Mi último día de vacaciones en Punta, y antes de partir hacia Madrid, me doy un paseo por la ría...las previsiones se confirman, y al cabo de un rato paleando, el viento comienza a soplar con fuerza, y la lluvia a caer con gran fuerza, de tal modo que con las gafas, apenas podía ver, pero sin ellas, las precipitaciones me ciegan por completo, recordándome las ventiscas que más de una vez he sufrido en la montaña. Aún así fue un día divertido, ver como la habitualmente tranquila ría, se convertía en un mar embravecido, donde el viento, la lluvia y el oleaje se mostraban implacables.
La única pena es que con la GoPro, los relieves se atenuan demasiado, y las olas parecen más pequeñas.
Boya del canal de navegación de la ría.