martes, noviembre 21, 2006

Indicaciones

Cuando la ministra Salgado anunció que los fumadores iban a ser asediados y perseguidos cual delincuentes que minan y contaminan la vida de los demás, recuerdo que comenté: lo siguiente será prohibirnos o racionarnos el consumo de chorizo, por eso del colesterol, como en la postguerra, buscando pringá de extraperlo.
No ha sido el chorizo, ni la pringá; le ha tocado el número de la suerte a la hamburguesa XXL de MacDonald´s. Y es que eso de atacar el producto nacional, es poco populista; siempre venderá más entre los progres, atacar a una multinacional americana, capitalista e imperialista, que nos ofrece medio kilo de carne, que a cualquier restaurante donde también te puedes comer el medio kilo, o más.
Pero al margen de los lugares gastronómicos a los que acudir, lo que me preocupa es el intervencionismo de los políticos en nuestra vida, en todas las esferas, tratándonos como a seres descerebrados a los que hay que dirigir, porque por nosotros mismos no nos valemos. Empiezan limitando al máximo los sitios donde fumar, estigmatizando al fumador como al peor enemigo social; coartan la libertad del fumador con una norma en ciertos aspectos irracional -de hecho en Madrid se ha hecho una interpretación más amplia de la Ley del Tabaco, más lógica- pues, ¿en qué afecta a los no fumadores que se fume, por ejemplo, en el coche ocho o dieciséis del AVE, el último?. En nada.
Continúan con tiene usted que comer esto o lo otro, y en esta cantidad. Está bien la educación o la orientación en las más diversas materias, pero eso no justifica el ataque a la hamburguesa. Los ciudadanos, teniendo conocimientos al respecto, decidiremos cuánto y qué comemos, si fumamos o no, etc., asumiendo los riesgos o consecuencias de nuestros actos. Esto no lo entienden, porque el concepto asunción de consecuencias y responsabilidades, no se encuentra en el diccionario político.
Diccionario político, establecen cuál es el lenguaje políticamente correcto. Ese lenguaje ambiguo, insustancial, que parlotea sin decir nada, con redundancias innecesarias, con la tontería del masculino y femenino en cada palabra, con incorrecciones de todo tipo..., un lenguaje que busca aburrir y perder al que escucha, para que aplauda como autómata por no aparentar que no entienden lo que no-dicen. Imponen ese modo de hablar, tachando de no demócrata y radical al que llama a las cosas por su nombre.
Tratan de decirte hasta cómo te tienes que morir: con dignidad, entendida como eutanasia en caso de enfermedades irreversibles, tetraplejias, y otros, de manera que otra muerte distinta es considerada como indigna, por exclusión.
Imponen el comunismo vial, todos a 120. Por nuestra seguridad, dicen, cuando, si realmente eso fuera lo que les preocupara, mejorarían inmediatamente el estado de las redes viales y endurecerían las sanciones por casos como el de Farruquito. Y todo así. Estoy hasta el gorro de indicaciones externas que, en numerosas ocasiones, son absurdas. A ver si se enteran de una vez de que tenemos algo que se llama criterio, si bien es cierto que unos más que otros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es puro intervencionismo.
No sólo en esto del tabaco,que han convertido a los fumadores en proscritos,cuasi delincuentes peligrosos,sino en aspectos como la alimentación.
¿Qué sera lo próximo?.

Sempietnos dijo...

La izquierda es así:no concede ese espacio de libre decisión,de libertad de elección de cada ser humano.
Mencionas,Natalia,el tabaco y el tema de las hamburguesas,que no es una simple anecdota;al contrario,es un botón de muestra del criterio controlador que va desde la opa de EON,a las concesiones televisivas;el Gran Hermano orwelliano en estado puro.
Esto es una constante.
Como dice aurora,¿que será lo próximo?.
Cualquiera sabe.

Natalia Pastor dijo...

El camino al marxismo del pensamiento único. La educación para la ciudadanía, control de mentes desde pequeños; se planta para recoger los frutos al llegar la mayoría de edad y el voto. Se modela a la vez que se repudia al discrepante, se le excluye (Tinell a lo grande). Y como siempre el cinismo, pues en política te definen a España como plurinacional, con diversidad de "sensibilidades".