Hace ya algunos años saqué de la biblioteca un ejemplar de "Sin novedad en el frente" de Erich Maria Remarque. Este libro narra la trayectoria de un joven alemán que se alista voluntario con sus amigos en el ejército al comenzar la primera guerra mundial, lleno de ganas de gloria, optimismo, cumplimiento del deber y movido por las peroratas patrióticas que un profesor de su escuela les arengaba. Mientras las páginas se suceden, se va descubriendo la miseria de la guerra, la repulsión de la trinchera, el dolor por las heridas y la muerte. Es un libro que narra el desencanto de un joven por una causa que creía gloriosa y que es la burrada mayor jamás perpetrada: La guerra.
Tanto me gustó "sin novedad en el frente" que, aprovechando la anual feria del libro antíguo de mi ciudad, encontré un ejemplar y me lo compré. La feria del libro antíguo de Donostia se celebra entre finales de agosto y principios de septiembre, justo coincide con las euskal jaiak ó fiestas vascas, así que también coincide con la sagardo eguna ó día de la sidra, y alguna cosa me he comprado por ir demasiado "intoxicada", y la centenaria celebración de las regatas de traineras (embarcaciones creadas en orígen para descuartizar ballenas). Pasaban grupos de aficionados vestidos con los colores de sus clubes de remo por la plaza de Gipuzkoa gritando entre las casetas de libreros: "¡Bien por la cultura! ¡Vivan los libros!", cada uno se lo pasa lo mejor que puede.
En eso que curioseando entre los típicos libros que nadie quiere de Ángel Palomino, ó el cura "sermonero", Martín Vigil, me encuentro un ejemplar escrito pot Cecilio Benítez de Castro titulado "Se ha ocupado el kilómetro 6. (Contestación a Remarque)". Este Benítez de Castro, publicó al nada de acabarse la siempre maldita guerra civil española, en el 39, esta novela ensalzando las bondades de la guerra, contradiciendo a Remarque, y es una obra cargada de testosterona, virilidad uniformada y justificaciones no pedidas de por qué había que empuñar las armas. Lo gracioso es que primero le eché una ojeada para luego volver por él, y el librero, un joven valenciano que por lo visto no había visto el libro, se lo pilló para leérselo. Así que tuve que quedar con él para venirlo a buscar el último día de la feria, cosa que hice. Si no coloco las fotos de los dos libros juntos es porque las tengo en casa de mi padre.
En ésa época estaba interesada en la literatura justificativa y acanallada de los vencedores, y así había encontrado también alguna de Rafael García Serrano que cuenta lo mismo: "Plaza del Castillo" (Sobre la preparación del golpe de Mola en una festiva Pamplona en julio del 36) "En la primera de Navarra. Memorias de un voluntario en radio requeté" de Javier Nagore Yarnoz, ó "Diario de campaña de un capellán legionario" del padre jesuíta Caballero. Las primeras son novelas, pero las últimas, biografías, y todas coinciden en justificar y alentar los valores de la guerra, pero la de Benítez de Castro, además, pomposamente añade que es en contestación a la obra antibelicista de Remarque. Asusta.
Os dejo un regalo, también basado en Remarque, regalo que escuche gracias al genial programa televisivo La Bola de Cristal:
Missing (Desaparecido)
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Me reencontré con esta peli a principios de agosto de 2024, en La 2 de
Televisión Española, cuando todavía no estaba apaciguado (¿lo está ya?) el
asunt...
Hace 6 días