México
se enclava en la idea de ser un país del 3er mundo, al que llaman “en vías de
desarrollo”. Y pasan los años y seguimos en el subdesarrollo. ¿De quién es la
culpa? ¿Por qué no llegamos al primer mundo nunca? Me he hecho esta pregunta
muchas veces, pero creo que ya tengo una respuesta. Todo ocurrió a partir de
una visita al Centro de Servicios Administrativos Cuatitlán Izcalli. Va lo que
pasó:
Resulta
que tenía que hacer una modificación a un acta de nacimiento en donde el nombre
del titular estaba mal escrito. Ya no voy a discutir la razón por la cual se
tenía este error. Simplemente estaba y había que cambiarlo. En Naucalpan, en la
oficina del Registro Civil, nos mandaron al ya mencionado Centro de Servicios
Administrativos Cuatitlán Izcalli. ¿Por qué no podía hacerse en Naucalpan?
Misterio. La cuestión es que nos dijeron que nos tocaba ir este pasado lunes y
que además, debíamos llegar entre 6 y 7 am pues repartían una fichas para ser
atendidos. Después de esa hora ya no iba a ser posible. Así que Pilar y yo nos
levantamos al alba, y a las 6:15 am ya estábamos en camino del dichoso centro
en Cuatitlán Izcalli. Llovía poco pero constante. Finalmente llegamos a nuestro
destino a eso de las 6:55 am. Ya había una cola de unas 20 personas, todos con
paraguas o chamarras contra la lluvia. Estuvimos esperando. No llegaba nadie a
darnos ficha alguna para nuestro trámite e incluso, el centro de servicios
estaba cerrado y abrirían hasta las 9 am.
A eso de
las 8 am se apersonó una señora y recogió los papeles de los que íbamos a hacer
el trámite. Sin embargo, no pudimos entrar al inmueble porque abrían hasta las
9 am. La señora que recogió nuestros documentos indicó que no teníamos que formarnos
más, porque nos hablarían por nuestro nombre para iniciar el trámite con el
abogado (que leería nuestros papeles). Y entonces se nos ocurrió la mala idea
de querer ir al baño. Justo en ese momento entró una trabajadora de dicho
centro y le preguntamos si podría dejarnos pasar para ir a los sanitarios.
Respondió que los estaban limpiando, pero que vería qué podía hacerse. Yo pensé
que nos ignoraría pero 10 minutos después salió y nos dijo: “efectivamente
están limpiando los baños, pero en la puerta que está al lado de la reja del
centro hay un baño. Dígale al cuidador que les deje ir ahí, es una puerta azul”.
Caminamos
y encontramos la puerta azul y al vigilante de la misma. No cobro 5 pesos por
cada uno y nos dijo que en esa caseta está el baño, apuntando a la lejanía.
Caminamos entre el lodo y encontramos, en ese lote baldío (con algunos
automóviles y camionetas de la CFE, desvencijados, incluso una “oficina móvil
CFE” que chance alguien ya estaba usando de morada), una caseta descuidada, con
una cortina con la leyenda “para construir un mejor futuro” que en el mejor de
los casos suena a ironía. Para ser francos, un escenario kafkiano... Pero la
Naturaleza exige resolver las necesidades fisiológicas y usamos ese supuesto
baño.
Regresamos
a la entrada y a eso de las 9:20 am nos dejaron entrar. Caminamos en “fila
india” hasta llegar un área abierta, con varias filas de asientos. Había más personas que sillas, por
lo que nos tocó estar de pie. Pasaron los minutos y nadie venía a llamarnos
para iniciar el trámite. De pronto llegó una empleada con chaleco verde y una
señora le dijo que no sabíamos nada, que cuándo empezarían a llamarnos. La
empleada dijo: “el abogado está viendo los papeles y es un trámite que lleva
tiempo”. “¿Cuánto tiempo?” preguntó la mencionada señora. La respuesta fue: “Varía,
es un proceso lento y puede ser de horas, así que vayan preparándose para salir
después de las 3 pm”.
En la
sala en donde estábamos había dos mesas, con cuatro sillas, todo en un esquema
tubular que hacía que las sillas estuviesen pegadas a la mesa. No nos dejaban
sentarnos ahí porque eran las mesas y sillas para el comedor de los
trabajadores. Los ignoramos y nos sentamos. Pasó quizás una media hora y
apareció otra empleada llamando a algunos de los que habían ido a hacer algún
trámite. Se los llevaron. Nos habían dicho que llamarían de diez en diez, pero
si fueron seis los convocados, fueron muchos. Pasaba el tiempo y nadie
regresaba a llamar a más personas.
Pero de
pronto regresó la del chaleco verde y nos dijo que teníamos que formarnos. Le
indicamos que no había orden ni fichas, no estábamos numerados. No pareció
entender y nos pidió que nos formáramos de nuevo. Entonces ya no me aguanté y
le dije: “No sé por qué insiste tanto en que nos formemos. Ya le indicamos que
no hay orden, no hay fichas, no hay números”. La respuesta fue: “pues los van a
sacar si no se forman”. Le contesté que de entrada, no nos moveríamos (ya
hablando por los demás), amén de que estaba lloviendo y sería inhumano, cruel y
poco empático, mandarnos a la calle a mojarnos. Le exigí que trajera a su
superior para explicarle el problema. Se dio entonces, la del chaleco verde,
media vuelta y se fue, a pesar que le gritaba que me trajera a su superior. No
me escuchó más, pero ganamos algo: ya no regresó a pedirnos nada. Eventualmente
llamaron a Pilar, le dieron el papel que requería, se pagaron los derechos
correspondientes y 10 minutos después salíamos de este lamentable y kafkiano
centro. Para eso ya era la 1:30 pm.
Todo
esto es ridículo. Si todos los días hacen este procedimiento en dicho centro de
trámites, ¿por qué no organizar una logística al respecto? ¿Por qué sólo hay un
abogado que revise los documentos de los ciudadanos? ¿Por qué no hay
suficientes sillas para los que van a hacer ese trámite? ¿Por qué le hacen a la
gente pasar por un inútil calvario, empezando con el tema de darles fichas de 6
a 7 am para que puedan hacer su trámite? ¿Por qué tanta mala leche?
Ese es
el México real. Ahí lo dejo a la reflexión.