Parece que eso de equivocarse, está de moda, igual que eso de arrepentirse. Lo peor no es cometer fallos, si no, no darnos cuenta de la equivocación, no ver que las cosas no tienen xq ser así, que podíamos actuar de forma diferente. Dicen que al mal tiempo, buena cara, así es que ante los problemas, en vez de escapar, demostrando la cobardía imperante en este mundo de hipocresía, mejor dar la cara e intentar solucionar las cosas. Pero lo mejor no es eso, si no aprovechar el tiempo, xq no vuelve, y nos damos cuenta día a día de que no vivimos al máximo, nos metemos demasiado en los malos rollos y dejamos escapar las pequeñas cosas que hacen que la vida sea como es, quizá especial, quizá no tanto, quizá indescriptible, quizá no, pero solo por el hecho de no volver, única para todos y cada uno de nosotros. Esto solo es una pequeña reflexión en este mundo de locos, en el que se han invertido los valores, en el que las cosas más simples, que son realmente las más importantes, han pasado a un segundo plano, xq las mayores tonterías, esas q carecen de importancia, ocupan nuestra mente, impidiéndonos disfrutar de la belleza de algo tan corriente como es un atardecer. A veces es bueno parar el tiempo, dejarlo todo a un lado, detener el mundo por un instante y admirar lo bonita que puede ser la vida si nos lo proponemos; la importancia de todo lo que tenemos, y más aún, empezar a buscar el sentido de la vida, en la que solo por respirar cada minuto, deberíamos sentirnos especiales; disfrutar de ese momento en el que la calma y el afán de superación, las ansias por vivir y disfrutar nos invaden, nos inundan, dejando escapar esa venda oscura, que no nos deja ver más allá de nuestras propias limitaciones, las que construimos nosotros mismos…
Dedicado a todas aquellas personas que no ven más allá de su propia persona, de su propio mundo, para hacerles ver que lejos de los límites que se imponen, es donde está la vida, ahí, en ese punto en el que damos un paso adelante y relativizamos las situaciones, incluso las más adversas, ya que “nos pasamos la vida esperando que pase algo, y al final, lo que pasa es la vida”.