Hace un año y un día que era un buen día para nacer. Hace un
año y un día que nos conocimos, mi ahijado y sobrinito del alma.
Hace un año y un día que me miraste por primera vez con esos
ojos picarones, que me robaste el corazón. Apareciste en nuestras vidas para
llenarlas de alegría y de ternura. Parece mentira todo lo que ha sucedido en un
año!
La abuela no tenía casi ni fuerzas para ir a conocerte, pero
lo hizo, y nos tenía a todos preocupados con ese cansancio y todo lo que había
adelgazado, que achacábamos al calor y a su alimentación deficiente, basada
casi exclusivamente en fruta. También a su cabezonería para no ir al médico.
Al día siguiente cogiste una infección y tuvieron que
ingresarte en neonatos, donde estuviste casi un mes, te podíamos ver diez
minutos al día, a través del cristal, yo iba siempre que podía, y admiraba tus
manitos, tus piececillos, los gestos que hacías con la frente. Eras muy
gestero! Nunca antes había visto yo a un bebe de un día mirar con mala leche,
ja, ja!
Al cabo de una semana tuvimos que ingresar a la abuela, que
también estuvo un mes ingresada, yo ya no podía ir a verte, te echaba de menos,
sobrinito del alma, pero tenía que estar con la abuela.
Imagino la desazón de tu madre, recién parida y
repartiéndose entre dos hospitales, entre dos preocupaciones, sin saber cómo
iba a salir ninguna de las dos. Podía verte y darte un biberón cada tres horas,
luego se iba corriendo a ver a la abuela. La imagino llegando a casa por fin
contigo en brazos, después de tantos problemas, y sin poder disfrutar de toda
la alegría de la situación porque aún quedaba la preocupación por la abuela.
Imagino esos primeros días estando sola, conociendo al bebé
sin ayuda, tu padre ya había terminado el permiso y tenía que volver a
trabajar, cuando llegaba te quedabas con él para que tu madre pudiera ir al
hospital a ver a la abuela.
Y ya ha pasado un año! Y dices papá y mamá, y gateas como
loco por toda la casa. Gateas a tu manera, en plan marine bajo una alambrada,
porque la fuerza la haces principalmente con los antebrazos, cada uno tiene su
propia técnica, imagino. Gateas como un rayo hasta la cocina, que sabes
territorio prohibido, y lanzas miradas por encima del hombro para ver nuestra
reacción ante tal proeza. Consigues ponerte de pie agarrándote a la mesa o a
las paredes del parque, pero aún no aguantas mucho tiempo de pie, porque sólo
te pones de puntillas y así es difícil mantener el equilibrio, como ves sigues
con técnicas propias.
Cuando hace tiempo que no nos vemos me miras raro, como con
desconfianza, tardas un buen rato en acostumbrarte a tu madrina. Yo te dejo tu
espacio, sin presiones y sin agobios, pero estoy deseando que llegue el día en
el que me recibas con una gran sonrisa, de esas que sólo tú sabes poner y que
se parecen tanto, tanto, a las de tu madre.
Te encanta llamar la atención, lanzas una risa en falsete
para que te hagamos caso, algo así como Je, je! Nos morimos de risa y tú feliz.
Visto el éxito lo vuelves a repetir al instante. Je, je! También tienes tu
propia técnica para llamar la atención.
Comes que es una maravilla, no te rinde mucho, porque eres
muy delgadito, pero no será por no comer, tu papilla y todo lo que veas que
coma un adulto. Porque cuando ves que los mayores estamos comiendo algo te
abalanzas sobre lo que sea para probarlo. Y no le haces ascos a nada! Te
encantan las galletas, no dejas ni una miga, y como encuentres alguna miga en
el suelo te la zampas también.
Espero que seas feliz, sobrino del alma, este año y todos
los años de tu vida. Recuerda siempre lo mucho que te quiere tu madrina. Un
beso mi amor!
Madrina
de sobrinito del alma.
Mamá de
Parrulín y Parrulinchi.
Otro
día más. Buen jueves!
Sean
buen@s y felices.