Gozamos de la captura de grandes abadejos y una actividad frenética, que unida al uso de equipos superligeros para esta modalidad con acciones de 10-40gr y carretes 4000, nos permitieron tener unas luchas dignas de cualquier depredador mayor. De hecho, muchos sois los que pensáis que la pelea del abadejo no es muy buena, y esto viene de que se suelen usar equipos muy pesados, debido a la profundidad, en comparación al tamaño del pez. Pero os puedo asegurar que los encontráis a menos de 60 metros de profundidad (lo que hace que la vejiga del pez no se expanda muy rápido) y con un equipo más propio de light spinning o topwaters, os van a dar una pelea muy superior a la de cualquier robalo, con carreras infinitas incluso llegando a la superficie. En este caso pescamos en un casco a unos 60-65 metros de fondo.
Además tuvimos la visita de unos cuantos Sanmartiños (pez de San Pedro) de muy buen porte, y de los que David iba sacando uno detrás de otro mientras mis señuelos, o mi muñeca, parecía que no conseguían engañarlos.
Lo realmente difícil de esta pesca es encontrar el pescado, ya que tiene mucha más dificultad el sondear e intuír dónde van a estar acechando los depredadores, que realmente mover los vinilos y jigs. Esta vez dimos rápido con ellos y nos permitió hacer varias derivas con capturas simultáneas, una autentica gozada, aunque como siempre, comían siempre en un punto exacto y como no pasaras justo por encima no habría ni toque.
Pudimos comprobar también la voracidad de estos peces, ya que muchos traían jurelos enormes en la boca que casi no podían tragarse.
Aquí os dejo el vídeo de la jornada, espero que os haga disfrutar como lo hicimos nosotros!