Sólo podía oírse el rugido del viento que se imponía en el exterior azotando con ferocidad las copas de los arboles. La gran sala estaba sumida en un completo silencio, todos los presentes contenían el aliento ante lo que estaba apunto de ocurrir. Esperaban impacientes que él se pronunciara después de tantos siglos.
Y por fin una voz resonó clara y potente.
Y por fin una voz resonó clara y potente.
"Cuatro razas se enfrentan bajo la mirada de los dioses, causando dolor y llanto destrozan la creación con la que han sido bendecidas. Ya no hay lugar para el arrepentimiento, ellos han decidido tomar partido.
Cuatro almas serán elegidas para restaurar el orden, el gran Arat-hur descenderá del cielo y otorgará sus dones a los monarcas de la nueva era. El tiempo se agota para aquellos que han desafiado a la divinidad.
Cuatro bendiciones tendrán lugar durante la cuarta estación para cambiar el rumbo de la historia, guiados por la voluntad del gran panteón. Los antiguos reyes caerán bajo el derrumbe de sus tronos.
Cuatro nuevos reinos se alzarán acabando con siglos de dolor. Sólo el hielo podrá destruir su destino".
Cuatro almas serán elegidas para restaurar el orden, el gran Arat-hur descenderá del cielo y otorgará sus dones a los monarcas de la nueva era. El tiempo se agota para aquellos que han desafiado a la divinidad.
Cuatro bendiciones tendrán lugar durante la cuarta estación para cambiar el rumbo de la historia, guiados por la voluntad del gran panteón. Los antiguos reyes caerán bajo el derrumbe de sus tronos.
Cuatro nuevos reinos se alzarán acabando con siglos de dolor. Sólo el hielo podrá destruir su destino".
De nuevo el silencio inundó la sala. Finalmente el oráculo había emitido su profecía.