
Gráficos con escarcha
Una Nochevieja cualquiera y sin embargo iba a ser una noche especial o distinta, porque yo así deseaba que fuese.
Nunca había salido una noche de fin de año y la ilusión me desbordaba.
Tenía unos padres muy estrictos que no me daban permiso para salir esa famosa noche, por lo que al ser el primer año de casada el problema estaba resuelto. Ya era dueña de poder asistir a la susodicha fiesta en compañía de mi esposo.
Confecciono la ropa de encargo por una modista cualificada, falda larga de terciopelo negro, blusa de lame gris perla con mangas de jamón y unos puños muy pronunciados y cuellos muy prominentes, un conjunto monísimo. Los zapatos de salón tacón alto de raso en negro a juego con la bombonera.
Llevaba el cabello peinado con un recogido que aún me estilizaba más haciendo que destacase entre el bullicio del gentío.
Los accesorios plateados y con brillantes de fantasía por supuesto, pero elegidos con bastante buen gusto, aún hacían resaltar la figura más. Pendientes, collar, pulsera, sortija y reloj haciendo juego y en el brazo una pashmina.
La costumbre era ir a pasar la noche a un hotel, para no desplazarse y poder alternar sin problema con la bebida.
Todo era perfecto: la cena, las campanadas, el confeti, el baile, me sentía como la reina de la noche, no parábamos de bailar y de disfrutar.
Pero hubo un momento bien entrada la madrugada en el que le sentí un poco preocupado y le pregunté ¿Qué es lo que te está preocupando?
Y claro!! yo como estaba tan feliz no pensaba en que había una freiduría con una barra íntegra de acero la más larga de toda la ciudad, abierta de hacía muy pocos meses y estaba intranquilo por saber cómo le iba al personal, puesto que se había ausentado por darme el gusto a mí.
Como ya había satisfecho el ansia de vivir la última noche del año fuera de casa, le dije que nos volviésemos porque lo que nos sobraban eran años para seguir disfrutando.
Retornamos, tan sólo a cuarenta kilómetros de distancia, pero ya eras las siete y media de la madrugada, llegamos aparcamos muy cerca para no perder más tiempo…
Y sorpresa sorpresa, según abrimos la puerta ni dejar pasar nos dejaban, estaba de bote en bote y no cabía ni una alfiler más.
Los camareros no daban más de sí y en la cocina el chocolate estaba agotado y ya no había remanente para seguir sirviendo.
Me pasó para dentro de la cocina, con el glamur que yo me traía daba la risa allí dentro. Los tacones se fueron por unas zapatillas de alguien, porque yo no frecuentaba esas dependencias como dueña, la falda por dos delantales uno por delante y otro por detrás y la blusa por una chaquetilla de camarero y hacer chocolate como una loca en ayuda del que lo necesitase.
Y cuando me dieron las diez de la mañana ya no era conocida, sólo me quedaba el recuerdo de ¡¡que me quitasen lo bailado!!
Feliz Año Nuevo para tod@s y el próximo os deseo con todo mi cariño, que consigais todos los deseos que no se han podido realizar en este pasado.