Siento que vivo tan intensamente, que tengo tantas ganas de vivir y hacerlo todo de golpe, que se me escapa de las manos. Tantas cosas por hacer, y tan desordenadas, que me pasan los días sin darme cuenta, y sí, las hago, e intensamente, pero luego echo la vista atrás y apenas las recuerdo, o ando desconcentrada por la vida. Mi frase últimamente es" no tengo tiempo". Me autogenero estrés. No tengo tiempo para hacerme la comida del día siguiente con lo que termino comiendo mierdas, ni de recoger la casa y me enerva tenerlo todo por en medio, ni de sentarme tranquilamente a ver una película o leer con lo que a mí me gusta, ni de pintar las puertas o pensar en la decoración de la casa... así que tendré que hacer una lista de prioridades, la primera, yo.
No puedo atender a todos mis círculos tan intensamente como lo vengo haciendo, familia, gente del trabajo, gestiones, responsabilidades, amigas de aquí, amigos de allá, colegas del más allá... Así que cuando haya hecho todo lo que está planeado (segunda semana de marzo) la excusa que pondré para no salir o quedar será: necesito tiempo para mí. Y qué gran verdad. El agobio de ir arrastrando cosas que tengo que hacer desde hace meses me corroe.
Ya no tengo la perra conmigo, la verdad es que está feo decirlo pero necesitaba esa responsabilidad menos, hay meses que no llego y encima me siento mal por no atenderla el tiempo que debería atenderla... y es un asco una custodia compartida aunque sea un animal, ver a mi ex cada mes aunque no me afecte como antes no es una cosa que me haga especial ilusión. Siempre es un poco palo verla, y lo peor olerla, porque los recuerdos que me trae son mucho más vívidos.
De momento lo principal que tengo que conseguir son más horas de sueño, porque llega un punto que no me aguanto ni a mí misma.