Me dieron la vida,
la di.
Tambièn aceptè que
darla no es reternerla.
Que se puede superar lo insuperable.
Plante flores y àrboles,
Leì muchos libros,
vi muchas pelìculas,
no quedò mùsica sin escuchar.
Camine miles de kilòmetros.
Escribì cartas,
escribì un diario.
Perdì todo.
Anduve a tientas,
busquè luz,
pero seguìa queriendo sombras.
Un dìa...
mientras pensaba en nacer,
me mataron
y de esa muerte nacì.
Me subì a unos cuantos trenes.
Alguien....se va de viaje para siempre.
Me tirè a dormir una siesta larga,larga.
Me acunè con màs libros,màs mùsica.
Con poco se està y hasta se parece a la vida.
Pero se camina ......... aunque sea lentamente.
Y siempre hay una esquina donde se coincide.
No hay nadie que resista lo inevitable,
Abrì puertas, ventanas y luego derribè el muro.
Solo quedò la llave de mì,
la dì porque me se carcelera.
Lo inevitable tiene eso de maravilloso,
que alguien sabe como abrir interiores y tirar la llave
Alguien, ese alguien que creìa que bien podìa
ser el alguien de aquella, de aquel......
era mì alguien,
Se acabò la siesta.