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domingo, 13 de diciembre de 2009

Padres imperfectos

De niños creemos que nuestros padres son perfectos, los veneramos como si fueran dioses, ellos saben hacer esto y lo otro y nos sentimos orgullosos de su trabajo cuando en la guardería tu le vacilas a tu compañero porque tu papá es carpintero y el suyo no. Carpintero por poner un ejemplo, aunque mi padre sea profesor universitario y doctor en biología.

Los años pasan, nos vamos dando cuenta de que no son tan geniales como pensábamos, que su trabajo es un trabajo como otro cualquiera, todos igual de dignos. Ya no les vacilamos a nuestros amigos con nuestros padres, ahora actuamos de manera diferente, y aún así, seguimos demasiado apegados a ellos como para evitar el sentirnos orgullosos y demostrarselo cuando los escuchamos hablar de algo bueno que les ha pasado en el trabajo. Las cosas van cambiando, no podemos evitarlo, y nosotros, seguimos creciendo.

Con los años y el paso del tiempo, nuestros padres han dejado de ser guays. Ahora son unos viejos que no nos comprenden, que no nos dan libertad y que nos agobian con responsabilidades que no queremos asumir. No nos damos cuenta de que para tener libertad tenemos que tener responsabilidades. Incluso nuestros padres parecen autómatas que nunca fueron niños ni adolescentes, solo adultos. Pero nos equivocamos. Incluso en esta época, nosotros seguimos queriendo a nuestros padres, aunque nos esforcemos por separarnos de ellos y finjamos ante nuestros amigos que nos averguenzan. Ellos también han sido así, niños, adolescentes enfadados con sus padres, rebeldes y libres. Quizás ellos creen que sería un error contarle a su hijo que él con su edad, que te digo yo, se escapaba de casa para ir de fiesta, porque puede ser que así nosotros lleguemos a pensar que está bien. No somos tan tontos.

En mi opinión es todo un error fingir una perfección que nunca existió. Nosotros nos comportamos así con ellos porque pensamos que no nos entienden y no nos demuestran lo contrario porque parece que ellos nunca pasaron por lo que estamos pasando nosotros. No es cierto. Ellos han cambiado de pronto, como nos pasa a todos, han desafiado a sus padres por las mismas razones que nosotros a ellos, han escuchado música a todo volumen sin importarles un pimiento los vecinos o sus propios padres, han hecho y pasado por lo mismo que nosotros estamos pasando ahora, lo mismo que nosotros estamos haciendo ahora. No digo que nos lo expliquen de manera que lo veamos bien, porque nosotros mismos ya nos damos cuenta de que lo que hacemos no está bien, pero igualmente lo seguimos haciendo, como en un esfuerzo de obligar a nuestros padres a entendernos, desafiarndolos para ello. Solo me refiero a que desde sus propias vivencias nos hagan ver los errores de manera clara y nos hagan comprender que nos entienden perfectamente a pesar de que nos tratan como nos tratan y que esto solo lo hacen por preocupación.

Pero, y esto va para los adolescentes que lean esta entrada, nunca olvideis que vuestros padres os quieren igual que de pequeños y que siguen siendo iguales, que los que cambiamos somos nosotros y que no debemos olvidar a ese pequeño de 2 años para el que su padre era un ídolo, porque nuestros padres molan y siguen siendo el mejor ejemplo a seguir.