lunes, 2 de marzo de 2015

Librería: un negocio duro


“La librería sí es negocio, pero no uno fácil”, asegura Enrique Richter, presidente de la Asociación Nacional de Libreros Mexicanos (ALMAC).

Un gremio desunido, una Ley de Fomento para la Lectura y el Libro “inoperante” y un gobierno desinteresado en las políticas culturales son los problemas principales que enfrentan los libreros en México, considera Alejandro Zenker, dueño del sello El Ermitaño, quien pese a llevar 30 años en el negocio editorial, tuvo que pasar por diversos obstáculos para abrir su librería en el DF.
Cumplió su sueño en agosto pasado, en la colonia San Pedro de los Pinos, habiendo comprobado que los préstamos financieros para los libreros son casi inexistentes. “Hace un par de años, Conaculta lanzó una política de apoyos para industrias culturales que acabó siendo una tomada de pelo, porque los préstamos eran muy leoninos. En lugar de ayudarnos, nos acabó perjudicando. Hasta quedamos endeudados”. La solución, considera, sería que las instancias culturales otorguen préstamos a fondo perdido y préstamos con tasas de interés de muy bajas a nulas.

Comprobó también que no hay incentivos fiscales para abrir una librería. “Tuvimos que tocar puertas en busca de ayuda. Los trámites burocráticos son complicados y aún no sé a qué institución dirigirme. El Conaculta debería estar más atento a este tipo de problemas”.

Juan Luis Bonilla Rius, dueño de Bonilla Artigas Editores, coincide: “Ni a la SEP ni a Hacienda les interesa el asunto. La ley del libro está ahí, pero no se cumple; el precio único al libro no se respeta y no hay quién castigue al infractor”. Y es que, destaca, aún existen lagunas jurídicas en el Reglamento.

El hecho de que el gobierno sea el productor y distribuidor de los libros de texto gratuitos, en vez de canalizar esa producción a la industria privada, es también identificado por los libreros como una competencia desleal.

Ante este panorama, las beneficiarias han sido las grandes cadenas, sostiene Bonilla. “Han logrado altas ventas a costa de otros. Sus descuentos de hasta 50 por ciento muchas veces atentan contra la ley. En este medio ha habido mucha sangre. Muchos se han quedado en el camino debido a las crisis económicas. Todo comenzó en los años 80, después del terremoto; demasiadas librerías se cayeron y la devaluación del peso nos pegó”.

Antes de que se fijara un precio único al libro, la competencia con las cadenas generó en el público una idea de que las librerías independientes eran caras, lo que contribuyó a que cientos de ellas cerraran, agrega Bonilla. En lugar de unirse más, los miembros del gremio han optado por dividirse. “Esto es una jungla, cada quien ve por sus intereses, tanto los editores como los libreros”.

También es cierto que muchos de estos espacios están desapareciendo porque no se adaptan al nuevo mercado, advierte Arturo Ahmed, director general del Instituto de Desarrollo para Libreros (Indeli). “La realidad es que los consumidores han cambiado”, afirma.

Cada vez más establecimientos dedicados a vender libros buscan ofrecer una experiencia, y se apoyan en servicios complementarios como las cafeterías, restaurantes e incluso bares con actividades culturales, para apuntalar sus ganancias.

FALTA DE NÚMEROS

Uno de los obstáculos de mayor dimensión para visualizar de forma cuantitativa la situación del gremio es la carencia de estadísticas reales en el negocio de las librerías, advierte Zenker. “Es muy difícil cuantificar porque ni los editores ni los libreros quieren dar a conocer sus cifras”. Fuera del Congreso de Libreros Mexicanos (COLIME) –organizado por el Indeli– y la Feria del Libro de Guadalajara, la industria no tiene más espacios para debatir posturas, añade.

Además, no todas las librerías del país están incorporadas a la ALMAC. “Muchos libreros no quieren pagar una cuota anual, la cual va de los 2 mil 500 a los 30 mil pesos, en el caso de las grandes cadenas”, puntualiza Richter.

Contra esta problemática se debe actuar rápido para no entrar en una crisis sin precedentes, advierten los libreros.

“El gobierno no entiende que se trata de un sector de importancia estratégica para el desarrollo del país, que incluso podría aportar mucho más al PIB. En lugar de estar fomentando elefantes blancos como Educal, y erogar sumas millonarias al Conaculta, debería diseñar políticas de emprendimiento cultural que permitan abrir nuevos espacios de lectura. En ese sentido, hemos fracasado como país, ya que no hemos podido incrementar el número de lectores”, concluye Zenker.

LIBRERÍAS EN NÚMEROS

1,198 librerías hay en México, aproximadamente

30% se encuentra en el DF

32% tiene entre 10 y 20 años

45% se localiza dentro de otros espacios

55% vende títulos de interés general

80% vende ediciones de importación

2.94 libros lee un mexicano al año

123,620 habitantes por librería en el DF

Fuente: CANIEM y Encuesta Nacional de Lectura (Inegi)
http://www.elfinanciero.com.mx/after-office/si-quiere-un-negocio-duro-abra-una-libreria.html

sábado, 14 de febrero de 2015

Yo el libro usado . Orgulloso grito, mi origen bendito, nací en una imprenta, sin mancha ni afrenta.

Una aportación Valiosa de Gonzalo Ramos Aranda
YO . . . EL LIBRO USADO

“Soy conocimiento, luz y pensamiento.”

Orgulloso grito,
mi origen bendito,
nací en una imprenta,
sin mancha ni afrenta.

Crecí en los estantes,
baldas, confortantes,
pasé varios años
en los entrepaños.

Anaquel, repisa,
sin correrme prisa,
me mostré en vitrinas,
algunas muy finas.

Probé aparador,
también mostrador,
sabia estantería,
de una librería.

Por cierto descuido,
caí en el olvido,
sólo, sin respaldo,
viví siendo saldo.

En bodegas varias,
sintiéndome paria,
estuve apilado,
dañado, . . . cansado.

Lleno de pesares,
conocí bazares,
anduve en las “ferias”
de las periferias.

En tianguis de barrio,
padecí “mal fario”,
sentí escalofrío,
toqué suelo frío.

Sufrí, cual gusano,
fui de mano en mano,
de gente ignorante,
conducta aberrante.

“Cháchara”, me dicen,
“viejo”, me maldicen,
arrancan mis pastas,
preciosas y castas.

Me rompen las hojas,
que lucen añosas,
me pisan, me avientan,
mi ser desalientan.

Hoy, luzco maltrecho,
mas no soy desecho,
aunque estoy “usado”, . . .
quiero ser comprado.

Respeto exijo,
con celo prolijo,
requiero cuidado,
ser revalorado.

Pues, no soy “pirata”,
de tinta barata,
cultura contengo,
a eso me atengo.

Necesito, urgente,
por lúcida gente,
ser reglamentado
y . . . dignificado.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda 
México, D. F., a 15 de octubre del 2007
Dedicado a mi papá, Gonzalo Ramos Amaya (QEPD)
Reg. SEP Indautor No. 03-2008-071113112400-14

jueves, 5 de febrero de 2015

Jóvenes aún Prefieren los Libros Impresos

Jóvenes aún Prefieren los Libros Impresos

Ya se Cansaron de Leer en Pantallas: Juan Vera
Por Liliana Ramírez Macías
Juan Vera cuenta desde hace un año con una librería en el Centro Histórico de la capital (Foto: Juan Carlos Gómez Solís)
Juan Vera cuenta desde hace un año con una librería en el Centro Histórico de la capital (Foto: Juan Carlos Gómez Solís)
A pesar de que las nuevas tecnologías han invadido a las recientes generaciones, niños y jóvenes aún prefieren los libros impresos, pues en ellos es más digerible la lectura, además de que experimentan “el placer de tocar un libro”, comentó Juan Vera, quien desde hace un año cuenta con una librería en el Centro Histórico de la capital, ubicada en la calle Mariano Matamoros, casi esquina con Venustiano Carranza.
Entrevistado por Pagina 24, don Juan comentó que los libros no deben ser vistos como una mercancía, sino como “un puente entre seres humanos”, los cuales “encierran una gran sabiduría de la que prescindimos los seres humanos porque nunca tenemos tiempo para acercarnos a ellos y por eso nos va como nos va”.
Si bien en los últimos años las nuevas generaciones se comenzaron a deslindar “del libro papel” para sumirse en los medios electrónicos, actualmente “están volviendo al papel porque ya se cansaron de leer en pantallas. Están experimentando el placer de tocar un libro”.
Mencionó que 70 por ciento de las personas que acuden a su librería son jóvenes, aunado a que recibe entre 70 y 100 visitantes diariamente.
En su librería ─dijo─ se hacen todo tipo de gestiones, “desde comprárselos, o se los canjeamos por otros, los intercambiamos. Hay algunas personas que por escases de recursos me pagan una cantidad mensual y ellos tienen derecho a leer todo lo que quieran al mes”.
Aseveró que su intención al abrir una librería es “despertarles esa inquietud de que en estos locales está encerrado lo mejor que ha dado el intelecto humano desde su aparición en la vida, esto es lo que nos han dejado todas las generaciones, y no acercarnos a ellos es incomprensible, porque bien dice el dicho que el que no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Aunque don Juan se dedica a las finanzas, desde hace un año decidió abrir una librería porque “es una pasión. Opté por poner este negocio porque parte de las personas involucradas en este ramo tienen la obligación de orientar a otras en sus preferencias literarias. No es vender un libro, sino es darle a quien viene aquí algo que le nutra, algo que le abra nuevos horizontes, que le haga reflexionar”.
Igualmente ha inculcado el hábito de la lectura a sus dos hijos, tan es así que actualmente son unos profesionistas exitosos, pues mientras que su hija se tituló en Ingeniería Industrial y trabaja en el extranjero, su hijo optó por la Medicina y hoy en día estudia una especialidad en el Hospital de Nutrición de México.
Por último, don Juan agregó que la gran mayoría de los libros de su local forman parte de su biblioteca personal, la cual comenzó a formar desde que era un niño, y con el afán de transmitir ese acervo cultural a las nuevas generaciones, fue que optó por compartirla.
http://pagina24.com.mx/local/2014/10/18/jovenes-aun-prefieren-los-libros-impresos/

Son Importantes los Tianguis de Libros Usados Para Preservar la Cultura: Mara Ruiz Esparza

Son Importantes los Tianguis de Libros Usados Para Preservar la Cultura: Mara Ruiz Esparza

Se Pueden Encontrar Libros que ya han Sido “Descontinuados”
Por Carlos Alberto Olvera Zurita
Mara Sofía Ruiz Esparza de Luna, vendedora de libros usados (Foto: Juan Carlos Gómez)
Mara Sofía Ruiz Esparza de Luna, vendedora de libros usados (Foto: Juan Carlos Gómez)
No todos los libros están en internet ni en las librerías, muchos están guardados en estantes y esos son los libros que se venden en el Tianguis Cultural todos los sábados en la Ex Escuela de Cristo, según la librera Mara Sofía Ruiz Esparza de Luna, quien asegura que estos tianguis son sumamente importantes para la preservación de libros que han sido descontinuados.
Los vendedores de libros usados del tianguis cultural se instalan desde las 10 de la mañana hasta las 17 horas, todos los sábados, en el patio delantero de la Ex Escuela de Cristo. Los puestos tienen más de 20 años montándose, ya que anteriormente ocupaban los patios del Centro Cultural Casa Terán, sin embargo, a raíz de la explosión de gas que se registró, buscaron el lugar donde ahora se instalan.
“Al lugar acude todo tipo de personas, de todas las edades y estratos sociales”, así lo afirmó el líder de los vendedores de libros, Jesús Morquecho García, pues van a buscar ejemplares que ya no se encuentran en las librerías de productos nuevos entre la gran variedad de libros usados que hay ahí.
Según Mara, vender libros sigue siendo una actividad productiva pese a las nuevas tecnologías como los libros electrónicos, los cuales son “mucho más baratos” que los libros nuevos, sin embargo no lo son más que los libros usados, dijo que hay gente que es asidua compradora del tianguis cultural y semana tras semana van a comprar algún libro o simplemente “van a pasar el rato”.
Señaló que no hay un promedio confiable de cuántos libros se vendan cada sábado, sino que depende de la fecha, pues, en ocasiones, llega a vender hasta 15 libros y otras veces tan sólo uno o dos. Ella vende todo tipo de libros, desde novelas, teatro, poesía en español e inglés, a libros técnicos y escolares.
Dijo que la literatura no es sólo para intelectuales, pues es tan sólo un medio más de entretenimiento, “yo siempre he dicho que los libros son como la televisión y pueden funcionar también como entretenimiento, no sólo para difundir ideas o conocimiento”.
“Cualquier persona a lo largo de su vida va a necesitar un libro, durante el tiempo escolar y más allá”, expresó.
El negocio consiste en venta y cambios de libros, y es la propia gente la que se acerca a ella, que nunca los busca, “yo siempre les digo: no le roben el oro a su mamá, mejor róbenle los libros y vengan y véndanmelo”, expresó.
Sin embargo, la librera dijo que no se deben menospreciar a los libros viejos pues hay muchos libros que no se consiguen nuevos, debido a que no fueron nunca reeditados, uno de estos ejemplos son los libros de Óscar Lewis, que sólo pueden conseguirse en tianguis y ferias de libros usados, también fue el caso de Rayuela, de Julio Cortázar, que duró muchos años sin ser reeditado y sólo podía ser encontrado usado a precios “muy altos” hasta que volvió al mercado.
“Es muy rico oler un libro nuevo, pero también los hay viejos que huelen muy rico”, apuntó.

Están Llegando Libros Piratas a Aguascalientes

Están Llegando Libros Piratas a Aguascalientes

Tienen Anegadas la Ciudad de México, Guadalajara y MonterreyGómez
Por Carlos Alberto Olvera Zurita
César Gómez Diz, presidente de la Asociación de Libreros de Aguascalientes (Foto: Juan Carlos Gómez)
César Gómez Diz, presidente de la Asociación de Libreros de Aguascalientes (Foto: Juan Carlos Gómez)
Según César Gómez Diz, presidente de la Asociación de Libreros de Aguascalientes, la piratería de libros tiene anegado el mercado de las principales ciudades del país, sobre todo la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, pero poco a poco se está introduciendo en Aguascalientes.
En el caso específico de Aguascalientes, señaló, la magnitud de los libros piratas es aún menor pues ha habido buenas prácticas de los libreros locales, quienes se han manifestado por no adquirir estos productos.
Ejemplificó los casos de venta de libros pirata al señalar el caso de un negocio en el Barrio de La Purísima, donde se vendían libros piratas mezclados con ejemplares originales, esta librería no pertenecía a la Asociación de Libreros, apuntó, pues dentro de las normas que marca la asociación se prohíbe la venta de piratería que no debe de ser el camino para vender libros más baratos.
Explicó que la piratería no sólo daña a los libreros sino que afecta “a todos”, pues, por ejemplo, quienes piratean libros también pueden piratear títulos universitarios, lo cual es malo para la sociedad.
“Todos los libros que se manejan en las ferias de los libros organizadas entre el Instituto Municipal Aguascalentense de la Cultura (IMAC) y la Asociación de Libreros son originales”, aclaró.
Por parte de las autoridades quienes se encargan de confiscar la piratería, Gómez Diz manifestó que desconoce si están realizando su trabajo, pues él se enfoca a sus ventas. Sin embargo, cuando se ha tenido que denunciar la venta de libros piratas, como en el caso del local del Barrio de La Purísima, por lo menos el Municipio actuó adecuadamente.
Por otro lado, dijo que si no hay denuncia contra quienes venden libros piratas es difícil que las autoridades se den cuenta, pues éstos son muy parecidos a los originales, “la piratería se ha vuelto excelsa” al momento de duplicar, “a veces la calidad del pirata ha superado a la editorial”, expresó.
Para que la gente pueda detectar los libros piratas, explicó, puede basarse en el precio, pues si el ejemplar está muy por debajo del costo en el mercado seguramente éste es pirata, ya que existe la Ley del Precio Único que marca que los libros deben costar lo mismo en las diferentes librerías.
Aseguró que los jóvenes están leyendo más gracias al Internet, se está retomando el gusto por la lectura en esta generación, incluso la lectura impresa, y no sólo a través de las pantallas, pues aunque muchos leen en dispositivos electrónicos, la gente se está dando cuenta que es más cómodo leer en un libro.
Por lo tanto aseguró, aunque en un principio el Internet afectó las ventas de libros impresos, en este momento las librerías están tomando un nuevo auge, por lo cual es necesario que los libreros tengan más disposición y estén más capacitados para atender a los nuevos lectores, así como seguir fomentando la lectura.
Cuatro veces al año la Asociación de Libreros de Aguascalientes, a través de IMAC, realiza exposiciones municipales de libros. En estos momentos se lleva a cabo la Exposición de Invierno que es del 15 al 31 de enero. Ésta tiene el fin de promover la lectura y “que la gente sepa que los libros estén ahí”.
En la exposición, ubicada a un costado del Palacio de Gobierno del Estado, los precios pueden ser muy bajos, hasta de 20 pesos por ejemplar, esto para mostrar a la población que no todos los libros son caros y aunque algunos sí lo son, comentó, “en realidad es más cara la ignorancia”.

http://pagina24.com.mx/local/2015/01/18/estan-llegando-libros-piratas-a-aguascalientes/

jueves, 4 de diciembre de 2014

Despegar un ex-libris, El Biliomano



Cómo despegar un ex-libris o un etiqueta de librería que estén pegados en el interior de las cubiertas, sin estropear el libro. Tiene que salir el ex-libris completo y en buen estado. Es muy simple, con simple humedad, pero sin prisas y respetando unos pasos. Arriba en el video de youtube.

http://www.bibliographos.net/spip.php?article2127

S.O.S. LIBRERÍAS

Por Carmen Velasco 
En extinción. Los libreros de cabecera son una especie en vías de desaparición. No los está matando los ebooks y las tiendas on line, que paulatinamente arrancan páginas de protagonismo a las librerías, sino el mercado. Los negocios de viejo son el último refugio para los exploradores de papel que coquetean con lo bohemio, lo soñador y las rarezas literarias.
En Valencia, aún se encuentran libreros que mantienen su local en pie por pura resistencia económico-romántica, o bien, por cumplir con el legado familiar heredado. Normalmente mantienen sus puertas abiertas en el centro de la ciudad y más allá del antiguo cauce no existen. Fuera de esta frontera geoliteraria es difícil incluso encontrar una librería.
Son pocos los negocios dedicados a los libros, al margen de las cadenas de librerías o comercios tecnoculturales, que resisten el temporal que azota la crisis. Los números exprimen a las letras. Dicen que Carrefour es la librería que más vende porque cuando el libro es mercancía no hay rival para las grandes superficies.
Las librerías, como todos, temen tener los días contados. De ahí que los libreros se hayan inventado dos iniciativas para reivindicar su espacio cultural y llamar la atención sobre sus escaparates. La primera es la celebración del Día de la Librerías que se quiere institucionalizar el último viernes de noviembre de cada año coincidiendo con el inicio de la campaña de Navidad (ya sabe, no hay mejor regalo que un libro). La segunda se llama 'Vine a la llibreria', una campaña que perfila estos locales como «el primer impulso de nuestros sueños».
El libro no atraviesa un buen momento (¿algún sector puede enarbolar hoy la bandera de negocio boyante?). Cada valenciano se gasta al año una media de 46,09 euros en libros. Así fue en 2010, según el Instituto Nacional de Estadística. Esta cantidad es la más baja del último lustro.
Pero que nadie se engañe. A la hora de leer, la proximidad de una librería e incluso el poder adquisitivo del lector tiene un peso relativo frente a la inquietud, la curiosidad y la necesidad cultural.
http://www.lasprovincias.es/v/20111202/culturas/librerias-20111202.html