domingo, junio 30, 2013

La dama duende


No puedo recomendar lo que vimos anoche en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres. Una dama duende de dos horas y media con algunos actores televisivos que terminaron la representación casi afónicos, de tanto grito. Sin ritmo —apagado por numerosas y dilatadas mutaciones—, despojaron la propuesta escénica de Calderón de toda trascendencia. Difundida como un homenaje de Cáceres —sic— al desaparecido gran Miguel Narros, esta representación ha pasado con más pena que gloria —tampoco lo pretendían— por aquí, por donde ya pasó antaño una mejor  La dama duende en una de las primeras ediciones del festival —creo que de José Luis Alonso—, que no duró tanto. Tampoco otra más reciente —que aquí no vimos— de Gabriel Garbisu de hora y media y pico. Y es que anoche, por dilatar, hasta el colofón fue largo, sin razón justificada. Es una lástima que se desbaraten así aciertos en otros lados como la escenografía y sus posibilidades, o determinados gestos en la dirección de actores..., para casi nada. Lástima.

viernes, junio 28, 2013

Rayuela, 50 años


Hoy se cumple medio siglo de la publicación de Rayuela (1963) de Julio Cortázar. Este blog, desde el 30 de junio de 2005, homenajea a esta obra y a su autor con el nombre de Pura tura, cuyo origen está en el capítulo 73 de la inmortal novela del argentino: «Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas. En uno de sus libros Morelli habla del napolitano que se pasó años sentado a la puerta de su casa mirando un tornillo en el suelo. Por la noche lo juntaba y lo ponía debajo del colchón. El tornillo fue primero risa, tomada de pelo, irritación comunal, junta de vecinos, signo de violación de los deberes cívicos, finalmente encogimiento de hombros, la paz, el tornillo fue la paz, nadie podía pasar por la calle sin mirar de reojo el tornillo y sentir que era la paz. El tipo murió de un síncope, y el tornillo desapareció apenas acudieron los vecinos. Uno de ellos lo guarda, quizá lo saca en secreto y lo mira, vuelve a guardarlo y se va a la fábrica sintiendo algo que no comprende, una oscura reprobación. Sólo se calma cuando saca el tornillo y lo mira, se queda mirándolo hasta que oye pasos y tiene que guardarlo presuroso. Morelli pensaba que el tornillo debía ser otra cosa, un dios o algo así. Solución demasiado fácil. Quizá el error estuviera en aceptar que ese objeto era un tornillo por el hecho de que tenía la forma de un tornillo. Picasso toma un auto de juguete y lo convierte en el mentón de un cinocéfalo. A lo mejor el napolitano era un idiota pero también pudo ser el inventor de un mundo. Del tornillo a un ojo, de un ojo a una estrella... ¿Por qué entregarse a la Gran Costumbre? Se puede elegir la tura, la invención, es decir el tornillo o el auto de juguete».

martes, junio 25, 2013

Antonio Rodríguez-Moñino x 2


 Mañana miércoles 26 de junio se presentan en la Biblioteca Pública «A. Rodríguez-Moñino/María Brey» de Cáceres, a las 20:00 horas, dos novedades editoriales que son los últimos frutos de la conmemoración del centenario en 2010 de la muerte del insigne bibliófilo extremeño:

Antonio Rodríguez-Moñino, Estudios y ensayos de literatura hispánica de los Siglos de Oro. Edición a cargo de Víctor Infantes. Cáceres, Genueve Ediciones, 2012.
José Luis Bernal, Víctor Infantes y Miguel Ángel Lama (Eds.), Antonio Rodríguez-Moñino en la cultura española. Badajoz, Biblioteca de Extremadura (Colección Alborayque Libros, 7), 2013.

Intervendrán en el acto Manuel Rojas Gabriel, director del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura; Víctor Infantes, Catedrático de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid; y José Antonio Agúndez García, Director General de Promoción Cultural de la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de Extremadura.

El coloquio de los perros


El sábado vimos El coloquio de los perros en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres. Sobre el montaje de Els Joglars sabía de antemano que del coloquio de Cervantes, poco. Y que algunos puristas se habían rasgado las vestiduras clásicas y habían denunciado un cervanticidio cuando la obra se estrenó en Madrid esta primavera. Qué cosas. Queda bien claro que es una adaptación libre; y tan libre. Els Joglars, por primera vez dirigido por su estratosférico actor principal, Ramón Fontserè, y con la dramaturgia de éste y de Albert Boadella y Martina Cabanas, ha puesto en escena otra lectura del diálogo cervantino en clave de farsa contemporánea que es toda una lección de teatro con el texto clásico muy al fondo. Una lección sobre cómo expresarse en escena con los mínimos recursos, y una lección de interpretación. La de una espléndida Pilar Sáenz (Berganza) como pareja de Cipión (Fontserè), y la asistencia de un poco lucido pero digno papel de Xevi Vilà (Manolo) y de un notabilísimo trabajo —con el desenfado del vodevil y la comicidad del sainete— de los secundarios Dolors Tuneu y Xavi Sais. El don del habla —y la pérdida del don cuando acaba la noche— es lo que estructura esta ilusión teatral que se abre con ladridos puros que paulatinamente van articulándose en vocablos reconocibles y que termina con la palabra desleída en el puro ladrido del perro que vuelve a su ser después de haber puesto en solfa al bípedo «gilipollas», que es la última palabra —moraleja— que se dice en el espectáculo antes de los aplausos unánimes del público. O casi unánimes, que hay gente que se molesta mucho con estas adaptaciones, para añadir después que, como teatro, están bien. Qué digo bien; muy bien.

lunes, junio 24, 2013

El talismán de Bécquer


Este pasado sábado apareció en ABC Cultural la primera noticia pública del hallazgo de un manuscrito desconocido de Gustavo Adolfo Bécquer. La dio Víctor Infantes, que anunció también que está en marcha su estudio para una próxima edición —el «próximo otoño»— en Visor Libros. Los papeles se corresponden con la partitura de una zarzuela con música de Joaquín Espín Guillén —el padre de Julia, la amada de Bécquer— titulada El talismán, que debió ser el nombre definitivo de una adaptación musical de lo que pudo ser la versión teatral, bajo el título de Esmeralda, de la novela de Victor Hugo Nuestra Señora de París. De este proyecto a varias manos —Julio Nombela, Luis García Luna y el propio Bécquer— se sabía por el mencionado Nombela en sus Impresiones y recuerdos (1909-1912), quien contó que no llegó a representarse Esmeralda; y es probable —como apunta Víctor Infantes— que Gustavo Adolfo Bécquer y García Luna retomasen aquel proyecto y lo convirtiesen, con el cambio del título, El talismán, en el libreto para una pieza musical fechable en 1860 que forma parte de los papeles ahora divulgados. Entre estos papeles hay unas cuartillas autógrafas de Bécquer, pertenecientes a los tres primeros números de música del acto segundo de El talismán. El conjunto llega hasta nosotros gracias a la generosidad de un bibliófilo que hace tiempo adquirió estos manuscritos y que discretamente ha ido dando pasos hasta encontrar quien le diese una primera forma a su difusión. Es de agradecer.
Víctor Infantes, «El Talismán de Bécquer», ABC Cultural, sábado 22 de junio de 2013, págs. 4-5.

viernes, junio 21, 2013

La vida dañada de Aníbal Núñez


No conocí a Aníbal Núñez (1944-1987). Mi imagen primera de él tuvo forma de poemas. Luego vinieron algunos comentos sobre su vida por parte de quienes fueron sus amigos; sobre todo, de Ángel Campos Pámpano, que siempre puso más voz sobre su obra que sobre su vida, hasta el punto de hacernos conocer al poeta de un modo libresco, inmortalizado en poemas propios. De haber conocido uno a Aníbal Núñez habría sido a aquel que Fernando R. de la Flor llama extraviado ya antes de morir en este espléndido, personalísimo y sentido retrato intermitente del poeta salmantino que desde sus primeras líneas deja las cosas claras: «La vida dañada de Aníbal Núñez no es una biografía». No será una biografía; pero es el más completo reportaje del poeta, de su contexto y de su espacio o emplazamiento significativo, escrito por quien le conoció bien y por quien fue primer editor de su Obra poética en dos volúmenes (Madrid, Ediciones Hiperión, 1995), junto a Esteban Pujals Gesalí. Aquel reconocimiento póstumo que reunió sus poemas es hoy una referencia muy pertinente —y contestada aquí por su excesivo textualismo— para comprender esta apuesta por la unificación en un ensayo de vida/obra de un autor. Lo que parece decirme el libro de Fernando R. de la Flor es que mi imagen de Aníbal Núñez estaba incompleta; de modo que el libro de Fernando ha compuesto de la mejor de las maneras posibles la imagen que me faltaba. Había escrito que ha colmado la imagen que me faltaba; porque, ciertamente, La vida dañada de Aníbal Núñez parece crónica y etopeya compacta, casi sin resquicios, del escritor salmantino. Y una representación en forma de friso epigráfico de ello son los rótulos —31 en total, si elimino el «Breve prólogo» y «Sigue el breve prólogo» por delante, y «Muerto me lloró el Tormes en su orilla» y los «Agradecimientos» por detrás— que balizan el «doloroso camino» por la vida dañada —con T. W. Adorno al fondo— de quien, según siempre Fernando R. de la Flor, diez o quince años antes de su muerte, abandonó el interés por la escritura. Así que «El caso Aníbal Núñez», «Autoridad de autor», que son los dos primeros capítulos; o «La edad que atravesamos», «Redención del deterioro», «La luz pesa», «Los años perdidos» o «Yerbas secretas», que son otros logrados títulos, se presentan como diferentes estaciones de este recorrido que toca lados como la forma de vida de Aníbal Núñez, sus relaciones, su posición en el Parnaso, su alejamiento, su «dromomanía» en las largas caminatas por la ciudad, su ciudad (Salamanca) o su atlética genealogía. El resultado es un deslumbrante ensayo sobre una personalidad y sobre su tiempo; y, como en casi todo lo de Fernando R. de la Flor, una impagable taracea de referencias asociadas que son fundamentales para iluminarnos en la comprensión del mundo contemporáneo, desde Rudolf Wittkower hasta Eugenio Trías, de Peter Sloterdijk, Hanna Arendt o Vladimir Jankelevitch a Walter Benjamin, Jean Claire o la Ley de Peligrosidad Social. Claro que este libro no es una biografía; es mucho más que eso.
Fernando R. de la Flor, La vida dañada de Aníbal Núñez. Una poética vital al margen de la Transición española, Salamanca, Editorial Delirio, 2012.

martes, junio 18, 2013

El agua de los mapas


La buena dicha de volver a tener un rato de charla con Santos Domínguez —en el nuevo doméstico lugar ameno del poeta— quitó peso a la tardanza; pues había pasado demasiado tiempo desde nuestro último encuentro. Retirado con sus libros y sus versos, Santos no participa desde hace mucho en la vida literaria de su ciudad —Cáceres—, que es también la mía. No se lo alabo; al contrario. Él se lo pierde, otros se lo pierden y todos perdemos. Desde hace años, su presencia es otra: la de un lector notarial que, diariamente, sin tregua, escribe en su blog sobre una parte de lo mucho que se publica; y la de un poeta que con frecuencia aparece en los medios como el beneficiario del primer premio de un certamen poético. Cuando estuve con él, hace ya tres meses, me regaló un nuevo libro de poemas, otro premio de poesía: El agua de los mapas (Talavera de la Reina, Colección Melibea CXX, 2012), Premio Rafael Morales 2011 en su XXXVII convocatoria (¡y parece que última!). Lleva años Santos Domínguez instalado en este modo de publicar su obra, que, sin embargo, no la hace luego fácilmente localizable para un lector de poesía que muchas veces mira con cierta prevención al autor que acumula premios de innegable valía y de injustificado poco glamour. Sea como sea, en muchos casos, es incomprensible que libros de extraordinaria calidad queden semiolvidados tras la primera foto en la prensa del premiado o del jurado. Es el caso de libros espléndidos como En un bosque extranjero (Premio Tardor, Aguaclara, 2006) o Las sílabas del tiempo (Premio Barcarola, Nausícaä, 2007). Y también de El agua de los mapas, del que no conozco ninguna reseña. En esta obra, Santos vuelve a demostrar que su mirada poética ha de ser tenida en cuenta. El mar es desde hace tiempo y en buena parte el escenario principal de su inspiración poética y parece que El agua de los mapas es una constatación celebrativa en el conjunto de su obra. Si «La tarde navegable», primera sección del libro, es la que mejor expresa el afán contemplativo y litoral del poeta, «Un rostro sucesivo», la última y más breve a manera de colofón, es una especie de compendio de la poética de Santos Domínguez que toma como símbolo el mar y su eterna sucesión. Es un libro de recomendable lectura en el que volvemos a encontrar al poeta adjetival y preciso en la expresión y en la construcción del poema, en el que uno vuelve a sentirse llevado por el mismo ritmo familiar ya conocido en otros libros de Santos; pero que —sabiduría de orfebre— no suena en ningún momento a gastado y reiterativo. Reiterativo como su mar de olas y palabras.

viernes, junio 07, 2013

domingo, junio 02, 2013

Baile de máscaras


Me faltaba escribir aquí sobre el último de los «Tres extremeños en Hiperión», como tituló su artículo de Hoy Irene Sánchez Carrón —otra poeta de la misma casa— el domingo 12 del pasado mes de mayo. Desde que supimos que había logrado el Premio de Poesía Hiperión hasta que lo recogió el jueves 23 en Madrid, José Manuel Díez (Zafra, 1978) ha hecho todo lo posible para que su Baile de máscaras se difunda. Lo será próximamente en Cáceres. Y ojalá que aquí pueda ser el reunir en el mismo acto a los «Tres extremeños en Hiperión»: a José Manuel Díez —inapelable—, a Antonio Rivero Machina y a Basilio Sánchez. Ayer mismo el zafreño firmó ejemplares en la Feria del Libro de Madrid. Ahora que he leído Baile de máscaras en su formato definitivo como número 648 de la colección Poesía Hiperión, echo en falta algo: la sonrisa de José Manuel Díez. Me refiero a la fotografía de Laura Covarsí. Es la única muestra que hay del rostro del poeta; pero de su persona hablan mucho las «Acotaciones» finales en donde se ve la manera de ser de José Manuel Díez y esa sonrisa que le define, ese exultante dinamismo. Esa capacidad de relación, añado. Y es que en este Baile están convocadas muchas personas. Parece una obviedad en una obra compuesta por treinta y nueve poemas en los que se expresan voces —máscaras— muy distintas de la historia desde el siglo XIII hasta 2011. «El Altísimo Juan Sforza compone unos loores a su dama mientras César Borgia marcha sobre Pésaro» o «El Serenísimo Príncipe Ludovico Manin contempla el apogeo de la primavera» fueron y son poemas de un Guillermo Carnero que escribió y fundamentó el culturalismo como un procedimiento literario que él mismo ejerció en su poesía («Reflexiones egocéntricas. Cuatro formas de culturalismo», en la revista Laurel, 1, primavera de 2000). «Grabado de un palacio de Venecia que J. B. regaló a A. M. S.» reza el título de un poema del Museo de cera de José María Álvarez, en cuyo índice todos los poemas llevan la marca de lugar y fecha que en Baile de máscaras ha querido José Manuel Díez dejar como un tributo a ciertos poetas leídos. «La joven Elsa Brosnan defiende su belleza legítima frente al espejo de una habitación de hotel», «El cineasta René Clair y el fotógrafo Man Ray conversan sobre el ready-made frente a la tumba de Marcel Duchamp», «El jardinero Antonio Porchia descubre al poeta Roger Caillois una nueva forma de hablar con uno mismo», son títulos de algunos de los poemas del libro de José Manuel Díez. Son, los títulos, una evocación de aquel culturalismo; el homenaje a unas lecturas. Dichos así, serían ejemplos suficientes para adscribir los textos que titulan al culturalismo duro del que escribió Carnero —que distinguió también un culturalismo de baja intensidad, un criptoculturalismo y un culturalismo ficticio. Pero en el caso de José Manuel Díez no hay la voluntad de ruptura que hubo en su día en la generación novísima, por ejemplo. Al contrario. La voluntad del poeta es enormemente constructiva, incitativa, diría yo, a la lectura y evocación de situaciones —analógicas, sí— que van del poema amoroso al metapoético, de la confesión íntima hasta el alegato social. Un sugerente baile de máscaras convocadas con arte, sentido poético y entusiasmo.

viernes, mayo 31, 2013

Isabel Urueña gana el Premio de Microrrelatos «Manuel J. Peláez»


El 5 de febrero de este año apareció aquí la convocatoria del Primer Premio de Microrrelatos «Manuel J. Peláez» y creo que fue el 23 de febrero el día que comencé a leer un primer bloque de los relatos recibidos. Más de tres meses después, y tras haber leído por tandas, junto a mis compañeros de jurado, más de trescientos de los mil ochocientos textos presentados, el ganador ha resultado ser «Última duda», de la compositora y escritora Isabel Urueña Cuadrado, que es una leonesa afincada en Madrid —según reza la nota de prensa difundida—, titulada superior en Composición e Instrumentación en el Real Conservatorio de Madrid y directora de orquesta. Es autora de las obras musicales para piano «32 modos de decir a un extraño» y «Distancias», que han sido interpretadas en diversos países europeos por destacados intérpretes. De 1992 a 2004 fue coordinadora de actividades musicales y profesora del Departamento de Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid. En 1995 impulsó la creación de la Orquesta de Cámara de esa Universidad, de la que ha sido directora. Como escritora, Isabel Urueña ha publicado dos libros de poesía: Apócrifas codicias, en 2002, y El beleño en su raíz, en 2003. El Ayuntamiento de León le otorgó en 2007 el Premio de Relatos por su cuento «Joseph Conrad in memoriam». El Premio de microrrelatos «Manuel J. Peláez», convocado en Zafra por el Colectivo de este nombre, ha sido dotado en su primera convocatoria con 1.000 euros y será entregado en un acto público que se celebrará a las 13:00 horas del domingo 16 de junio en el restaurante «La Marquesa» de Zafra. Los relatos presentados procedían de España, Venezuela, Argentina, Cuba, Estados Unidos, Suiza y México, entre otros países. Según las bases del certamen, los textos debían estar comprendidos entre las 9 y las 317 palabras. «Última duda», el microrrelato ganador, tiene 81 palabras, y se publicará en un libro que recogerá los 55 textos finalistas. He compartido jurado en la fase final de este certamen con María del Carmen Rodríguez del Río, presidenta del Colectivo «Manuel J. Peláez», con Mercedes Santos Unamuno, profesora de Historia del Arte y Geografía del IES «Suárez de Figueroa» de Zafra, con su hermano Enrique Santos Unamuno, compañero de Teoría de la Literatura en mi Facultad, con mi hermano  José María Lama —hermano—, y con otro profesor, y antaño alumno, José Carlos Martínez Yuste, que ha actuado como secretario del jurado, con voz pero sin voto, y con toda la carga de recibir, cribar, organizar y distribuir tanta palabra en pequeñas dosis. Hay que reconocer su trabajo y, además, felicitar, claro, a Isabel Urueña.

jueves, mayo 30, 2013

miércoles, mayo 29, 2013

Ocios de mi juventud


Me ha llegado hoy el primer ejemplar de esta edición de la poesía de José de Cadalso (1741-1782) que me ha tenido ocupado durante cuatro años si cuento desde que propuse a Ediciones Cátedra la publicación del libro, con ese título de Ocios de mi juventud, el que concibió el autor gaditano para recoger su obra lírica; aunque en términos de géneros, no es Cadalso precisamente autor que se avenga con la estirpe de lo convencional. Al contrario, creo que fue uno de los escritores más originales e innovadores del siglo Dieciocho europeo. Faltaba volver a mostrar con la difusión merecida en nuestros tiempos otro de los pilares de la originalidad y modernidad artísticas de quien escribió las Cartas marruecas y las Noches lúgubres: la poesía de un libro original y moderno. Ojalá sirva.

José de Cadalso, Ocios de mi juventud. Edición de Miguel Ángel Lama. Madrid, Ediciones Cátedra (Letras Hispánicas, 726), 2013, 423 págs.

viernes, mayo 24, 2013

Un lugar para nadie


La colección «Luna de poniente» sigue creciendo. Acabo de recibir las Tonás de los espejos, de José Antonio Zambrano; y sé que ha salido junto al último libro de Santiago Castelo, Esta luz sin contorno, que hacen, respectivamente, las letras K y L, de este alfabeto poético ideado por De la luna libros y que dirigen Elías Moro y Marino González. Pero este buen ritmo lunar no debe tapar lo bueno recorrido, entre lo que está un libro de Álex Chico que hace ya tiempo leí con gusto. Un lugar para nadie es el tercer libro de poemas de este placentino que vive en Barcelona y que ha sido corresponsable de la revista Kafka  y ahora lo es también en su nueva etapa de la revista Quimera, en cuyo consejo de redacción figura. Acabo de leer, además, un ensayo suyo publicado en Cuadernos hispanoamericanos con siete certeras notas sobre la poesía de Ángel Campos Pámpano. Un lugar para nadie es un libro de lugares que se resumen en un único lugar, el lugar de la escritura, que es, más o menos, el título de la última sección y el título exacto de uno de sus poemas más representativos y mejores: «Hay algo heroico en cerrar una ventana / y echar la llave a una puerta». En esa sección hay una letra [W] que es inicial de un punto cardinal al que una poeta como Pureza Canelo le ha puesto un nombre literario: Oeste. No sé por qué; pero me parece que hay algo muy común en todo esto. Me pregunto por qué razón un escritor extremeño de treinta y pocos años que abre su libro con una instantánea («Quai Lices Berthelot») y que sigue con un apunte de cuaderno («Place de l'église»), que testimonia en forma de poemas su itinerancia, su conocimiento de un mundo del que aquí muestra una parte —Francia, la isla de Nápoles, la Verneda barcelonesa—, desemboca en el lugar de la escritura. Del mismo modo que una escritora de una generación más atrás toma en consideración toda su obra y llega al mismo oeste, al mismo lugar para nadie y para todos. Es para entusiasmarse. Porque la poesía de Álex Chico es otro testimonio de calidad de otro ser de palabra que cree en la palabra y que hace suya una noción de lugar cada vez más rica en las poéticas contemporáneas. Escribir es defenderse del lugar que habitamos, escribió Álex Chico en la poética con la que se iniciaba la selección de sus poemas en la antología Matriz desposeída (2013). Viene bien ahora, en este hacer de la mentira una forma de verdad, que dice Álex Chico en su poema «Ficciones»; en esta manera también de mirarse a sí mismo —la dimensión de la frontera de «Por la Rambla de Prim»—; o de estar, como costumbre, siempre en otra parte, en el poema más largo y de mayor movimiento de un lugar a otro del libro, «La parada del autobús». De un lugar a otro, en la poesía, sin moverse de aquí. Es para celebrarlo. Y compartirlo.

martes, mayo 21, 2013

domingo, mayo 19, 2013

Luis Delgado en 'Siluetas'


Es uno de los mejores músicos españoles y hoy ha estado en Siluetas, de Radio Nacional, en donde ha sido entrevistado por Pilar Socorro. (Se sigue echando en falta a Manuel Ventero y su buen hacer en sus cálidas y bien argumentadas entrevistas). Merecía Luis Delgado este espacio en el que ha podido hablar algo de su música, de sus pasiones, de su Museo de la Música en Urueña y en el que ha vuelto a mostrar su humildad. Todavía —ha dicho agradecido— hay gente que se arremanga y se pone a investigar y a traducir los manuscritos que luego se venden en las librerías a diez euros, en alusión a la labor filológica de personajes como el arabista Emilio García Gómez (1905-1995). Da gusto escuchar a personas como Luis Delgado que no trafican con su admirable importancia.

viernes, mayo 17, 2013

Presentación y recuerdo


El volumen Artículos y ensayos, de Fernando T. Pérez González, editado, al cuidado de Fernando Pérez Fernández y de Asunción Fernández Blasco, por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, se presenta el próximo miércoles 22 de mayo en el salón de actos de la Biblioteca Pública «A. Rodríguez-Moñino/María Brey» de Cáceres. El acto comenzará a las 20:00 horas e intervendrán Fernando Pérez Fernández, Miguel Hurtado Urrutia y Miguel Ángel Lama.

sábado, mayo 11, 2013

El Día del Bibliófilo de Jesús García Calderón


Merecido homenaje el que rinde hoy la Unión de Bibliófilos Extremeños (UBEx) al escritor pacense Jesús García Calderón, el autor de La provincia (1991), de Un lugar en el Norte (1998), y otros excelentes libros de poemas, relatos y ensayos literarios y relacionados con el ámbito del Derecho. Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Andalucía, Jesús se ve hoy reconocido en su ciudad de Badajoz al mismo tiempo que la figura de su padre, el periodista Antonio García Orio-Zabala, junto a la del escritor Antonio Zoido, es igualmente homenajeada con una exposición bibliográfica organizada por la UBEx con motivo del centenario de su nacimiento. Su propio hijo ha escrito unas autorizadas y cordiales páginas tituladas  «Crónica y olvido de un maestro» en las que recorre toda su trayectoria biográfica e intelectual. Son palabras que hoy cobran mucho sentido al contemplar lo recorrido por alguien con la brillantez y la bondad de Jesús García Calderón.

miércoles, mayo 08, 2013

Después del centenario de Rodríguez-Moñino


Hace nada, gracias a Joaquín González Manzanares, director de la Biblioteca de Extremadura, he recibido los primeros ejemplares de Antonio Rodríguez-Moñino en la cultura española (Badajoz, Biblioteca de Extremadura —Colección Alborayque Libros, 7—, 2013), cuyo colofón está fechado el 23 de abril, Día del Libro, «al que tantos desvelos, afanes y horas dedicaron María Brey y Antonio Rodríguez-Moñino» —dice. Es el más reciente resultado de un centenario que celebramos en 2010. Porque hace unos meses apareció también la edición al cuidado de Víctor Infantes de unos textos principales de Rodríguez-Moñino. Su conocimiento personal —por Leonardo Romero Tobar—, sus libros —por Eustaquio Sánchez Salor—, sus actuaciones y relaciones en Extremadura —en los trabajos de Pablo Ortiz Romero, Manuel Pecellín Lancharro, César Chaparro Gómez y Mercedes Pulido Cordero—, su poesía —estudiada por José Luis Bernal Salgado— y su labor como editor —por Víctor Infantes, José Jurado y el que suscribe— se tratan en este volumen de doscientas cincuenta páginas muy merecidas, dedicadas a aquel hombre que dijo que él no pretendía ser un crítico; sino un bibliógrafo, un contador de folios y páginas que, sin embargo, tenía «la debilidad de no considerar al libro sólo como unidad catalográfica, sino como expresión material de pensamiento y sensibilidad: quiero decir que los leo.» Ejemplo eminente.

martes, mayo 07, 2013

Cristalizaciones (I)


Esta mañana ha leído sus poemas Basilio Sánchez en la Biblioteca Central del Campus de Cáceres, y ha dado a conocer unos cuantos de este su recientísimo libro, Cristalizaciones (Madrid, Ediciones Hiperión —Poesía Hiperión, 642—, 2013) —XX Premio de Poesía Ciudad de Córdoba «Ricardo Molina»—, que, no obstante, tendrá su presentación pública en Cáceres pasado el verano. Es la segunda vez que escucho a Basilio decir unos poemas de este libro nuevo y la segunda que compruebo la tersura y claridad con que llegan a quienes los escuchan; la confirmación, por así decirlo, de lo que ya se conocía: que estamos ante un poeta excepcional. Cristalizaciones es el primer libro de Basilio Sánchez tras la publicación en 2010 de Los bosques de la mirada, su poesía reunida (Madrid, Calambur Editorial), que se cerró con un grupo de poemas inéditos fechados en 2009 entre los cuales uno tan solo se recupera ahora para incluirlo en la parte central de este nuevo libro, titulada como aquel poema, «Apenas nada». Así que vuelve el poeta cacereño a la costumbre antigua —que estuvo en sus poemarios Los bosques interiores y La mirada apacible, de 1993 y 1996— de titular las secciones en las que se agrupan sus textos. Quizá tenga algo que ver en esta menudencia lo que Cristalizaciones tiene de «proceso secreto de sedimentación», como en el poema que da título al libro, y la consciencia de una especie de devenir oculto que se ha venido manifestando desde los primeros intentos de conocerse del autor en esta dedicación a la escritura, desde sus poemas primeros. Hay que recibir con alborozo este nuevo libro de Basilio Sánchez, que merece algo más que estas pocas líneas. «Fragilidad» es palabra insinuada en esta obra. Pero, por ahora, para mí, «grandeza», la que ocurre cuando la lectura parte de un estado previo de las cosas que cambia y es otro una vez que se ha leído el poema.