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viernes, 24 de junio de 2022

!! Bendito Benito ¡¡

Desde la aparición del Covid, hubo muchas cosas que se tuvieron que postponer. Entre ellas esta salida que tenía pendiente con Benito, un pescador jubilado que se ofreció para pasar una jornada de pesca en el embalse de Castrelo de Miño. La especie a pescar era el black bass, aunque a veces aparece alguna trucha que ataca alguno de los distintos señuelos que se utilizan para la pesca de este centrárquido.

Inicialmente comenzamos a buscarlos con señuelos duros en distintas zonas, que parecían muy prometedoras, sin embargo no se divisaban peces. Le comenté a Benito que a mí me gusta pescarlos a pez visto, por lo que tratamos de encontrarlos primeramente. Los lances se sucedían pero no había respuesta. Cuando alcanzamos una pequeña récula, opté por usar vinilos. Así es como salieron los primeros ejemplares. Entre ellos, este que carecía de pigmentación en forma de manchas, lo cual me resultó curioso, porque han sido escasos los basses que he capturado con estas libreas.
 
Desde el momento en que capturé los primeros black bass de la jornada, Benito se dedicó a hacer de barquero, llevándome a las zonas que siempre le habían dado buen resultado. Este bass que picó en una zona con muy buenas trazas, es totalmente opuesto al de la foto anterior, ya que presentaba un buen número de manchas por encima de la línea lateral.
 
Al más puro estilo de los manglares, la zona prometía un buen número de peces, ya que había zonas de ramas sumergidas, que son un auténtico lujo para dar cobijo a estos peces.
Aquí pude ver enormes nubes de alevines de black bass, pululando por encima del fondo de guijarros.

Al divisar un buen número de peces, se disparaban las ganas de clavarlos en esas zonas difíciles. La pesca en pequeños arroyos, me había proporcionado la destreza suficiente para acometer los distintos lances en dichas zonas y así fue como fueron llegando las capturas.

Este ejemplar presentaba una zona colorada desde el vientre hacia la cola, quizás por el desgaste a la hora de preparar el nido en el fondo.

Otro bonito ejemplar con numerosas manchas y con el pedúnculo caudal un tanto desgastado.

Tras varios minutos sacando muchos ejemplares, tocó moverse a un nuevo emplazamiento. De camino pudimos ver a un buen número de carpas que se movían con tranquilidad a lo largo de la orilla. Por norma general, donde estaban las carpas no había basses y viceversa. En la siguiente parada, pude clavar este pez de bellos colores.

La tarde discurría muy bien, pues Benito se había propuesto que disfrutase de la jornada y lo cierto es que ya había cumplido con creces las previsiones. Entonces el sol ya calentaba bastante y la falta de víveres comenzaba a hacer mella.

Diviso en la orilla dos carpas que van pasando de largo y otra un tanto "rara". Entonces me doy cuenta de que no es una carpa si no un bass de buen tamaño. Lanzo mi engaño y la caída desata el ataque. !!Saltos poderosos y carreras que hacen girar la barca¡¡ Tocaba templar los nervios para ir cansándolo hasta que ya estaba a punto para sujetarlo con la mano. Un bonito ejemplar que dio una bella pelea. !!Espectacular¡¡
Resulta que sin movernos del sitio, diviso otro de un tamaño similar. Lanzo en las proximidades y !!Zas¡¡ !!Picada brutal¡¡ Comienzan los saltos y las carreras, sin embargo, en el cuarto salto, el pez se libera del engaño ... !Una pena¡
Probamos en algún lugar más, antes de emprender la vuelta, ya que a media tarde podía empezar a soplar el viento y luego, la vuelta se podría tornar difícil.

Localizo a un ejemplar interesante a mucha distancia y para no tener que desviarnos, decido hacer el lance desde nuestra posición. El pez no lo duda y toma el engaño. Clavada y ... !!A disfrutar¡¡. Saltos y carreras hasta que pude ir doblegándolo. Estos lances largos no garantizan tanto la clavada, si bien hay que mantener la tensión en todo momento.
El pez se merecía una foto mejor para el recuerdo, pues la distancia considerable hizo que fuera una de las mejores luchas de la tarde.

El viento comenzó a hacer acto de presencia y la superficie del agua comenzó a rizarse, mientras las nubes dibujaban formas ininteligibles en el cielo. Nos aguardaba un duro regreso. Y a pesar de insistir varias veces para remar, Benito estaba en que yo no tenía que remar.

El viento era muy fuerte en las zonas más expuestas, por lo que teníamos que orillar a cada rato, para resguardarnos, aunque eso significase hacer más kilómetros. En estas zonas fui apurando los últimos lances, ya que todavía quedaba mucho trayecto y la vuelta se complicaba.

Ya comenzaba a notar fatiga en los brazos, después de tantos lances a lo largo de la jornada. El viento seguía soplando y las capturas habían sido tan numerosas, que ya solo intentaba sacar aquellos peces de cierto porte. Como este que también salió a mucha distancia. Consideré que este era el último que iba a sacar, pues ahora había que remar si o si.

Fui remando como buenamente pude, ya que mi envergadura no me permitía hacerlo con comodidad, pero prefería remar de mala manera, a que Benito, con más de 70 años, siguiera haciéndolo.
Cuando llegamos al punto de partida, pude respirar aliviado, porque había sido una jornada muy dura.
¿Porqué? Pues porque fueron más de 12 horas de pesca, unos 13 kilómetros recorridos a remo, sin comer ni beber, con un sol de justicia y con el tramo final a golpe de remo, que acabó haciendo ampollas en mis manos, ya que no estoy acostumbrado a este tipo de ejercicio. El hecho de tener que usar los remos, se debe a que este año se ha prohibido la utilización de cualquier tipo de motor en estas aguas, por lo que los desplazamientos no se hacen tan cómodos.
Y a pesar de todo esto ... la jornada fue estupenda. Buena compañía, muchos peces y paisajes maravillosos.
Ya solo quedaba ir a un bar cercano a tomar una cerveza y a disfutar de una pequeña charla, antes de poner rumbo a casa.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Diversión bajo el sol

Tocaba salida de pesca y me fui con dos compañeros muy especiales, como son Luis y Bullma.
El objetivo era sacar algún bass y más tarde alguna carpa.
Nada más llegar, Luis clavó dos basses con un pez artificial.
Yo opté por utilizar un paseante, sin embargo no tardé en decantarme por los vinilos, ya que me tienen dado muchas alegrías. Y así fue cómo llegaron las primeras capturas.
Lo mejor desde mi punto de vista, era que podíamos pescar a pez visto, con lo que las clavadas eran más efectivas. El tamaño medio de las capturas animaba mucho la jornada, dado que yo estaba pescando con un equipo ligero.
Luis seguía clavando peces en la distancia y yo disfrutaba con mis capturas.
Los peces estaban por la labor, con lo cual la jornada iba viento en popa.
Desde lo alto de un muro, divisé un ejemplar excepcional. Monté una lombriz de unos 25 cm y el bass no dudó en atacar. Sin embargo, una vez clavado no sabía cómo podría hacer para bajar a por él. 
En una de las carreras, el pez logró cortar el hilo contra una roca y me quedé con la miel en los labios.
Poco después me hice con este otro ejemplar, que a pesar de ser más modesto, me brindó una bonita lucha.
A la vez que pescábamos basses, divisábamos muchas carpas en concentraciones importantes. Eso sí, estas huían por nuestra proximidad.
Tras las algas sumergidas, surgían las sorpresas. Algunos ejemplares se enredaban, pero otros llegaban hasta nuestra mano.
Los que presentan la librea muy marcada me encantan, ya que la coloración resalta tanto en el agua como fuera de ella.
La anécdota de la jornada la protagonizó un corzo, que se aventuró a cruzar a nado la masa de agua en la que nos encontrábamos.
Ese corzo hubiera sido una captura de excepción jejeje.
Por la tarde, después de comer, intentamos sacar alguna carpa. 
El calor se hacía insoportable y había que buscar una sombra desde la que aguardar la picada.
Improvisamos un refugio bajo las ramas de un sauce. La temperatura era más agradable y hasta Bullma se animó a acompañarnos en la zona escogida.
Aunque por veces no perdía detalle de las cañas y se acercaba para comprobar si había actividad en las punteras. Me llamó la atención este hecho, por eso no dudé en tomar una instantánea.
Después de una picada fallida,  Bullma se apostó entre la vegetación de la orilla, a escasos metros de las cañas. Aunque esta vez fue para tomarse un merecido descanso, después de una mañana muy movida, siguiéndonos allá donde íbamos.

jueves, 25 de agosto de 2016

Dorada potencia

Hace unos días tocaba retomar la pesca. Concretamente, realicé un par de salidas tras las carpas. Las tenía un poco olvidadas, a pesar de que es una especie que me fascina, ya que suelen brindar una lucha muy interesante, la cual aumenta con su porte.
Tocó pescar en un embalse, así que una vez allí, monté el equipo y me dispuse para aguardar la ansiada picada.
Esta llegó de una manera que no se me olvidará, ya que había improvisado un soporte para la caña, con ayuda de unas rocas. La caña salió volando y luego se arrastró por el suelo hasta que pude sujetarla, antes de que llegase al agua jejeje. La picada fue toda una sorpresa y una vez tuve la carpa en mis manos, la miré sonriente, ya que pensé que me quedaba sin el equipo jejeje.
Pude sacar dos carpas más, aunque no de mucho porte. Eso sí, me brindaron una excelente pelea, dado que mi equipo era bastante ligero, por lo que no podía apurar la captura.

Días después volví a por más. En la orilla pululaban grandes grupos de black bass juveniles. Quise capturar alguno, si bien no disponía del equipo adecuado. Buscando en el maletero del coche, encontré unos pequeños vinilos y fue con uno de ellos con el que hice el intento de capturar algún "bassete".
Pude capturar un par de ellos, antes de cambiar de montaje.
Por las orillas vi algunas carpas que buscaban sustento en el fango, así que por esas zonas de lodo realicé mi primer lance.
En esta ocasión estaba con la caña en la mano y así sentí la primera picada. Una carpa que no dudó en sacar bastantes metros de hilo en la primera arrancada.
Acerté en volver con el equipo ligero, ya que pude disfrutar de lo lindo.
A medida que avanzaba la tarde, el calor se hacía muy intenso, así que fui buscando cobijo en la sombra.
La orilla en la que me encontraba comenzó a llenarse de pescadores, que echaban en sus cestas todos los basses que iban engañando. Por momentos se pegaban demasiado a mi posición, así que opté por marcharme y dejarlos tranquilos.
De camino a casa me encontré con un pequeño zorzal que estaba en medio de la carretera. Debió golpearse y se quedó un tanto desorientado. Lo metí en una caja de zapatos para que pasara la noche a salvo.
A la mañana siguiente elevó su vuelo y revoloteó por los alrededores, quizás en señal de agradecimiento.

lunes, 22 de julio de 2013

Carpas a mosca en Galicia

Cuando hablamos de la pesca de la carpa, uno piensa en esos enormes peces engañados con boilies, maíz o cebos naturales. Digamos que es una visión muy amplia ya que el carpfishing es una pesca muy extendida a nivel mundial. Sin embargo hay algunos pescadores que son capaces de engañar a estos formidables peces con equipos de mosca, por lo que el reto resulta a priori, mucho más complicado.
Desde que miraba las entradas en el blog de Luis Guerrero (http://comopezenelaguapesca.blogspot.com.es/), ya me imaginaba a mí intentándolo.
Y con el tiempo he descubierto que son muchos los que también tienen éxito en esta tarea: César (http://amoscaporextremadura.blogspot.com.es/), Carlos (http://pescarlitos.blogspot.com.es/), Jorge (http://escamasdoradas.blogspot.com.es/), etc.
Y si ellos han podido, pues yo también. Así, este sábado quedé con Yago (que ya ha conseguido engañar algunas carpas a mosca) para pescar en aguas del río Miño, para intentar sacarme la espina del año pasado.
 El cielo se presentaba nublado, por lo que tendríamos algunos problemas para localizar los peces, pero prefería eso, a que soplara viento, ya que entonces estaríamos perdidos.
 La mañana transcurrió con pocos peces divisados por parte de Yago, sin embargo fue capaz de clavar una carpa que al final logró escaparse.
En ocasiones se podían ver las hierbas de la orilla moviéndose tras el paso de alguna carpa y algún que otro salto fuera del agua.
 Después de un buen rato de infructuosos resultados, Yago clavó otra carpa. Esta vez parecía estar bien sujeta, ya que me dio tiempo a llegar hasta su lado para grabar la escena.
 Las carreras del pez eran toda la banda sonora que necesitábamos, aunque deberíamos ser pacientes si queríamos verle las escamas.
 Sin embargo se impuso la tozudez del animal y este logró abrir el anzuelo tras una larga lucha.
Quizás estábamos destinados a sufrir un batacazo, como en otras ocasiones.
 A media mañana el sol apareció tímidamente, para ir ganando presencia en el cielo. Esto provocó que una leve brisa comenzase a rizar la superficie del agua.
No era tarea fácil, pero fui capaz de clavar tres carpas, si bien la rotura del bajo en el primer caso y la fuga por parte de los peces en los otros dos, me pusieron los pies en la tierra.
 Mi compañero desistió por un momento y se dedicó a sacar algunos basses con distintos engaños.
En este tiempo pude ver una anguila, varias tencas y algunos pequeños black bass.
Cuando me encontraba cerca de Yago, divisé un buen ejemplar de carpa. Sobre unos 10 kilos. Mi sorpresa fue mayúscula cuando la clavé, pues aquel animal empezó a sacar línea poco a poco, pero casi sin pausa. A continuación miré como el backing salía de la bobina, poniendo agua de por medio.
Tras una lucha de unos cinco minutos, la carpa logró soltarse del anzuelo, concediendo una tregua a mi maltrecho brazo, que ya pedía un respiro.
Al final no hubo manera.
Después de comer nos fuimos a ver si sacábamos algún bass. Alguno salió, pero de escaso porte.
En la orilla pudimos contemplar a varios ejemplares de perca sol, los cuales atendían a sus nidos.

Hubo tiempo para hacer una visita a otro embalse, si bien no hubo suerte de cara a las capturas.

En esta ocasión ganaron las carpas, pero esta vez he estado más cerca que nunca. Espero que en la próxima, ya pueda sostener en mis manos el ansiado premio.

VIDEO DE LA JORNADA

                  

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Black Bass de mi vida

La jornada comenzaba cuando Yago detenía su coche detrás del mío. Me bajo y lo saludo, para acto seguido dirigirnos a la zona de pesca.
 Nuestra intención era la de conseguir nuestra primera carpa a mosca, pero yo ya sabía de antemano, que no sería una tarea fácil.
 Nos acercamos a un primer punto en el que las truchas, las bogas y las carpas mostraban los primeros síntomas de actividad.
Algunas cebadas eran brutales, pero a distancias que no eran fácilmente alcanzables por nuestros engaños.
 En una de las posadas, una boga arremetió contra mi escarabajo de foam. Por suerte no tuve problemas en acercarla con mi equipo de linea 8 jejeje.
 A medida que el tiempo discurría, Yago alucinaba con todo lo que se movía a nuestro alrededor.
Estuvimos un rato probando fortuna sin resultado, ya que mi intuición me decía que debíamos esperar a que el sol se asomase entre las nubes, para localizar mejor los peces.
 Cambiamos de zona y la tónica era la misma. Peces alimentándose por todos lados y nosotros con pocas expectativas de clavar algún pez.
Yago se decidió a anudar un popper de foam que él mismo había fabricado, para intentar engañar algún black bass, que también los había. Y no tardó en conseguirlo.
 Un chorlitejo se posó sobre unos nenúfares que había cerca de la orilla, mientras caminábamos hacia un nuevo emplazamiento.
 De camino encontramos una carpa que agonizaba sus últimos instantes, bajo el sol de la mañana. Algún "pescador" había creído oportuno dejar al ciprínido en medio del camino, en lugar de soltarlo o darle una muerte rápida.
Son cosas con las que a veces tenemos que tragar los que pensamos de otro modo.
 Con la mañana avanzada, comenzó a soplar un viento que permitió que el sol saliese y nos mostrase su cara.
En la zona que habíamos elegido para tentar las carpas, empezaron a aparecer peces de tamaño considerable, que hicieron que mi compañero comenzase a articular todo tipo de locuciones relacionadas con la sorpresa.
El baile de las líneas por el aire comenzó y las posadas se sucedían.
Lanzábamos en la trayectoria de las carpas, animando las ninfas, dejándolas inertes, con emergentes, con secas, con estrímers ... pero el resultado era el mismo ... nada.
Los buenos ejemplares desfilaban por delante de nosotros y ahora yo intentaba engañar a alguno de los que se movía a más distancia.
La frustración comenzó a aparecer, pero no podíamos irnos de vacío.
Yago sacó otro bass con uno de sus poppers de foam, mientras yo tenía varios ataques al mismo señuelo.
Tocó montar el equipo de spinning y buscar a nuestros amigos verdes, los basses.
Al principio me decanté por pescar a pez visto, ya que se veían bastantes peces orillados, si bien no eran de gran tamaño.
Mientras, mi compañero apuraba sus últimos lances con la mosca.
Después de comer fuimos buscando nuevos emplazamientos en los que capturar a estos centrárquidos.
Las nubes volvieron a hacer acto de presencia en algunos momentos y una leve brisa comenzó a soplar.
Le comenté a Yago que los basses suelen estar cerca de estructuras, ya sean flotantes o hundidas. Tomó buena nota de ello, pues comenzó a sacar basses a buen ritmo. Hasta nos permitimos algún doblete.
Alguno de los black bass, presentaban libreas muy claras, cosa que me llamó la atención para el tipo de aguas en el que estábamos pescando.
Empezamos a pescar a mayor profundidad y distancia, y las capturas seguían sucediéndose.
Yago ya se había quedado prendado de este pez, maravillado por la forma de picar ...
... y por los espectaculares saltos que ejecuta para intentar liberarse.
Tuvimos tiempo de capturar algún ejemplar algo mayor que los anteriores, aunque quisiéramos llevarnos una alegría mayor en forma de gran bass.
Yago ya estaba hecho todo un profesional y capturaba "bocazas" como si lo hubiera hecho toda la vida.
Algún pequeño consejo le permitió darse un festín de capturas.
Incluso tuvo tiempo de sacar un bonito ejemplar que posó para la foto antes de volver al agua.

Las carpas no dieron la cara y nos dieron una lección de humildad, aunque comenté que esta sería una empresa muy difícil, teniendo en cuenta muchos factores importantes.

Los basses si nos echaron una mano a pasar una tarde agradable, pero hubo uno ... hubo uno que destacó por encima de todos, ya que se trataba de un pez de porte formidable.

El equipo:
Una caña Shimano Diaflash FX acción 3-15 gramos, carrete Shimano Stradic FB 2500 con monofilamento del 0.18.

Esto fue lo que sucedió ...