martes, 15 de octubre de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
cuando tuve diez años
Este poema lo sentirán mas profundamente los que conocieron el arroyo del pozohondo.
Cuando tuve diez años
Donde apenas el recuerdo
sabe dibujar la historia
quedaron entre apedreos
y pantalones raídos,
cortos quizás ya y postreros,
la indiferencia al futuro,
al pasado, al amor,
al dinero y al invierno;
junto a un polo de limón
cuyo palo era un velero
y un pretendido jardín
mil veces roto y tres verde.
Diez canicas dos monedas
donde al poco hubo diez
llaves,
donde hubo después un reloj
había una calcomanía,
donde hoy fuerzo una sonrisa
el hueco que dejó un diente
al final de un apedreo,
donde hoy hay preocupación
no había ni pensamiento.
Y allí, junto a aquel arroyo
que no dibuja el recuerdo
se perdieron diez canicas,
dos monedas y aquel palo
de aquel polo de limón.
Cayó la calcomanía
que a bordo de aquel velero
marchó a no medir el tiempo.
Poco a poco la corriente,
hoy sé que un poco a
traición,
robaba de mis bolsillos,
un día mis ojos de asombro,
y otro mi diente escondido.
Jamás he vuelto a tener
tesoros de mas valor
en escondites secretos y
compartidos
A. Q.
martes, 16 de abril de 2013
Despierta amigo a la duda
Despierta amigo a la duda
¿Cómo puedo equivocarme amigo
invitándote a hacerte
preguntas a ti mismo?
¿Cómo puedes creer que cierro tus
ojos cuando te muestro otras perspectivas?
¿Cómo puedes dictar justicia si
solo eres juez?
Inventa en mis palabras la posibilidad
de ser reo,
crea en tu mirada luces de
desconfianza.
Tu crimen puede ser mi
justicia,
tu justicia puede ser mi
germen de odio
y mi odio puede ser de nuevo
tu crimen y mi justicia.
Los anocheceres de certezas,
quizás debieran ser albas de
dudas.
Acude amigo a la conversación
sin hitos
y volvamos a insomnio
destructor de las certezas.
Amanezcamos con la necesidad de
ver todo de nuevo,
desde todos los altillos y
barrancos,
desde todos los jueces y los
reos.
Cada ocaso así será mas
cierto
y cada amanecer menos penoso.
Y así, cuando todo acabe,
moriremos en la paz de haber
sido mucho mas justos
dudando.
Antonio Quintanar García
sábado, 6 de abril de 2013
miércoles, 13 de marzo de 2013
Poema. ¿a qué vienes soldado?
¿A que vienes soldado?
¿A qué dices que vienes tú,
soldado?
¿qué intenciones cabalgan por
tu mente?
¿Por qué viene tu sable
ensangrentado?
¿Qué crees que significa ser
valiente?
¿Qué cosas de mi pueblo te
han contado?
¿Qué te han dicho que te hizo
a ti mi gente?
¿Pensaste en los desvelos de
mi madre
que lograron de mí alguien
que te quiere?
¿Por qué ha crecido en ti
tanto baladre?
dejamé que te explique y te
libere,
consiente que mi verso te
taladre,
que el sable y tu cerebro se
sinceren
y mátame después si te
complace
si,
mátame soldado peregrino
pero antes piensa en cuál es
tu camino;
tú solo, sin que nada te
amordace
y mátame después si es tu
destino
o acércate y permite que te
abrace.
¿En qué parte del mundo te
dijeron
que venir a matarme es lo que
importa?
¿Qué es lo que piensas tú?
¿te convencieron?
¿en qué momento estaba tu
alma absorta?
Yo sólo sé que tú eres
extranjero
y poder abrazarte me
conforta.
¿Quién decidió por tí que me
mataras?
¿le temes más a él que a mis
hermanos?
¿Por qué razón te dijo que
atacaras?
Aquí solo verás seres humanos
que no podrás matar si ves
las caras
de quien va sin fusiles en las manos.
¿Qué vas a hacer soldado con mi miedo?
¿que harán con nosotros tus fusiles?
¿que hará con las miradas
infantiles
El ciego movimiento de tu dedo?
Espero que la fuerza de tu credo
te haga reflexionar y que vaciles.
Despierta tu razón adormecida,
yo no soy tu enemigo, soy tu hermano,
te ha mentido soldado alguien cercano.
Devuelvelé sus armas homicidas,
libérate y ofréceme tu mano
que no es dueña ni de muertes ni de vidas
Ve y cuéntale a tu madre quién soy yo,
y dile que yo quiero ser tu amigo,
que nuestra guerra ya se terminó,
ella comprenderá lo que te digo,
podrá besar al hijo que partió
y cuéntale también que la bendigo.
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