No dejo escapar ninguna oportunidad y, otro miércoles más, una nueva reseña. A continuación, pongo fin a una de esas trilogÃas que me han acompañado durante mucho tiempo, aunque tras lo mucho que me gustó el primer volumen, esperaba mucho, mucho más del desenlace.
Como siempre, una ficha técnica:
Autor: James Dashner
Editorial: Nocturna Ediciones
Género: ciencia ficción juvenil, distopÃa
Año de publicación: enero 2013
Páginas: 449
Edición: rústica con solapas
Web: James Dashner
Extras: Booktrailer
Valoración: 6/10
¿De qué trata?
Desde hace tres semanas, Thomas vive en una habitación sin ventanas, de un blanco resplandeciente y siempre iluminada. Sin reloj y sin contacto con nadie, más allá de las tres bandejas de comida que alguien le lleva a diario (aunque a horas distintas, como para desorientarle).
Al vigésimo sexto dÃa, la puerta se abre y un hombre le conduce a una sala llena de viejos amigos.
Desde hace tres semanas, Thomas vive en una habitación sin ventanas, de un blanco resplandeciente y siempre iluminada. Sin reloj y sin contacto con nadie, más allá de las tres bandejas de comida que alguien le lleva a diario (aunque a horas distintas, como para desorientarle).
Al vigésimo sexto dÃa, la puerta se abre y un hombre le conduce a una sala llena de viejos amigos.
El corredor del laberinto 3 /3: [Información clasificada] // [El Destello] // El código de CRUEL // El corredor del laberinto // Las pruebas // La cura mortal
Cada vez tengo más claro que no sirvo para llegar al final de las historias, de leer el último capÃtulo tras las aventuras vividas y haber compartido muchas horas junto a los personajes, porque espero demasiado. La cura mortal es otro de mis tantos ejemplos personales, y es que tras dar tantos palos de ciego con los personajes, esta tercera y última entrega no me ha podido dejar más indiferente.
Es decir, La cura mortal peca de lentitud. Es lenta, tediosa, llena de lagunas y diálogos totalmente prescindibles. Los personajes supervivientes se encuentran en un estado de ensimismamiento tal que, mientras iba leyendo, no comprendÃa la mayorÃa de las acciones, pero tampoco sentÃa la necesidad de entenderlas. Dashner imprime mucha acción en la presente novela, y es que los personajes no hacen más que huir y esconderse, pero no sentÃa ninguna animosidad por lo que pasaba. Nos hemos alejado tanto de la idea principal de El corredor del laberinto, de los planes perversos de CRUEL, que encontrarme a Thomas y los demás en la ciudad descubriendo las maravillas de la cafeterÃa me hacÃa preguntarme por qué estaba perdiendo el tiempo con estos carafucos.
Mención aparte, los personajes. ¿James Dashner, qué pretendes? Nos has hecho dudar constantemente sobre la memoria original de Thomas, regalándonos en esta tercera parte unos cuantos recuerdos que, parece ser, son importantes, pero son tan crÃpticos y no sirven para nada que el lector acaba cuestionándose si es que hay un capÃtulo secreto enterrado en las páginas de La cura mortal o el autor realmente no sabÃa como poner fin a su obra. Y después, todos, incluidos secundarios y personajes inesperados que regresan de la ultratumba, se vuelven erráticos y con muchos aires de misterio, pero el principal, que sigue siendo Thomas, se convierte en un pingajo de cuidado.
No es hasta el final que la novela empieza a enganchar, que vemos cierta genialidad entre las ideas estrambóticas de Dashner y que podemos cerrar definitivamente los planes de CRUEL. Entre ellas, la vuelta al laberinto, un pasaje que me ha parecido exquisito. Mucho se ha dicho sobre este desenlace, apresurado para muchos, incongruente para otros. Para mà es perfecto al igual que perverso. Tras todas las vueltas que hemos dado para descubrir la verdad, una verdad que queda a medias porque está claro que para algo existe una precuela, llegamos al momento cumbre, cuando Dashner nos dice la solución. Es un final desolador pero lógico dentro de los parámetros que encontramos en El corredor del laberinto: no podÃa acabar de otra manera. Y en esto le tengo que dar las gracias al autor.
Es una lástima que La cura mortal acabe asÃ. Me ha dejado indiferente y me ha aburrido en gran parte de la narración. Solo agradezco el desenlace, que es justo el que se esperaba tras las ideas descomunales del Destello, pero creo que, con el nivel tan espléndido que nos demostró el autor con El corredor del laberinto, qué menos que haber mantenido el nivel para el final.