...si pudiera poner nombre a todas esas sensaciones...
todo el mundo sabría que ni antes ni después de este maravilloso encuentro, podrá haber sentimiento más intenso que el que ahora siento por todas ellas... “Amistad sincera”
Ya puede helar fuera, ya pueden las temperaturas alcanzar los -10ºC, porque esto es calor y no el que dan sopitas, caldos, calefacciones y cocinas bilbaínas. Esto es probar y no poder parar, señores.
Y ese tacto delicado, aterciopelado sobre mi piel...uhmmm, si es que debajo de él, toda la ropa sobra. ¡Y la movilidad qué tiene! Y esa capacidad de recuperación...
Y podrías estar horas y horas, tú y él, él y tú, que el tiempo se te hará corto y querrás más y más. Lo único que interrumpirá ese maravilloso climax será el cambio de funda, que ha de hacerse cada cierto tiempo. La higiene siempre es lo primero.
Y es tan tan discreto, que aquí mi medio limón ni se entera. Mi querido oso cavernario está ahí, tirado en su sofá como siempre, con esa escuálida lanuda de tirabuzones... que nada, nada tiene que ver con lo que yo tengo encima.
Cierto es que alguna envidiosa dirá que tiene mucha pluma. ¿Pluma dices? Querida, estamos hablando de pura fibra, relleno todo fibra. Y en tal caso hablaremos de plumón. Calidad ante todo.
Y por favor no me preguntéis de qué parte del Norte ha venido porque todavía no ha empleado ese apéndice que otros llaman lengua y yo, embobada, me he olvidado por completo de leer su tarjeta de fabricación, , cosas que pasan....pero ¡qué más da! Es nórdico, para qué saber más...
(Lo siento chicas, espero que me perdonéis pero os he cambiado por él, debe ser este cambio climático... me trastoca, me confunde. Y por favor, no perdáis el tiempo con cosas pequeñas...)
... y mi mejor regalo: contar CONTIGO siempre