Poema de María Teresa Andruetto
Arroz con alcachofas
El aceite
borbotea en la sartén.
Allí he echado
dos alcachofas acuchilladas.
He convertido esas flores antiguas
en corazones abiertos,
en carne viva.
Me he dedicado después
a esperar que largaran su sangre
o su sudor,
según se mire.
Luego
he reducido una cebolla
grande
y llena de luz
a polvo,
a jugo,
a numen.
Y otra vez he llorado.
Pero tan poca cosa no me amedrenta.
Me zambullo,
con el jugo y las lágrimas,
en el aceite hirviente
y cuando todo se impregna,
paso una lluvia de arroz
de la caja a mi mano
y de mi mano a la sartén
en donde bullen
los zumos
del dolor y de la dicha.
Ya puedo esperar
que los granos se hinchen.
Sé que soportarán,
igual que yo,
una hinchazón
tres veces superior
a su tamaño.
Sólo hará falta agregar
de tanto en tanto
agua
o caldo,
un baño de mar
que les permita
transitar por el infierno
de la hornalla.
© María Teresa Andruetto
Etiquetas: María Teresa Andruetto
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