... y dejar ir. Sin más, sin esfuerzos. Dejar que las cosas vayan ocupando su lugar, su razón de ser y su oportunidad conquistando, a la vez esa parcela de tiempo dentro de nosotros que les pertenece.
Llevo unos días de reflexión. Diría que de redescubrimiento. Días de volver a ser el que solía y ser y plantearme quién de los dos (mi yo de ayer o el yo de hoy) es mejor que el otro y en qué.
Imagino que a estas alturas todos sabemos que vivo en el pasado y que toda vista hacia atrás tiende a fijar las cosas buenas y diluir las malas. No sé si importa todo eso ahora, el caso es que hace mucho tiempo que me resultaba cómodo volver al blog y soltar lastre, entrar y ser el triste que, en el fondo, nunca he sido.
Supongo que a todos nos gustan los personajes y sus conflictos. No quiero decir que no los haya tenido o los tenga, pero vamos a ser sinceros, son los de alguien que vive en un mundo protegido, con injusticias más o menos controladas, de desamores y amores comunes, de día a día en un país de que nunca se ha movilizado a nada.
Alguien que vive en su zona de confort, aunque su zona de confort le lleve a una felicidad insatisfecha (o a una infelicidad complaciente).
No sé si alguna vez pude o no cambiar eso. El caso es que ahora me he puesto manos a la obra y parece que voy por, más o menos, buen camino.
Me dicen que he de elegir un camino u otro, que no se pueden escoger dos al mismo tiempo, y eso es, básicamente, lo que he ido intentando hacer desde hace muchos años.
Ciencias y letras. Vivir de día y vivir de noche, ni demasiado bueno ni demasiado malo, ni demasiado ocioso ni demasiado ocupado. Escribir sin escribir, crear sin ser demasiado creativo.
Muchas cosas al mismo tiempo.
Todas desgastando la vida como si fuera a vivirla eternamente, o queriéndo vivir varias al mismo tiempo no vaya a ser que se acabe antes de tiempo.
Tal vez sea esa la razón de todo este cansancio, de no llegar a donde me gustaría llegar.
De repetir lo conocido sin atreverme a desprenderme de él de una vez por todas.
Sospecho que será la primavera...
...o que llegado a cierta edad me planteo el resto de mi vida.
o que empiezo a intuir que dentro de poco será demasiado tarde para cambiar de verdad algo,
o que estoy alcanzando algo parecido a una conciencia de mí mismo...
... el caso es que empiezo a creer que estoy entrando en esa fase de la vida en la que debo conquistar mi derecho a ser quien deseaba ser, intuitivamente, desde niño. Y eso, en realidad, siempre lo he tenido muy claro.
Y aunque en parte lo he ido consiguiendo, me queda ahora la tarea de disfrutar de ello.
Eso si no pasa nada que lo frustre.
Porque no recuerdo quién decía que la vida es eso que te ocurre mientras tú estás haciendo otros planes.