Como ya es sabido, Jupiter puede verse a simple vista. Si no utilizamos ningún instrumento óptico la visión que obtendremos es solamente la de una estrella más brillante de lo normal.
Si utilizamos unos prismáticos apoyados o sobre un trípode, empezamos a ver que no es un objeto puntual como las estrellas sino que empieza a intuirse una minúscula bolita. Si los prismáticos son potentes y luminosos, por ejemplo unos 10 x 50 o mayores, podemos ver un muy pequeño disco con claridad, aunque no podrán distinguirse detalles. También, si no hay mucha contaminación lumínica y con buena vista, se podrán apreciar alguna de sus lunas si está suficientemente apartada del planeta.
Lo ideal para ver el planeta es un telescopio, aunque hay telescopios que pueden ser peores que unos buenos prismáticos.
La característica primordial de un telescopio es la luminosidad. Normalmente cuanto más abertura (anchura) tenga el telescopio será más luminoso.
Es habitual que en las cajas de los telescopios baratos nos vendan mogollón de aumentos para impresionarnos pero hay que tener mucho cuidado. Los aumentos se obtienen con el ocular (agujerito por donde miramos), que es intercambiable. Lo normal es que incluyan dos o tres oculares y además una lente duplicadora o Barlow. Cuanto más pequeño es el ocular que utilizamos, más aumentos obtenemos y si utilizamos el duplicador... pues tenemos el doble. Ahora bien, todos estos aumentos no sirven para nada si el telescopio no tiene abertura suficiente. A más aumentos, necesitamos más luz y si la abertura del telescopio no deja pasar la necesaria, lo único que veremos será un borrón oscuro apenas identificable. Si a eso unimos la mala calidad de las ópticas y la poca estabilidad del trípode, lo mejor es que nos dediquemos a otra cosa.
Una abertura aceptable para empezar en un telescopio reflector puede estar en torno a los 100 mm, aunque en telescopios refractores de calidad podríamos aceptar a partir de 70 mm.
Para hacerse una idea, el telescopio que utilizo actualmente es un modesto reflector catadióptrico de 90 mm y 1200 mm de distancia focal. Si utilizo el ocular de 9 mm estoy obteniendo 133 aumentos (1200/9). Con estos aumentos puedo ver Júpiter con un tamaño similar al agujero de un cuaderno de anillas y me deja distinguir las bandas transversales y el famoso ojo del planeta, además de las 4 lunas galileanas. Sin embargo, si utilizo un ocular que me proporcione más aumentos o una lente duplicadora, lo único que podre apreciar será una nubecilla difusa sin ningún detalle. Y todo esto con ópticas de calidad, que ya no quiero pensar en los 300 aumentos que anuncian en las cajas de los telescopios gualtrapas.
No me enrollo más. Otro día contaré algo más de los tipos de telescopios y sus monturas.
Aves del bosque de Izki
Hace 4 años
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