Me cabes en el hueco de las manos. Todo tu cuerpo. Tus faltas y tus excesos. Lo cóncavo y lo convexo. Lo dócil de tu cabello, tu cuello altanero, tus pies andariegos...tus pies.
Me cabes todo, entero. Nada queda fuera de estas palmas, en ellas te encierro. Tu talón, tus rodillas, tu cadera y tu sexo. Tu vientre, tu pecho, los brazos, los dedos...tus dedos.
Guardo también tus sonidos, tu voz y tus sueños. Tu gemido placentero. Tu llanto de aguacero. Tu risa lírica o mordaz. Tu palabra con o sin miedo, el silencio...tu silencio.
Te tengo en las palmas, te tengo...prisionero.