jueves, septiembre 29, 2011

Riccardo Muti con Verdi por la cultura

Lo he conocido gracias a mi compadre Miguel, a pesar de que sucedió hace meses y que se ha divulgado ampliamente por la red. Fecha: 17 de marzo de 2011. Lugar: Teatro de la Ópera de Roma. Motivo: representación de Nabucco, de Verdi, dirigido por Riccardo Muti en la celebración de los 150 años de la unificación de Italia. Berlusconi en el palco (Serata della Presidenza dei Consiglio dei Ministri). Parece que antes de la actuación, Gianni Alemanno, el alcalde de Roma, exministro de Berlusconi, intervino, y en su salutación se lamentó de los recortes del gobierno italiano a la cultura. Curioso. Después de esto, comenzó la representación. El propio Muti lo relató, como dicen las crónicas en la red, en el Times: "Al principio, hubo una gran ovación en el público. Luego comenzamos con la ópera. Se desarrolló muy bien hasta que llegamos al famoso canto Va pensiero. Inmediatamente sentí que la atmósfera se tensaba en el público. Hay cosas que no se pueden describir, pero uno las siente. Era el silencio del público, que se hacía sentir. Pero en el momento en que la gente se dio cuenta que empezaba el Va pensiero, el silencio se llenó de verdadero fervor. Se podía sentir la reacción visceral del público ante el lamento de los esclavos que cantan: "Oh patria mía, tan hermosa y perdida." El caso es que el público, tras el coro de esclavos, rompió a aplaudir y a pedir un bis, y alguien gritó "¡Viva Italia!". Y el resto puede verse en el video, cuando Riccardo Muti habla, y dice, más o menos que “Sí, estoy de acuerdo con eso de  ¡Viva Italia!, pero... tengo más de 30 años y he vivido mi vida viajando extensamente por todo el mundo, y como italiano me avergüenzo de lo que está sucediendo en mi país. Así que acepto la petición de hacer Va pensiero de nuevo. Esto no es sólo por la alegría patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando yo dirigía el coro cantando “Oh, patria mía, tan hermosa y perdida,” pensé que si continúa así, si no ayudamos a la cultura, que ha sido la historia de nuestra Italia, verdaderamente nuestra patria será realmente “hermosa y perdida”. Me gustaría ahora […] debemos dar un sentido a esta canción, ya que estamos en nuestra casa, el teatro de la capital, y con un coro que canta muy bien, y se acompaña muy bien con la orquesta […] les sugiero que se unan y que cantemos juntos." Merece la pena contemplar los siete minutos y medio que dura, hasta el final.

domingo, septiembre 25, 2011

Araña, Pincha y Cortés


A mi compadre Miguel
En una paremiología como El porqué de los dichos, de José Mª Iribarren, viene una entrada sobre el capitán Araña, sobre aquel capitán de barco llamado así (quizá un portugués Aranha) que reclutaba a un montón de gente y luego se quedaba en tierra. Ahí Iribarren cita un Refranero del mar de un tal José Gella Iturriaga que incluye los dichos: "Ellos eran tres: Araña, Concha y Cortés" y "Los tres: Araña, Pinche (o Concha) y Cortés". Dice Iribarren que dijo Gella que "se refieren a tres marinos gaditanos que debieron de ser famosos por su afán de trabajar poco, o de morearse, término este usual en Marina, para expresar la habilidad de eludir las faenas de a bordo". Para Iribarren, el Araña de esos dichos debía de tener relación con el famoso capitán Araña que embarcaba a gente, porque en el Gil Blas, el periódico satírico, el poeta Manuel del Palacio publicó —el 11 de noviembre de 1865; y gracias doy a la benemérita Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional—una parodia de la Canción del Pirata de Espronceda:
Con cien cañones por banda
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un steamer irlandés.
Bajel pirata que llaman
por su bravura el regente,
y que ha embarcado a más gente
que Araña, Concha y Cortés.
Y "Araña, Pincha y Cortés" era la variante que yo, antes de saber nada de nada de todo esto, conocía por Federico Salazar, tío de mi compadre, que la aplicaba, cada vez que nos veía, a la entidad indisoluble de tres amigos de nueve o diez años que éramos Luis Aguilé, Pati y Dalai, porque por separado también teníamos nuestra identidad para Federico. Quede aquí como justificación de la entrada y de la dedicatoria a mi compadre, a quien prometí dar la referencia bibliográfica del dicho de su tío. Por cierto, he visto en más de un lugar en la red que copian inmisericordemente, sin citar, a Iribarren.

jueves, septiembre 22, 2011

Lenguaje jurídico

He tenido la suerte de participar en un curso dirigido por el poeta Jesús Mª García Calderón, Fiscal Superior de Andalucía, sobre Modernización del lenguaje jurídico, muy interesante y muy necesario, celebrado en Madrid ayer y hoy. Me ha permitido conocer a expertos como Joaquín Bayo Delgado, filólogo clásico y magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona, estudioso del lenguaje judicial; a periodistas especializados en tribunales como María Peral, de El Mundo, o Javier Álvarez, de la SER; a un fiscal como Ángel Núñez, que cita —porque lee— a Claudio Rodríguez. Me ha permitido departir con mi amigo Jesús Mª García Calderón, artífice impulsor de esta iniciativa de mejorar el lenguaje jurídico que se ha materializado también en la elaboración del Informe de la Comisión de modernización del lenguaje jurídico que el martes se presentó en el Ministerio de Justicia, en cuya página web pueden consultarse sus conclusiones, junto con los utilísimos y demostrativos estudios de campo de los grupos de trabajo de la comisión, en la que están periodistas como la citada María Peral, Alex Grijelmo o Gabriela Cañas, académicos como Víctor García de la Concha o Salvador Gutiérrez Ordóñez —que ha intervenido también en el curso—, lingüistas como Mercedes Bengoechea, y juristas como Jesús —ejemplo vivo del deseable humanismo del foro—, Gabriela Bravo, fiscal y portavoz del Consejo General del Poder Judicial, o Carlos Carnicer, presidente del Consejo General de la Abogacía Española. La iniciativa es conveniente y la recepción entre los fiscales a quienes iba dirigido el curso ha sido muy positiva. Ojalá cunda, porque una consulta a los planes de estudios del grado de Derecho en mi universidad y en otras universidades españolas, no invita a felicitarse por la formación en lenguaje oral y escrito de nuestros estudiantes bolonios.

domingo, septiembre 18, 2011

Las macetas de mi madre

Mi madre siempre ha tenido macetas. Durante toda su vida, en las casas en las que ha vivido, siempre ha estado rodeada de macetas que ha cuidado con constancia admirable. Lo recordaba el otro día cuando escribía en su casa de hoy, delante de un florero de cristal con flores de plástico, y pensaba en el medio centenar o más de tiestos que allí pudo haber, con aspidistras, costillas de Adán y ficus —dentro—, con geranios y hortensias —fuera, en los balcones, ahora vacíos. Me acordaba del riego como un rito inaplazable sobre el que ella me inculcó dos normas, una de cantidad y otra de tiempo, y ambas cabales. No había que enguachinar las plantas, había que darles el agua precisa; y no se podían regar las macetas del balcón antes de las doce de la noche. Hay en esa casa, a pesar de todo, dos macetitas nuevas y vivas que no sé identificar. Ella dice que son un cóleo y un cactus, y yo admito al primero como un molino y al segundo como un gigante, por lo lacio de la hoja. En cualquier caso, no voy a contradecirle. Como otras veces allí, me acordé de aquella población vegetal que había en los balcones, pasillos y patios de las tres casas en las que vivimos, y contemplaba esas dos pequeñas muestras como un vestigio de aquello que hoy resultaría difícilmente sostenible. Mi madre el otro día se llevó al regazo dos veces la macetita que está sobre la mesa camilla y tocó con el dedo la tierra para comprobar su nivel de humedad. También intentó ponerla en el suelo al lado del cóleo para así contemplar ambas plantas a la luz exterior y a sus pies. Quizá fuese su manera de decirme que hay otros seres dependientes, de sentirse útil. Quizá.

sábado, septiembre 17, 2011

Babel Jodorowsky

Alejandro Jodorowsky es el invitado de Juan Pablo Silvestre en Mundo Babel, junto a Marianne Costa, su compañera y colaboradora durante años, coautora de su último libro Metagenealogía (Siruela, 2011). La psicomagia, la psicoterapia y la psicogenealogía, entre las especialidades por las que es más conocido, serán las protagonistas en el siempre especial Mundo Babel, de Juan Pablo Silvestre, en Radio 3, que se emite cada sábado de 10 a 12 de la mañana.

jueves, septiembre 15, 2011

La vida que respira de Nicanor Vélez

Entre las presencias y las ausencias, la escritura. Podría ser un torpe titular para presentar lo que contiene este libro de poemas, La vida que respira (Valencia, Pre-Textos, 2011), de Nicanor Vélez (Medellín, Colombia, 1959), que publicó su primera obra poética, La memoria del tacto (2002), aquí en Extremadura, en los Libros del Oeste, por el afán —me consta— de Ángel Campos Pámpano, a quien encuentro de nuevo en el poema "Silencio", escrito en su día para él, y dedicado también ahora a Paula, a Ángela y a Javier Fernández de Molina. Lo dice la hoja de "Destinatarios", puesta al final, que informa también de que se trata de un libro escrito entre 2000 y 2010, un tiempo que, de no explicitarse, cabría deducir por el argumento de la obra. Esta línea argumental parte de la vida y llega hasta la muerte. No es ninguna novedad, se me dirá; pero, a estas alturas, nadie se sorprenderá por una nueva variante gustosa sobre lo mismo que se materializa en un libro de gran calidad, con registros diversos y con los indicios precisos para concluir que su autor ha pensado, y mucho, en la poesía, como lector y como creador. Es Nicanor Vélez uno de los más competentes responsables —ahora más— de la difusión con rigor de la poesía en español del siglo XX, como poco. La vida que respira es un poemario en tres partes que apuesta desde su título, que es el de su primer poema, por la vida; quizá porque luego el libro se tiñe de un tono elegíaco muy poderoso y sentido y el poeta cree que hay que compensarlo con esta afirmación por encima de todo. Y quizá también por esa afirmación del presente que conlleva, ya que la vida que respira, mañana, dentro de un rato, puede dejar de respirar. A pesar de todo, su lectura, no sé si por esa sugestión del respirar del título, no ha provocado ninguna sensación sombría en este lector, al que no faltan ejemplos para demostrar en clase —soy profesor—, o, al menos, para responder a preguntas positivistas, que el poema puede sustentarse sin necesidad de claves biográficas aparentemente iluminadoras. No me faltan ejemplos, claro; pero agradezco que en una nueva lectura de hoy me surjan lugares a los que acudir, como aquí, con poemas de las partes segunda y tercera de este libro tan sugerente. La parte central parece un paréntesis hondamente reflexivo sobre el hecho poético —rodeado de los hechos vitales de la vida y la muerte, del tacto y del vacío—; pero paréntesis no como suspensión, sino como inciso con mucha significación. Pido disculpas por decir tan poco y tan mal; pero me ha salido así tras la lectura gozosa de este libro, que, naturalmente, recomiendo.

lunes, septiembre 12, 2011

Rinaldo Froldi

© Fotografía de Esther Martínez Luna. Bolonia, junio de 2011
Por José Checa Beltrán, que me ha enviado copia de la necrología que publicó el sábado en el diario ABC, he conocido hoy la noticia de la muerte del hispanista italiano Rinaldo Froldi (Milán, 1924) el pasado miércoles día siete de este mes. En junio estuvimos con él en Bolonia. Tuvo la gentileza de pasarse por la sala en la que desarrollábamos las sesiones de nuestro Seminario sobre Lecturas europeas del legado español (1700-1808), en el que le homenajeamos. Allí, en su casa, en la sede de una de sus grandes contribuciones al dieciochismo, el Centro di Studi sul Settecento Spagnolo de la Universidad de Bolonia, fundado por él en 1981, vivimos un emotivo reencuentro. Estuvo en Cáceres en noviembre de 2004, en el simposio que organizamos con motivo de los doscientos cincuenta años del nacimiento de Juan Meléndez Valdés, el poeta illuminista al que dedicó algunos trabajos fundamentales de la bibliografía dieciochista, como su libro de 1967, que hace muchos años tuvo la gentileza de enviarme junto a un ejemplar de la revista Spicilegio Moderno, que codirigió en su departamento. Muy afectuoso, se deshacía en elogios por las atenciones que recibía, merecidamente. Una mañana, aquí, al lado de casa, en la plaza de San Juan, me confesó su felicidad por encontrar en el quiosco de la prensa el Corriere della sera con un día de retraso. Uno de sus últimos trabajos publicados ha sido un ensayo sobre las tragedias de Nicasio Álvarez de Cienfuegos, aparecido en el volumen 10 de los Cuadernos Dieciochistas, de la Sociedad Española de Estudios del Siglo XVIII a la que Rinaldo Froldi pertenecía. Descanse en paz.

viernes, septiembre 09, 2011

Otro apunte

Ya tengo Conversación.

martes, septiembre 06, 2011

Lección de Genética Textual

Lección magistral de Gonzalo Hidalgo Bayal en su blog.

sábado, septiembre 03, 2011

Sobre la educación en España

Produce estupor leer la dedicatoria que Pérez Galdós escribió en 1881 para su novela La desheredada y comprobar la vigencia que aún tienen su lamento y su deseo. Galdós, tras referirse a las "dolencias sociales" que acarrea la falta de "reconstituyentes" como la Aritmética, la Lógica, la Moral y el Sentido común, y llamar "curanderos y droguistas" a políticos y filósofos, que nos "recetan uno y otro día", dedica su novela a los "verdaderos médicos" que pueden sanarnos: a los maestros de escuela. Pasan los años, las décadas y se suceden los gobiernos, y la educación sigue siendo la grave asignatura pendiente de nuestro país, de esta sociedad enferma. No hay ninguna tentativa de reforma seria, que implique una aportación presupuestaria de carácter extraordinario —de emergencia— y una conciencia social de trascendencia histórica sobre la educación como base para el progreso de un país. Lejos de esto, se recortan gastos, equiparándolos a los derivados de un despilfarro delictivo o a los de áreas no prioritarias; y se propician situaciones de deficiencia con las que se atenta contra la calidad de la enseñanza y el ánimo de los profesores. Elevar la nota de corte para estudiar en la universidad española los títulos que conducen a ser maestro de escuela o profesor de secundaria no cuesta dinero. Reducir los recursos económicos,  materiales y humanos de la educación de un país no solo es un suicidio, sino una afrenta.

(El País, Cartas al director, sábado 3/9/2011, pág. 28)

jueves, septiembre 01, 2011

Septiembre

Primer día de septiembre. Aula 16. Como hace ya algunos años, por fortuna, recibo este mes y toda su estúpida parafernalia en un examen, en contacto con aquellos que dejé en junio y que dan tanto sentido a todo. Qué mejor sitio que el aula para pensar otra vez en la educación. Ahora que son tan malos tiempos. Por eso, quizá, he enviado una carta al periódico. Y, de eso, en el pasillo del aula 16 he hablado con un compañero, con Paco; sobre lo importante y sobre lo absurdo. En fin... Tengo a un estudiante checo trabajando sobre la narrativa de Jesús Alviz. Ya dije aquí que iba a decir sobre quién trabaja František, que así se llama mi alumno, como dije; y es un estudiante excelente. Viajé con él a Villafranca de los Barros hace unos meses para que conociese a Javier Cercas, porque también quiere estudiar el conjunto de la narrativa de autores extremeños. Lo conoció. Creo que disfrutó. Le gusta lo que hace. Y a mí. Me ha dicho que cuando le mostró a su profesor de literatura en la República Checa los textos de Alviz le dijo que cómo era posible que en España un escritor con esa manera de escribir no fuese más conocido. Primer día de septiembre. Ya estoy corrigiendo exámenes. Pocos.

miércoles, agosto 31, 2011

Un apunte

Qué ganas tengo de Conversación.

martes, agosto 30, 2011

La filosofía del puma

Para Miguel Ángel Lama

                              A enemigo que huye,
                              zarpazo en el lomo.


Un regalo de Elías Moro

domingo, agosto 28, 2011

Vila-Matas y el Paseo de Cánovas de Cáceres

En una conversación con su traductor francés, con André Gabastou, Enrique Vila-Matas dijo que este Hijos sin hijos (Anagrama, 1993) estaba entre los mejores libros que había escrito. Yo también creo que este conjunto de relatos, con Kafka como referente y el número 41 —el de los años del primer narrador, la edad de la muerte de Kafka en el sanatorio de Kierling— es uno de los libros fundamentales de la nutrida y extraordinaria bibliografía del barcelonés. Lo traigo aquí por rescatar un apunte antiguo que me permite recordar a un amigo íntimo, Ángel Campos Pámpano. Creo que conocimos a Enrique Vila-Matas el mismo día, en Lisboa, en febrero de 1997, cuando coincidimos en un encuentro de Hablar/Falar de Poesia en la Casa Fernando Pessoa. Lo confirmó el propio Vila-Matas en su colaboración en el número de Espacio/Espaço Escrito (noviembre 2009) en homenaje a Ángel. Escribió que siempre que se cruzaba con Ángel se saludaban de la misma forma que lo hicieron la primera vez, allí en Lisboa: —Es que soy de Veracruz, decía Ángel. —Es que soy de Badajoz, decía Vila-Matas, respondiendo al guiño de mi amigo sobre la novela Lejos de Veracruz (Anagrama, 1995). Un guiño literario parecido le hizo al novelista en aquella misma ocasión; pero sobre Hijos sin hijos, y también con el nombre de un lugar: el Paseo de Cánovas de Cáceres, significativo escenario del relato "Un paseo repentino (Cáceres, 1956)", un episodio más de esta especie de "Breve y heterodoxa Historia de España de los últimos 41 años". El estudiante protagonista del relato vive a cuatro pasos de Cánovas, y allí se encuentra con su padre, que caminará a su lado protegiéndole con su paraguas de la fuerte lluvia. A medida que el diálogo entre ellos arrecia, su caminar es más rápido y llegan a la Avenida de la Montaña, por la que bajan y se plantan "casi fuera de Cáceres". Si no recuerdo mal, creo que Enrique Vila-Matas nos dijo que nunca había estado aquí, a pesar de haber situado en esta ciudad el paseo repentino bajo la lluvia del padre y del hijo de su texto. Años después, conoció Cáceres, y pudo ir al Paseo de Cánovas, pues coincidimos aquí en mayo de 2002 —también con Ángel— en el jurado de los Premios Extremadura a la Creación. Hacía tiempo que quería recoger informalmente esta referencia literaria de un lugar cercano como el Paseo de Cánovas cacereño, y parece, por lo que leo, que no fue algo baladí la elección de aquel escenario en Hijos sin hijos. En la misma entrevista con Gabastou explicó Vila-Matas: "Por ejemplo, el Cáceres de 1956 que decidí que serviría de marco para El paseo repentino me lo impuse tras un sorteo con varias ciudades que hice yo mismo. Pero una vez supe que mi cuento sobre el afán de estudiar sucedía en Cáceres, comencé a enlazar la acción de ese relato con el mundo de los conquistadores extremeños del Perú y finalmente con Cuzco y con aquel libro de José María Arguedas donde hay un padre y un hijo que pasean por una calle peruana muy extremeña." Vila-Matas aludía a Los ríos profundos de Arguedas. Interesante.

domingo, agosto 21, 2011

La resistencia de lo efímero

Hace poco Germán Vega García-Luengos me envió este libro cuya publicación anunció aquí en Cáceres, cuando participó en el último curso de Lecciones de teatro clásico, junto a unos emocionados Rosa Manzano y Luismi García, de Teatro Corsario.
Fernando Urdiales o la resistencia de lo efímero. Edición al cuidado de Germán Vega. Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial de la Universidad de Valladolid, Ayuntamiento de Olmedo y Diputación de Valladolid (Col. Olmedo Clásico, 6), 2011, 197 págs.
Es el homenaje impreso —los ha habido como reposiciones de sus montajes, como mesas redondas, conferencias o como repositorios digitales— a Fernando Urdiales (1951-2010), coordinado por Germán, y en el que han participado más de ochenta amigos, compañeros y conocidos de Fernando, a quien, el teatro clásico "le debe uno de los intentos más serios que se han desarrollado en nuestros días por asumir tan espléndido legado. Porque a los clásicos no les ha hecho tales el empeño de los profesores de literatura en sus clases (y perdón por contrariar la etimología y por tirar piedras contra mi tejado) sino fundamentalmente aquellos que como él han apostado por que vivan de nuevo en los escenarios." (Germán Vega, "De regreso a Olmedo", págs. 188-190). Me alegra mucho estar tan de acuerdo y, cuando he tenido ocasión, he dicho algo parecido sobre quiénes nos enseñan mejor y más teatro clásico. Entre los colaboradores, personas muy cercanas, desde Sergio Adillo a Isidro Timón, escritores como Luis Mateo Díez, Esperanza Ortega o Gustavo Martín Garzo, músicos como Joaquín Díaz, y mucha, mucha gente de teatro. Me alegra también que la profesora Mercedes de los Reyes Peña evoque aquel encuentro en Cáceres con Urdiales. Es un libro de resistencia contra el olvido.

sábado, agosto 20, 2011

Con Russell P. Sebold

La foto nos la hizo una camarera del Asador Real de Madrid el lunes 18 de abril de este año. Comimos juntos, como puede comprobarse. A finales de marzo me había dicho que estaba en España, y que probablemente esa sería una de sus últimas visitas, pues ya los años pesan —me dijo— para viajes así. En realidad, aunque él sabe que aproveché toda la mañana en la Real Biblioteca, fui a Madrid a verle, a conversar con él. Un placer. Hace casi veinticinco años que nos conocemos —los que yo tenía cuando le vi por primera vez— y él cumple hoy ochenta y tres. Felicidades. Vengo felicitándole aquí desde que este blog comenzó a publicarse. El 20 de agosto de 2005, el mismo día en 2006, también en 2007, igual que al año siguiente. El 20 de agosto de 2009 no sé qué pasó, que me ocupé de la SGAE. El año pasado, volví a felicitarle. Me alegro. Hace poco estuve de nuevo con él, de otra manera: por la lectura de su texto para el libro Memoria de hispanismo, en el que escribe "En busca de una identidad y un acento", una impagable pieza autobiográfica de un enamorado de la cultura española que, influido por un primo que era químico, eligió clases de química en la universidad, pero "allí no había carrera que me atrajera; y además, eso olía mal" (pág. 55). Ya conocía el latín, gracias a una simpática profesora de Dayton, y el español, por una excelente señorita Marta, y luego se convirtió en uno de los más ilustres hispanistas que tenemos. Un tipo que dice que "me leo mi párrafo diario [en latín] de Cicerón, Séneca, Suetonio o Cornelio Nepote" (pág. 54). Creo que ya tengo la capacidad de añadir figuradamente los gestos, el tono y el acento —yanqui— a toda palabra que escriba Russell P. Sebold, un profesor de lengua y literatura españolas durante cuarenta y tres años en las universidades de Duke, Wisconsin, Maryland y Pennsylvania, que, si no administrativamente, sigue activo intelectualmente y puede seguir suscribiendo algo como que "mis horas de mayor deleite eran las que dedicaba al perfeccionamiento de mi dominio del español a través de los artículos y libros que escribía y las ediciones de clásicos que preparaba." (pág. 59). Lo dicho, la identidad, española; el acento..., agudo. Felicidades.

jueves, agosto 18, 2011

De lo adverso

 (evocación desde Bellver)

a Miguel Ángel Lama
La vida no me ha dado
como a Tántalo
otro don que el de la perspectiva
por siempre en la distancia
de los seres amados,
y el sueño de una tierra
más benéfica
o sin el sinsentido de mis pasos.
Detrás de estas ventanas
cada tarde
hago de este destierro
mi clemencia
e invoco la razón
de lo negado.

Un regalo de Carlos Medrano

martes, agosto 16, 2011

Aviso

Los días 16, 18 y 19 de agosto se adelantará el cierre de todos los servicios de la Sede de Recoletos de la Biblioteca Nacional de España, incluidos la Sala de Exposiciones y el Museo, a las 14:30 horas, debido a que los actos que tendrán lugar con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud afectarán a los accesos a dicha sede. Por la santa sede.

La krakatita

He quedado fascinado con esta novela que me recomendó un estudiante checo, František, al que tengo el placer de dirigir un trabajo de investigación del que también me gustaría hablar aquí. Ya diré sobre quién. He quedado fascinado, y sorprendido de que esta obra del checo Karel Čapek (1890-1938), La krakatita (1924), haya sido traducida al español por vez primera a los ochenta y seis años de su publicación (La krakatita. Una fantasía nuclear. Traducción de Patricia Gonzalo de Jesús. Córdoba, El Olivo Azul, 2010). Me he acordado de lo que escribió Juan Goytisolo en El País en enero de 1989 cuando en algunos países de Europa se tradujo La Regenta por primera vez a los cien años de ser publicada. Muchos europeos, desde los suecos a los portugueses, quedaron impresionados por una novela de tanta calidad hasta el momento no divulgada. Salvando las distancias, con La krakatita sucede algo parecido. Es una novela fascinante, muy moderna —la cursiva es mía pensando en Cervantes—, es un delirio, es tierna, es comprometida, trepidante, tiene unos rasgos de humor puestos justito al lado del relato de una desolación, logra encandilar al lector con los quiebros de lo real y lo imaginado, con ese terreno entre lo vivido y lo soñado. Hay muchos personajes. Hay algunos personajes secundarios que da tremenda pena que lo sean, como en las grandes novelas. Hay muchos incidentes y muchos escenarios. Y hay una verdad al final: "El que mira a lo más alto aparta su mirada de la gente" (pág. 325). Ahora estoy leyendo su Viaje a España (Madrid, Hiperión, 1989), otro regalo de mi alumno. Son los apuntes del viaje que hizo Čapek a España en 1930, con sus dibujos, en traducción de Jana Stancel y Clara Janés.

140 caracteres (II)

Ayer ya te confesé todo —te quiero mucho, de verdad—; pero no te dije que aquel día en el hotel fue alguien de tu familia quien, para seguir

—De un anónimo gallego—