Aquí todos y cada uno de los habitantes les falta algo. Y precisamente no es la cabeza, para pensar, ni el corazón, para sentir, aunque sería lo lógico.
Les falta algo tan increíble y perfecto que sin ellas no hay sentimientos. No tienen manos. Esas dos piezas perfectas.
Con ellas puedes sentir, acariciar, tapar tus ojos al llorar y tus oídos al oír aquellas cosas que no quieres. Ellas pueden hacerte sentir bien. Y puedes hacer música, magia y escribir lo que piensas, lo que dices, lo que escuchas. Puedes soñar a través de ellas. Puedes descubrir, enseñar. Puedes hacer ciencia y a la vez, daño. Con ellas puedes hacer sufrir, incluso quitar la vida. Y dibujar. Crear.
Por eso es en este país en el que hay amores imposibles. Y no porque no se escriba, ni porque no se haga tanto daño.
Sino porque con las manos se ama. Y aunque ellos no tiene manos para hacer daño, ni para tapar sus odios, ni sus ojos al llorar...
Tampoco tienen manos para amar.
©Alejandra.