
Pero lo peor no son sus dotes interpretativas, qué va, sino sus escabrosas ideas y sobre todo sus escand

Junto a todos estos méritos, hay que recordar que esta sexolona de tercera división acostumbra a salir en la tele o en entrevistas criticando con soltura el machismo celtibérico y profiriendo toda clase de procacidades sexuales, como cuando aseguró que de joven había estado a punto de poner un anuncio en el periódico para perder la virginidad. Sin comentarios.

Lo resumo. Una maruja tipo anuncio de detergentes del año 73 hace cola en la verdulería, ya que su marido está trabajando, como debe ser. Como ya os estaréis oliendo, la verdulera, ataviada con el típico mandilón y más ordinaria que un collar de cocos, no es otra que nuestra querida Loles. A la Choni le llega el turno y berrea:
- ¡Hija, que hoy voy a poner albóndigas con tomate, dame pal sofrito!
Menuda plebeyez ir por ahí proclamando a voces lo que vas a hacer de comida en tu casa. Inconcebible. Porque si todavía fueras a poner, yo qué sé, salmón a las finas hierbas, podría tener un pase la pública confidencia, pero vamos, albóndigas con tomate, no me jodas.

Pero el asunto empeora por momentos. De repente la verdulera Loles saca un tarro de conservas y exclama toda vivaracha:
- ¡Uy, qué ganas de trabajar! –y señalando el bote, recita- : ¡Gallina Blanca Sofrito... y trabajo que te quito!
De traca. Alucinante.
Después no sé qué cojones cuenta de que está pasteurizado (que no le pega nada ese tecnicismo) y vuelve a canturrear la misma rima cutre y salchichera tipo “Centella te da tiempo para disfrutar”, que incurre en todos los estereotipos de la publicidad de la prensa de los años 50. ¡Gallina Blanca Sofrito... y trabajo que te quito!
O sea que el concepto de liberación femenina que tiene Loles León es que las tías se ahorren hacer la salsa de las albóndigas. No me seas tan progre, Loles, mujer, que las señoras cuando les sobra tiempo por culpa de la olla express, los microondas, los precocinados, el Thermomix y demás inventos de Satanás, solo saben irse al bingo, al gimnasio o de compras, a fundirse el sueldo del marido. ¡Deja a las marujas hacer el sofrito, leñe!, ¡que así están entretenidas!
Mi malicia natural me lleva a sospechar que la actuación de Loles en este anuncio no es el sueño de su vida como actriz, pero en los últimos tiempos a esta denostada intérprete no le queda más narices que aceptar trabajuchos de vergüenza ajena para tener alguna albóndiga que llevarse a la boca de vez en cuando.
Otra actriz española en La pluma.