sábado, 1 de enero de 2011
Recuerdos de mi infancia...
Me resulta un tanto dispar, recién inaugurado el año nuevo y comenzar a sentirlo en pasado, dejándome seducir por la última fiesta que nos aguarda reservada para los niños...
...y para los no tan niños incluyéndome dentro del festín...
Tal vez me sienta envuelta por dos situaciones algo diferentes entre si; una la de niña que aun duerme en mi, y la otra... Que han sido los Magos los que me han dejado como regalo sorpresa a mi madre al día siguiente de su paso, motivos para que las emociones fluyan en este día rozándome los sentimientos.
Los Magos Reyes desde hace tiempo fueron perdiendo el protagonismo inicial y ganándole el puesto D. Papa Noel, que les permite disfrutar más tiempo de los juguetes recibidos a los peques bajo la atenta mirada de sus padres, antes de regresar al cole. Pero como no hay moda ni tiempo que se resista a este mundo globalizado en el que transitamos, ahora a pesar de los pesares económicos los nenes y los no tan nenes reciben regalos en las dos fechas, osea por partida doble...
Que diferencia tan abismal cuando yo fui niña, que tiempos aquellos...
Mi primer regalo de reyes me lo dio mi madrina, fue una muñeca que aun hoy me acuerdo de su olor a rosas, con su carita de niña buena que parecía la de un ángel, era tan linda que me la llevaba a todas partes, me dormía abrazada a ella como si fuese de carne y hueso, y hasta la bautice con el nombre de “Purrusalda”. (Ella no supo nunca que ese era el nombre de un plato de caldo que contenía verduras)
Esto sucedió cuando yo rondaba los siete años, mis tesoros más preciados eran esa muñeca y tres cuentos, que siguen en mi poder, por ese toque mágico que aún hoy conservan escondidos entre sus paginas. Cuando los abro en ocasiones diversas, me llevan a un paraje que se siente abrumado por la soledad que cubre sus abruptas tierras, teniendo por compañía absoluta y diaria, a los sagaces zorros, que se acercaban sin previo aviso a robarle las gallinas a aquella pobre niña que era lo único que tenia por compañía, y al caer el ocaso regresaban a casa los murciélagos a pasar la noche en su habitáculo, separados de la habitación por una pared colindante.
Eran personajes que por aquellos tiempo no me hacían ni pizca de gracia más bien todo lo contrario, sin embargo con el cuco me sentía atrapada por su musicalidad nocturna que era la única que oía antes de conciliar el sueño, siendo el causante de querer ir en su busca cada mañana al levantarme...
Y como la inocencia es la mano que mece la cuna... He sisfrutado de una infancia muy feliz entre la madre naturaleza y yo...
¿Y como has vivido tu primer día de reyes que aún recuerdes...?
María del Carmen
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