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José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.
Traigo en la garganta un verso herido por el tiempo, a ratos huidizo a la sombra de la vieja parra, en ocasiones vivaz cual agua de cántaro enjugando un rostro de vespertina muchacha linda. Y me masculla al oído sus ansias por ser parido, su deseo de rimar al pálpito de alas en el corazón amigo, y me muestra plomiza la noche sin letras que perfilen la hermosura de una estrella. Y me grita canciones que debiera pulir, y me escupe verdades que debiera esquivar por no herir más esta preciosa y resquebrajada fragilidad.
Tengo el verso ancorado al olvido, al acecho del tránsito, sujeto al mero fluir de la vida y no puedo más que enjaularlo hasta venideras nuevas. Tengo ese verso que destripa la mesura de los charcos, que desata tempestades en el alma cual sangrante torso de ciprés donde tallar tu nombre. Lo llevo macerando en el envés de las pupilas desde que te vio mi vida, allá en la madriguera de mi conciencia más concisa y abstracta. Allá en los confines de una suerte desigual, donde tengo la pericia que traerán los años restallándome hoy la boca, con la receptividad del asombro absorto en un perfil de mujer dormida.
Tengo el verso en vena cabalgándome los días, encabritado entre escombros por guardarlo atado en corto. Traigo ese verso que cimbra los cimientos del cielo, el que hizo llorar a la luna bajo un manto de candela. Lo traigo entre los dedos, delirante por su esencia pura, con la fuerza de los mares en mil letras por escupir. Pero tú, sólo tú, hiciste hoy feliz de nuevo al aire sólo con esa sonrisa. Y yo, yo tengo celos de tu boca.