30/11/24

Poema de María Teresa Andruetto

 


Arroz con alcachofas

 

El aceite

borbotea en la sartén.

Allí he echado

dos alcachofas acuchilladas.

He convertido esas flores antiguas

en corazones abiertos,

en carne viva.

Me he dedicado después

a esperar que largaran su sangre

o su sudor,

según se mire.

Luego

he reducido una cebolla

grande

y llena de luz

a polvo,

a jugo,

a numen.

Y otra vez he llorado.

Pero tan poca cosa no me amedrenta.

Me zambullo,

con el jugo y las lágrimas,

en el aceite hirviente

y cuando todo se impregna,

paso una lluvia de arroz

de la caja a mi mano

y de mi mano a la sartén

en donde bullen

los zumos

del dolor y de la dicha.

Ya puedo esperar

que los granos se hinchen.

Sé que soportarán,

igual que yo,

una hinchazón

tres veces superior

a su tamaño.

Sólo hará falta agregar

de tanto en tanto

agua

o caldo,

un baño de mar

que les permita

transitar por el infierno

de la hornalla.

 

© María Teresa Andruetto

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