ÁNGEL CRUZ
AS.com
Regreso de vacaciones de Portugal (Lisboa y Funchal, en Madeira), con
mi mujer y después de un largo periodo de tiempo casi desconectado de
todo. Pero allí me enteré, asombrado, de que el keniano Dennis
Kimetto había batido en Berlín el récord mundial con un registro por
debajo de las dos horas y tres minutos. Y recibo la noticia
precisamente en uno de los países europeos que más ha aportado al fondo
mundial: Carlos Lopes, Fernando Mamede, Antonio Pinto, Rosa Mota…
¡Dos horas, dos minutos y 57 segundos! Algo inimaginable hasta hace nada. Y se abre un debate interesante. ¿Es posible bajar de las dos horas en los 42.195 metros?
Yo creo que sí, aunque no será de forma inmediata, porque saltos gigantescos en las marcas se dan muy esporádicamente en el atletismo, donde lo más habitual es ir conquistando frontera tras frontera, paso a paso, segundo a segundo, o centésima a centésima. Pero sí, creo que veremos a un atleta terminar la carrera olímpica más larga en un tiempo inferior a los 120 minutos. Y estoy seguro, eso sí, de que será un atleta nacido en África. Mucho tendrían que cambiar las cosas.
Somos afortunados de estar presenciando la edad de oro de la maratón, con un grupo de extraordinarios atletas que han revolucionado la especialidad en los últimos años.
Y me encuentro también con que Robert Harting, el discóbolo alemán, ha renunciado a estar en la lista de preseleccionados (de diez deportistas) por la Federación Internacional para elegir al mejor atleta mundial de la temporada. La razón, la presencia en esa lista de diez del sprinter estadounidense Justin Gatlin, que en 2006 cumplió un castigo de cuatro años por dopaje y que en edad júnior también fue penalizado, aunque su sanción se acortó porque el atleta de Brooklyn esgrimió motivos terapéuticos.
La IAAF ha hecho público hoy mismo la lista de finalistas, que son tres hombres y tres mujeres: Mutaz Essa Barshim (Qatar), Dernnis Kimetto (Kenia) y Renaud Lavillenie (Francia), y Valerie Adams (Nueva Zelanda), Genzebe Dibaba (Etiopía) y Dafne Schippers (Holanda).
Como se ve, en la lista no está Harting, lo esperado. La sorpresa es la ausencia de Justin Gatlin, el líder del año, invicto, en 100 y 200 metros, con marcas deslumbrantes. ¿Por qué? Yo supongo que por su pasado.
Y también en este caso se abría un debate. ¿Debe premiar la IAAF a un deportista que tiene antecedentes serios por dopaje? Lo cierto es que la sanción de Gatlin ya expiró y que ahora tiene todo el derecho a competir, y si tiene derecho a hacerlo también tiene derecho a recibir premios y ganar medallas, como hizo en los Juegos de Londres, por cierto. Pero es verdad que hubiera sido un premio algo turbio. Yo confieso que no miro con los mismos ojos a un atleta sancionado, aunque haya cumplido su pena, que a otro que tiene limpieza en su historial.
Y tras la petición de Harting de que su nombre se retirase de la lista no pude evitar acordarme de Miguel Ángel López, que desistió de subir al podio en un Campeonato de España para no compartir el cajón con Paquillo Fernández, en el regreso de este a la competición una vez terminada su sanción por tenencia de productos dopantes.
Y tampoco pude evitar acordarme de que hubo un tiempo en el que los grandes mítines desistían de contratar a atletas con dopaje superior a seis meses. Ahora esa costumbre se ha quebrado.
Las vacaciones me han traído buenos recuerdos de mi época de atleta. Cuando aún vivía en Salamanca hacíamos un encuentro anual entre el Sporting de Lisboa y la Unión Deportiva Salamanca, una vez en mi ciudad y otra en la capital portuguesa. Y fue en Lisboa cuando debuté internacionalmente al aire libre, en un encuentro entre Portugal, Argelia y España, en el que fui segundo y primer español, por detrás del portugués Jose Carvalho, que un año antes había sido quinto en 400 metros vallas en los Juegos Olímpicos de Montreal.
Tuve el placer y el orgullo de compartir Selección con Mariano Haro y me di cuenta de la fama que tenía: había periodistas portugueses esperándole en el aeropuerto para fotografiarle y entrevistarle y cuando ganó en su prueba el público, muy entendido, se le entregó incondicionalmente. También fue Lisboa uno de los primeros sitios a los que viajé como enviado especial de AS, pero ahora era la primera vez que me desplazaba de vacaciones. Y os recomiendo visitar Portugal si tenéis ocasión, un país que está sufriendo una crisis económica terrible, pero en el que todo el mundo te atiende con una sonrisa. Bueno, perdonadme esta nota nostálgica.
En las vacaciones he aprovechado para leer intensamente y entre los libros con los que me he deleitado quiero destacar Correr hacia un Sueño, escrito por el italiano Giuseppe Catozzella, que narra la vida apasionante de la atleta somalí Samia Yusuf Omar, olímpica en Pekín 2008. Os lo recomiendo desde ahora mismo, porque estoy seguro de que os gustará y os emocionará. Y le dedicaré un próximo post, porque me parece que merece la pena.
El atletismo es un deporte apasionante que puede producir excelentes novelas y películas, que, por desgracia, no abundan. Y acabo de leer en El País, a este respecto, que se está rodando en Berlín Race, que narra la actuación de Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de 1936, celebrados en esta ciudad, aquellos en los que ganó las medallas de oro en 100, 200, longitud y el relevo 4x100 metros. Se estrenará en 2016, ochenta años después de aquella hazaña del Antílope de Ébano. No me la perderé.
¡Dos horas, dos minutos y 57 segundos! Algo inimaginable hasta hace nada. Y se abre un debate interesante. ¿Es posible bajar de las dos horas en los 42.195 metros?
Yo creo que sí, aunque no será de forma inmediata, porque saltos gigantescos en las marcas se dan muy esporádicamente en el atletismo, donde lo más habitual es ir conquistando frontera tras frontera, paso a paso, segundo a segundo, o centésima a centésima. Pero sí, creo que veremos a un atleta terminar la carrera olímpica más larga en un tiempo inferior a los 120 minutos. Y estoy seguro, eso sí, de que será un atleta nacido en África. Mucho tendrían que cambiar las cosas.
Somos afortunados de estar presenciando la edad de oro de la maratón, con un grupo de extraordinarios atletas que han revolucionado la especialidad en los últimos años.
Y me encuentro también con que Robert Harting, el discóbolo alemán, ha renunciado a estar en la lista de preseleccionados (de diez deportistas) por la Federación Internacional para elegir al mejor atleta mundial de la temporada. La razón, la presencia en esa lista de diez del sprinter estadounidense Justin Gatlin, que en 2006 cumplió un castigo de cuatro años por dopaje y que en edad júnior también fue penalizado, aunque su sanción se acortó porque el atleta de Brooklyn esgrimió motivos terapéuticos.
La IAAF ha hecho público hoy mismo la lista de finalistas, que son tres hombres y tres mujeres: Mutaz Essa Barshim (Qatar), Dernnis Kimetto (Kenia) y Renaud Lavillenie (Francia), y Valerie Adams (Nueva Zelanda), Genzebe Dibaba (Etiopía) y Dafne Schippers (Holanda).
Como se ve, en la lista no está Harting, lo esperado. La sorpresa es la ausencia de Justin Gatlin, el líder del año, invicto, en 100 y 200 metros, con marcas deslumbrantes. ¿Por qué? Yo supongo que por su pasado.
Y también en este caso se abría un debate. ¿Debe premiar la IAAF a un deportista que tiene antecedentes serios por dopaje? Lo cierto es que la sanción de Gatlin ya expiró y que ahora tiene todo el derecho a competir, y si tiene derecho a hacerlo también tiene derecho a recibir premios y ganar medallas, como hizo en los Juegos de Londres, por cierto. Pero es verdad que hubiera sido un premio algo turbio. Yo confieso que no miro con los mismos ojos a un atleta sancionado, aunque haya cumplido su pena, que a otro que tiene limpieza en su historial.
Y tras la petición de Harting de que su nombre se retirase de la lista no pude evitar acordarme de Miguel Ángel López, que desistió de subir al podio en un Campeonato de España para no compartir el cajón con Paquillo Fernández, en el regreso de este a la competición una vez terminada su sanción por tenencia de productos dopantes.
Y tampoco pude evitar acordarme de que hubo un tiempo en el que los grandes mítines desistían de contratar a atletas con dopaje superior a seis meses. Ahora esa costumbre se ha quebrado.
Las vacaciones me han traído buenos recuerdos de mi época de atleta. Cuando aún vivía en Salamanca hacíamos un encuentro anual entre el Sporting de Lisboa y la Unión Deportiva Salamanca, una vez en mi ciudad y otra en la capital portuguesa. Y fue en Lisboa cuando debuté internacionalmente al aire libre, en un encuentro entre Portugal, Argelia y España, en el que fui segundo y primer español, por detrás del portugués Jose Carvalho, que un año antes había sido quinto en 400 metros vallas en los Juegos Olímpicos de Montreal.
Tuve el placer y el orgullo de compartir Selección con Mariano Haro y me di cuenta de la fama que tenía: había periodistas portugueses esperándole en el aeropuerto para fotografiarle y entrevistarle y cuando ganó en su prueba el público, muy entendido, se le entregó incondicionalmente. También fue Lisboa uno de los primeros sitios a los que viajé como enviado especial de AS, pero ahora era la primera vez que me desplazaba de vacaciones. Y os recomiendo visitar Portugal si tenéis ocasión, un país que está sufriendo una crisis económica terrible, pero en el que todo el mundo te atiende con una sonrisa. Bueno, perdonadme esta nota nostálgica.
En las vacaciones he aprovechado para leer intensamente y entre los libros con los que me he deleitado quiero destacar Correr hacia un Sueño, escrito por el italiano Giuseppe Catozzella, que narra la vida apasionante de la atleta somalí Samia Yusuf Omar, olímpica en Pekín 2008. Os lo recomiendo desde ahora mismo, porque estoy seguro de que os gustará y os emocionará. Y le dedicaré un próximo post, porque me parece que merece la pena.
El atletismo es un deporte apasionante que puede producir excelentes novelas y películas, que, por desgracia, no abundan. Y acabo de leer en El País, a este respecto, que se está rodando en Berlín Race, que narra la actuación de Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de 1936, celebrados en esta ciudad, aquellos en los que ganó las medallas de oro en 100, 200, longitud y el relevo 4x100 metros. Se estrenará en 2016, ochenta años después de aquella hazaña del Antílope de Ébano. No me la perderé.