jueves, 14 de abril de 2011

“Cómo educar al niño adoptado”

En esta etapa, y supongo que durante mucho tiempo, me parece muy interesante la formación en temas relacionados con la adopción, así que os iré contando los libros que leo y me resultan interesantes.



Ya os había hablado de este libro de Lois Ruskai Melina, pero hoy os dejo más información.

Su título completo es “Cómo educar al niño adoptado. Consejos prácticos y alentadores para los padres adoptivos”. Creo que refleja muy bien el contenido del libro, no muestra situaciones ideales sino reales y a veces muy duras, pero de una forma carente de dramatismos. Hace un repaso por numerosas preocupaciones y dudas que pueden surgir y me da la sensación de que será un libro que relea muchas veces.

El índice es bastante indicador de los temas que se tratan:

Índice de materias

Prólogo

Prólogo a la edición revisada

Primera parte: la familia instantánea

1. Convertirse en padres adoptivos
Ser padres adoptivos. Prepararse para el acontecimiento. El traspaso de roles. Qué se siente después de la adopción. Cambiar el nombre

2. La adaptación de la familia
La adaptación de los bebés. Adaptación de niños mayores. Adaptación de los hermanos. Adaptación de los familiares

3. La formación del vínculo y el apego
Las familias adoptivas sí crean vínculos afectivos. La formación del vínculo y el apego. El apego en los bebés. La lactancia materna con bebés adoptados. El apego y los niños mayores. Trastornos del apego

Segunda parte: entender la adopción

4. Hablar sobre adopción
Revelar información sobre la adopción a otras personas. Hablar con los niños adoptados. Cómo entienden los niños la adopción. Hablar sobre un pasado desagradable. El perdón. Libros que narran la historia del niño. El rol del hijo adoptado

5. Cómo afecta la adopción a la familia
Los padres adoptivos son personas muy dedicadas. Los hijos adoptados: aspirar a la perfección. El sentimiento de pérdida. La adopción es distinta

6. ¿Son más vulnerables las personas adoptadas?
Problema psicológicos. Trastorno de déficit de atención con hiperactividad y problemas de aprendizaje. Efectos a largo plazo de la exposición al alcohol y a drogas. Expectativas académicas. Capacidad de recuperación. Interpretar las investigaciones en su justa medida. Aspectos positivos de la adopción. La adopción es compleja

7. La importancia de la historia familiar
La historia médica. Herencia y conducta. Asesoramiento genético para la familia adoptiva

8. Contactos con los familiares biológicos
Inconvenientes de la adopción confidencial. La relación de los padres en la adopción abierta. Contacto con el adoptado adulto

Tercera parte: aspectos especiales de la adopción

9. Identidad étnica y cultural
Desarrollar una identidad étnica y cultural. Cómo abordar los prejuicios y el racismo

10. Adopción internacional
El idioma, las costumbres y la tierra natal. Aspectos médicos de la adopción internacional. El desarrollo y el apego

11. Problemas graves de conducta
Abordar los problemas graves. Repercusiones en la familia. Tratamiento residencial. La amenaza de que se interrumpa la adopción. Recursos para la familia

12. Situaciones especiales en la adopción
Educar niños con discapacidades mentales o físicas. Personas que adoptan solas. Padres adoptivos homosexuales. El divorcio en las familias adoptivas. Familias muy numerosas. La familia con niños biológicos y adoptados. Adoptar un segundo hijo. Los hermanos en las familias adoptivas. Otras clases de adopción

Apéndices
Apéndice A: permiso por maternidad/paternidad adoptivas y asistencia sanitaria
Apéndice B: adopciones internacionales
Apéndice C: naturalización

Bibliografía y otros recursos
Obras de divulgación. Libros infantiles. Libros especializados. Revistas y otras publicaciones. Organizaciones. Accesorios de lactancia

Referencias

Índice alfabético”

Espero que os guste esta recomendación.

martes, 5 de abril de 2011

Limpieza de primavera

Dentro de un par de semanas tendremos las entrevistas para la valoración de la idoneidad. Mis emociones son diversas: nervios por la valoración, curiosidad por las preguntas que nos harán, ilusión por dar un paso más… ¡y ganas de limpiar la casa!

No es que me distraiga ordenando (ojalá, pero me manejo bien en el caos controlado), es que después de la entrevista fijarán un día para la visita domiciliaria (para comprobar que nuestra vivienda está en condiciones suficientes para criar a nuestros hijos) y no queremos que nos pille con la casa patas arriba.

Pero me da la sensación de que hay algo más, porque desde hace unos días, cuando cojo ropa en el armario, lo miro desafiante, en plan “te queda poco tiempo de desorden, amigo”; mientras lavo los cacharros me voy fijando en la falta que les hace a los azulejos de la cocina una buena limpieza; ¡hasta nos hemos planteado pintar el techo del baño!

Y bueno, una cosa es que la casa esté presentable y no haya pelusillas corriendo por el pasillo y otra que la trabajadora social vaya a abrir los armarios, que ya sabemos que no.

¿Será que empiezo a notar el “instinto del nido”? No imagino cuatro años manteniendo la casa impoluta… aunque a mi marido le parecería genial (el pobre no lleva bien lo del caos controlado).

El caso es que las ganas de limpiar están ahí y, por una vez que las tengo, ¡habrá que aprovecharlas!

miércoles, 30 de marzo de 2011

Reflexiones sobre las familias adoptivas

Extracto de la “Guía consensuada de pediatría en adopción” editada por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte, promovida por la Federación Cora y la Asociación Atlas en Defensa de la Adopción (podéis consultarla en este enlace http://adopcions.xunta.es/files_editor/file/guia_pediatria_adopcion_internacional_CORA-2008.pdf)

“Diferencias en el papel de la familia [adoptiva]:

Además de todas las tareas que tienen que asumir todos los padres en la crianza de sus hijos, la adopción sitúa a las familias frente a algunos retos especiales de este modo de construir familias.

Algunas de estas diferencias suponen un aumento del estrés durante sus transiciones vitales y una mayor necesidad de recursos adicionales que otros tipos de sistema familiar, por ejemplo:

  • La superación de los duelos previos: muchas familias adoptan tras diagnósticos de infertilidad, más o menos definitivos, o historias dolorosas relacionadas con la espera de la paternidad/maternidad.

  • El proceso de adopción: el hecho de tener que acostumbrarse a la presencia de la administración y la burocracia en su camino hacia la paternidad, la formación, la idoneidad, los papeles, la incertidumbre de la espera, los viajes...

  • La paternidad instantánea: los padres adoptivos tienen que asumir en un plazo indeterminado la paternidad de un niño de edad indeterminada sin que haya signos previos evidentes, como el embarazo, de que se van a convertir en padres ni de cuándo se va a producir este hecho.

  • La adopción visible: es probable que la adopción sea visible o fácil de detectar por el mundo social y que, con ello, la intimidad de la familia quede expuesta a la mirada de los demás y a una cierta pérdida de intimidad.

  • La comunicación con el hijo sobre la adopción: los padres tienen también que aceptar los orígenes del niño, en muchas ocasiones en ausencia de una información clara y completa sobre su historia que les ayude a entender y, si surge esta necesidad, apoyar la búsqueda de los orígenes de su hijo.

  • Falta de referentes sociales: la familia se enfrentar a conductas, problemas o retos que provienen de la historia del niño y para las que no cuentan con modelos apropiados.

  • La comprensión y reparación de los posibles daños que el pasado del niño haya podido dejar en su salud, su desarrollo, su afectividad o su conducta.

En los primeros momentos de la adopción, tanto los padres como el hijo tendrán que modificar su vida anterior (sus modos de relación, sus costumbres y sus dificultades) para construir una nueva familia en la que quepan todos, adoptándose y adaptándose mutuamente. El modo en que la familia afronte estos retos será definitivo para que, mas allá de los papeles, se construya una familia en el plano psicológico, afectivo y social.”





Durante este aprendizaje sobre adopción, a través del cursillo de la Xunta, de las lecturas, de los comentarios y blogs leídos en Internet… se me ha hecho muy patente que las familias formadas por adopción tienen características específicas. Tienen muchísimos puntos en común con las biológicas pero también es cierto que hay cuestiones que son inherentes a la adopción. Creo que hay que reflexionar sobre ellas para embarcarse en este proceso de una forma consciente.

El primer punto del texto anterior me parece fundamental: la superación de duelos.

¿Qué me supone la infertilidad? En un primer momento pensé que muy poco. Desde que era muy pequeña me pareció que la adopción era una magnífica forma de tener hijos. El embarazo lo veo como un medio, pero no como algo que desee por sí mismo (supongo que porque llevaba muchos años pensando en adopción). Lo del legado genético nunca tuvo para mí mucha importancia, no voy a negar que me hubiese gustado que nuestros hijos tuviesen los ojos verdes de su padre, pero no es algo que me quite el sueño. A mi genética renunciamos pronto, en el segundo tratamiento ya me despedí (sin demasiada pena) de mis óvulos, así que… ¿qué duelo debía elaborar?
Hay algo de lo que sí he tenido que despedirme, ya lo comentaba en la entrada anterior del blog: estar con mis hijos desde el minuto cero. Asumir que habrá sufrimientos que no les podré evitar, y ya sé que cuando estén conmigo también habrá cosas inevitables, pero no estar ahí para consolarles... Este es mi duelo. Puedo hablar de ello con serenidad, así que supongo que está superado.

El proceso de adopción… lo voy llevando bien (menos mal, porque estamos sólo al principio). Relaja enterarse de que las entrevistas para la idoneidad no tienen como fin juzgarnos como buenos o malos padres; sino valorar si en el momento actual, nosotros y nuestras circunstancias, estamos preparados para asumir la paternidad adoptiva de los niños para los que nos ofrecemos, con todas esas características específicas que tiene. De la espera… ya os hablaré muuuuuuuuuuuucho porque aún no ha empezado oficialmente.

Lo de la “paternidad instantánea” me llamó mucho la atención. ¿Instantánea? Pero si cuando llegue el momento habrán pasado unos siete años desde que nos decidimos a ser padres. Pero claro, no debe ser lo mismo confiar en que algún día serás madre (durante años… y años… y años), que ver la cara de tu hijo en una foto grapada a su historial. Ahí te conviertes en madre… así… ¡de repente!... ayer no había niño y hoy lo hay. Visto así, algo instantáneo sí que me parece.

La “adopción visible” imagino que será un problema o no dependiendo de la gente que te rodee. Escuchamos consejos no pedidos en muchas facetas de nuestra vida (¿a quién no le han dicho alguna vez que se vaya de vacaciones para quedarse embarazada?) pero imagino que si se refiere a tus hijos el tema es mucho más sensible. Si además son ellos los que escuchan cómo alguien duda de que sean tus hijos “de verdad”, imagino que hay que contar hasta diez para zanjar el asunto con firmeza pero sin acabar tirándole de los pelos a alguien.

Sobre la comunicación con los hijos sobre la adopción, hay algo que nos recalcaron mucho en el cursillo: no mentir nunca y no juzgar a la familia biológica. Lo de no juzgar, dependiendo del caso, puede ser difícil, pero hay que hacer el esfuerzo. No debe ser nada fácil.

La falta de referentes sociales me da la sensación de que está disminuyendo, cada vez hay más información y la adopción está más normalizada. No obstante, nuestros hijos podrán tener asimilados comportamientos que les ayudaban a sobrevivir en “un entorno hostil”, que esperamos no hubiesen adquirido de estar con nosotros (una familia normalizada… y superestupenda, claro). Imagino que si siempre te puedes encontrar desbordada en la crianza de tus hijos, con momentos de no saber qué hacer, en estos casos más aún.

Queda para el final algo muy importante: la sanación de los daños del niño. Para eso nos estamos preparando, aún queda mucho por aprender.

sábado, 5 de marzo de 2011

Haciendo cálculos

Al decidir que la adopción sería nuestra forma de ser padres hay numerosas opciones que se deben tener en cuenta: ¿nacional o internacional?; si es internacional ¿en qué país?, ¿tramitarla por protocolo público o a través de una ecai?... y la más compleja ¿a qué perfil de menores dirigimos nuestro ofrecimiento?

Después de meditarlo bastante, nos decantamos por adopción internacional en Colombia que tramitaremos a través de una ecai (otro día os cuento cómo llegamos a esta conclusión) y en cuanto a los niños… siempre pensamos en tener varios hijos (tres nos parecía un número ideal) y tras reflexionar sobre lo que suponía y “medir nuestras fuerzas”, queremos adoptar a dos hermanos, el tramo que nos corresponde por nuestra edad según los lineamientos técnicos de adopción en Colombia es de 0 a 4 años (4 años y 11 meses).

¡Lo tenemos claro! Me entró una gran euforia, me parecía que teníamos a nuestros hijos un poco más cerca. Y entonces, me dio por hacer cálculos: para obtener el certificado de idoneidad, reunir la documentación y enviarla a Colombia pasará más o menos un año; por cómo van los tiempos ahora para los ofrecimientos como el nuestro, tres años y medio de espera; total, cuatro años y medio… ¡oh, oh! ¡Puede que mi hijo mayor ya haya nacido!

Darme cuenta de esto fue un shock. Que nuestros hijos vayan a ser algún día adoptados por nosotros, significa que su vida ha sido, cuando menos, muy dura. Sentí la culpa de no estar con ellos para intentar evitarles todo sufrimiento.

Y aquí estoy… pensando en mis hijos. Deseando que alguien los abrace como yo lo haría.

Sé que no es posible, pero me gustaría haberlos besado desde el momento en que nacieron. Me gustaría haberlo vivido pero me conformaría con que alguien lo haya hecho.


Intentaba no tener este pensamiento demasiado tiempo pululando por mi cabeza, convencida de que me podía volver loca; entonces empecé a leer un libro que os recomiendo muchísimo: “Cómo educar al niño adoptado” de Lois Ruskai Melina. Con él me di cuenta de que estas cosas no se me ocurrían sólo a mí y que incluso podían ayudarme a comprender el “sentimiento de pérdida” de mis hijos. Es un gran consuelo ver que no eres una paranoica, o por lo menos, que no eres la única paranoica. Os dejo un fragmento:

“Aunque no cambiaríamos nada de nuestros hijos, no tener todos los vínculos posibles con ellos o no haber estado junto a ellos desde que vinieron al mundo puede apesadumbrarnos. Esa pérdida puede ser particularmente dolorosa para los padres que adoptan niños que han sufrido malos tratos o desatención. Ellos no habrían tomado drogas ni alcohol durante el embarazo, no habrían descuidado su bienestar ni los habrían maltratado.”

“Expresar la pérdida es saludable y esencial para asimilarla y sacar partido de la experiencia. Si analizamos nuestros sentimientos en esta fase, podemos comprender mejor qué sentirán nuestros hijos más adelante. Ellos pueden tener emociones ambiguas sobre sí mismos, su familia y la adopción. También se afligirán por no haberlos engendrado nosotros, por no haber compartido con nosotros sus primeros días de vida o no tener los padres adoptivos con los que habían soñado. Eso no significa que no nos quieran o que preferirían que no los hubiéramos adoptado. Comprender mejor nuestros sentimientos ambiguos nos permitirá ayudarlos a solucionar los suyos.”

martes, 15 de febrero de 2011

La frente en alto y sin descanso

Esta vez sí que he tardado en escribir, creo que me toca reinaugurar el blog.

En estos meses hemos ido avanzando los primeros pasitos en el proceso de adopción, es decir: charla informativa inicial de la Xunta de Galicia; asistencia al cursillo de formación (interesantísimo, ya os iré contando); y entrega de la documentación para solicitar la valoración de idoneidad, de esto último tenemos carta confirmando que entramos en el registro de solicitantes de adopción (con nuestro historial de pérdida de documentos en la administración o similares, nos dio una alegría tremenda recibirla). Ahora estamos esperando a que nos llamen para las entrevistas, suponemos que serán en abril, más o menos.

He pasado el tiempo leyendo mucho sobre adopción, hablando sobre el tema con mi marido… y otra parte importante se me ha ido reorganizando el trabajo, que esto de la crisis, a la arquitectura nos toca de lleno.

No sé muy bien por qué no me he decidido a escribir nada en estos siete meses, pero creo que necesitaba adaptarme al nuevo ritmo: de la vorágine de nuestros tratamientos (en un año iniciamos cuatro) al ritmo pausado de la adopción. Pensé varias veces en alguna nueva entrada, pero me quedaba en la intención.. sin saber muy bien qué escribir, sin decidirme a dar el paso. Ahora ya está superada esa fase de sequía bloguera. Creo que os voy a bombardear con mis reflexiones sobre lo que he estado leyendo y lo que irá cayendo en mis manos (o en mi pantalla), y no me canso de hablar del tema, así que… ¡acabareis pidiendo clemencia! Ya parece que os oigo: “Setembro, ¡cógete unas vacaciones de unos mesecitos otra vez!”.

Y como toda fiesta de reinauguración merece una buena música, os dejo mi canción favorita del último disco de Juanes, P.A.R.C.E. Se titula “Todos los días” y creo que tiene un mensaje muy apropiado. Hacia el final, llega la frase que canto gritando: “La frente en alto y sin descanso”.