpo de Sandra hasta
llegar al pantalón, sacó la mano de Sandra de allí e introdujo la
suya mientras seguía besándola, Sandra soltó un pequeño gemido.
Vanessa pudo notar la bolsita de las drogas ahí apretada, la apartó
un poco buscando la abertura de la entrepierna y empezó a introducir
lentamente un dedo por ella, Sandra gemía y su respiración se
aceleraba aún más. Vanessa se sentía poseída, presa de un deseo
irresistible, notaba la excitación de Sandra, su aumento de
temperatura, el aceleramiento de su pulso, estaba embriagada por su
olor, por el sabor de su pintalabios, empezó a notar como Sandra se
humedecía a medida que su dedo se adentraba aún mas en ella, sentía
todo esto con una nitidez inusitada.
-Vaya...
No sabía que te gustaban estas cosas... Espero que no sea por la
droga -Dijo Sandra entre gemidos.
-Te
deseo.
Entonces
sonó un golpe en la puerta, era Edurne.
-Venga
tías, ¿qué coño estáis haciendo? Hay que pillar sitio.
Vanessa
retiró la mano de forma instintiva, estaba confusa, la voz de Edurne
le había devuelto a la realidad, ¿qué había pasado? ¿Qué era
todo aquello? Notaba un torrente de sensaciones confusas, las drogas
le estaban pegando pero bien. Sandra se acercó a ella y le cogió la
mano, aquella que hace un momento la masturbaba, la alzó y localizó
el dedo en cuestión, concretamente el dedo medio, miró fijamente a
Vanessa.
-Si
de verdad te gusta esto yo estoy dispuesta a irme contigo luego
-Dijo, y posteriormente se introdujo el dedo de Vanessa en la boca
saboreando sus propios fluidos.
Vanessa
notaba su lengua fría jugueteando y empezó a excitarse de nuevo,
sonó otro golpe.
-¡Vamos
tías joder! Os dejamos aquí.
-Venga,
vamos con ellas, ya habrá tiempo -Dijo Sandra mientras abría la
puerta y salía de allí, Vanessa tardó un poco mas en reaccionar.
Salieron
del baño, Vanessa empezaba a encontrarse bastante pedo, los sonidos
y las formas se desdibujaban, adquirían una textura nueva, era muy
extraño pero no sentía temor, estaba encantada con la situación.
La gente pasaba a su lado, miró la camiseta de un chico que venía
hacia ella, en la camiseta estaban los integrantes de Ximera
envueltos en fuego. El chico se acercaba y cuando estuvo a su altura
vio como la fotografía de Spax parecía salir de la camiseta y
mirarla fijamente, luego la sonrió, duró un segundo, el chico ya la
había pasado y se alejaba, Vanessa no podía creer lo que había
visto, agarró a Laura del hombro.
-Joder
tía, ¿has visto eso?
-¿El
qué?
-El
chico... Eh, la camiseta, Spax... Puff, voy to pedo.
-Ya
te veo ya, vaya carita tienes, relájate que te va a dar algo,
jajaja.
Siguieron
avanzando entre la gente, Vanessa abría y cerraba los ojos
intentando enfocar sin éxito, todo parecía extraño a su alrededor,
un par de veces creyó ver a Alejandro pero luego no conseguía saber
si había sido real o no. Cada vez se hacía más duro avanzar, el
espacio entre personas era menor, Sandra se detuvo.
-Bueno,
yo creo que de momento nos quedamos aquí, voy a ir a por agua no os
mováis.
Sandra
se alejó y volvió al cabo de un rato con unas botellas de agua,
Vanessa agarró una con desesperación, no tenía nada de saliva,
creía ahogarse y eso le hacía sentirse mal, pero para su sorpresa
solo pudo dar un pequeño sorbo a la botella. Se miró la mano, el
color era extraño, los dedos se movían, eso también era extraño,
se quedó un rato mirando fascinada como si fuera la mano de otro. De
repente todo se volvió negro y la gente empezó a gritar, Vanessa
levantó la cabeza asustada, notaba que la empujaban, no tenía
saliva.
-¡¡¡Ya
salen los teloneros tía!!!
Apareció
el grupo invitado. Lo primero que Vanessa pudo ver fue al
guitarrista, un tío con coleta que llevaba una especie de bozal. La
gente empezó a saltar a su alrededor, la situación por un momento
se tornó angustiosa, Vanessa pensó en ir hacia atrás, no se
encontraba dueña de su pedo, se le estaba yendo de las manos,
empezaba a angustiarse, pero de repente esa sensación se transformó
en euforia y comenzó a saltar. Miraba a sus amigas y las quería, se
abrazó a Laura, la más cercana, esta le abrazó a su vez y
empezaron a saltar las dos juntas. En el escenario un tío alto daba
gritos en un micrófono, inundándolo todo, gesticulaba como un loco,
se arrodilló en el suelo mientras gritaba, luego se fue corriendo al
otro lado y Vanessa vio al bajista, que estaba haciendo headbanging
como un loco, no veía a los guitarras. Miró un momento detrás
suya, no podía ver el final del recinto, un mar de cabezas estaba
tras ella, se fijó en algunas, eran caras extrañas, desencajadas y
desenfocadas, volvió a mirar adelante, ahora ante ella se erguía un
tipo grande como una montaña con el pelo largo y una guitarra
explorer, juraría que la estaba mirando, ella dio un grito y levantó
un puño como respuesta, el guitarra le sacó la lengua y se fue
hacia otro lado, vio a Sandra a la izquierda sonriéndola, toda la
gente botaba a su alrededor, el ruido era brutal, Laura la agarró
del hombro, se acercó a ella y le dio un beso, notó que con el beso
iba incluida una pastilla, cogió el agua y se la tragó.
Los
tres cuartos de hora de los teloneros pasaron volando, de repente las
luces se encendieron y la música cesó, Vanessa no se enteró mucho
de esa transición, la cabeza le daba vueltas, la gente se relajó y
ellas se replegaron.
-Joder,
han estado de puta madre -Dijo Edurne
-La
hostia, estoy flipando -Dijo Laura
-Joder
tías, vaya pedo llevo -Aportó Vanessa.
-Me
han molado mazo ¿los habíais escuchado? -Preguntó Sandra.
-Yo
sí, son la hostia, se llaman Fine, tengo que pasarte el disco -Se
ofreció Laura.
-Hazlo
tía. Y ahora Ximera joder, pufff, no puedo más, voy a meterme un
tirazo.
-¿Aquí?
-No
creo que nadie se indigne.
Sandra
se echó mano al pantalón y sacó su bolsa. "Bah, paso de
pintar" dijo introduciendo una tarjeta en la bolsa y sacando el
borde con una buena montaña que pasó a formar parte de ella, luego
ofreció, ninguna dijo que no. Tenían drogas de sobra así que
empezaron a dar buena cuenta de ellas mientras esperaban el gran
momento, Edurne fue a por más botellas de agua y tardó una
eternidad en volver, las demás ya la daban por perdida, pero volvió,
balbuceó que se había encontrado con un amigo.
Se
palpaba la impaciencia en el recinto, a las 23:00 empezaron a oírse
silbidos. Vanessa estaba a punto de estallar, por un momento le entró
el pánico, se sentía agobiada, faltaba aire, su corazón corría a
mil por hora, por un momento deseó no haberse metido tantas drogas,
era consciente de no estarse enterando muy bien de la situación,
pero se sentía tan extasiada que al momento le dio igual todo, la
hora había llegado y si tenía que morir ahí sería una muerte
inmejorable, intentaba controlar su respiración, equilibrar su
cuerpo para no caerse. De repente las luces se apagaron,
instintivamente gritó con todas sus fuerzas y todo el recinto gritó
con ella, la hora había llegado.
6.
Empezó
a sonar la intro del primer tema del nuevo disco de Ximera, aquello
era la locura, la gente miraba el escenario y se tocaban las caras,
el pelo, los brazos.
De
repente Vanessa notó un inmenso calor a su espalda y un zumbido,
giró la cabeza y vio dos enormes torres de fuego que se elevaban en
los laterales a mitad del recinto. Una explosión en el escenario la
hizo girarse otra vez, volvió a sentir miedo, aquello parecía una
pesadilla, la intro seguía, una sucesión de ruidos extraños y
gritos. Otras dos columnas de fuego surgieron del escenario, el calor
la golpeó como una bofetada y la luz la cegó por un momento, abrió
los ojos y entonces los vio.
Comenzó
el tema y la gente se volvió completamente majara, no se distinguía
la música con los gritos, la gente se empujaba sin piedad. Vanessa
se concentró en mirar abajo y apartar a la gente para no caerse,
estaba convencida de que si caía moriría pisoteada por la multitud,
se sentía aterrorizada, volvió a pensar en salir hacia atrás pero
tenía que aguantar costase lo que costase, ya no sabía donde
estaban sus amigas, estaba concentrada en sobrevivir. No pudo mirar
al escenario durante el primer tema, tenía que concentrarse para no
caer, buscar la estabilidad bajo sus pies. Sonó el segundo tema,
también del nuevo disco, uno de los más cañeros, la gente se
sacudía presa de extrañas convulsiones. Vanessa seguía intentando
sobrevivir, miraba de vez en cuando hacia el escenario y distinguía
un poco a sus ídolos pero tenía que volver de nuevo la mirada al
suelo y a la gente de su alrededor intentando crearse un espacio
vital. Cuando terminó el tema pudo mirar hacia arriba y vio a Mol
ante ella, era un tipo enorme y musculoso que impresionaba bastante,
con el torso desnudo bañado en sangre, agarraba el micrófono y
miraba al vacío con cara de psicópata, dio un grito gutural y
sonaron dos explosiones que volvieron a cegarla, ahora no veía nada,
la gente gritaba y todos comenzaron a saltar al unísono. Vanessa
saltaba con ellos. Reconoció el tema "¿hacia dónde te
diriges?", era uno de sus preferidos, la embargó una increíble
emoción, de repente se sintió poderosa, no tenía miedo de caer y
morir, comenzó a saltar y recitar el tema, sentía los empujones de
la gente más grande pero no le afectaban , era de acero. Con su puño
en alto pudo fijarse un poco en el escenario. Había dos jaulas a los
lados con gente dentro que se retorcía y gritaba, en lo alto de una
enorme plataforma estaba el grandísimo kit de batería de Hécate,
se le podía ver aporreándolo todo. También en la plataforma estaba
Gorgo, su atrezo era impresionante e intimidante, los artilugios a su
alrededor simulaban un quirófano, estaba rodeado de teclados y
aparatos extraños que emitían luces aun más extrañas, llevaba una
bata blanca manchada de sangre, un gorro y una mascarilla de
cirujano, de los teclados colgaban brazos cercenados, Amón, el
guitarra, estaba en el otro extremo, no podía verlo bien, encima no
paraba de moverse de un lado a otro, pero sin duda su corazón estuvo
a punto de explotar del todo cuando pudo ver claramente frente a ella
a Spax, el bajista, su preferido, estaba ahí, AHÍ, enfundado en
cuero negro, con una especie de capa que flotaba tras el, llevaba la
cara pintada de gris y un extraño parche, parecía un demonio, de
repente se quedaba quieto, balanceaba la cabeza y ponía gestos de lo
mas extraño.
Vanessa
estaba en otro mundo, ensimismada viendo a Spax ahí delante,
suplicaba porque el la mirase.
No
oía bien la música debido a sus propios gritos y los de la multitud
pero conocía el tema y lo cantaba con todas sus fuerzas sin apartar
sus ojos de el.
"¿Hacia
dónde te diriges?
Sabes
que no hay salida
Es
lo que querías
Ahora
lo tienes
Muere
dulcemente
Porque
estamos hambrientos"
Cuando
acabó el tema notó que estaba llorando, se sentía inmensamente
feliz, venían imágenes a su cabeza, un torrente de imágenes,
aleatorias, sin conexión aparente, gente, situaciones, sentía que
ese momento era importante, que tendría que recordar esa sensación
más allá de las drogas, intentar conservar esta sensación, había
un más allá, no eran solo las drogas, había algo más ahí, esa
sensación de plenitud, esa realización, toda la mierda diaria
quedaba lejos ante un momento así.
La
gente se tranquilizó un poco y aunque seguían apiñados había
menos sensación de inestabilidad. Vanessa había recuperado las
fuerzas, volvía a sentirse un poco dueña de sí y del pedo, la
angustia disminuía, ahora todo era euforia.
Y
la euforia la dominó durante el resto del show, un show bastante
espectacular, Ximera tenían un montaje abrumador, los temas se
sucedían plagados de efectos de luz y pirotécnicos, bailarinas
semidesnudas durante uno de los temas, cabezas de bebes de plástico
colgando del techo en otro, espuma, confeti, incluso una especie de
robot que simulaba un androide femenino semidesnudo que al final del
tema se arrancaba su propia cabeza, todo aderezado con la contagiante
histeria de la multitud. Sin duda para ella uno de los momentos
álgidos fue el solo de bajo de Spax. La iluminación pasaba de verde
a rojo mientras Spax hacía alarde de su enorme abanico de técnicas,
Vanessa estaba hipnotizada, intentando que no se le escapase ni una
nota, durante el solo alguien le pasó una pastilla, ¿quién sería?
¿Alguna de sus amigas o alguien del público? ¿Qué cantidad le
habían dado? ¿Una, quizás media? No le importaba, se la tragó sin
vacilar mientras mantenía su vista fija en Spax.
Los
temas fueron cayendo uno tras otro hasta llegar al final con el
imprescindible "Ximera" provocando la histeria general, el
público, ya terriblemente exhausto, dio todo lo que le quedaba en
este último tema que finalizó con un derroche de explosiones
pirotécnicas. Las luces se encendieron, la banda se despidió
lanzando al público púas de guitarra y baquetas, luego
desaparecieron.
Vanessa
tardó un buen rato en reaccionar, en afrontar que ese era el final,
que todo había acabado. Al principio nadie se movió y gritaron
pidiendo más, desesperados, presas del pánico, sin querer creerse
que toda esa espera haya desembocado en algo tan intenso pero a la
vez tan breve, pero la banda no volvió a salir esa noche. Después
de un buen rato los gritos fueron haciéndose más débiles y la
gente empezó a salir de la sala. Vanessa miraba a su alrededor, toda
la borrosa realidad vibraba y se desdibujaba como presa de un único
latido, notaba un hormigueo por todo su cuerpo y una sensación de
pesadez en su cabeza, no podía mantener los ojos completamente
abiertos, intentaba sin éxito enfocar algo pero no podía hacerlo
por mucho tiempo, fue consciente de la enorme carga sensorial que las
drogas y el show le habían proporcionado y se agarró la cabeza
intentado, sin éxito, controlarlo. Tenía que encontrar a sus amigas
y salir de allí, hacía un buen rato que las había perdido de
vista. Miró confusamente a su alrededor buscando un rostro familiar,
vio una interminable sucesión de caras empapadas en sudor, vio
miradas extraviadas, ojos asesinos, vio maquillajes corridos, agonía,
pero no vio a ninguna de sus amigas. Buscó entre su ropa y localizó
el teléfono móvil, intentó encenderlo, tardo un rato en despejar
su mente lo suficiente para dicha tarea, estaba muy pedo, cuando
consiguió reunir la suficiente cordura se dio cuenta de que estaba
sin batería, ¿qué hacer ahora? Optó por retirarse hacia un
lateral alejándose de la masa que enfilaba hacia la salida y mirar
desde allí, si no tenía éxito saldría al exterior a probar
suerte, seguramente todas estarían igual y acabarían encontrándose,
eso pensó, así que se apoyó en una barra intentando cargar algo de
cordura en su mente para la vuelta a la realidad.
7.
Brent
también tenía un problemilla con las drogas, le gustaban demasiado,
sobre todo últimamente se le estaba yendo de las manos el asunto de
la coca, no obstante era imprescindible en su trabajo, necesitaba
estar despierto y comunicativo, necesitaba estar constantemente
alerta. Llevaba con los chicos desde que empezó todo, era colega de
Spax desde la infancia, compartían el sueño de romper con todo y
crear una banda de éxito y todo lo que ello conlleva, mujeres,
drogas... Desparrame al fin y al cabo. Por desgracia el no tuvo tanta
suerte. Formó varias bandas, Megalodon, Grandpa o Suspiria, pero
todas acabaron yéndose por el retrete como tantas otras bandas en
este preciso momento, mientras lees esto, siempre por lo mismo, falta
de resultados, falta de tiempo, falta de dinero, egos desmesurados,
la mierda de siempre.
El
había estado ahí desde que se formó Ximera, siempre habían tenido
algo los cabrones, sabían lo que querían y cómo lograrlo y todos
estaban al mismo nivel de compromiso, Brent soñaba con que algo
pasara y echaran a Hécate de la banda, como íntimo de Spax sabía
que el sería el sustituto, por desgracia eso no pasó nunca.
Todo
sucedió muy deprisa y el fue testigo de cómo su colega saboreaba
las mieles del éxito. Se alegraba enormemente por el pero no podía
dejar de tener un poso de amarga envidia. No obstante el también se
benefició del éxito de Ximera, Spax consiguió meterle en nomina
como "asistente personal", pagado por la compañía de
discos y los promotores, era lo mas cerca que podría estar de su
sueño y, desde luego, infinitamente mejor que trabajar en una
fabrica de conservas de 7 a 3, se podría decir que su vida era
bastante peculiar. Su misión era la de ejercer de hombre de
confianza de la banda y suministrarles ciertos "elementos
indispensables para el proceso creativo", es decir, buscar
drogas, mujeres, organizar fiestas y escuchar locuras. En los seis
años desde que la banda obtuvo popularidad internacional y las giras
se hicieron más y más grandes había visto de todo, situaciones
delirantes, gente extraña, visiones surrealistas y depravaciones
varias que la inmensa mayoría de la gente no podría ni creer, tenía
en mente recopilarlas todas en una novela cuando tuviese que buscar
un tren de vida más pausado. Los años que pasó estudiando turismo
no habían sido en vano como el pensaba cada vez que acudía a clase,
gracias a ello ahora sabía ingles, francés, castellano y algo de
alemán, lo justo para defenderse casi en cualquier parte.
Básicamente su día a día consistía en llegar un día antes del
show a la ciudad indicada y empezar a "establecer contactos",
Ximera consumían una cantidad industrial de drogas allá donde iban
y era mucho más fácil y seguro conseguirlas en los sitios en
cuestión que llevarlas consigo, básicamente Brent se ponía en
contacto con gente de la prensa especializada o fans y les prometía
pases de backstage a cambio de información, era bueno tratando con
la gente y tenía un sexto sentido para saber dónde se tramaban las
cosas, el dinero nunca era problema, una banda de esas
características pasaba ya a ser una empresa por sí misma, solo
había que apuntar lo que hiciera falta en "gastos varios"
y alguien lo pagaría. Una vez con las drogas en su poder
aprovisionaba a los chicos y escuchaba sus locuras, a veces le
mandaban algún recado que el realizaba de la mejor manera posible.
Le gustaba considerarse una especie de escudero. El, por supuesto,
sacaba tajada de unas formas y otras, adoraba su trabajo, vaya que
si. Lo mejor venía tras los shows, Ximera eran unos depravados de
cuidado, dales a unos inadaptados sociales dinero y fama y nunca
sabrás lo lejos que podrán ir, y a ellos les gustaba ir bastante
lejos, desde luego. Las fiestas tras los conciertos eran épicas y
todas acababan en monumentales orgías donde se aseguraba el estar
presente y recoger lo que a los chicos les sobraba, es increíble lo
que ciertas fans estaban dispuestas a hacer, no se negaban a nada,
Brent estaba convencido de que todo lo visto y experimentado en sus
periplos de "asistente" le imposibilitarían de por vida
para buscarse una novia normal. Muchas de las chicas que entraban y
salían de las habitaciones de hotel tenían parejas, incluso
esposos, vidas decentes, trabajos serios, pero cuando estaban con sus
ídolos se dejaban hacer de todo, grabar, fotografiar, todo tipo de
vejaciones y abusos soportados con sonrisas complacientes cegadas por
la estela de la fama. Todo se movía por el vicio, la obtención de
placer, eso hacía girar el mundo. En este caso el placer de estar
con un ideal, con una "estrella del rock", ello
transformaba a esas chicas capacitándolas para cosas que jamás
harían con un mindundi normal como su novio. Por otra parte los
chicos no se privaban de nada, estaban engullendo hasta el poso el
"rockstar way of life", se sentían en la obligación moral
de hacerlo, ¿por qué no?
Y
ahí estaba el, el pequeño satélite que orbitaba en su onda. Era
como esos pequeños peces que se arriman a los peces grandes, era un
parásito sí, lo sabía y le daba igual porque se lo pasaba en
grande.
Era
su hora, el concierto terminaba y sabía lo que tenía que hacer,
"pero antes, un tirito", pensó. Puso el dosificador bajo
su aleta nasal y aspiró, "mucho mejor, ahora, al tajo", su
mirada de experto depredador buscaba entre la multitud, sabía
perfectamente los gustos de cada miembro de la banda en cuanto a
vicios se refería, ahora se trataba de mujeres, de probar la carne
del país, turismo gastronómico que se suele decir, divisó a dos
pelirrojas que seguro serían del agrado de Amón, altas, delgadas,
no excesivamente jóvenes (Amón era el único de la banda al que
podía considerarse como de gustos no pedófilos). Se acerco a ellas,
sabía cómo hacerlo, era su trabajo, lo más importante es que se
viera bien la tarjeta de asistente con el logo del grupo, el resto lo
harían ellas solas. Como no podía ser de otra forma cuando se les
insinuó la posibilidad de conocer a la banda fueron presas de la
histeria, suplicaron por llevar a sus amigas, Brent echó una mirada,
las amigas estaban bastante bien, admitidas, pases de backstage entre
lloros y agradecimientos y a seguir, cinco chicas en cinco minutos,
así era el circo del rock. Brent prosiguió con su cacería y no le
fue nada mal, reclutó a 15 chicas entre el público en unos minutos,
todas jóvenes y apetecibles, las mandaba al matadero con sus pases
especiales, y ellas encantadas. Entonces la vio. Era una chica que
estaba sola en una de las barras, larga cabellera negra y escultural
figura, no aparentaba mas de 17 o 18, era una presa fácil, miraba
desorientada a su alrededor, Brent la abordó.
-Hola,
¿buscando a alguien?
-Eh...
Hola, sí, a mis amigas, supongo que ya habrán salido.
-¿Te
ha gustado el concierto?.
-Puffff,
ha sido increíble, estoy impaciente por verlos de nuevo mañana.
-Sí,
la verdad es que montan un gran show.
-Oye,
¿y ese pase? ¿Trabajas con el grupo?.
-Sí,
soy parte del staff.
-Vaya,
increíble, ¿qué haces, montar el escenario?.
-Jajajaja,
no, soy el asistente personal del grupo.
-Me
tomas el pelo.
-No,
para nada, míralo tu misma -Brent le tendió el pase, Vanessa
intentó descifrar como pudo las letras en movimiento.
-Dios,
es increíble, ¿los conoces personalmente?
-Claro,
soy su asistente, somos uña y carne.
-Joder,
yo daría lo que fuera por conocerles.
-¿Lo
que fuera? -Preguntó Brent picaronamente.
-Sin
duda, lo que fuera, les adoro, son dioses.
Brent
estuvo tentado de pedirle algún favor sexual a esa exuberante
chiquilla pero no estaba muy por la labor, sencillamente no tenía
ganas, estaba demasiado puesto y sabía que más tarde tendría a su
disposición un buen puñado de chicas iguales que ella, hacía unos
años habría matado por una oportunidad así, pero ahora podía
permitirse el lujo de rechazarlas.
-Quizás
hoy sea tu día de suerte.
-En
serio, ¿por qué?
-Resulta
que aquí tengo un pase de backstage que lleva tu nombre.
Al
sacar el flamante pase de uno de sus bolsillos vio como la mirada de
Vanessa se encendía presa del nerviosismo, se sentía poderoso,
adoraba esa sensación.
-¿En
serio? ¿Lo dices en serio? No puede ser verdad, ¡te quiero! ¡Te
quiero!
-Sí,
ya lo se, anda toma.
-Joder,
no me lo creo, ¡voy a conocerlos!
-Seguro
que a Spax le encantas, eres su tipo.
-Venga
ya, no me vaciles, Spax es mi preferido, joder, joder, ¡¡muchas
gracias!!
Vanessa
no pudo evitar abalanzarse sobre Brent y darle un gran abrazo, no
podía creérselo, sin duda esta noche estaba resultando mágica,
sentía un amor inmenso hacia la creación, hacia Dios, había
disfrutado del mejor concierto de su vida y ahora el destino le
brindaba la posibilidad de acercarse a sus ídolos, de hablar con
ellos y conseguir unos autógrafos, todo le pareció maravilloso, por
fin la suerte la sonreía. No dejó de abrazar el rechoncho cuerpo
de Brent, lo adoraba, gracias a el su sueño se cumplía, y además
no le había pedido nada, ella habría hecho lo que fuera, incluso
follárselo, pero le daba el pase sin pedir nada, era sin duda un
ángel.
Cuando
empezó a cubrirle de besos y con esos turgentes senos apretados
contra el Brent empezó a notar una ligera erección, se apartó de
esa chica antes de que perdiera el norte, todavía tenía cosas que
hacer, debía reclutar a unas cuantas más antes de que salieran
todas del recinto, ya habría tiempo de catar alguna.
-Venga
chica, jajaja, tranquila. Mira, ¿ves aquel tipo a la derecha del
escenario? Enséñale el pase y el te llevará a los camerinos,
seguramente nos veamos luego por allí.
-Gracias,
gracias, no se como agradecerte esto.
-Bah,
no es nada, me encanta hacer feliz a las chicas guapas, luego nos
vemos.
Vanessa
vio alejarse a Brent entre la multitud y volvió a mirar asombrada su
pase, seguía sin creérselo pero era verdad. Caminó hasta el
lateral del escenario, había un gorila inmenso allí que la miraba
con desconfianza, le tendió su flamante pase y el gorila esbozó una
sonrisa.
-Todo
recto y a la derecha.
Ahí
estaba ella, en medio del meollo. Tras el escenario un enjambre de
operarios revisaban cosas y se gritaban unos a otros, ella siguió
avanzando por el pasillo, giró a la derecha y vio una puerta al
fondo flaqueada por otros dos gorilas, se aproximó a ellos.
-Hola.
-Qué
quieres.
-Sí...
Eh, tengo un pase.
Uno
de los gorilas lo cogió para revisarlo más de cerca, luego la
cacheó, el tipo la metió mano pero a ella no le importaba, estaba
presa de la emoción y no apartaba la vista de la puerta con el
flamante logo del grupo.
-Está
bien, pasa.
Las
puertas se abrieron, vio un enorme salón plagado de mesas y
sillones, en su interior había gran cantidad de gente, muchas chicas
histéricas en grupos, tipos que hablaban unos con otros sujetando
copas de diversos colores, fotógrafos y gente extraña aquí y allá,
era justo como se había imaginado estas cosas, las mesas rebosaban
de botellas y comida. Se acercó a una de ellas y se sirvió un vodka
con zumo de piña, se lo ventiló de un trago, lo necesitaba, el
exceso de drogas habían secado completamente su garganta, la copa le
supo a gloria, pudo notar toda la travesía del liquido en su
organismo y como le fortalecía, se sirvió otra. Miró a su
alrededor y en una esquina vio a Mol, estaba ahí, estaba ahí joder,
hablaba con un tipo que sostenía una grabadora, estaba flaqueado por
dos gorilas y una multitud de curiosos, en su gran mayoría chicas
que babeaban de incredulidad, en otro extremo divisó a Gorgo y a
Amón que hablaban con la gente y firmaban autógrafos, Amón reía
alegremente acompañado de dos chicas pelirrojas, las cogió de la
cintura, dijo algo al oído de uno de los gorilas de su lado y
desapareció con ellas por una puerta al fondo, no se veía a Spax ni
a Hécate por ninguna parte, se dirigió hacia Gorgo y espero a que
terminara de hablar con unos chicos, luego llegó su turno. Estaba
nerviosísima, balbuceó algo al respecto de lo importante que era su
música para ella y lo grande que le había parecido el concierto,
Gorgo la miraba con aspecto serio, imponía bastante con las
plataformas y el maquillaje pero resultó ser bastante agradable.
Vanessa le tendió su entrada con mano temblorosa y el la firmó. En
ese momento escuchó gritos al otro extremo de la sala y cuando se
giró no pudo creer lo que veían sus ojos. Spax y Hécate bajaban
tranquilamente por unas escaleras. La gente empezó a arremolinarse a
su alrededor sacando fotos y tendiendo diversos objetos para que los
firmasen, Vanessa estaba tan conmocionada que no se atrevió a
acercarse, se bebió la copa y se sirvió otra mientras miraba la
escena desde su posición. "Maldita sea, las chicas jamás van a
creerme, ojala estuviesen aquí" pensaba mientras veía como
Spax se fotografiaba con la gente. Siguió bebiendo su copa e
intentando llevar las riendas de sus emociones, no quería cagarla,
ahora no, era consciente de estar volada por causa de las drogas y no
quería decir ninguna estupidez, no quería parecer una fan histérica
más ante los ojos de Spax. Pensaba en qué decirle, en cómo
decirlo, tenía que medirlo todo al milímetro, su mente corría a
mil por hora. Spax firmaba autógrafos y se sacaba fotos cada vez más
cerca de ella, su pulso se aceleraba cada vez más, empezó a
sentirse un poco mareada, Spax estaba cada vez más cerca. Finalmente
estuvo a su altura y Vanessa olvidó todo lo que había estado
planeando, le cogió de un brazo y no dijo nada, Spax se giró para
mirarla.
-Vaya,
vaya, ¿qué tenemos aquí? -Dijo sintiéndose atraído de inmediato.
-Ehhh...Yo...Yo...Te
amo -Balbuceó Vanessa.
-Jajajaja,
vaya, eso si que es un saludo, ¿cómo te llamas preciosa?
-...Va...Vanessa.
-Mmmm,
Vanessa, ¿te encuentras bien?
-Estoy
un poco nerviosa.
-Tranquila,
no voy a hacerte daño.
-Eres
increíble, me encanta tu música.
-Gracias,
a mi me encantas tu.
Vanessa
rió nerviosamente, no sabía qué hacer ni qué decir, tenía la
garganta seca y cada vez que decía algo su propia voz le sonaba
ridícula, Spax estaba ahí, delante de ella y era incapaz de decir
nada, de hacerle entender lo importante que había sido en su vida,
la de veces que su música le había acompañado en los momentos
difíciles, quería darle las gracias por todo aquello, por estar con
ella cuando todos los demás la abandonaban. Spax la miraba
fijamente, llevaba unas lentillas negras que daban a sus ojos el
aspecto de los de un tiburón.
-¿Seguro
que estas bien Vanessa?
-Sí,
es que no me creo que esto esté pasando.
-¿Quieres
que te firme la entrada?
-Sí,
por favor -Al decir esto volvió a quedarse bloqueada y tuvo que ser
Spax el que cogiera la entrada de su mano, se sintió ridícula.
-¿Qué
bebes Vanessa?
-¿Esto?...
Eh...Vodka con zumo de piña.
-Me
encanta el vodka.
-Sí,
ya lo se, es tu bebida preferida.
-Jajajaja,
veo que has hecho los deberes ¿eh?
-Jijijiji.
-¿Cuántos
años tienes Vanessa?
-Dieciocho.
-Vaya,
perfecto. Mira, aquí hay demasiada gente, quizás quieras tomarte
otro vodka conmigo a solas.
-¿En
serio? Claro, claro que quiero.
-Bien,
espera un momento.
Vanessa
no creía lo que estaba pasando, el mismísimo Spax la estaba
seduciendo, el hombre de sus sueños le tiraba los tejos y ahora iría
con el al paraíso, o al infierno, o a donde quisiera llevarla, lo
seguiría hasta el final. Vio como Spax decía algo al oído de uno
de los gorilas y regresaba a su lado.
-Sígueme
Vanessa.
Fue
tras el sin decir nada, notaba la mirada de envidia de las chicas que
estaban por allí, se sentía la chica más afortunada del mundo.
Spax la condujo a una sala y cerró las puertas, estaban
completamente solos, en la sala había un par de sofás de cuero
negro bastante grandes y una mesita de cristal, la luz era tenue.
-No
me gustan las multitudes, si por mi fuera estaría siempre solo pero
la fama es lo que tiene -Se lamentaba Spax mientras abría una
botella de vodka.
Vanessa
no sabía que decir, era surrealista, estaba sentada en un sofá
hablando con su ídolo, estaban solos y ella que no era una ingenua
sabía que tarde o temprano estarían follando como locos, estaba
cada vez más excitada pero no conseguía soltarse, el aura de Spax
aún le intimidaba demasiado, era incapaz de verlo como una persona
normal.
-¿Tomas
drogas Vanessa?
-Sí,
a veces.
-Bien,
voy a hacerme unas rayas, ¿te apetece?
-Claro,
tengo yo algo por aquí. -Dijo acercándole su bolsita.
-Vaya
con Vanessa, ¿no te privas de nada eh?
-Bueno,
hoy era un día especial, aunque nunca imaginé que tanto.
Spax
abrió la bolsita y sacó uno de los paquetitos, lo abrió, olió el
contenido un par de veces y luego se untó un poco un dedo con la
coca, después frotó el dedo en sus labios.
-Mmmm,
no está mal, pero creo que la mía está menos cortada, te agradezco
mucho la invitación pero guárdala para ti, yo tengo de sobra.
Devolvió
la bolsa a su propietaria y sacó otra de su pantalón, esta de mucha
más envergadura, la abrió y volcó despreocupadamente todo su
contenido sobre la mesa, Vanessa alucinaba, frente a ella se
levantaba un montículo de al menos siete gramos así a ojo.
-¡¡Joder!!
-Ya
bueno, soy un perdido, lo se, sírvete.
Vanessa
separó una buena porción y dibujó dos enormes rayas con su carnet
de la biblioteca, luego se hizo un turulo con un recibo del banco y
aspiró, no notó ningún tipo de picor y su primera reacción fue
pensar que la coca era muy mala, pero acto seguido noto un enorme
subidón en la cabeza, no era mala no, era muy buena.
-Joder,
esto está de puta madre.
-Sí,
mi fiel escudero no suele fallarme.
-Joder
qué disparo, es justo lo que necesitaba, toma -Dijo acercándole el
turulo a Spax.
-Gracias,
tengo el mío.
Spax
sacó un turulo de plata con un pequeño esqueleto en la punta y
esnifó, Vanessa notaba cada vez más los efectos de la droga y
empezó a soltarsele la lengua de forma incontrolada.
-Joder,
no me creo esto, todo esto, estar aquí, contigo, metiéndonos, creo
que en cualquier momento voy a despertar y todo habrá sido un sueño,
bueno, no quiero parecer la típica, ya sabes, la típica fan
histérica, pero, bueno, no se, es que es tan fuerte, tan inesperado,
tenerte aquí, joder, estas aquí, conmigo, y, vaya, no se, es
mágico, bueno, jajaja, también estoy bastante pedo, pero, es que es
alucinante, no sabes lo que significa tu música para mi, lo que ha
significado siempre, cómo me ha acompañado, cómo me ha hecho
sentir, es mi vida, la música es mi vida, ¿sabes? Yo también toco,
toco el bajo, como tu, tengo un grupo, bueno, ya no, lo tenía, pero
se jodió, ¿sabes?
-¿En
serio? -Dijo Spax que, seriamente y sin mirarla, dibujaba otras dos
rayas.
-Sí,
nos llamábamos Inmortal, hacíamos metal, un metal bastante pesado,
con toques de groove, de thrash, intentando ser originales, sin
rayarnos tampoco en exceso, buscando el riff, ya sabes,
versioneábamos un par de temas vuestros, aunque no los tocábamos
tan bien claro, pero lo intentábamos, entonces todo se fue a la
mierda porque yo me lié con el guitarra y, bueno, ya sabes, supongo
que pasábamos mucho tiempo juntos, o, no se, la verdad es que no se
lo que pasó, pero, bueno, el caso es que se jodió, joder, está
buena la zarpa, el caso es que...
-Toma
anda -La interrumpió Spax acercándole otra enorme raya en una
bandejita.
-¿Otra?
Puff, no se, me ha subido mucho la anterior, está de puta madre,
mira, no paro de rajar.
-¿Significa
que no quieres?
-Bueno
vale.
Vanessa
aspiró, no pudo hacerlo de una sola vez pero acabó metiéndose
todo, esta segunda le subió de una manera brutal, se sentía
pletórica, llena de energía y con el chico de sus sueños, ¿podía
la vida ser mejor?
-Joder,
joder, madre mía, está de puta madre esto ¿eh? Puff, qué globo,
esta coca, creo que es la mejor que he probado, me siento genial,
puff, en fin, que lo que te decía ¿qué te decía? ¡Ah si! ¿El
grupo no? Bueno, el caso es que me lié con el guitarra y todo se
jodió, mi sueño es formar parte de un grupo como Ximera, ojalá
fuese parte de Ximera, nada me gustaría mas que eso...
-Desnúdate.
-¿Qué?
-Desnúdate,
quiero ver tu cuerpo.
Vanessa
tardó un poco en reaccionar, Spax la miraba fijamente con aquellos
ojos de tiburón, ella sintió un poco de miedo, pero sabía
perfectamente a lo que venía y quería hacerlo. Empezó a
desabrocharse el corsé, tras el calló el sujetador, miraba las
reacciones de Spax que la miraba fijamente.
-Sí,
así, muy bien pequeña.
Empezó
a acariciarse los pechos, se sintió hermosa, estaba cada vez más
excitada y quería excitar a Spax más de lo que el pudiese soñar,
quería quedar en su recuerdo como la mejor, no una simple fan más,
quería ser la mejor, que el la recordara siempre y la buscase, se
sentía capaz de ello a medida que se acariciaba los pechos,
lamiéndose los pezones, sabía que era una chica muy atractiva,
superior a la media, y ahora con el subidón estaba convencida de ser
la chica mas excitante de la tierra. Notó que Spax empezaba a
tocarse tímidamente la entrepierna sin dejar de mirarla y eso la
excitó aún mucho más, lo estaba consiguiendo, estaba excitándolo,
se quitó la falda y se la tiró encima mirando su reacción. Se
acercó a el y se le sentó encima frotándose contra el, notó el
bulto en su pantalón, Spax permanecía impasible. Vanessa
introdujo uno de sus dedos en la boca de Spax y notó que este lo
chupaba como un niño pequeño, acto seguido se echó hacia atrás y
empezó a masturbarse delante de el intentando exagerar sus gemidos.
Spax no pudo aguantarlo por más tiempo y se abalanzó sobre ella
como un animal sobre su presa y empezó a besarle el cuello
furiosamente, el bulto de su pantalón era cada vez más grande,
ambos se habían rendido por completo a la lujuria, aquello era un
festival de manos y lenguas entrelazadas. Vanessa arrancó la camisa
de Spax recorriendo cada centímetro de su torso con la lengua, bajó
hasta el pantalón y notó aquella cosa a punto de reventar,
desabrochó el pantalón para dejarla en libertad, ante ella se
alzaba la enorme polla de su ídolo, empezó a chuparla, Spax la
agarró del cuello para dictar el ritmo. Al cabo de un rato la apartó
de el y arrancó sus pequeñas bragas, la giró y empezó a tomarla
salvajemente por detrás, como a una perra. Vanessa gemía de placer,
en ese momento vio abrirse la puerta, una enorme figura entró y se
quedó observando el espectáculo, era Mol.
-Vaya,
habéis empezado la fiesta sin mi ¿eh cabrones?
Mol
observó la enorme montaña de coca en la mesita y la pequeña niñita
gimiendo y no supo por cual empezar, se decidió por la mesa, sacó
su turulo y esnifó directamente del montículo, echó la cabeza
hacia atrás, se frotó la nariz y luego se bajó los pantalones,
Spax seguía embistiendo repetidamente a su pequeña fan, Mol puso su
polla frente a la cara de Vanessa.
-Prueba
un poco de esto pequeña, te gustará.
Vanessa
obedeció presa de la excitación y empezó a chupar el miembro de
Mol, tras un rato en esta posición Spax se tumbó en el sofá,
agarró a Vanessa de la cintura y la puso sobre el, empezó a
metérsela por el culo lentamente, aquello estaba prieto, Vanessa
soltó un grito de dolor pero no se quejó, antes de que se diera
cuanta ya la tenía toda dentro, Spax sonrió a Mol.
-Venga
tío, enséñale a esta niña lo que es el placer.
Mol
se situó cuidadosamente sobre Vanessa y la penetró, ella nunca
había sido penetrada por dos tíos a la vez, le costaba creer lo que
estaba pasando, el dolor era muy intenso pero el placer lo era aún
mas, ante ella podía ver la aterradora cara de Mol con los ojos
desorbitados, se asustó y cerró los ojos mientras sentía esas dos
enormes pollas taladrándola. Mol estiró su brazo derecho y sacó
una navaja de su pantalón, sin mediar palabra cortó con ella a
Vanessa, un largo pero poco profundo corte a lo largo del pecho, ella
gritó, aquello empezó a no gustarle, su sangre manaba de la herida
corriendo como un río sobre ella, Mol estaba cada vez más fuera de
si, empezó a lamer la sangre.
-Oye...
Me estáis haciendo daño, despacio... por... favor.
Mol
empezó a rodear con su enorme mano el cuello de Vanessa y apretó,
primero suavemente, luego más fuerte, Vanessa comenzó a sentir que
le faltaba el aire, Mol apretó más fuerte, Vanessa abrió los ojos
y empezó a mirarle con incredulidad, ya no le gustaba todo aquello,
intentaba inútilmente apartar la mano de Mol de su cuello, el apretó
con más fuerza, se miraron fijamente, los ojos de Vanessa parecían
a punto de salirse de sus órbitas, empezó a golpear a mol y a hacer
unos ruidos muy extraños, luego todo su cuerpo empezó a
convulsionarse como si estuviera recibiendo una descarga eléctrica,
como un pobre pececillo fuera del agua, Mol y Spax eyacularon
salvajemente dentro de ella soltando unos poderosos gemidos, Vanessa
no volvió a respirar nunca más.
Mol
se incorporó, su aspecto ya intimidante de por si lo era ahora aún
mas con la cara y la polla cubiertas de sangre.
-Dios,
esto es la puta hostia.
-Mierda
Mol, ¿te la has cargado?
-Supongo.
-No,
joder, otra vez no, estás loco.
-A
quién le importa, una zorrita menos.
Spax
se inclinó sobre Vanessa intentando reanimarla.
-Déjalo
tío, está más tiesa que mi abuela.
-Joder,
¡joder! ¡Puto zumbado! No podemos ir por ahí cargándonos a la
gente.
-¿Por
qué no?
-Mierda,
estás loco.
-Venga,
no es para tanto, seguro que antes de morirse esta perra disfrutó
como nunca.
-Estás
enfermo.
-Tu
si que estás enfermo, antes no te importaba tanto, mírate, ahí
lamentándote, coño, empiezas a recordarme al puto Odklas.
-Creo
que ya no me gustan estas cosas.
-Pues
te jodes, es nuestra misión, el caos, la muerte, estamos aquí para
eso o es que ya lo has olvidado.
-Eran
otros tiempos.
-Claro,
antes no éramos nadie, ahora podemos, podemos hacerlo, estas zorras
vienen a nosotros como las moscas a la mierda, una tras otra, cuando
no eramos nadie ni nos miraban las muy putas, entonces soñábamos
con prenderle fuego al mundo, con destruirlo todo, ¿acaso ahora con
la puta fama y la pasta te estas volviendo conformista? ¿Acaso te
has olvidado de por qué estamos aquí? Encerrado en tu puta mansión
con piscina, esnifando en los grammys con estrellas del pop, me das
lastima, si hemos llegado hasta aquí es porque la providencia así
lo ha querido, se nos ha dado el poder para hacer lo que soñábamos,
pero todo tiene un precio, es un camino del que no hay retorno
posible, tenemos que llevarlo hasta el final, sean cuales sean las
consecuencias, ¿o prefieres volver a currar en una gasolinera?
-Mierda,
pagaremos por todo esto.
-Claro
que pagaremos, acabaremos en la cárcel, o linchados, seguramente
tarde o temprano nos tuesten en la silla eléctrica, y así es como
debe ser, se cerrara el círculo, el odio se alimentará del odio,
pero hasta que ese momento llegue tenemos la misión de extender la
rabia tanto como podamos, tal y como le prometimos a El.
-Estamos
condenados.
-Siempre
lo estuvimos Spax, "do what thou wilt".
-No
me salgas ahora con el capullo de Crowley anda.
-Seguro
que es mejor para ella.
-Esta
chica también tenía sus sueños, dijo que quería formar parte de
un grupo como el nuestro.
-Vaya,
qué tierno, me vas a hacer llorar. Pues cumplamos su última
voluntad, será parte del grupo, parte del espectáculo.
-Mierda.
-No
te dejes vencer por la debilidad Spax, somos ángeles exterminadores,
hay misioneros en África ayudando a los pobres, nosotros estamos en
el otro plato de la balanza, ha de haber un equilibrio, yo a veces
también me rayo pero así es como debe ser, es para lo que se nos ha
puesto aquí, para lo que se nos ha dado el poder.
-Mierda.
-No
me dejes tu también tío, sabes que tengo razón y aunque te duela
es lo justo, ¿qué pensabas? ¿Que todo serían risas y drogas? Esto
es mucho más importante que nosotros mismos.
-Tienes
razón Mol, siempre la has tenido.
-Así
me gusta, entra en razón.
-Sí.
-Ahora
date la vuelta, se lo que necesitas para sentirte mejor.
Mol
miró con una sonrisa ensangrentada a su compañero, este se giró y
se puso en posición.
-Así,
muy bien -Dijo Mol mientras se metía más coca, ya directamente con
la mano. Su polla volvía a estar dispuesta, agarró a Spax por la
cintura y comenzó a follárselo, Spax gemía de placer, así debía
ser, no había salida.
8.
Las
luces se apagaron, la gente gritaba alzando sus manos, sudorosos,
locos, drogados, dispuestos a disfrutar del segundo concierto de
Ximera. Lleno absoluto. El show transcurría con normalidad, el grupo
estaba pletórico, especialmente Mol y Spax que presos de una energía
inagotable corrían arriba y abajo por el escenario llevando a su
público al paroxismo total. Variaron ligeramente el setlist
estrenando entre el delirio dos nuevos temas, dejaron para el final
uno de sus himnos que Mol presentó ante la locura general.
-Este
tema está dedicado a todos vosotros, los que habéis hecho posible
que estemos aquí cumpliendo nuestros sueños, a los caídos y los
que caerán, ¿hacia dónde te diriges?
Miles
de cuerpos sudorosos entonaron la letra.
"¿Hacia
dónde te diriges?
Sabes
que no hay salida
Es
lo que querías
Ahora
lo tienes
Muere
dulcemente
Porque
estamos hambrientos"
Mol
miró a Spax, ambos sonrieron. Mol se dirigió al publico, llevaba
una gran bolsa de basura en la mano.
-¿Estáis
hambrientos?
La
gente gritó.
-¿¡ESTAIS
HAMBRIENTOS?!
Entonces
abrió la bolsa y de ella extrajo pedazos de carne que comenzó a
arrojar a la audiencia, la gente se empujaba intentando cogerlos, Mol
continuó lanzando más pedazos, lanzó una mano, un tipo la cogió y
empezó a morderla como un loco, todos chillaban, continuó lanzando
mas pedazos.
-¿¡ESTAIS
HAMBRIENTOS?!
Spax
miraba satisfecho a la gente mientras Mol arrojaba la carne, dos
columnas de fuego se elevaron tras el, de unos aspersores del techo
comenzó a caer una lluvia de sangre sobre el público congregado
abajo, la gente bailaba, abrían sus bocas hacia el techo, perdían
la razón, sus rostros se desencajaban, Mol miró el espectáculo y
esbozó una enfermiza sonrisa "para esto estamos aquí, y no
estamos solos".
9.
Alejandro
salió del recinto y miró a su alrededor, se preguntaba si Vanessa
estaría por ahí, no era capaz de olvidarla, la había echado mucho
de menos durante los conciertos, por momentos la había sentido muy
cerca, a su lado, recordaba toda su historia de amor con ella, lo
importante que este grupo era para ambos y lo mucho que deseaban este
concierto, ahora, por estúpido la había perdido, y nunca se lo
perdonaría. Buscó a Ernesto, su compañero, lo encontró apoyado
contra una pared, se abrazaron al verse.
-Joder
tío ha sido la hostia el concierto ¿eh?
-La
puta hostia, Alex, la puta hostia, mucho mejor que el de ayer.
-Sí,
y el efecto nuevo de la lluvia de sangre ha sido increíble.
-Ya
te digo, yo estaba completamente volado.
-Cogí
un trozo, una mano, estaba que te cagas hecha, la mordí, daba miedo
tronco, parecía real.
-Ya
te digo, qué craks.
-Joder,
espero que esta puta sangre falsa salga bien, esta es mi camiseta
preferida.
Se
alejaron calle abajo, coreando los temas de sus ídolos.