Hace unos días me fui con Marcos a pescar al río. Como buen conocedor del escenario, me fue comentando las zonas más prometedoras para dar con las truchas. Aquí las pintonas no lo ponen nada fácil, ya que estas disponen de mucho alimento y no toman nuestros engaños, así como así.
La jornada fue muy entretenida pues hubo bastantes capturas, sin embargo, la tensión con los peces y lo agradable del lugar, me jugó una mala pasada, no poniendo atención en hacer fotos de la jornada.
Eso fue así, hasta que Marcos capturó esta bellísima trucha con una libre espectacular. Comentamos lo particular que era el pez, pues no presentaba la coloración típica de este lugar.
Las corrientes se revelaron como las zonas a prospectar ya que nos dieron muchas capturas, lo cual me sorprendió, dada la velocidad del agua y la escasa profundidad. A pesar de todo esto, las truchas cogían nuestros engaños. Alguna de las gordas picó, pero no quiso entrar en la sacadera, por lo que nos quedamos con la miel en los labios.
Con la jornada en el ecuador, pude capturar una bonita pintona, que llegó a la sacadera para salir en la instantánea. Los anzuelos sin muerte a veces lo ponen difícil a la hora de acercar el pez, aunque suelo decir que ellos también tienen que ganar, para hacernos evolucionar.
Al final de la jornada Marcos me presentó a su amigo Rober. Tras despedirnos de mi anfitrión, nos quedamos un rato charlando de pesca, como no podía ser de otra manera. Fue un broche de oro para poner punto y final a la jornada. Y ahora ... ¡¡Deseando repetir!!