lunes, 19 de diciembre de 2011

Abarloados


Fuente:http://islakokotero.blogsome.com/2010/10/03/itaca-por-kavafis/
Dentro de unas semanas finaliza este año 2011. A lo largo de estos meses, varios han sido los escritores y escritoras que hemos trabajado en el marco del proyecto Mar de Incertidumbres. Concretamente, en el primer trimestre de este curso que termina con el año, ha sido la vida y obra de la canadiense Alice Munro, quien nos ha tenido ocupados con tres de sus libros: Demasiada felicidad, Escapada y El amor de una mujer generosa. Os dejamos como regalo navideño una entrevista a esta escritora, que ha sido traducida por los alumnos de los grupos de inglés, quienes completan la flota abarloada.


Que disfrutéis estos días. Desde aquí estaremos a son de mar, preparando las actividades de este nuevo año que va a comenzar, con la ilusión de aprender del viaje, como el de Kavafis hacia Ítaca.

Una conversación con Alice Munro

Cuando se publicó la colección de historias cortas ganadora del premio National Book Critics, de Alice Munro, El amor de una mujer generosa, tuvimos la oportunidad de sentarnos y charlar con ella. El resultado fue un rápido vistazo a la mente de un maestro al tiempo que conocimos sus influencias y su gusto por el relato corto. Incluso nos dio pequeños consejos para escribir.

¿Qué le empuja a escribir relatos cortos en lugar de novelas? ¿Qué le permiten los relatos cortos que quizá no le permiten las novelas?


Yo no pienso en una forma en particular, creo más en la ficción, digamos en una obra de ficción. ¿Qué es lo que quiero hacer? Quiero contar una historia, a la manera antigua, es decir, algo le pasa a alguien. Quiero que el lector sienta algo que sea impresionante, no en el «qué ocurre», sino en la forma en que todo ocurre. Esta ficción larga en relato corto es la mejor forma para mí.

¿De dónde saca una idea para una historia o para un determinado personaje?


A veces el comienzo de un relato viene por un recuerdo, una anécdota, pero eso se pierde y acaba siendo normalmente irreconocible en el relato final.


¿Cuáles son sus hábitos a la hora de escribir? ¿Utiliza ordenador? ¿Escribe todos los días? ¿Por la mañana o por la noche? ¿Cuánto tarda en completar un relato?


Llevo utilizando el ordenador un año (tardo mucho en adoptar cualquier oferta tecnológica; por ejemplo, todavía no tengo microondas), pero hago uno o dos borradores a mano antes de ponerme al teclado. Un relato puede estar listo en dos meses, de principio a fin, y listo, pero eso es raro. Lo más probable son seis u ocho meses, muchos cambios, direcciones equivocadas y algo de desesperación. Escribo todos los días, a menos que sea imposible, y comienzo a escribir en cuanto me levanto y hago el café. Trato de sacar dos o tres horas antes de que la vida real me impida escribir.


¿Qué consejo le daría a los escritores jóvenes?


No es posible aconsejar a los escritores jóvenes porque cada joven escritor es diferente. Se le podría decir: «Lee», pero un escritor puede leer mucho y sentirse paralizado. O se le puede decir: «No leas, no pienses, simplemente escribe», y el resultado podría ser un montón de basura. Si vas a ser escritor probablemente tendrás muchos cambios de dirección y por fin un día terminarás escribiendo algo que tenías que escribir, luego lo irás mejorando. Y cuando te hagas mayor pensarás: «Debe de haber otras cosas que hace la gente», pero ya no serás capaz de dejarlo.

¿Qué escritores le han influenciado más y a quién le gusta leer?


Cuando era joven fue Eudora Welty, Carson McCullers, Katherine Anne Porter, Flannery O'Connor, James Agee. Después, Updike, Cheever y especialmente y siempre William Maxwell. También Willian Trevor, Edna O'Brien, Richard Ford. Podría decir que estas son mis influencias. Hay docenas de otros escritores que me gusta leer. Mi último descubrimiento es un escritor holandés: Cees Nooteboom. Odio hacer listas como esta porque me estaré dejando fuera a alguien maravilloso.


Cynthia Ozick la ha llamado «nuestra Chejov». ¿Cómo le hace sentirse esa comparación?

He releído mucho recientemente a Chejov y es una experiencia de humildad. Ni siquiera cito a Chejov como influencia porque él nos ha influenciado a todos. Como Shakespeare, su escritura tiene la luz más perfecta. Bueno, claro, ¡cómo no me iba a gustar!


Muchos críticos la han elogiado por ser capaz de crear toda una vida en una página. ¿Cómo consigue esa hazaña?


Siempre tengo que conocer a los personajes en profundidad (qué ropa elijen, cómo eran en el colegio, etc.). Y sé lo que ocurrió antes y lo que ocurrirá después.


La mayoría de sus historias no ocurren muy lejos de casa, de su Ontario natal. ¿Qué le hace al lugar donde usted vive una tierra tan fértil para tantas y tan diferentes historias?


No me considero de ninguna manera una intérprete del Ontario rural donde vivo. Creo que quizá una de las ventajas de vivir aquí es que conoces más tipos de personas de las que conocería en una comunidad más grande. Me encanta el paisaje, no como un decoradosino como algo conocido íntimamente. También el clima, los pueblos, las ciudades, no en sus aspectos pintorescos, sino en todas sus fases. Sin embargo, las experiencias humanas no me parecen diferentes, excepto en formas bastante superficiales, no importan las costumbres o el entorno.

¿Hay algún relato o relatos a los que tenga un cariño especial?


La historia que más me gusta es el relato que estoy tratando de escribir en el momento y, a continuación, los relatos que acabo de escribir. En mi nuevo libro me gustan mucho «Save the Reaper» y «El sueño de mi madre». Entre los antiguos, me gustan mucho «Progreso de amor»«Cena del Día del Trabajo» y «Arrastrada». Y muchos otros, en realidad.

sábado, 10 de diciembre de 2011

En equipo


Cartel elaborado por Rosa Martínez Famelgo
Como sabéis, en este mar trabajamos en equipo. En los grupos de literatura trabajamos las obras que se proponen; en los de inglés se traducen algunos de los textos y los grupos de informática elaboran el material de divulgación de las actividades.

En esta ocasión os dejamos una de las propuestas gráficas, que ha salido del grupo de photoshop, para recordaros a todos que el próximo miércoles os esperamos en Tordesillas, en la I Jornada de Cine y Literatura, que tendrá lugar en el salón de actos del ayuntamiento a las 17.30.


Cartel elaborado por María José Rodríguez de la Cruz
Será interesante contrastar opiniones sobre el texto de Tennessee Williams y su adaptación al mundo cinematográfico.

De esta película, La gata sobre el tejado de zinc caliente, tan conocida por la mayoría de navegantes, se ha dicho lo siguiente:

«La grandeza de esta obra está en ser una reminiscencia de la grandeza de la tragedia griega en el sur de Estados Unidos, un cruce de pasiones y emociones, de odios, asco, ambición, dominio y posesión…». Eduardo Haro-Teclen.

Cartel elaborado por María Rosa Rojo




El drama, orquestado por Paul Newman y Elisabeth Taylor como protagonistas principales, incluye un reparto de excelentes personajes secundarios, que desvelan la trampa artificial que sostiene la institución familiar, como un hilo pendiente de cualquier acontecimiento que abra la caja de pandora.

Os esperamos el miércoles. Gracias a todas las olas que contribuís con vuestro trabajo y vuestros interesantes comentarios a que la navegación sea siempre un placer y podamos encontrar nuevas rutas submarinas.

sábado, 3 de diciembre de 2011

'La gata sobre el tejado'

El próximo 14 de diciembre tendremos la primera de las Jornadas de Cine y Literatura programadas para este curso. En esta ocasión la película será La gata sobre el tejado de zinc caliente, basada en la obra de teatro del estadounidense Thomas Lanier Williams III, más conocido por el seudónimo Tennessee Williams.
Aunque la mayoría tenemos en mente alguna de sus obras porque muchas fueron llevadas al cine con gran éxito, es menos conocido que su creación comenzó cuando, a los siete años, le fue diagnosticada la difteria. Durante dos años casi no pudo hacer nada; pero entonces, su madre decidió que no le iba a permitir perder el tiempo. Lo animó a que usara su imaginación y, cuando tenía trece años, le dio una máquina de escribir.

Fue el comienzo de una extensa producción, fundamentalmente como dramaturgo, creador de obras tan conocidas como Un tranvía llamado deseo o La noche de la iguana que, como en el caso que nos ocupa, fueron llevadas al cine.
Fue menos conocido en su faceta de poeta. Aquí os dejamos una muestra de su experimentación en este género.


APAGAR EL VELADOR

Apagar el velador
es un acto a cuya eventual necesidad me rindo,
con reticencia cada vez mayor,
y que demoro leyendo más allá de mi límite
de concentración algún artículo o relato,
tomándome otra copa de jerez Dry Sack, poniendo
la píldora para dormir en un lugar donde pueda localizarla
con facilidad en la oscuridad, por si la tableta preliminar
de Valium no bastara
Porque, verás, a los sesentaicinco,
renunciar a la conciencia para dormir
implica, usualmente, un dejo de aprensión nerviosa,
porque tal vez no vuelva a revivir. Sin embargo,
a veces sospecho que hay en esto
un cierto placer escondido: también un dejo
de fascinación oculta en la rendición…

martes, 22 de noviembre de 2011

Microficción y géneros narrativos



El próximo día 30 de noviembre, a las 18 h, en el salón de actos del ayuntamiento de Tordesillas, tendremos el placer de contar con la presencia del escritor Manuel Sánchez Vicente, más conocido como Manu Espada, autor de libros de relatos como El desguace (2007) y Fuera de temario (2010).


Zoom (2011), su primer libro de microrrelatos, que nos presentará en esta ocasión, es un gusto para los sentidos. Una lectura para recrearnos en su mundo mágico y lleno de matices, con una mirada milimétrica, captada con la óptica macro de la cámara fotográfica que es la visión única del autor.

Manu Espada cuenta también con un blog en el que podemos deleitarnos con sus historias imposibles y plagadas de dosis de realidad. Podéis visitarlo aquí.


Un pequeño avance:

La librería

Nemesio entra en la biblioteca movido por la curiosidad. Dentro hay un revuelo impresionante. No cabe ni un alma más. Un hombre de barba blanca firma su obra a una cola de fans. Nemesio se coloca frente a una pila de libros viejos. Todos son distintos. El lomo de los ejemplares está gastado por el paso de los años, aunque aún brillan restos de pan de oro en algunas de las letras. Coge un ejemplar muy delgado. Es increíble, pero en la cubierta aparecen su nombre y apellidos. Lo abre al azar por la página setenta y ocho, y, como de costumbre, comienza a leer en voz baja: «Nemesio entra en la biblioteca movido por la curiosidad. Dentro hay un revuelo impresionante. No cabe ni un alma. Un hombre de barba blanca firma su obra a una cola de fans. Nemesio se coloca frente a una pila de libros viejos. Todos son distintos. El lomo de los ejemplares está gastado por el paso de los años, aunque aún brillan restos de pan de oro en algunas de las letras. Coge un ejemplar muy delgado. Es increíble, pero en la cubierta aparecen su nombre y apellidos. Lo abre al azar por la página setenta y ocho, y, como de costumbre, comienza a leer en voz baja. Asustado por lo que está leyendo, cierra el libro de sopetón». Nemesio mira alrededor. Todo parece en calma, unos hacen cola esperando su autógrafo del escritor barbudo y otros rebuscan en las estanterías, pero ocurre algo extraño. Todos los libros que tienen los fans de la cola son distintos, y en el lomo de cada uno de ellos aparece un nombre propio diferente. Nemesio vuelve a abrir su libro y lee varias frases más: «Nemesio mira alrededor. Todo parece en calma, unos hacen cola esperando su autógrafo del escritor barbudo y otros rebuscan en las estanterías, pero ocurre algo extraño. Todos los libros que tienen los fans de la cola son distintos, y en el lomo de cada uno de ellos aparece un nombre propio diferente. Nemesio vuelve a abrir su libro y lee varias frases más. Llegados a este punto se le cae de las manos». Nemesio cierra los ojos, llena sus pulmones y recoge el libro del suelo. Saca un mechero y lo quema delante de todo el mundo. Desconcertado, sale de la biblioteca, cruza la carretera y, con el encendedor aún en la mano, camina lentamente hacia la gasolinera, hacia el infierno. 


Buscando a Manu Espada en el interior de Zoom

Entré en Zoom siguiendo el camino de baldosas amarillas, esperando que mis encuentros con sus letras me llevasen a un viaje alucinante.

El primer encuentro fue en el árbol genealógico, donde el cartógrafo, afectado el pobre hombre de una melomanía galopante, me hizo dar marcha atrás y visitar a el farero y la sirena, quienes me cautivaron con su historia de amor y soledad. El ratoncito Pérez me llevó de su mano hasta la próxima parada en este mundo extraño. En la tasca Pepe me tomé un refrigerio mientras observaba a las extrañas criaturas que, sentadas alrededor de una mesa, jugaban a el juego del ahorcado, y las coristas, disfrazadas de princesas, mantenían un diálogo no verbal con el estudiante de lenguas.

Salí de la tasca en un estado de ruina de espíritu, que dejó mi conciencia en jaque mate. La repartidora de folletos de la esquina me encaminó hacia el manicomio, dada mi expresión de estar en suicidio creativo.

Caminé sin rumbo por las páginas, saltando de los cuentos a una tragicomedia en dos actos y pasando por un viajecito al siglo XXX, que me dejó en la orilla de la eternidad. Tuve que pararme: necesitaba pensar y descansar la vista. Había tanto en lo que pensar…

Comí y guardé media naranja para el hombre gris, esperando que su historia me transportara hacia los límites de mi corazón roto, pero no encontré el camino. A la puerta de los juzgados, unos tahures, de parecidos razonables, me dieron cobertura hasta dejarme en manos de el coleccionista de esquelas, quien, con una paciencia infinita y usando un monólogo de una nariz de payaso y retazos de la eternidad, sin pausa para la publicidad, se despidió de mí con un mapache azul como única compañía.

Abrí la caja de las mariposas, donde encontré el mapa del monasterio, que me devolvió a mi realidad y al encuentro de la vida familiar, que dejé olvidada al adentrarme en este país de Zoom en busca de Manu Espada.

Rosa M.

Os esperamos.


martes, 15 de noviembre de 2011

Melancolía

La palabra « Melancolía» se ha utilizado en innumerables textos narrativos y poéticos a lo largo de la literatura. Etimológicamente viene de griego clásico μέλας "negro" y χολή "bilis" y tiene una cadencia fonética que casi nos arrastra a la orilla del mar.
En el diccionario existe una respuesta concreta: Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.

Pero la película de la que hoy os hablamos va más allá de tristezas, habla de intuiciones y de superaciones, del sentido de la vida y de la muerte, del fin del mundo.
Decidimos traer a estas olas este comentario del film, porque pensamos que tanto de su lectura como la contemplación de la imagen que recuerda aquella “Novia en el agua” de Waterhouse uno de los prerafaleistas que tuvimos la suerte de ver en la Tate Modern en aquel viaje a Londres, podréis escribir un montón de relatos para leer en los talleres de escritura.

Esperamos que os guste.

«Decir que Melancholia es la mejor película que se haya hecho sobre el fin del mundo sería hacer honor a la verdad, pero podría también dar el mensaje equivocado. En la cinta de Lars von Trier, un planeta llamado Melancholia se estrella contra la Tierra, acabando con la vida en ella, pero a diferencia de los típicos filmes sobre la destrucción del mundo, aquí no hay héroes ni posibilidad alguna de salvación.

La película tiene como protagonista a Justine (Kirsten Dunst), una muchacha que sufre una depresión severa, pero que parece repuesta el día de su boda con Michael (Alexander Skarsgård), celebrada en la enorme mansión de su cuñado (Kiefer Sutherland).
Al principio todo discurre con normalidad, pero poco a poco se van dibujando la profunda tristeza de Justine y el perfil de los personajes de su familia, no todos ellos precisamente agradables: un padre medio tonto (John Hurt), una madre que parece odiar a la especie humana (Charlotte Rampling), un jefe perverso (Stellan Skarsgård), entre otros.

Durante la fiesta, Justine observa en el cielo una extraña estrella que resulta ser un planeta que, tras permanecer escondido detrás el Sol, ahora va rumbo a la Tierra. Inexplicablemente, se descubre que la melancolía de la protagonista proviene de percibir cercano el fin del mundo y de la certeza que tiene de que después de la muerte no hay nada.
Pero es justamente en el contraste y la relación entre Justine y su hermana Claire donde la película brilla con más fuerza. Interpretada por una genial Charlotte Gainsbourg, Claire se ha echado al hombro la tarea de mantener viva a su hermana y apagar los incendios de su conducta errática, además de ser la mediadora en los conflictos familiares.
Pero si bien Von Trier emplea la película para tratar su propia oscuridad —el director ha sido víctima de un problema severo de depresión—, encuentra la forma de redimir a la golpeada Justine: es ella quien al final alivia la desesperación de su hermana ante la certeza del final, la que provee la calma y el control que hasta entonces parecían huirle.

Cierto: Melancholia es una película sobre el fin del mundo. Pero la genialidad de Lars von Trier está en que no necesita salir de los pocos personajes con los que se queda la historia —ni de la mansión y los campos de golf donde esta se desarrolla— para retratar la angustia esencial de la certeza de la muerte. Y en este logro hay que destacar la atmófera que brindan la obertura del Tristán e Isolda de Wagner y el ruido incesante de la segunda mitad de la cinta, que crece a medida que Melancholia se va acercando a la Tierra.
Por este papel, Kirsten Dunst fue elegida la mejor actriz del último Festival de Cine de Cannes, en el que Von Trier tuvo el desatino de bromear con que "entendía a Hitler". Esperemos que esté trabajando en afinar sus discursos, porque es probable que tenga que dar alguno la noche de los Oscar.»

Ahora sólo queda ir a verla y escuchar vuestras opiniones…

miércoles, 26 de octubre de 2011

Rubén en el río

Hace poco tiempo hablamos del escritor Rubén Abella por su buen hacer en el libro de microrrelatos 'Los Ojos de los Peces' (editorial Menoscuarto), que desde aquí seguimos recomendando por la concentración de buenas ideas, precisión del lenguaje, efectos sorpresa y tramas paradójicas que ponen alerta al lector ante la incertidumbre de si todo es realmente lo que parece.
Una coctelera de breves textos, bien amalgamados y no exentos de narratividad.
El próximo viernes día 28 de octubre presenta en la librería Oletum de Valladolid, a las 19:30 hrs, su tercera novela “Baruc en el río” que gira alrededor de una trama familiar, porque como el propio escritor ha comentado:
En el mismo artículo señala el escritor, que todo empezó con un idea que comienza a inquietarle al hacer unos largos en una piscina vallisoletana hace tres años. ¿Será el agua que envuelve palabras? o ¿Será la lucidez que nos da sumergirnos en ella como evasión del ajetreo diario, la que nos permite reencontrarnos con nuestra propia piel, nuestra propia historia?.
Desde este agua os animamos a leer la historia que el viernes nos presentarán en Oletvm. Os esperamos.

domingo, 16 de octubre de 2011

Canadá, el País de las Maravillas


"La vida de la gente es suficientemente interesante si tú consigues captarla tal cual es, monótona, sencilla, increíble, insondable".
Alice Munro

Alicia en el País de las Maravillas se convirtió en escritora canadiense de apellido Munro. Con su tesón y su curiosidad indagó en el entorno natural de Ontario y Vancouver donde reside y se atrevió a revivir los pormenores de un objeto vulgar o de una planta o del plumaje de un pájaro o de transmitir el tono de una voz y las singularidades del habla de alguien, legándonos un sinfín de relatos que la dieron el título de la Chejov canadiense.

A diferencia de la de las maravillas no re recreó en mundos imaginarios sino que sus personajes parecen tan comunes que no siempre dejan ver a primera vista la grandeza del la historia que encierran.

Con una aparente sencillez y excelente técnica narrativa, aquella Alice que todos veían como una ama de casa dedicada cien por cien al cuidado de sus hijas y ajena a los mundos literarios, nos sumerge en sus doce libros de relatos en la violencia más brutal, el amor más irreal, la generosidad, el perdón, la traición, la supervivencia, los destinos más rocambolescos pero perfectamente creíbles, la ambición, el deseo.

Escribe como protagonista y como observadora de las rutinas humanas, donde aparentemente no pasa nada y que esconden los pormenores de los pensamientos más ocultos de todos aquellos que sentimos y pensamos y en raras ocasiones nos atrevemos a desvelar.
Son relatos íntimos y prosaicos, llenos de poesía y de dureza, de sorpresa y de inesperados o inexistentes finales que nos acercan a una literatura que atrapa irremediablemente.
En el club de lectura Mar de Incertidumbres estamos leyendo “El amor de una mujer generosa” uno de sus muchos libros de relatos pero desde aquí os animamos a que leáis “Demasiada Felicidad” o uno de sus más famosos volúmenes “Escapada” que encierran historias que seguro que os tocarán algún resorte complicado de traducir en palabras.

Al leer a Munro es como si uno se convirtiera en el Gato de Cheshire de la otra Alicia. El que puede desaparecer gradualmente hasta que no queda nada más que su amplia sonrisa, la que nos deja su lectura, siendo no siempre una sonrisa de felicidad sino de admiración por el ingenio o la duda-incertidumbre por la lectura oculta que seguro que tiene el mismo texto al volver a él.

Desde los doce años la mente fantasiosa de Alice Munro la permitió crearse una existencia paralela a la que se esperaba de ella, consiguió sobreponerse a un destino común y regalarnos la grandeza de sus palabras. En el año 2011 es finalista al Premio Príncipe de Asturias de las letras y casi con seguridad cuando leáis esto seguirá escribiendo.

Desde aquí os animamos a que atraveséis el espejo por el que pasó Alicia y descubráis lo que encontró allí, (“Through the Looking-Glass, and What Alice Found There”), así podréis descubrir las “Maravillas” que la canadiense propone.


martes, 4 de octubre de 2011

Botadura

Fotografía: "Mares de Luna". Autor: Jesús Salviejo.
Dicen los entendidos en náutica que de todas las formas de botar un barco el lanzamiento lateral (dejándolo caer desde los alto del dique hacia la superficie, donde se balancea levantando una gran masa de agua) es el más espectacular, pero a la vez, una vez que se suelta el barco ya no hay vuelta atrás.
Como nos gustan las olas y aún a riesgo de que el principio de Arquímedes nos hunda, nos proponemos que este comienzo de curso contemple propuestas diferentes que nos hagan jugar con el lenguaje e indagar en nuevas rutas.
Es por ello que comenzamos el Taller de Escritura el próximo día 5 de octubre a las 18,00h en el CTEA de Tordesillas con la visita del escritor y técnico de educación y cultura Jesús Salviejo quien nos presentará la carta náutica del proyecto Fronteras de Sal II, con el que colaboraremos. Paralelamente bucearemos en las sugerencias diseñadas para este primer trimestre del curso (microficción, jornadas de cine y literatura, club de lectura). Una carta náutica a la que nos lanzamos desde lo alto del dique para que el mar estalle y el programa de incertidumbres se enriquezca.
Podíamos volver a las tablas de náufrago e ir acomodándonos al otoño lentamente, con la suavidad con la que mecen las olas, pero el camino recorrido nos impulsa, vuestro trabajo nos alienta, y el mar espera. Así que prestad atención porque botamos el barco este miércoles y os esperamos.


Para que tengáis una pequeña representación a escala de las aguas navegables, os adelantamos que en este primer trimestre el escritor Rubén Abella nos invita a la presentación de su última novela “Baruc en el río” el viernes 28 de octubre en la librería Oletum en Valladolid. Por otra parte en el mes de noviembre nos visitará el escritor Manu Espada para ofrecernos su visión de la microficción y todas sus posibilidades.

Mientras todo ello llega id preparando vuestras brújulas, ballestilla, astrolabio y cuadrante porque el lanzamiento lateral será este próximo miércoles.

lunes, 5 de septiembre de 2011

¡Que corra el agua!

A unas semanas del comienzo de la nueva singladura de los talleres de este mar, continuamos presentando algunos textos que participaron en el VII Concurso Literario Villa del Duero.

Investigación
 
Fotografía: Mar de Incertidumbres.  Dublín, junio de 2011
Me propongo abrir la puerta, saco las llaves, las introduzco en la cerradura, giro la mano y, sin soltar el llavero, la puerta se abre. En el interior algo me ha llamado la atención. Saludo a Quico, que me recibe con su gorjeo habitual. Se sorprende por los destellos de los reflejos luminosos de colores que le ofrezco. Picotea una y otra vez jugando con el metal. Resulta fascinante aquel objeto.

Mi atención, centrada en la idea que anteriormente inundó todo mi ser, sin prestar atención, de lo que tenía entre mis manos, esto desapareció.

¿Cómo definir el misterio para que surja el descubrimiento? La puerta está abierta. Las he tenido y ahora no las encuentro en su lugar habitual. Tienen que estar aquí dentro, y no recuerdo dónde. Me tranquilizo… Recorro mentalmente los movimientos realizados cuando he llegado. Le pregunto si las ha visto, se inclina hacia la jaula, pero no le comprendo su significado, ¿qué ha podido suceder?
Transcurrido cierto tiempo, y rendida de buscar sin hallar respuesta, finaliza el día… Moví la jaula de aquel lugar y las llaves aparecieron.
Ante las dificultades, el caos organiza la batalla de la vida.

Juliana Ortega (Gallegos de Hornija)

Pájaros en la cabeza

Bandada de pájaros en la cabeza,
revoloteando de forma incesante.
Anidan en mi mente.
Todos al acecho para irrumpir
en el instante preciso.
Dibujan trayectorias claras y concretas
cuando el sosiego se instala.
Oscuros, taciturnos, opacos,
con vuelo sinuoso y grave.
Lucha constante, duelo permanente.
La luz del día intenta desbaratar a los unos.
Sábanas rasgadas dan paso a los otros.
Sacudidas estentóreas, aleteos finales.
Dormir…
Para dar paso a nuevos pájaros en la cabeza.

Elena María Olmedo (Geria)

Fotografía: Mar de Incertidumbres. Galicia, julio de 2010

sábado, 20 de agosto de 2011

Corrientes marinas

Viento Sur, estación claridad, vamos llegando. Navegamos en medio del calor de agosto en ruta hacia el nuevo curso que comenzará en unas semanas y en este afán de que no nos falten las olas de palabras, os dejamos dos trabajos más, de los presentados en el VII Concurso Literario Villa del Duero:

ACRÓCINUS LONGIMANUS
Cuando aparecía enseguida mostraba a su cría, inocencia y beldad.

Inocencia, como agua cristalina y beldad, como rayo de sol.

Igual que una araña, con gran habilidad iba tejiendo su red estudiada meticulosamente. Ahí caían como insectos sus cautivos. Lanzaba su veneno para su provecho, muy bien enmascarado.

Al principio, hacia que la amalgama pareciese clara, hasta atraer suficientemente a su victima.

Pero el “tiempo”, tan temporal e intemporal a la vez, presente establecido por el pasado, transcurría a su ritmo.

Los acontecimientos surgían deprisa, muy deprisa. LA red cada vez era mayor y nacieron otras crías.

La araña, con su bien tejida malla, se apoderaba de sus presas. Como cebo, su descendencia.

Planeó todo minuciosamente y cuando creyó conseguir su plan, la luz se convirtió en oscuridad, el cariño en chantaje y los “inocentes” perjudicados, en su mercancía.

Tenía que eliminar a quien ya no le servía y trató de lograrlo de la peor forma.

La víctima tenía que demostrar lo evidente y desmontar ese entresijo. El pasar de los días se hacía una eternidad.

Con su propio veneno, el entramado empequeñecía, dejando espacio suficiente sólo para ella.

El macho, de la araña arlequín no se dejó devorar, sin saber al final si el daño causado será permanente o resarcido.

Consuelo Fernández Marugán (Zaratán)
 
 
LA CARA NO ES EL ESPEJO DEL ALMA.
Me he puesto yo una careta,

Con una risa pintada,

Para engañar a los míos, y a la gente que me trata.

Que tape mis sinsabores,

La tristeza de mi alma,

El corazón que se inunda,

La intranquilidad que arrasa,

Que por doler,

Duele el aliento,

Como puñal en mi garganta.

Desde que sé que te irías,

y no me dirías nada.

Tus silencios me dijeron,

Todo lo que nos amabas.

Que el dolor, se iría contigo

Que tu risa nos dejabas.
Lauri Rodríguez

Muchas rutas, laberintos, espirales, ilusiones, esfuerzos. Todas las singladuras el mismo final, nos preguntamos si no sería mejor bajar del escenario y vivir de frente sin máscara, aportando y respirando, pensando más en lo que nos une (las palabras) que lo que nos separa. Disfrutando de la navegación para que el sol nos dé de lleno en la cara al amanecer.

jueves, 28 de julio de 2011

Más olas

Sube la marea y vuelven las palabras de algunas personas que participaron en el VII Concurso Literario Villa del Duero. Relatos y poemas que han dejado su rastro en la arena. Alguno ya ha subido a las nubes, porque se ha publicado hace tiempo en el blog vanalaire pero igual le incluimos por cumplir con nuestra promesa de ir subiendo a este barco a todos los participantes.
Por otra parte os sugerimos la lectura del libro de microrrelatos "Los ojos de los peces" del escritor Rubén Abella (Editorial menoscuarto, 2010). Será uno de los libros sobre los que trabajaremos a la vuelta de otros mares que el verano os lleve.


La Fachada
Esta noche no ha habido suerte, faltan 2 días para Navidad y el albergue estaba lleno cuando llegué, ni tan siquiera he podido conseguir algo caliente que llevarme a la boca. Son casi las cinco de la madrugada y mientras deambulo por esta vieja estación de metro, no puedo dejar de pensar en ti, en vosotros, en nosotros….

Decían que yo era una mujer fuerte, decidida, emprendedora y ahora tan solo queda este despojo humano que se esfuerza por pasar otra noche más añorándoos, recordándoos,… Me siento sola, vacía, hueca, a punto de derrumbarme, igual que esas casas viejas de las que solo queda la fachada y que se tambalean a merced del viento cuando les quitan los puntales que las mantienen firmes.

Hoy hace exactamente dos años que a mí me quitaron los míos. Un muchacho joven, imberbe, apenas recién salido de debajo de las faldas de su madre. No tenía edad para conducir, ni carné, ni siquiera licencia para salir de casa sin permiso, pero el azar, siempre caprichoso, quiso que esa noche cogiera un coche para cruzar una apuesta con unos amigos y truncó de golpe cuatro vidas, las vuestras, la suya, la mía….

He llegado a esta estación con la esperanza de poder estar a resguardo del manto de terciopelo blanco que cubre la ciudad, pero tengo miedo de estar sola, de estar conmigo misma, de darme cuenta de en qué me he convertido. Fachada, tan solo una fachada sujeta por dos puntales, y que ahora se derrumba poco a poco.
Los andenes están desnudos a estas horas. No hay trenes, ni gente, ni ruido, apenas queda alguna luz encendida y la penumbra se hace insoportable mientras sigo pensando en vosotros.
Oigo voces a lo lejos, risotadas, ruido de cadenas que chocan contra los pasos metálicos de acceso del metro. Busco un lugar donde esconderme, donde pasar desapercibida y logro llegar hasta los servicios. Está húmedo y huele a orín, hay una jeringuilla usada en el suelo, justo al lado del retrete y aún así me encojo en un rincón y aunque he perdido toda la fe que me quedaba, rezo todo lo que sé para que esos chavales no me encuentren y pasen un buen rato riéndose a mi costa.
Por un momento pienso que sería mejor que me encontraran, acabar con todo de una vez. No merece la pena seguir viviendo si no estáis conmigo. Pero mientras deshecho esta idea, me aferro a la única foto nuestra que me queda. Está muy vieja y desgastada, roída por el paso del tiempo y la vida en la calle. Dibujo vuestras caras con mi dedo y acariciando el único atisbo de realidad que soy capaz de recordar, me quedo dormida, pensando que todo ha sido un sueño, un sueño del que me he despertado bruscamente y que no puedo volver a soñar por miedo a despertarme de nuevo.

Alicia García (Geria)



Camisetas Negras


De la Fuente
manan aguas negras
Hoy no tengo ganas de escribir
papel negro
tinta que no deja huella


Amargos líquidos negros
nerviosos bajo la cremosa nube


Hoy no tengo ganas de pensar
protagonista en cama
narrador en coma literario
Palabras negras
en cautelosos sorbos


Hoy no quiero que lean
enamorados como pavesas
orbitando en diferentes anillos


Agujeros negros insondables
y 10 segundos sin una palabra


Hoy no quiero que juzguen
aventuras eróticas espachurradas
en la sección de congelados


Voces negras
a tientas entre besos extraviados


Hoy no quiero más adjetivos
ventanas negras
en noches de aguacero


Camisetas negras imaginé
fronteras que nunca crucé


Hoy Nada,
Nadie,
sólo Nadar
Hoy no quiero más
que tus aguas negras me Naden
Silvia Mancha (Ciguñuela)


miércoles, 13 de julio de 2011

Ellas escribieron...

Continúa la marea de trabajos presentados al VII Concurso Literario Villa del Duero. Seguiremos dejando las palabras de quienes participaron para poder disfrutarlas.
También queremos avisaros de una actividad que tendrá lugar el próximo 21 de julio en Urueña. Los Navegantes del Palomar entrevistaran a la escritora Elena García Quevedo a las 19.00h en "El Rincón de Simona" (muy cerca de las librerías "El Rincón Escrito" y "librería Alejandría". Os esperamos.


TRISTEZA
La tristeza me tapa

como una manta.

Las lágrimas quieren

escaparse de mis ojos.

Una mano de hierro

me aprieta el estómago.


El corazón se detiene
y al segundo, se desboca.

La apatía me ronda

quiere hacerme caer.
Rosa Martínez. (Tordesillas)


CUATRO HORAS
Tan sólo diez minutos y mi tren partiría.

Los escasos metros que me separaban del andén me parecieron miles. Las ruedecitas de mi maleta no tocaban el suelo, mis pies volaban raudos en busca de un supersónico tren que pretendía salir sin mí.


Cada vez que partía me repetía lo mismo, cada viaje la misma cantilena… "La próxima vez vendré con más tiempo y me tomaré un café, visitaré esas llamativas tiendas”. Así una y otra vez, durante años, sin admitir que yo agotaba hasta el último minuto de todos los minutos de mis idas y venidas.


Jamás un tren me había dejado en tierra. Mi abuela decía que era un don que yo tenía: "llegar siempre a tiempo donde crees que tienes que estar."


Sentada ya, comprobé que haría un viaje sin acompañante, ¡Estupendo! me dije sacando de mi bolso un libro, El mar. Tenía cuatro largas horas para adentrarme en él, con el desconocimiento si éste me resultaría tan cálido, profundo y divertido como el que conocía desde niña.


Un suave y entrecortado sollozo me distrajo, levanté la vista y al otro lado del pasillo unos ojos claros se me quedaron mirando. ¿Por qué lloras? , me pudo la curiosidad. Sin respuesta alguna, apartó su mirada, pero cada surco de su cara delataba el ir y venir de sus adentros.


El mar, que esperaba su turno. Volvió a empaparme, el vaivén del tren mecía sus apasionantes letras.

De nuevo un conocido llanto me devolvió al moderno vagón. Volví la cabeza y una vez más los cristalinos ojos se fijaron en los míos. Sostuve su mirada hasta que ella se levantó, tímidamente se sentó a mi lado y me dijo:

¿Crees que podrías entenderme? Su pregunta me desconcertó, no era ayuda lo que pedía.

Claro, la contesté, tengo dos hijos más ó menos de tu edad y lo intento todos los días de sus vidas.

El tren avanzaba aunque eso ya no importaba, la joven sumida en una tristeza tan intensa como un mar, parecía querer llenarlo...

Recordaba cómo logró alejarse de lo que le ataba. Romper con la mentira que le impedía ser, con el anhelo de que latir no la deparase tanto dolor.

Se lamentaba. Hablaba de intolerancia, de solapadas respuestas a una pregunta que jamás fue admitida.

Seguía recordando. Repentinamente una rosada sonrisa tiñó su pálido rostro, acariciaba una cadena que colgaba de su cuello, en ella un nombre de mujer, la entrelazaba entre sus dedos mientras decía: “Por ella abandoné mi país, la vida comenzó con ella, con ella aprendí que esperar y que te esperen es compartir, con ella descubrí que estremecerse ya no me daba miedo".

La vida le entregaba lo que le debía, sentir que sentían por ella. Rememoraba sus afortunados días cuando súbitamente deslió de sus dedos la cadena, dejo de acariciar su nombre, la descolgó de su cuello y la arrojó al suelo. Extrañada le pregunté .De nuevo sus ojos volvieron a colmar su ánimo. "Me ha dejado", reveló. "Huyo de todo lo que me recuerda a ella, del sol, del aire, del mar".

Su tono se tornó más afligido, desgarrador. El desamor llenaba su vida, lo llenaba todo. Se dolía: "Sin ella la vida no sabe, no huele, no soy. No quiero seguir, ¿para qué? , quiero acabar con todo".

Sus últimas palabras me sobresaltaron, pero respiré tranquilidad, agarrando una de sus manos le dije: Existen otros mares, otros aires. Alza tu vista al cielo y mira ese sol que amanece por ti, resplandece para ti. Y acariciando su mejilla...

Ahí afuera hay alguien que te espera, un nuevo corazón que anhela inspirarse en ti.

Pasaron unos minutos que se me antojaron interminables. Sus ojos seguían brillando, pero ausentes y quietos. De pronto en ellos noté otro destello, ya no de lágrimas, sus transparentes ojos ¡Querían seguir estando! , estar donde creían querer estar.

Viajamos en silencio, el calor de nuestras manos, aún unidas, eran el mejor presagio de una promesa, seguir.

No se presentaron, dos nombres son sólo nombres.

Se despidieron.

Jamás se llamarán por teléfono, pero siempre se acordarán del roce de sus manos.

Tan sólo bastaron cuatro horas para hacerse eternas.
Rosy Val Gracia (Simancas)

domingo, 3 de julio de 2011

Otros premios



En los últimos días del Taller de Escritura, algunas compañeras elaboraron estos Premios Jaula de Grillos 2011 atendiendo a aquellos aspectos que identificaban lo mejor de cada uno de los integrantes del grupo. También acordamos ir dejando el rastro en este mar de todos aquellos trabajos que no recibieron premios en el concurso, pero que igualmente nos gustaría compartir. Aquí tenéis dos ejemplos:

Nada fue bastante

Tras mi corazón iba el resto de mi cuerpo.
Pero no fue bastante.
Nada fue bastante.

Asediaste mi pensamiento buscando la fórmula mágica,
el gen de la alegría que exhibía a todas horas.
Me aprisionaste la risa, culpable de darme vida,
entre los barrotes de tus palabras
duras, frías, lacerantes, absurdas.

La ocultaste en el pozo lúgubre de tu apatía.
Apenas asomaba a mi boca o chispeaba en mis ojos
le lanzabas piedras,
la atemorizabas
con frases ácidas, la convertías en agua salada.

Si no podías hacerla tuya,
si no encajaba en la mueca de tu boca,
avariento, la descomponías.
Pero no fue bastante.

Nada fue bastante.
secuestraste mi voluntad haciéndome parte de ti,
anexionándome como un pequeño territorio de tu imperio
dirigido por deseos apenas esbozados.

Un gesto, una mirada, una respiración distinta
eran la orden velada.

Tardé tiempo en aprender
el lenguaje de los sonidos de tu presencia:
pisadas fuertes, pisadas sigilosas,
el crujir de las páginas de un periódico convertido en muro,
el casi imperceptible silbido del aire esquivando tus movimientos,

silencio…, murmullos de silencio.

Pero no fue bastante.
Nada fue bastante.


Ahora me miras con desprecio.
Tienes sed de alegría,
y en mí no encuentras ni un sorbo para aplacarla.
Ya no soy yo.

Estoy yerma, desertizada.
No tengo ni dolor,
solo un vacío…, una sensación de nada.

Ana Melero Melero (Geria)


Isla de Ávalon

«No me quiero ir». No, Victoria, allí no te vas a ir, sé de una isla a la que te puedo llevar. Nos podemos refugiar como cuando éramos niñas y buscaremos a quien tú sabes para que esté con nosotras. Las dos lo protegeremos, como en los juegos. Allí hay aromas y olores a macedonia de frutas con canela y anís.


Bosque de hayas, que son árboles de gran altura. Su madera resistente de blanco rojizo, donde se posan las aves de multitud de colores, y grandes cascadas, que por mucha fuerza que desciendan siempre mueren en un remanso donde se deslizan los cisnes, rompiendo el espejo con rapidez y elegancia.


Ríos caudalosos con riberas cuajadas de chopos y álamos, castores y nutrias juguetonas, que con troncos caídos hacen la presa para atrapar a los peces. Puestas de sol de color azafrán.


Allí no hay dolor, ni vejez ni radio ni quimio. Viven valerosos guerreros que nos defenderán. Uno no sé cómo se llama, pero conquistó algunos reinos y ganó muchas batallas. Tiene un caballo blanco al que llama Babieca”y una espada a la que dice Tizona. Pero a mí quien me gusta es Ossian, un guerrero de la mitología celta, hijo de un jefe guerrero hijo de los Fianna. De pequeño fue raptado por un tenebroso druida y lo amamantó una cierva.


¿Y cómo dices que se llama esa isla? Tir Na Nog, que quiere decir ‘tierra de la eterna juventud’. Allí se contemplan paisajes prodigiosos donde el tiempo no cuenta, y la hierba está siempre verde. También es conocida como la isla de las mujeres o isla de Ávalon, el paraíso de los celtas.


Ossian fue uno de los más valientes guerreros. «¿Dices que en esa isla estaríamos bien?».
No lo sé, Victoria; yo nunca estuve allí.

Ángela Méndez (La Seca)

*Música del vídeo: Wim Mertens