RÁFAGA DIURNA
"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
PALABRAS DE CARAMELO
"Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena".
Paulo Coelho. Escritor brasileño.
Pídele que no vuelva a sonreir así, como sólo lo hacen al abrirse las flores en primavera, o estarás jugándote la vida al todo o nada desde este triste balcón. Apresúrate, aun sigue durando un segundo cada segundo y debes cambiarlo… Corre, piensa una de esas torpes poesías que tantas veces guardaste en la mesilla ¿Sientes cómo el aire está apunto de quebrarse?.
No recuerdo esculpirte este rostro estúpido de un modo tan inoportuno, arriba maldita sea... ¿Qué podrías hacer si de pronto ahora ella te mirara? ¿Cómo ibas a evitar quererla por el resto de tus días? Amar es temblar de por vida ante la siguiente despedida, y tú te mueres por hacerlo. Sí, imagínalo, justo ahora, mientras recoge amapolas y las siembra en su divino regazo. Mientras despide a la floristera y se embarca en una nueva ensoñación diluyéndose entre el gentío... Si te regala una mirada en este preciso instante correría despavorido tu aplomo hacia ningún lugar. Matarías por mesarle el pelo tras la oreja y lo sabes, pero tú prefieres creer que no es ella. Prefieres pensar que es demasiado joven, demasiado alta o demasiado bella para ser ella, pero ¿Dónde andan metidos en este instante tus grandes problemas? Sí, esos de los que ni en sueños logras desprenderte... No hay migajas de tristeza en tus pupilas, es maravilloso... ¿Dónde ibas a robar la hipocresía suficiente para tornar recíproca su indiferente mirada? Vamos, bésala idiota.
Bésala maldito cobarde, a mi no puedes engañarme. Mira esa boca… No podrías atender a sus palabras porque andas absorto en el brillo de sus ojos, totalmente fuera de ti ¿Y pretendes creer que seguirás vivo cuando la pierdas de vista para siempre sin saber tan siquiera su nombre? Desesperado por cumplir digno tu papel en este estúpido teatro de modales protocolarios olvidaste lo primordial de la vida. Para perderla sólo necesitas haberla encontrado… Vamos, salta, leva tu alma al universo, dile en tu titubeante primera palabra que la amas como jamás amaste a nadie, fusila los preámbulos. Adelante, tírate y haz por una vez en la vida algo por ti. Basta de embustes, date la oportunidad de ser feliz o equivocarte en este instante en que se para la vida para bifurcarse en el tren que ya escapa y el que, sin mas dilación, has de tomar.
Sabes que ya estás perdido, te han gritado los dedos amigo mío, ya no hay vereda de regreso. Sujétate el corazón, que la vida te acaba de estallar en su sonrisa; y lo mejor es que lo sabes.
CORAZONES DE COMETA
"El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo".
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.
Aun me encuentro entre los vivos, quejumbroso entre los hijos de la tierra que malcrían corazones de cometa. Cometa que logra volar a ratos, una vez al mes o tras una tarde de tormenta; cuando el capricho del azar le da el permiso para ascender. Pero nunca lo hará libre, ella no vuela. Ella, se deja volar.
Yo vuelo. Vuelo por amar tanto a la vida como la flor odia la guerra. Me enamora verla beberme despacio, de un modo tan elegante que apenas surco el día ya me muerde la noche. Adoro sentir cómo me duele cuando le ensucia los labios a la suerte, cuando me deja desnudo ante el sol y una lágrima acaricia el contorno de mi sonrisa rota. A veces siento su crueldad tan pura, tan salvaje en su brutal imparcialidad ante los hombres que me restalla el pecho por sentirme vivo; tan vivo… La imagino nadando hacia mí, con el suave ondular de una pluma abanicada por las olas y me siento grande, poderoso al saberme el ingenio dormido, pero latente por siempre en mí.
Lo importante no es caminar poeta, sino saber que existen otros mundos a esa hora en que se relame la madrugada; cuando los pétalos se tornan ásperos y las estrellas se descuelgan ebrias del firmamento. Yo vivo a cuatro metros de la arena, confeccionado para propósitos altivos, inaudibles al oído del mortal. Nunca caminaré al trabajo sin importarme; perseguir un destino sin anhelarlo es arrancarle de cuajo los años a la vida. Galopa tiempo intratable, pronto me harás viejo y olvidaré por siempre la primavera, pero al girarme, ya nunca tendré vidriosas las pupilas. Estoy hecho para llorar el pasado divino y clavarle dentelladas a ese horizonte a donde todos van y nadie regresa. Hecho para asesinar por la espalda a la gris anhedonia que tiñe de llanto la chaqueta del viandante; para empaparme de la lluvia que todos rehuyan, de la nuca que nadie mime… Yo sólo le temo al olvido.
Y habrá un tiempo para los olvidados, para los corazones degollados. Y despertaré una mañana con la certeza acuciante de que existe esa muchacha que la noche más inesperada me devolverá la mirada del universo entero, y me agarrararé frenético por fin a la existencia como el pecado a la fe, y le juraré amor eterno a las golondrinas que me sobrevuelen, y habré de frotarme entonces tanto los ojos; tanto amigo mío... Necesitaré la lluvia para gozar del cielo azul y una mano que firme me acompañe en el camino a la locura. Adelante...
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.
Aun me encuentro entre los vivos, quejumbroso entre los hijos de la tierra que malcrían corazones de cometa. Cometa que logra volar a ratos, una vez al mes o tras una tarde de tormenta; cuando el capricho del azar le da el permiso para ascender. Pero nunca lo hará libre, ella no vuela. Ella, se deja volar.
Yo vuelo. Vuelo por amar tanto a la vida como la flor odia la guerra. Me enamora verla beberme despacio, de un modo tan elegante que apenas surco el día ya me muerde la noche. Adoro sentir cómo me duele cuando le ensucia los labios a la suerte, cuando me deja desnudo ante el sol y una lágrima acaricia el contorno de mi sonrisa rota. A veces siento su crueldad tan pura, tan salvaje en su brutal imparcialidad ante los hombres que me restalla el pecho por sentirme vivo; tan vivo… La imagino nadando hacia mí, con el suave ondular de una pluma abanicada por las olas y me siento grande, poderoso al saberme el ingenio dormido, pero latente por siempre en mí.
Lo importante no es caminar poeta, sino saber que existen otros mundos a esa hora en que se relame la madrugada; cuando los pétalos se tornan ásperos y las estrellas se descuelgan ebrias del firmamento. Yo vivo a cuatro metros de la arena, confeccionado para propósitos altivos, inaudibles al oído del mortal. Nunca caminaré al trabajo sin importarme; perseguir un destino sin anhelarlo es arrancarle de cuajo los años a la vida. Galopa tiempo intratable, pronto me harás viejo y olvidaré por siempre la primavera, pero al girarme, ya nunca tendré vidriosas las pupilas. Estoy hecho para llorar el pasado divino y clavarle dentelladas a ese horizonte a donde todos van y nadie regresa. Hecho para asesinar por la espalda a la gris anhedonia que tiñe de llanto la chaqueta del viandante; para empaparme de la lluvia que todos rehuyan, de la nuca que nadie mime… Yo sólo le temo al olvido.
Y habrá un tiempo para los olvidados, para los corazones degollados. Y despertaré una mañana con la certeza acuciante de que existe esa muchacha que la noche más inesperada me devolverá la mirada del universo entero, y me agarrararé frenético por fin a la existencia como el pecado a la fe, y le juraré amor eterno a las golondrinas que me sobrevuelen, y habré de frotarme entonces tanto los ojos; tanto amigo mío... Necesitaré la lluvia para gozar del cielo azul y una mano que firme me acompañe en el camino a la locura. Adelante...
A TI PAPEL
"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando".
Pablo Picasso (1881-1973) Pintor español.
No pude callarlo, se me azoraba el sueño al recordarte triste. Porque sé que lo estás a pesar de ofrecerme siempre tu blanca sonrisa, a pesar de que nadie siquiera alcance a sospecharlo, ni tan siquiera tú que en mis manos juro volverás a florecer preñado de tinta. Porque eres el sustento de mis sueños, a veces nutre la demora. Las musas en crisis son una espiral sin recodos, y en su tormenta nadie sabe estar contento con nada porque por naturaleza tendemos a arañar ese pedacito más que creemos necesitar, pero es eso lo único que te sucede ésta noche hermano mío. En unas horas volveré por fin a vestirte de gala sólo para mí, porque sabes que yo no osaría regalarte por premura un arrullo de otros labios, unos versos de cuneta; un amor para salir del paso… Por desgracia, no soy así.
¿Sabes? Demasiados pocos nos detenemos ante la vida a reparar si un desierto puebla nuestro equipaje, o si por el contrario, resulta que la saca se nos desborda con tanto bagaje. Olvidaste meditar que cuanto sobresale no es más que lo que alcanzan a ver los ojos del recuerdo, pues todo un universo de profusas horas prodigiosamente felices nos acompaña allá donde fui lamiendo a carboncillo tu atávica piel de madera. Huye del amparo de creerte desdichado ante el atroz afán de superación pues, lejos de mediar entre un dios injusto y el término destino, nos colocará más al filo del abismo si cabe, desgarrándonos incautos a jirones la templanza que tanto abrigó siempre nuestra inspiración. Yo jamás te saldré presuroso al rescate, sería traición amando tanto el fuego lento.
Remansa la exigencia y vuelve a embarcarte en los ojos de una linda zagala, de ese sabio anciano que te observa en el confín del planeta. Libera las alas y vuela de nuevo, prominente o raso, pero vuela. Prueba a esconderte una vez más tras mis palabras, se que adoras el roce de las pupilas y aquí estarás a salvo, pues el viento del norte siempre pasa de largo por mi paraíso. Caliente al abrigo de mis letras, guarecido de las miserias que proyecten las bocas del mundo, deja que te arrope con mis dibujos a mano del mundo pues sólo escribo para ti, como siempre; y esta noche amigo mío volverás a soñar con alondras acurrucado en la cola de mi gatita de angora.
Pablo Picasso (1881-1973) Pintor español.
No pude callarlo, se me azoraba el sueño al recordarte triste. Porque sé que lo estás a pesar de ofrecerme siempre tu blanca sonrisa, a pesar de que nadie siquiera alcance a sospecharlo, ni tan siquiera tú que en mis manos juro volverás a florecer preñado de tinta. Porque eres el sustento de mis sueños, a veces nutre la demora. Las musas en crisis son una espiral sin recodos, y en su tormenta nadie sabe estar contento con nada porque por naturaleza tendemos a arañar ese pedacito más que creemos necesitar, pero es eso lo único que te sucede ésta noche hermano mío. En unas horas volveré por fin a vestirte de gala sólo para mí, porque sabes que yo no osaría regalarte por premura un arrullo de otros labios, unos versos de cuneta; un amor para salir del paso… Por desgracia, no soy así.
¿Sabes? Demasiados pocos nos detenemos ante la vida a reparar si un desierto puebla nuestro equipaje, o si por el contrario, resulta que la saca se nos desborda con tanto bagaje. Olvidaste meditar que cuanto sobresale no es más que lo que alcanzan a ver los ojos del recuerdo, pues todo un universo de profusas horas prodigiosamente felices nos acompaña allá donde fui lamiendo a carboncillo tu atávica piel de madera. Huye del amparo de creerte desdichado ante el atroz afán de superación pues, lejos de mediar entre un dios injusto y el término destino, nos colocará más al filo del abismo si cabe, desgarrándonos incautos a jirones la templanza que tanto abrigó siempre nuestra inspiración. Yo jamás te saldré presuroso al rescate, sería traición amando tanto el fuego lento.
Remansa la exigencia y vuelve a embarcarte en los ojos de una linda zagala, de ese sabio anciano que te observa en el confín del planeta. Libera las alas y vuela de nuevo, prominente o raso, pero vuela. Prueba a esconderte una vez más tras mis palabras, se que adoras el roce de las pupilas y aquí estarás a salvo, pues el viento del norte siempre pasa de largo por mi paraíso. Caliente al abrigo de mis letras, guarecido de las miserias que proyecten las bocas del mundo, deja que te arrope con mis dibujos a mano del mundo pues sólo escribo para ti, como siempre; y esta noche amigo mío volverás a soñar con alondras acurrucado en la cola de mi gatita de angora.
AL OTRO LADO DEL ESPEJO
"Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco más"
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
La etimología del deseo es mirar a los astros, por eso adoro tanto coquetear contigo luna.
Prohibir implica desatar la lujuria. Somos fieles amantes de la negación, ella tiene la preponderancia para despertar a la fiera latente que todos albergamos a la derecha de nuestro buen obrar, de nuestro dialogante proceder. El gozo es la vulneración del tabú y cuando la bestia abre sus fauces con el vaivén de tus caderas la ciudad mengua, se merma el tumulto de los bares y la música se atenúa hasta volverse inaudible a los oídos del animal que regresa de tiempos inmemoriales con pecado en la saliva.
Es entonces cuando las gotas de sudor en tu espalda son lágrimas de santos ahogados en un mar de lascivia; el erotismo nos muerde la mirada y ciegos saltamos al otro lado del espejo, ese en el que la obscenidad nos cabalga trepidante las venas, ese en que amarnos o no ya es lo de menos. Allí, donde salvaje arde en llamas tu ropa y se te inflan las pupilas de frenesí por abandonarte al desenfreno, matarías por hacerme daño con tu arañazo de gata en celo. Ven sin miedo, sabes que me muero por temblar tras la contienda. Porque te encanta sentir cómo me recreo en el último botón, esa frontera que ya nadie te paladea. Vamos, grítale al alud tan fuerte que retumben los cimientos del cielo.
Allí, donde moran los corazones sucios y se suicidan los boleros quisiera yacer contigo esta noche amor, carnívoros hasta que el diablo nos de escobazos en el techo.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
La etimología del deseo es mirar a los astros, por eso adoro tanto coquetear contigo luna.
Prohibir implica desatar la lujuria. Somos fieles amantes de la negación, ella tiene la preponderancia para despertar a la fiera latente que todos albergamos a la derecha de nuestro buen obrar, de nuestro dialogante proceder. El gozo es la vulneración del tabú y cuando la bestia abre sus fauces con el vaivén de tus caderas la ciudad mengua, se merma el tumulto de los bares y la música se atenúa hasta volverse inaudible a los oídos del animal que regresa de tiempos inmemoriales con pecado en la saliva.
Es entonces cuando las gotas de sudor en tu espalda son lágrimas de santos ahogados en un mar de lascivia; el erotismo nos muerde la mirada y ciegos saltamos al otro lado del espejo, ese en el que la obscenidad nos cabalga trepidante las venas, ese en que amarnos o no ya es lo de menos. Allí, donde salvaje arde en llamas tu ropa y se te inflan las pupilas de frenesí por abandonarte al desenfreno, matarías por hacerme daño con tu arañazo de gata en celo. Ven sin miedo, sabes que me muero por temblar tras la contienda. Porque te encanta sentir cómo me recreo en el último botón, esa frontera que ya nadie te paladea. Vamos, grítale al alud tan fuerte que retumben los cimientos del cielo.
Allí, donde moran los corazones sucios y se suicidan los boleros quisiera yacer contigo esta noche amor, carnívoros hasta que el diablo nos de escobazos en el techo.
MENTIRAS PIADOSAS
Créeme. Quisiera echarte menos de más, pero no podemos agarrar las nubes, es el idioma de los suspiros ¿Sabes? Ayer robé otra rosa, y tampoco era para ti. Mañana tampoco lo será y morirá marchita en su derroche de fragancia sin que por ello fuese menos embriagador su perfume; simplemente, floreció en el momento equivocado. Si quieres puedo hacerte sentir mejor, te regalo otra caricia, pero no dejará de ser cierta mi palabra. Nada bello puede tener dueño, por eso debes aprender de los errores.
Lo intentan, pero no alcanzan a endulzarte mis labios. Sabes que dormitan cuando tus ojos les hablan de amor. Es la elegancia de un corazón tibio lo único que nos ata, yo nunca podría mentirte. No quieras naufragar en un engaño, podrías obligarme a ser piadoso, pero nunca a enamorarme. El mundo merece mucho más que unas manos disecadas, mira cómo vuelca al mar su cauce el río y volverás a creer en el milagro de estar viva.
Uno debe pasarse la vida en busca de la felicidad a sabiendas de que nunca llegará a besarla en los labios. El camino es lo que cuenta y sus trabas, las que uno quiera siempre padecer; si no me crees mírate dentro y escucha el grito. Hemos venido a este mundo a disfrutar de sus colores, a respirar; todo lo demás es puntuable por cada subjetivo baremo personal. Hay que morir y resucitar desnudos cada día niña, pero sólo el sabio consigue vislumbrarlo con total claridad. Yo también tengo frío, yo también me paso las noches rompiendo poemas ¿Sabes? Por desgracia nunca valdré lo que valga tu pena y no por ello debes dejar de sentirte dichosa. Eres demasiado preciosa en tu sola condición de persona, no dejes que nadie te robe la alegría porque sonreír, es el único modo de escapar del destino.
Lo intentan, pero no alcanzan a endulzarte mis labios. Sabes que dormitan cuando tus ojos les hablan de amor. Es la elegancia de un corazón tibio lo único que nos ata, yo nunca podría mentirte. No quieras naufragar en un engaño, podrías obligarme a ser piadoso, pero nunca a enamorarme. El mundo merece mucho más que unas manos disecadas, mira cómo vuelca al mar su cauce el río y volverás a creer en el milagro de estar viva.
Uno debe pasarse la vida en busca de la felicidad a sabiendas de que nunca llegará a besarla en los labios. El camino es lo que cuenta y sus trabas, las que uno quiera siempre padecer; si no me crees mírate dentro y escucha el grito. Hemos venido a este mundo a disfrutar de sus colores, a respirar; todo lo demás es puntuable por cada subjetivo baremo personal. Hay que morir y resucitar desnudos cada día niña, pero sólo el sabio consigue vislumbrarlo con total claridad. Yo también tengo frío, yo también me paso las noches rompiendo poemas ¿Sabes? Por desgracia nunca valdré lo que valga tu pena y no por ello debes dejar de sentirte dichosa. Eres demasiado preciosa en tu sola condición de persona, no dejes que nadie te robe la alegría porque sonreír, es el único modo de escapar del destino.
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