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…fue una de las experiencias más difíciles que me ha tocado transitar.
Sin duda, he pasado por cosas peores, pero esta vez hubo una gran diferencia. Si bien jinete y caballo suelen llevarse muy bien, no acostumbran a intercambiar lugares. Yo siempre he sido una buena amazona. Digamos que si se trata de tomar el toro por las astas y combatir a capa y espada, me siento en mi salsa.
Estos meses han sido completamente distintos. Pusieron patas para arriba las tres espadas con las que venía resolviendo las cosas. Como si me hubieran dicho: Mirá nena, esto dejalo acá porque en este viaje no lo vas a necesitar; Pero cómo y entonces qué hago; Nada acostate acá y esperá; ¿El deseo lo puedo llevar?; Sí, eso y el cuerpo es lo único que podes traer.
Cuando se trata de ofrecer el cuerpo para que se haga con él y que los acontecimientos simplemente sucedan allí, no me resulta tan sencillo. Debo reconocer que ofrecerme como escenario pasivo de los hechos es una lucha extraña.
El deseo, en esta situación, es como una fuerza sin manos. Pero al mismo tiempo el único motor que puede sostener el escenario. El resto descansa sobre variables que no están a mi alcance. Hay que dejarse hacer y punto.
Esta espera ha sido una de las experiencias más difíciles. Está llegando a su fin y dejará marcas como todos los sucesos fuertes con los que la vida me ha topado. Intentaré, como es mi costumbre, capitalizarlo. Probablemente ese sea mi modo de volver a ser un poco el jinete.
Sin duda, he pasado por cosas peores, pero esta vez hubo una gran diferencia. Si bien jinete y caballo suelen llevarse muy bien, no acostumbran a intercambiar lugares. Yo siempre he sido una buena amazona. Digamos que si se trata de tomar el toro por las astas y combatir a capa y espada, me siento en mi salsa.
Estos meses han sido completamente distintos. Pusieron patas para arriba las tres espadas con las que venía resolviendo las cosas. Como si me hubieran dicho: Mirá nena, esto dejalo acá porque en este viaje no lo vas a necesitar; Pero cómo y entonces qué hago; Nada acostate acá y esperá; ¿El deseo lo puedo llevar?; Sí, eso y el cuerpo es lo único que podes traer.
Cuando se trata de ofrecer el cuerpo para que se haga con él y que los acontecimientos simplemente sucedan allí, no me resulta tan sencillo. Debo reconocer que ofrecerme como escenario pasivo de los hechos es una lucha extraña.
El deseo, en esta situación, es como una fuerza sin manos. Pero al mismo tiempo el único motor que puede sostener el escenario. El resto descansa sobre variables que no están a mi alcance. Hay que dejarse hacer y punto.
Esta espera ha sido una de las experiencias más difíciles. Está llegando a su fin y dejará marcas como todos los sucesos fuertes con los que la vida me ha topado. Intentaré, como es mi costumbre, capitalizarlo. Probablemente ese sea mi modo de volver a ser un poco el jinete.
¡Y sí, no puedo con mi genio!
* No encontré ninguna imagen del Michelin subido al caballo. Entonces no me quedó otra que poner a esta heroína. Después de todo no había tanta distancia con la realidad … Bueno, las alas del caballo, ok.
* No encontré ninguna imagen del Michelin subido al caballo. Entonces no me quedó otra que poner a esta heroína. Después de todo no había tanta distancia con la realidad … Bueno, las alas del caballo, ok.