En un libro publicado en 1931, que tituló precisamente “Técnicas del golpe de Estado”, Curzio Malaparte afirmaba que el golpe de Estado "no es un fenómeno político, sino una actividad de carácter técnico, perteneciente al dilatado dominio de las técnicas de toma y conservación del poder"
Lo habitual y tópico que se identifique el golpe de Estado con una acción militar encaminada a un cambio radical de las instituciones y, por consiguiente, del sistema político establecido. Pero existen numerosas aportaciones de las ciencias políticas y sociales que hacen posible distinguir diversas formas de golpismo sin intervención o con el respaldo de las Fuerzas Armadas, sea éste expreso o tácito.
También una acción revolucionaria equivale a un golpe de Estado en cuanto subvierte el sistema institucional e impone el suyo. Para el caso es lo mismo en cuanto vulneración o sustitución del orden institucional definido por la Constitución o Ley Suprema. Malaparte distinguía entre acciones de cambio institucional ejecutadas por partes integradas institucionalmente en el Estado y las realizadas por sectores políticos, y por ende civiles, mediante operaciones encaminadas desestabilizar el gobierno.
Cataluña vivió ayer un golpe de Estado camuflado, un Gobierno autonómico en rebelión contra el orden establecido, contra la Constitución y las sentencias del TC, amparando y promoviendo una consulta ilegal sin censo, sin Junta Electoral, sin interventores, con políticos -separatistas y muñidores del desafío a la legalidad- presidiendo mesas,con urnas de cartón, menores votando y la Policía autonómica mirando hacia otro lado, encogiendose de hombros, silbando una cancioncilla de Lluis Llach.
Los organizadores de la conjura secesionista han podido hacer este aquelarre, gracias a la cobardía, a la pasividad manifiesta y penosa del Gobierno de la Nación. Rajoy y su Gabinete ha permitido de manera infame y bochornosa al permitir el desafío al Estado de Derecho.
Si Mas es el instigador, Rajoy, es el principal responsable de que la intentona separatista haya llegado a este punto . Rajoy juró cumplir y hacer cumplir la Constitución. Como presidente, en su manos está todo el poder y los instrumentos para hacerlo. Podía haber aplicado el artículo 155 de la Constitución, y no lo hizo. Podía haber dado a orden a la Abogacía del Estado y la Fiscalía, y aplicar el código penal a rajatabla. Y no lo hizo. Ha permitido que las leyes fueran incumplidas, las sentencias ignoradas.
Mas y el nacionalismo percibieron su debilidad, olieron sangre hasta el punto de inculparse de manera pública como responsable de la consulta.
Hasta ahí ha llegado la vergüenza.
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