domingo, abril 13, 2014
Opereta bufa
Una opereta bufa es un subgénero burlesco, frívolo y cómico porque la mayoría de sus actores, carecen de sinceridad y autenticidad. Los ejemplos de ópera bufa son muy variados, pero uno de los más representativos es El barbero de Sevilla de Rossini.
Incidiendo en el localismo sevillano, en estos dos últimos días hemos presenciado una burda, grotesca e irritante opereta bufa protagonizada por Susana Díaz y sus socios de Gobierno de IU al transigir con la comisión de un delito de prevaricación en la adjudicación -presuntamente de forma ilegal- de unas viviendas de protección oficial por parte de la Consejera de Fomento y Vivienda de IU, Elena Cortés.
El esperpento ha tenido fases tragicómicas como ese fingido arrebato ético de Susana Díaz firmando primero un Decreto anulando "temporalmente" las competencias sobre la adjudicación de viviendas de la Consejería de Fomento y Vivienda, para terminar -después de las maratonianas reuniones entre socialistas y comunistas- a firmar otro Decreto anulando al anterior. El postureo falsario era tan evidente, que en ningún momento Susana Díaz se planteó cesar de manera fulminante a la Consejera.
IU jugó de farol, amenazó con romper el pacto de gobierno y obligar a Díaz a asumir una crisis y terminar convocando elecciones. Suficiente órdago para que la Presidenta de la Junta se comiera -con guarnición y todo - su vehemente alegato en pos de la defensa de la legalidad vigente contra un obsceno abuso de poder y prevaricación en la adjudicación discrecional de viviendas protegidas.
El mensaje que por otra parte se envía a la ciudadanía, es nítido: sin organizar ni montar algaradas, ni ocupar ilegalmente edificios y viviendas, te adelantarán por la extrema izquierda y se saltarán los légitimos derechos de los que civilizadamente esperan su turno en la lista de espera.
Pasar de la intransigencia con la ilegalidad a la connivencia, es un estrambote digno de la opereta bufa.
En el acto final de El barbero de Sevilla, Bartolo cree que el Conde ha sido arrestado, pero Almaviva sólo tiene que mencionar su nombre al oficial para quedar en libertad. Bartolo y Basilio están asombrados, y Rosina se burla de ellos.
Como Susana Díaz del conjunto de los andaluces.
natpastor@gmail.com
sábado, abril 05, 2014
La inquina
El odio cainita que un bando profesa al (o a los) de enfrente, causa un profundo malestar en buena parte de la población que tiende -salvo los muy radicales- a sentirse cada vez más ajena a las polarizaciones.
Lo ocurrido con Esperanza Aguirre en las redes sociales tras su incidente en la Gran Vía con unos agentes de movilidad, demuestra hasta que punto el odio vertebra gran parte de los argumentos que sostienen el ideario del personal.
Luis Cernuda afirmaba que éramos un país de cabreros, un país atrasado y cerrado. Han pasado los años, pero el pelo de la dehesa sigue ahí. En España se está dando una sutil regresión al pasado, no sólo contra la democracia y sus instituciones, sino contra los buenos modos y la educación.
Y es que analizando lo sucedido con Esperanza Aguirre y su saga/fuga en la Gran Vía, la realidad de los hechos deja en evidencia la bilis vertida.
Aguirre aparca detrás de un taxi en el carril bus de Gran Vía para sacar dinero de un cajero automático. Eso, simplemente, es una infracción sancionada con una multa de 200 €, si se produce denuncia de la Policía Local.
Aclaremos, que los archifamosos agentes de movilidad no son policías locales. Sus atribuciones se limitan a regular el tráfico. Es decir, que no pueden sancionar a nadie ni por supuesto, retener un vehículo como hicieron con el de Esperanza Aguirre.
Es decir, que si retuvieron el vehículo,le pidieron la documentación e intentaron multar a Esperanza Aguirre, se estaban extralimitando en sus atribuciones, lo cuál es de una gravedad que conlleva responsabilidades penales. Ya en 2008 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid consideró como un abuso de poder la inmovilización de un taxi, indemnizó al propietario y le recordó al Ayuntamiento que las funciones de estos Agentes de Movilidad se limitan -exclusivamente- a regular el tráfico.
Habría que preguntarse por qué los Agentes de Inmovilidad se extralimitaron en sus atribuciones. ¿Era por tratarse de Esperanza Aguirre?,¿es el modus operandi habitual de comportamiento con cualquier ciudadano?
Queda para el debate de las formas y modos, si Esperanza Aguirre debió llamar a la Policia Nacional,cursar la denuncia por retención ilegal, antes de marcharse derribando una moto.
Lo cierto, es que la caida de la moto es consecuencia del despropósito de actuación de los Agentes de Movilidad , ya que en ningún caso debían haber retenido su vehículo, algo por completo fuera de sus competencias.
De lo realmente sucedido a lo narrado en las redes sociales, va un abismo. Cualquiera hubiera concluido visto lo visto,que Esperanza Aguirre se había dado a la fuga después de haber arrollado a tres minusvalidos en un paso cebra, agredido a un policía y arrojar adoquines a un escaparate.
Y es que la inquina es así.
natpastor@gmail.com
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