25.12.25

La belleza y el dolor


La editorial Visor, en edición de Isabel Gemio y Jesús García Sánchez, publica esta antología con el fin de recaudar fondos para la Fundación Isabel Gemio

Este es el índice de poetas: Rocío Acebal Doval, Verónica Aranda, Gioconda Belli, Felipe Benítez Reyes, Piedad Bonnett, Guillermo Carnero, Yolanda Castaño, José Cercas, Antonio Colinas, Isla Correyero, Luis Alberto de Cuenca, Inma Chacón, Diego Doncel. Ignacio Elguero, Vicente Gallego, Dionisia García, Pablo García Casado, Luis García Montero, Juan Antonio González Iglesias, loana Gruia, Almudena Guzmán, Karmelo Iribarren,, Clara Janés, Raquel Lanseros, Antonio Lucas, Aurora Luque, Chantal Maillard, Carlos Marzal, Ana Merino, Juan Carlos Mestre, Ángeles Mora, Emilia Oliva García, Carmen Palomo,, Isabel Pérez Montalbán, Cristina Peri Rossi, Juan Vicente Piqueras, Benjamín Prado, Antonio Praena, José Luis Rey, Alejandro Roemmers, Ana Rossetti, Joaquín Sabina, Ada Salas, Irene Sánchez Carrón, Marta Sanz, Elvira Sastre, Jaime Siles, Kirmen Uribe, Julieta Valero, Álvaro Valverde, Fernando Valverde, Javier Velaza, Manuel Vilas y Luis Antonio de Villena.

Me han nacido en Cáceres, por cierto. Extremeños cuento siete. 

Este es mi poema, inédito hasta ahora. Feliz Navidad. 

CONVERSACIONES

                                    A mi madre

Temías que llegara este momento.
Que una caída
―tú que has sufrido tantas, los tobillos―
te obligara a dejar la vida amable
―en tu casa, a tus cosas―
que llevabas hasta que la cadera
se cruzó en tu camino fracturándose.
Ahora, aquí, en este escueto cuarto
―una cama, un armario, un sillón, una mesa―
intentas, poco a poco, acomodarte
a esta situación sobrevenida.
Y no sin desconcierto, lo sabemos.
Aquí y ahora
vengo a acompañarte en tu desdicha.
Para mitigar el dolor, las circunstancias
que adversas sustituyen
a aquellas más felices que se fueron.
Por eso conversamos.
Sentados en esta habitación
o en medio del paseo,
en la sala común o en el pasillo,
hablamos del presente y del pasado,
muchos menos, sin duda, del futuro.
Y eso nos hace bien.
Consuela, cura.
Tu memoria está intacta.
Facilita adentrarse en todo lo vivido
para rememorarlo con sosiego.
Hemos hecho del mal un aliado.
Nos salva dialogar sobre los vivos.
También sobre los muertos.
De lo que fue y aún sigue con nosotros
a pesar de los años transcurridos.
Estás a cinco de cumplir un siglo.
Las palabras dan fe de que no en vano.

12.12.25

El beso de Bossu

El 5 de octubre de 1979 uno tenía veinte años. Ese día el fotógrafo Régis Bossu, de la agencia francesa Sygma, tiró una de las imágenes más icónicas del siglo XX. Fue portada de Paris Match y ha pasado a la historia como Besos desde Berlín. En ella se ve a los líderes de la URSS, Leónidas  Brezhnev, y de la República Democrática Alemana, Erich Honecker, dándose un beso en la boca. Fue en un encuentro entre ambos mandatarios comunistas celebrado con motivo del trigésimo aniversario de aquella república.
Aunque parezca lo contrario, en ese beso no hubo pasión. Leo en La Vanguardia que ya era bien conocido «“el triple Brézhnev”: un beso en la mejilla izquierda, otro en la derecha y finalmente en los labios». Y el chiste: “Como político es basura... pero qué bien besa”.
La Wikipedia nos informa de que «el beso fraternal socialista era una forma especial de saludo» entre ellos. Se atribuye su origen al tradicional de los cristianos ortodoxos que los bolcheviques decidieron personalizar. En 1937 Stalin «plantó sus frondosos bigotes sobre la boca de Ivan Spirin, un héroe de la expedición polar» y en 1959, en Pekín, Mao Zedong le hizo una cobra a Jrushchov y el pretendido abrazo quedó en un apretón de manos. Y hasta ahora. Nada de besos.
Ni la agencia ni los camaradas ni sus respectivos países existen. Más famosa aún que la foto, el mural que la reproduce en el extinto muro de Berlín junto a la frase «Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal»; del ruso, cómo no, Dimitri Vrubel.

Nota: Este texto se ha publicado en el número 280 que la excelente revista malagueña Litoral ha dedicado al beso. De lujo. 



 
 

10.12.25

Preguntas y respuestas


La periodista Jessica Mouzo (El País) pregunta a la neurocientífica Liset Menéndez de la Prida, directora del Laboratorio de Circuitos Neuronales del madrileño Instituto Cajal: "¿La memoria nunca es realmente fiel a los hechos que experimentaste?", y ésta responde: "Exacto. La manipulas. La memoria tiene una parte composicional porque es una composición de secuencias de actividades neuronales. Y como esas mismas neuronas quedaron activadas en otras secuencias, en otra experiencia, cuando tú las evocas, es muy fácil que arrastren las activaciones de otras secuencias. La memoria siempre es lábil, editable. El ser humano no quiere engañarse, no hay una intencionalidad en ello, pero en función de la emocionalidad de las cosas, te pasa".


El periodista Jaime Rubio Hancock (El País) pregunta al psicobiólogo extremeño Ignacio Morgado (de San Vicente de Alcántara): "¿Por qué es tan importante la lectura?", y éste responde: "Porque proporciona experiencias que nunca podríamos vivir por nosotros mismos. Lo que una persona puede experimentar por sí misma es limitado, pero cuando nos sumergimos en un buen libro estamos viviendo no solo nuestra vida, sino la de otras personas: sus experiencias, sus fracasos, sus éxitos, sus motivaciones… Igual que las buenas series o los buenos podcasts".

NOTA. Las fotografías son, en orden de aparición, de César Hernández y Editorial Ariel

7.12.25

La patria de la poesía

Hace un año reseñábamos aquí el primer tomo de la poesía completa de Eduardo Chirinos (Lima, Perú, 1960-Missoula, EE.UU., 2016). En homenaje a los Beatles, tituló los tres cuadernos que la componen con un color: rojo, azul y blanco. Éste, Cuaderno azul, incluye poemas publicados entre 2000 y 2010, de sus libros: Abecedario del agua, Breve historia de la música, Escrito en Missoula, No tengo ruiseñores en el dedo, Humo de incendios lejanos, Catorce formas de melancolía y Mientras el lobo está
En su prólogo (“Hacia el norte”), Álvaro Salvador demuestra que conoce muy bien la poesía de Chirinos. Es cercano (fueron amigos) y didáctico. Tras destacar, entre otros rasgos, el “eclecticismo formal”, su “lucidez humilde y muy humana”, la capacidad del peruano por abordar “todos los registros”, el “coloquialismo lleno de ternura e ironía estructurado en formas realistas” (sin olvidar su oralidad, “la libertad neovanguardista” y el culturalismo) y de dedicar algunas páginas a la presencia capital de los animales en su obra (“metáforas culturales” para el autor), analiza el conjunto libro a libro.
Ya indicamos que El equilibrista de Bayard Street “anuncia con claridad el Cuaderno azul”, por más que Chirinos lo incluyera aún en el rojo. Por lo mismo, Abecedario del agua ―escrito en prosa poética, colmado de lugares y de infancia― podría haber formado parte de aquél. Cuestión de tono. A partir de Breve historia de la música “la inflexión” en su trayectoria es evidente. Aunque “verbal”, la música de estos poemas, inspirados en piezas populares y clásicas, se acerca al “estado de pureza” que la caracteriza, con los que quiso “ofrecer un entramado de historias que la música nos cuenta a aquellos que siempre la queremos escuchar”.
Cuenta que Escrito en Missoula es fruto de un viaje en coche y en pareja, “hacia el norte por el noroeste”, “en pos del espacio donde habríamos de instalar nuestra casa”. De ahí que Salvador aluda perspicazmente a “la fundación de un espacio poético”. Tan real como literario, matizo. La alianza entre lo autobiográfico y lo metapoético es una constante en esta poesía. Leemos: “Aquí he perdido y recuperado para siempre a mi padre”, al que dedica la sección “El regalo”. Es un libro escrito en apasionada “plenitud”. Donde vuelve a caer, confiesa, “en las redes de mi propia infancia”.
Con No tengo ruiseñores en el dedo, cambia de registro. Salvador subraya su lucha por “descifrar lo «efable»”, no eso inefable que habría “detrás de las palabras”. Las iluminaciones de esta entrega así lo justifican: “El tiempo / incendia, el tiempo desvanece. / Y el poema dice su verdad”.
Humo de incendios lejanos es un ambicioso, sorprendente libro que parece escrito en estado de trance. Sin signos de puntuación ni mayúsculas, entre el verso y el versículo, fluye como sólo la poesía automática podría hacerlo, lo que no quiere decir que Chirinos la practicara. Es, ante todo, la obra de un lector.
Asombra también la delicadeza de Catorce formas de melancolía, d'après Boissier, donde vuelve a logradas formas breves y epigramáticas.
El volumen se cierra por todo lo alto. Con el emocionante Mientras el lobo está. Chirinos en estado puro. La nieve y el frío, la diabetes y Carole Bouquet, Lennon, Cardenal y Heaney. “Me gusta la serenidad de Auden”. “El dolor es la materia de la que están / hechos los poemas”. Que hablan de “cosas / más bien simples”. Contra lo sublime, que “se hunde siempre en lo ridículo”.
Chirinos es “el poeta hispanoamericano más brillante y reconocido de su generación”, según Salvador. Sus lectores “construimos con su recuerdo una patria, la patria de la poesía”.

Eduardo Chirinos
Edición al cuidado de Jannine Montauban.
Prólogo de Álvaro Salvador
Pre-Textos, Valencia, 2025. 384 páginas. 27, 00 €

NOTA. Esta reseña se ha publicado en EL CULTURAL