Me siento como pegada con el más fuerte de los pegamentos.
Quiero volar y una especie de cadena no me deja alzar el vuelo.
Hay días, como hoy, que todo me vuelve a dar miedo.
Tener miedo no es una manera muy lógica de empezar algo que se desea hacer. Lo sé.
Tampoco es una palabra que me guste mucho. Creo que no es miedo exactamente, sino, más bien, una mezcla de sensaciones.
Hace pocos años descubrí que existían los blogs. Buscaba una definición en internet, una de las respuestas que hallé me llevó hasta un blog.
Contar mi "relación" con los blogs desde entonces haría que perdiera el horizonte de esta entrada. Me he prometido que, al menos el comienzo, no iba a ser muy lioso.
Nunca he escrito en un blog y me pregunto si éste que comienzo ahora tendrá mucha vida.
Siento que dentro de mí se mueven sentimientos, ideas, emociones, sensaciones...cosas que necesito contar. Lo difícil es saber expresarlo bien.
Algunas personas creen que lo conseguiré, confían en mí, probablemente, mucho más que yo misma.
Entre ellas, debo destacar a tres blogueros maravillosos.
El primero, un amigo del trabajo que lleva mucho tiempo animándome, sacándome sonrisas cuando en mì aparece la sombra de lo gris y la negatividad, repitiéndome hasta la saciedad que soy capaz de hacerlo.
Los otros dos son los que han puesto este instrumento en mis manos, los que me han regalado este blog lleno de hojas en blanco en las que poder expresar lo que quiera y de la manera que quiera.
Los tres tiran, pacientemente, de mí intentando llevarme a ese "precipicio" desde dónde empezar a volar.
Abro pues, mi ventana, mi mirada hacia el horizonte de la realidad y la ilusión
Gracias
Goyo, también conocido como
Mak por ser un "blandito" adorable (aunque siempre lo negaré delante de cualquier abogado :P )
Gracias
Marina por querer ser mi "Hada Madrina"
Gracias
Dulce por haber querido llenar desde el principio con tu dulzura los cristales de mi ventana..."La ventana de Marrubi".
Nunca os podréis hacer una idea de todo lo que os quiero.