Bridgerton 2 Reparto: Simone Ashley (Kate), Jonathan Bailey (Anthony), Charithra Chandran (Edwina), Shelley Conn (Mary S.), Adjoa Andoh (Lady Danbury), Ruth Gemmell (Lady Violet), Claudia Jessie (Eloise), Luke Newton (Colin), Luke Thompson (Benedict), Nicola Coughlan (Penelope). | Temporada: 2 Episodios: 8 cada temporada Duración: 60 min. aprox. Género: Romance de época (XIX) Año: 2022 Estado: Confirmada tercera temporada |
Cuando Netflix anuncia que la segunda temporada de Bridgerton se estrena un viernes, lo normal es quedarse todo el finde en casa para maratonearla... ¿verdad? Pues bien, eso fue lo que hice y aunque la serie me enganchó, no fue lo que esperaba y ahora estoy muy ansiosa por saber qué planes tiene Shonda Rhimes con la historia (ya que su otra joya, Grey's Anatomy, está repeliendo a sus fans con las últimas temporadas, que están fatal).
Es importante que se olviden de cualquier relación con los libros de Julia Quinn si quieren disfrutar la serie. Netflix nos trae una adaptación muy libre (cada vez más libertad con cada temporada), con relaciones más intensas, diversidad y feminismo. Por eso, intenté mirar la serie alejando de mi cabeza de las novelas y creo que bastante lo logré. Sin embargo, al finalizar la reseña, les dejaré mi opinión sobre los cambios (buenos y malos).
La serie independiente de los libros...
En la primera temporada de Los Bridgerton conocimos a esta numerosa familia durante la presentación en sociedad de la damita más adulta: Daphne. Con un juego de engaños y mentiras, el romance llevará a Daphne a los brazos del Duque, Simón. En la segunda temporada, descubriremos que el libertino Anthony, vizconde y cabeza de familia, ha decidido casarse. Semejante anuncio agita a la sociedad londinense de época, especialmente cuando es azuzada por Lady Whistledown y la propia reina de Inglaterra. Kate Sharma se alarma bastante cuando descubre que el caballero que muy mala impresión le ha dejado, está detrás de su pequeña hermanita, Edwina.
Hay dos grandes puntos, que no son para todos los gustos, en esta segunda temporada: un enemy to lovers y un triángulo amoroso. La relación tormentosa entre Kate y Anthony, las pequeñas jugadas que se hacen y la tensión sexual que va creciendo entre ellos, me mantuvo completamente enganchada con el desarrollo de la serie. Incluso aunque el papel del galán protagonista me pareció poco sustancioso.
El triángulo amoroso, que generalmente me causa un poco de ansiedad, aquí me causó rechazo ya que se trata de dos hermanas que miran con amor al mismo hombre y la actriz Charithra Chandran pone tal devoción al mirar a Jonathan Bailey, si el espectador no supiera de ante mano con que hermana se va a quedar el vizconde, causa que el desenlace no se sienta tan natural. Se ve más química entre ellos que con Simone Ashley.
Los primeros capítulos no fluyen tan armónicamente en esta segunda temporada. Especialmente por la inserción de unas escenas que rememoran unos hechos del pasado de Anthony que quitan fluidez a la historia. Sin embargo, los últimos tres capítulos se sienten muy acelerados e incluso (teniendo en cuenta todas las vueltas previas y las preocupaciones sobre lo que dirá la sociedad) el último capítulo tiene escenas un tanto disconexas y abruptas.
Un poco de actualidad para el siglo XIX
Lo que nota cualquiera que se ponga a ver la serie diez minutos es que la música no pertenece al Londres de XIX (la forma de hablar tampoco, pero eso ya es más común). La utilización de canciones muy populares y conocidas para ambientar los salones de baile de la regencia es algo muy distintivo. Las versiones de estos temas fueron realizadas por varios artistas, pero la banda sonora original es de Kris Bowers. ¿Y qué canciones actuales podemos ver bailar con enagua y falda larga y escuchar de manera puramente instrumental? Algunas son más fáciles de reconocer que otras, pero podemos mencionar: "Material girl" de Madonna, "Diamonds" de Rihanna, "Dancing on my own" de Robyn, "Sign of the Times" de Harry Styles, "What About Us" de P!nk, "Wrecking Ball" de Miley Cyrus.
Además de la música, hay que mencionar que la presencia de diversidad étnica es un punto muy a favor. Sin embargo, hay que separar de esto a la reina Charlotte representada por Golda Rosheuvel, ya que aunque haya existido bastante polémica cuando salió la primera temporada, si nos basamos en la figura histórica, la reina original sí era de descendencia africana, aunque se desconoce su color de piel. ¿Estamos hablando de esto realmente? Es un acierto que el casting haya seleccionado a tan buenos actores para representar papeles tan fuertes e importantes en la historia. En este Londres Bridgertoniano, no hay discriminación racial.
¿Y las mujeres? En eso no se ha querido reinventar mucho, pero tenemos un par de personajes femeninos que destacan por ser más que una cara bonita. El feminismo y el activismo de las mujeres recién estaba naciendo en esa época, pero Eloise Bridgerton tiene sus ideas bien puestas y es un placer escucharla decir sus largos discursos sobre lo que espera de su vida.
Lo malo, lo flojo y lo peor de la serie...
Sigamos hilando sobre Eloise: su desarrollo en esta segunda temporada fue un poco decepcionante. Por un lado, Eloise debe debutar como lo hizo su hermana, y al enfrentarse a los bailes y pretendientes, se la ve asustada, inquieta y poco reaccionaria. Esperaba una actitud un tanto más beligerante al respecto. Por otro lado, toma contacto con movimientos políticos contrarios a la realeza y a favor de la igualdad de sexos en los bajos fondos de Londres, pero su motivación intelectual es rápidamente desplazada a razones del corazón. Una completa decepción.
La falta de actores hizo mella en la historia. Por un lado, tenemos la súbita desaparición de una hermana Bridgerton. ¿Qué pasó con ella? Pensemos en que se fue a Escocia. Por otro lado, la ya anunciada ausencia del actor Regé-Jean Page hace que algunas escenas donde aparece Daphne se vean extrañas. ¿Acaso se pelearon, de nuevo? Si bien el Duque ya no influiría en nada, que no esté sentado en una boda real es imperdonable. Tal vez se debería haber eliminado a Daphne también y haber dicho en un par de comentarios que estaba de viaje por Europa con su marido. La historia merecía algo mejor que solo: "se quedó en casa". Una buena excusa, vamos, algo. Para la tercera temporada, si no renuevan contrato con alguien, tampoco pongan a su pareja o busquen un reemplazo.
En la primera temporada ya se había abordado la enigmática figura de Lady Whistledown, pero en esta segunda temporada se hace un repechaje al respecto. Sin embargo, esta nueva búsqueda por la identidad de la escritora causa una pelea muy forzada al final del último capítulo de la serie. ¿Y qué decir al respecto? No tiene sentido. Había que enemistar a esos personajes y ya está.
El argumento de la serie, el choque constante entre Kate y Anthony se podría haber resuelto sin llegar tan lejos. Primero, porque no tiene sentido que un hombre honorable y con dos dedos de frente lo lleve hasta ahí. Segundo, porque dejaron a Edwina como una chica tonta (hermana, date cuenta). Tercero, porque el papel de matriarca sabia de Lady Danbury lo único que hizo fue entorpecer las cosas (sí, la anciana lo sabía todo, pero decidió aconsejar mal a Kate). Si bien este alargue fue provechoso en el sentido de que pasaron un montón de cosas en el medio para rellenar capítulos, para cuando terminó la serie sentí que fue demasiado. Sobran como tres capítulos... Y en una serie de tan solo ocho, es decir mucho.
La segunda temporada como la adaptación de la segunda novela...
Un desastre. Un completo desastre. Pero es justo que vayamos por partes. No es obligación que una adaptación sea fiel al libro, pero todos los lectores solemos esperar que respeten un par de cositas.
Hay escenas y motivaciones que eran muy importantes en la novela El vizconde que me amó y que faltan o están muy modificadas. Por ejemplo, el terror de Anthony por la muerte y el trauma por el fallecimiento de su padre están reflejados en un capítulo que muestra flashbacks, pero lo relacionan con el miedo a sufrir por amor. Otro ejemplo, las hermanas eran muy distintas en el libro, por lo cual sus sentimientos también lo eran y las razones por las cuales se relacionaban con el vizconde. Sin embargo, ambas parecen amar profundamente en la serie.
Además, para mantener la atención de los espectadores, la serie tiene que recurrir a contar varias tramas a la vez. Así veremos escenas que no corresponden a este libro (pero sí a otros) o personajes de los que apenas sabíamos algo (la cantante de ópera de la temporada uno, la pintora de la temporada dos). También mezcla los árboles familiares (saludemos a la familia Crane) y la buena predisposición de Colin hacia los Featherington o la aparición de la reina. E inventa sucesos nuevos, algunos muy interesantes (el boxeador Will Mondrich, ahora cantinero) y otros muy mal implementados (un nuevo integrante Featherington).
Algo que me causa mucha incertidumbre es el futuro de esta serie. Si bien ya están confirmadas (al día de hoy) las temporadas tres y cuatro... ¿Qué tanto contarán? ¿Tendrán que recurrir a un salto en el tiempo? Hay algunos personajes que deben crecer para poder contar romances, ¿o nos dejarán sin ellos? Eso podría explicar el recurso utilizado en esta segunda temporada que es el evento más importante del último libro de la saga.
En definitiva, la serie Bridgerton es implacablemente adictiva y tiene buenas razones para serlo. Podría estar mejor, sí, pero también podrían existir alienígenas y yo no los he visto. Lo único importante es que separen el libro de la serie cuando la vean. Recomendada.