No me gusta hablar en los
funerales
no me gusta recibir abrazos
tampoco
distraen mis lágrimas
hay que hacerse la débil o la
fuerte según quien se acerque
hay que sonreír cortésmente
hay que encontrar maneras
elocuentes de filosofar sobre lo efímero de la vida
todos hablan de la última vez que
la vieron viva
especulan sobre su último respiro
encomiendan su espíritu a su
fantasía de preferencia
o, como yo,
se convencen escépticamente que no hay más nada
que una caja de madera y tierra
para devolvernos al vientre de la madre
¿a dónde se irá nuestro calor?
¿a dónde los hilos que sostienen
la sonrisa?
¿quién proyectará nuestros sueños
en las nubes?
¿quién sobará nuestro cabellos
hasta dormirnos?
21 de octubre 2013