sábado, 27 de febrero de 2010
Lo que siempre perdura...
Se despide un amigo
Grabiel García Márquez, ha envíado una carta de despedida a sus amigos. Retirado de la vida publica por razones de salud desde hace tiempo.
Es verdaderamente conmovedor este corto texto escrito por uno de los latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos.
"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharia ese tiempo lo más que pudiera"
Posiblemente no daría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que pienso.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, si no por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres..., He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad esta en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recien nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre,
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me sentiré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría "Te Quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puedes ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a los que amas cerda de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, "lo siento", "perdóname" "por favor" "gracias" y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.
Demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.
Lee esto si puedes y quieres...
Si no lo haces hoy, mañana será igual que ayer.
Y si no lo haces nunca tampoco importa.
El momento de leerlo es este.
Para ti con mucho Cariño y Amor
Espero y deseo te guste mucho
Gabriel García Márquez.
Este email me llegó por Geni; siempre nos enviamos lo que nos paraece diferente, bonito o muy emotivo como en este caso.
Hace tiempo leí "El amor en tiempos del cólera" y me dejó huella.
Basada en las historias de dos jovenes, Fermina Daza y Florentino Ariza. Inspirada en la historia de amor de sus propios padres.
La diferencia está en que ellos se casaron pronto, al contrario que los protagonistas de la novela, porque de otra forma no hubieran sido interesantes como figuras literarias.
Luego enlazó este hecho familiar con la historia también real, de una pareja de ancianos estadounidenses que se reunieron todos los años de su vida una vez al año en Acapulco, a pesar de tener sus propias parejas. Cuando por fin lograron estar juntos, casi a los ochenta años, fueron asesinados por un barquero.
García Márquez señala: "A través de su muerte, la historia de su romance en secreto se hizo conocida. Yo estaba fascinado con ella. Estaban cada uno casado con otra persona".
Pido disculpas por lo extenso de esta entrada, él se lo merece...
sábado, 20 de febrero de 2010
Amores audaces
Era un día frío de invierno y la casona estaba en silencio y sin calor humano, dentro sólo se encontraba una niña intentando que pasara el tiempo.
A través de los cristales contemplaba otras casas cercanas; casi todas tenían más vida , algo diferente a lo que ella no estaba acostumbrada desde hacia un tiempo.
Había oído a sus padres que unos días más tarde se trasladarían al centro de la ciudad.
A pesar de llevar tan sólo un año en aquel lugar, había sido lo suficiente para hacerse amiga de dos hermanos, un niño y una niña vecinos de casi su misma edad que vivían a pocos metros. Escasas veces solían jugar juntos, pero había sido suficiente para sentirse a gusto al lado de Dario. Sólo pensar en alejarse de él, le causaba una enorme sensación de tristeza.
Quería ir en su busca para despedirse, porque le parecía que iba a tardar mucho tiempo en volver a verlo. Y se le terminaba de ocurrir, que si se casaran ya no se separarían nunca, siendo sólo cuestión de decírselo para intentar solucionarlo...
Y sin perder más tiempo se acercó a la casa de Dario. El le abrió la puerta sonriente como siempre y cogidos de la mano se fueron dando un paseo camino arriba, hasta llegar al mirador del Silencio, desde el cual se veía el mar, lugar al que siempre se acercaban a jugar cuando estaba con el y su hermana.
Después de un rato se lo dijo. Le dijo que se marcharía y que iría interna para un colegio pero si se casaban no tendrían que separarse...
Ana tenia ocho años y Dario nueve. El se queda triste con la cabeza mirando al suelo muy pensativo y a continuación la levanta mirándole a la cara y le responde: que cuando terminara de estudiar y tuviera un trabajo se casarían para no separarse nunca más...
Ella se quedó con la promesa de volver a encontrarse cuando los dos hayan terminado los estudios...
Se despidieron con un beso en cada mejilla y a partir de ese día no se volvieron a encontrar hasta pasados unos años.
Tanto Ana como Dario tomaron diferentes caminos, pero aquella amistad infantil y llena de ternura nunca la han perdido, quedando como un bello recuerdo de amor a tan temprana edad...
¿Y vosotros habéis “padecido” algún amor audaz o sabéis de alguien que lo haya tenido?
La gata coqueta
sábado, 13 de febrero de 2010
Amores cómplices…
La fuerza de tu mirada me desnuda y seduce hasta perder el sentido…
La sugestión de tu sonrisa aun me turba al recordar la primera vez…
El ardor de tu voz me fascina y halaga cuando me dices lo que significo para ti…
La suavidad de tu piel me estremece hasta subyugarme…
El roce de tu cabello surca mi piel y me conmueve…
El perfil de tus labios es la perdición del deseo hecho realidad…
Me gustan tus adioses...
... Significan que serán más breves los periodos para seguir prolongado el hechizo de encuentros...
Dedicado a tod@s l@s que aman y comparten…
*
A los que no han conocido a Cupido: lo esperen con las cortinas del corazón retiradas para iniciar el vuelo…
*
Y a los que lo han perdido: abrid paso de nuevo a...
...auroras de colores salpicadas de esperanzas, rocío de ternuras y amor, intentando ver el ocaso de la mano de la felicidad…
Esta rosa es para vosotr@s.
Desde esta mañana, está adornando y regalando su frescura, un precioso centro con veinticuatro capullos rojos como el arriba presente salteados con gisófilas, llegando en compañía de una caja de bombones delicatessen, enviados por... cupido.
Espero paséis tod@s un día de San Valentin radiante, en compañia de vuestra pareja..
La gata coqueta
sábado, 6 de febrero de 2010
Lo que pudo ser... un trágico día
Hoy recuerdo algo que me ha sucedido hace algún tiempo y pienso una vez más cómo somos y cómo no se sabe el resultado de nuestras acciones hasta el final…
Un día mi pareja me pide ir a recogerlo al taller de reparaciones a las ocho de la mañana del día siguiente. Sabía que tenía que salir de casa sobre las seis y media puesto que me llevaría el trayecto por una carretera comarcal una hora.
Arranco el coche, pongo la música como casi siempre y me encamino a mi destino. Después de quince minutos en carretera, me doy cuenta de que viene detrás de mí un coche pegándose demasiado por momentos, ocupado por dos hombres que me daban la sensación de no a ver ido a casa a dormir aún, siendo lunes de madrugada. Se acercan más y me piden paso con las luces y usando el claxon a tope vamos de cachondeo puesto que pasaban bien, me echo aun más a mi derecha por la estrechez y pongo la intermitencia dando paso, me adelantan y me quedé en la gloria, sin nadie delante ni atrás para seguir a mi marcha.
Ya había pasado media hora desde que me había adelantado el coche más o menos y no lo había vuelto a divisar. Pero nada más salir de una curva y visualizar una recta… ¿A que no sabéis lo que veo al final casi de ella?… Allí estaba el coche que me había adelantado atravesado en lo ancho de la calzada esperándome.
Me encuentro a las siete de la madrugada sin clarear aún, un día de invierno, veintidós años de edad sola y en un sitio desierto que no pasaba un alma por ser temprano… ¿Qué me podía esperar?
Y una vez más a tomar decisiones de inmediato según el caracter de casa cual… El coche que conducía era un Mercedes de gasolina automático y en el momento que me percato de lo que podían estar planeando aquellos dos individuos, piso el acelerador a fondo sin pensarmelo dos veces…
No estaba muy segura de lo que iba suceder, pero el resultado ya se sabría. Cuando ellos vieron lo embalada que venía, que no estaba asustada y que iba a por todas… Ya se lo debieron de pensar de otro modo. Faltaban muy pocos metros para colisionar...
Pero en ese justo momento dieron un giro de 90º a velocidad de vértigo y se esfumaron ante el peligro que vieron que se les acercaba, y me sentí como si no los hubiese visto ni existido en mi camino aquel amanecer que pudo ser tan nefasto para mi. Sólo me quedaba reducir a la velocidad adecuada para seguir dominando el coche cuando entrase en la próxima curva.
Un día mi pareja me pide ir a recogerlo al taller de reparaciones a las ocho de la mañana del día siguiente. Sabía que tenía que salir de casa sobre las seis y media puesto que me llevaría el trayecto por una carretera comarcal una hora.
Arranco el coche, pongo la música como casi siempre y me encamino a mi destino. Después de quince minutos en carretera, me doy cuenta de que viene detrás de mí un coche pegándose demasiado por momentos, ocupado por dos hombres que me daban la sensación de no a ver ido a casa a dormir aún, siendo lunes de madrugada. Se acercan más y me piden paso con las luces y usando el claxon a tope vamos de cachondeo puesto que pasaban bien, me echo aun más a mi derecha por la estrechez y pongo la intermitencia dando paso, me adelantan y me quedé en la gloria, sin nadie delante ni atrás para seguir a mi marcha.
Ya había pasado media hora desde que me había adelantado el coche más o menos y no lo había vuelto a divisar. Pero nada más salir de una curva y visualizar una recta… ¿A que no sabéis lo que veo al final casi de ella?… Allí estaba el coche que me había adelantado atravesado en lo ancho de la calzada esperándome.
Me encuentro a las siete de la madrugada sin clarear aún, un día de invierno, veintidós años de edad sola y en un sitio desierto que no pasaba un alma por ser temprano… ¿Qué me podía esperar?
Y una vez más a tomar decisiones de inmediato según el caracter de casa cual… El coche que conducía era un Mercedes de gasolina automático y en el momento que me percato de lo que podían estar planeando aquellos dos individuos, piso el acelerador a fondo sin pensarmelo dos veces…
No estaba muy segura de lo que iba suceder, pero el resultado ya se sabría. Cuando ellos vieron lo embalada que venía, que no estaba asustada y que iba a por todas… Ya se lo debieron de pensar de otro modo. Faltaban muy pocos metros para colisionar...
Pero en ese justo momento dieron un giro de 90º a velocidad de vértigo y se esfumaron ante el peligro que vieron que se les acercaba, y me sentí como si no los hubiese visto ni existido en mi camino aquel amanecer que pudo ser tan nefasto para mi. Sólo me quedaba reducir a la velocidad adecuada para seguir dominando el coche cuando entrase en la próxima curva.
*
¿Como habrías reaccionado vosotr@s en la misma situción?
La gata coqueta
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