LUNES DE PASCUA
Ha amanecido lluvioso y gris, será otra vez lunes.
Un domingo de Pascua de hace muchos años, pero muchos, recibí un regalo especial.
Muy grande, un tanto amargo y casi negro, venía envuelto en un celofán brillante y rematado en copete con un lazo amarillo como el sol.
Mi Huevo de Pascua.
Lucas y Rosa no eran de la familia, sino esa clase especial de amigos que solían tener los padres, esos que vienen a comer sin necesidad de haber quedado, sin avisar por teléfono, esos que alegraban un día entre semana o el final de las vacaciones.
Al final las descendencias de aquellas familias acabaron mezcladas extrañamente, tenían tres hijos mayores que yo. Un día no se cual les perdí la pista, pero no el recuerdo.
El regalo de Lucas que no era mi padrino, pero que hacía unos regalos que me parecían un mundo entero y su mujer, Rosa, se quedó aparcado en un cajón de la memoria hasta hoy.
Él con traje gris y corbata estrecha, Rosa siempre, siempre llevaba un peinado setentón crujiente de laca en un tono rubio-actriz-sueca.¡Madre mía! la capa de ozono se resintió aquellos años con aquellos cardados tan escultóricos.
El maquillaje de Rosa era atrevido, muy vivo. Digo vivo porque recuerdo la sombra turquesa perlada de sus párpados rematados con eye liner pintado "a pulso", un rosa muy glossy en la boca que contenía una sonrisa enorme siempre al límite de la carcajada.
Lucas y Rosa eran geniales.
El caso es aquel domingo, Rosa, con su bolsito kelly pendiendo del antebrazo y su abrigo azul azafata que habría copiado a Jacky O -seguramente- bajó del Simca 1000 color moka con el Huevo en equilibrio y protegido del sol primaveral con sumo cuidado. Ella solía llevar zapatos de azafata de Iberia, aquellos que todas las madres tenían con punta y taconcito cuadrados y una hebilla forrada ¿los estás viendo?.
Mientras desembarcaba mi tesoro me planté inmóvil delante de la puerta del coche, no daba crédito, pero semejante envoltorio tenía que ser para mí sí o sí. Estaba segura porque aquel día yo era el único miembro del clan cuya edad sólo contenía un dígito.
Ya he dicho que el Huevo era casi negro de un chocolate puro nada azucarado. Estaba plantado sobre una base que simulaba un lecho de pajitas, ¡ah sí!, un nido. En la parte delantera te saludaba una puerta rematada en arco, cubierta con crucería de chocolate blanco. Y todo todito estaba salteado de flores de mil colores de azúcar duro como las peladillas de los bautizos.
Un primor.
Lo sujeté presa del pánico, pensé:
-"Si se cae, el ruido hará que despierte de este sueño maravilloso"
Apreté ambas manos a los lados de la mona intentando que no derritieran tan preciado regalo. Caminé hasta la mesa, algo sonaba en su interior que rodaba y chocaba entre sí. Empuje con cuidado la puertecita enrejada e introduje los dedos, después la mano entera y a la palpa noté una caricia suave, unas bolitas finas y otras mullidas. Saqué la mano llena de conguitos, aquellos cacahuetes forrados de chocolate que eran la versión española de los emanems, y mezclados con los dulces, un montón de pollitos diminutos de trapo amarillo, muchos. Con su pico, sus patitas y sus ojos, ¡Cielos!
No hay foto de aquel instante, pero mientras escribo, revivo el momento mil y una veces feliz.
En mi Cielo particular, se positivamente que cada cual tendremos el que nos hayamos diseñado, estarán las almas que amo, estará mi perro Coqui y alguno que vendrá después. Estará Mi Cocinita Noche de Reyes.Cuento ,colgado en su perchita mi traje de Gitana Griselda, anastasia and me. Cuento y también me esperará Mi Huevo, amargo y dulce a la vez.
Amargo por lo perdido y dulce por el sabor amable de todas esas bonitas historias que escribieron las infancias de muchas Pascuas.
Se que te gustan los cuentos y por eso los comparto, los míos son medianamente verdaderos y enteramente fantásticos. Por suerte tengo una memoria a prueba de molesquine, pero a veces a fuerza de fantasear y rememorar, acabo mezclando mis fotos de familia con vivencias de los cinco años. Esta historia es para Inma, Eva, María, Piola, Marta, Amparo, Helen, Ro...y todos aquellos que ya tienen su sitio en mi Cielo particular.
Ayer recogimos los huevos de chocolate que el Conejo de Pascua escondió en el jardín. Había que moverse rápido ya que los que estaban a ras de suelo eran presa fácil de Pippa.
En Valencia hoy es festivo, así que hoy es "luningo".
Y ten cuidado si conduces hoy de vuelta, hazme ese favor.