Antes de nada quisiera que hoy nos acordáramos de toda la gente que ha perdido la vida, ejerciendo lo que a priori es una afición o entretenimiento carente de excesivo riesgo: la pesca.
Por desgracia, han sido varios pescadores los que han fallecido en este año que ya toca a su fin. Este hecho hace que estas fiestas no sean tan felices para los que ahora se sientan a la mesa sin un ser querido.
Es por ello que también pido prudencia a la hora de practicar este deporte.
Ojalá el 2012 no traiga malas noticias en este sentido, sino alegrías de grandes momentos y capturas memorables.
Mucho cuidado, por favor.
Esta mañana, haciendo caso omiso de mis recomendaciones, Antonio y Ángel se iban a la costa a intentar sacar alguna lubina. Pero yo me apunté para acompañarles, no fuera a ser que sonase la flauta, aunque lo dudaba.No os preocupéis por la extremada delgadez de mi rostro. El marisco, el turrón y los polvorones obrarán el milagro, si bien ya hay alguna pieza dental que falta jejeje.
El frío de la mañana hacía mella en cualquier parte que osara retarlo sin protección alguna, por lo que estimé oportuno abrigarme bien.Mientras mis compañeros se dispersaban por el lugar escogido, yo me encaramé a una gran roca.
Tras comprobar que la zona era bastante segura, realicé los primeros lances.
Apenas unos segundos a lomos del ser inerte bastaron para que el mar alumbrase una ola de proporciones preocupantes ... observé como se acercaba ... de un salto alcancé la zona que me pareció más segura ... volví a encarar la masa fluida y me preparé ... la ola golpeó con fuerza la roca y el agua se desplazó a ambos lados de la roca, dejándome como único recuerdo unas gotas de gusto salitroso que empaparon la prenda que cubría parcialmente mi rostro aliviado.
Con el corazón a toda máquina busqué el momento propicio para abandonar la roca ... !!todo salió bien¡¡.
Antonio se acercó y juntos buscamos un lugar más resguardado de las olas.
Mientras esperaba a que el ritmo cardíaco se estabilizara, Antonio me enseñó su última creación. Una réplica del conocido Duo Tide Minnow, que como se puede ver, es fantástica.
A su vez yo le mostré mi última adquisición. Un Rapala Max Rap color caballa de 17 cm.
Espero que ambos modelos nos ayuden a engañar algunas lubinas en futuras salidas de pesca.En vista que el primer lugar no permitía gran cosa, optamos por desplazarnos a un lugar próximo.
Aquí había un mar similar, si bien las olas no parecían de tanto porte, por lo que bajamos hasta el pedrero.Pero una vez abajo, comprobamos que la espuma extendía sus dominios por toda la franja de costa. No había lugares claros en los que colocar nuestros señuelos, por lo que sugerí una zona próxima.Mientras nos decidíamos, llegaban series de olas de porte inquietante.
No era cuestión de perder ni tiempo, ni señuelos ... y menos de llevar un susto.Ante tal panorama, mi elección era la de probar en una ensenada cercana a Cabo Silleiro.
Sin embargo, el tiempo y el mar no ayudaban en la elección, así que decidimos concluir la jornada.Mientras nos cambiábamos al lado del coche, comentábamos la cantidad de gente que había cogiendo percebes y pulpo.
Parece ser que en estos momentos no hay vigilancia por la zona, por lo que mucha gente aprovecha para hacerse con algunos de los tesoros que hay por el lugar.
Cuando casi habíamos terminado de cambiarnos, se acercaron un par de individuos y nos preguntaron: - ¿Vendéis percebes?
La respuesta fue negativa.
Mientras observábamos la estampa de toda aquella gente con sacos para los percebes y útiles para capturar pulpos, los dos individuos bajaron por las piedras y comenzaron a recolectar algunos percebes o mejillones (la distancia no me permitía distinguir, si bien creo que eran percebes lo que recolectaban).
De regreso a casa paramos a tomar una cerveza acompañada de sus correspondientes pinchos.
Mientras Ángel y yo charlábamos, Antonio me mostró una noticia en el periódico. Esta hablaba del furtivismo y concretamente del caso de un percebeiro de la zona.
Resulta que el percebeiro denunciaba el proceder de algunos compañeros y además había subido un vídeo a Youtube.
En cuanto llegué a casa lo visualicé.
!!! Insólito ¡¡¡
Y ahora me pregunto ... ¿A quién compete controlar esta situación?
Es por ello que también pido prudencia a la hora de practicar este deporte.
Ojalá el 2012 no traiga malas noticias en este sentido, sino alegrías de grandes momentos y capturas memorables.
Mucho cuidado, por favor.
Esta mañana, haciendo caso omiso de mis recomendaciones, Antonio y Ángel se iban a la costa a intentar sacar alguna lubina. Pero yo me apunté para acompañarles, no fuera a ser que sonase la flauta, aunque lo dudaba.No os preocupéis por la extremada delgadez de mi rostro. El marisco, el turrón y los polvorones obrarán el milagro, si bien ya hay alguna pieza dental que falta jejeje.
El frío de la mañana hacía mella en cualquier parte que osara retarlo sin protección alguna, por lo que estimé oportuno abrigarme bien.Mientras mis compañeros se dispersaban por el lugar escogido, yo me encaramé a una gran roca.
Tras comprobar que la zona era bastante segura, realicé los primeros lances.
Apenas unos segundos a lomos del ser inerte bastaron para que el mar alumbrase una ola de proporciones preocupantes ... observé como se acercaba ... de un salto alcancé la zona que me pareció más segura ... volví a encarar la masa fluida y me preparé ... la ola golpeó con fuerza la roca y el agua se desplazó a ambos lados de la roca, dejándome como único recuerdo unas gotas de gusto salitroso que empaparon la prenda que cubría parcialmente mi rostro aliviado.
Con el corazón a toda máquina busqué el momento propicio para abandonar la roca ... !!todo salió bien¡¡.
Antonio se acercó y juntos buscamos un lugar más resguardado de las olas.
Mientras esperaba a que el ritmo cardíaco se estabilizara, Antonio me enseñó su última creación. Una réplica del conocido Duo Tide Minnow, que como se puede ver, es fantástica.
A su vez yo le mostré mi última adquisición. Un Rapala Max Rap color caballa de 17 cm.
Espero que ambos modelos nos ayuden a engañar algunas lubinas en futuras salidas de pesca.En vista que el primer lugar no permitía gran cosa, optamos por desplazarnos a un lugar próximo.
Aquí había un mar similar, si bien las olas no parecían de tanto porte, por lo que bajamos hasta el pedrero.Pero una vez abajo, comprobamos que la espuma extendía sus dominios por toda la franja de costa. No había lugares claros en los que colocar nuestros señuelos, por lo que sugerí una zona próxima.Mientras nos decidíamos, llegaban series de olas de porte inquietante.
No era cuestión de perder ni tiempo, ni señuelos ... y menos de llevar un susto.Ante tal panorama, mi elección era la de probar en una ensenada cercana a Cabo Silleiro.
Sin embargo, el tiempo y el mar no ayudaban en la elección, así que decidimos concluir la jornada.Mientras nos cambiábamos al lado del coche, comentábamos la cantidad de gente que había cogiendo percebes y pulpo.
Parece ser que en estos momentos no hay vigilancia por la zona, por lo que mucha gente aprovecha para hacerse con algunos de los tesoros que hay por el lugar.
Cuando casi habíamos terminado de cambiarnos, se acercaron un par de individuos y nos preguntaron: - ¿Vendéis percebes?
La respuesta fue negativa.
Mientras observábamos la estampa de toda aquella gente con sacos para los percebes y útiles para capturar pulpos, los dos individuos bajaron por las piedras y comenzaron a recolectar algunos percebes o mejillones (la distancia no me permitía distinguir, si bien creo que eran percebes lo que recolectaban).
De regreso a casa paramos a tomar una cerveza acompañada de sus correspondientes pinchos.
Mientras Ángel y yo charlábamos, Antonio me mostró una noticia en el periódico. Esta hablaba del furtivismo y concretamente del caso de un percebeiro de la zona.
Resulta que el percebeiro denunciaba el proceder de algunos compañeros y además había subido un vídeo a Youtube.
En cuanto llegué a casa lo visualicé.
!!! Insólito ¡¡¡
Y ahora me pregunto ... ¿A quién compete controlar esta situación?