Borislav Ivanov es un Maestro FIDE de unos 25 años. Hace ya tiempo que es sospechoso de estar haciendo trampa en los torneos pues vence a grandes maestros de alto calibre. Su desempeño ha despertado muchas dudas, y la razón es que nadie brinca de ser un oscuro jugador de 2200 puntos a "performances" de 2800 puntos de la noche a la mañana. De alguna manera, el avance de los jugadores de ajedrez lleva tiempo y no se avanza a esos pasos agigantados de un día a otro. Por eso las sospechas que parecen, no son infundadas.
Pues bien, ya hablamos de las "hazañas" de Ivanov en este
blog, pero de nuevo el ajedrecista está en el ojo del huracán, pues después de un veto de 4 meses y del no haber asistido a una prueba en donde demostraría que no se ayuda de nadie y juega así de bien al ajedrez, Ivanov participó en el torneo de Blagoevgrad 2013 y de nuevo hubo sospechas. En ese mismo torneo participaba el GM norteamericano Maxim Dlugy, el cual tenía que enfrentar en la séptima ronda a este extraño prodigio. Antes de la partida, narra Dlugy, el árbitor citó a los dos jugadores para un chequeo casi personal, en donde se intentaba despejasr cualquier duda y probar que Ivanov (y en su caso su rival), no estaban usando ningún artilugio ilegal, que no se estaban ayudando de computadora ninguna. En algún momento, se le pidió a Dugly que se quitara los zapatos y el GM aceptó. Pero he aquí que Ivanov decidió que de ninguna manera se quitaría los zapatos, porque según él, sus pies podían despedir algún olor desagradable. No se le pudo convencer y el árbitro le dijo: "Si no te quitas los zapatos, perderás la partida auotmáticamente". Ivanov contestó: "Pueden hacer que pierda la partida, pero no me voy a quitar los zapatos". Y entonces Dugly ganó la partida.
Cabe decir que en la cuarta ronda Ivanov enfrentaría a Petkov, el cual pidió que revisaran a Ivanov. Dugly le dijo: "que revisen sus zapatos. Usa unos tenis que son grandes y que en los Estados Unidos, en los aeropuertos, seguro le obligarían a quitárselos para probar que no contienen materiales explosivos". Dugly notó una serie de movimientos de Ivanov con sus pies y eso le dio la pauta a la petición de revisar sus zapatos. En esa ronda Ivanov se quitó los zapatos y no se halló nada. Petkov ganó la partida pero de extraña manera, pues en la posición siguiente, Ivanov abandonó, cuando es tablas. Se sospecha que se rindió para ganar las siguientes partidas ya usando su ayuda, si es que existía tal cosa.
Dugly dice que quizás Ivanov pensaba que no se le registraría más después de la cuarta ronda, pero he aquí que se vuelve a pedir un chequeo a ambos jugadores. Entonces Ivanov, antes de ir a la revisión, dejó su chamarra en la mesa del director. Esto es peculiar al menos. El saco de Dugly estaba en el respaldo de su silla (donde iba a jugar). Ivanov regresa a su mesa y escribe en su papeleta: Blancas
машина (en búlgaro) y para las negras:
не знам на клоун, que significa "payaso desconocido". Dugly pensó que el director del torneo había escrito esto, pero no, fue Ivanov, que probablemente estaba muy molesto porque no esperaba que de nuevo le revisaran. Esto lo hizo en su papeleta pública, cosa que es aún más extraña. Ahora sí empezaba a preocuparse. Ivanov gesticulaba y sus ojos se movían aquí y allá, dice Dugly.
Lo curioso es que Ivanov se presentó a la siguiente ronda y la jugó. Parece ser que se lo permitieron porque era promoción "gratuita" para el evento.
Pero las cosas no terminarían ahí. Ivanov dijo sobre las razones por las cuales no se quitó los zapatos. Dice el ahora "famoso" ajedrecista: "Mi oponente quería que me quitara los zapatos y calcetines. me negué porque sabía que eso no terminaría ahí"... Y anunció entonces: " No participaré en más torneos porque no se me permitirá. Me querrán castigar por todo., por mi forma de respirar, por mi postura" y agregó: "el frente psicológico contra mí es demasiado fuerte. Quería ser un Gran Maestro pero aparentemente esto no va a pasar". La narración original de Dugly y el siguiente artículo están en la página de Chessbase (ver
aquí y
aquí).
Pero veamos: ¿Realmente Borislav Ivanov hace trampa? ¿Tiene algún dispositivo en los zapatos que le dicta las jugadas por hacer? ¿Si no tiene qué esconder, por qué no simplemente mostrar que no hay nada en sus zapatos y jugar? ¿Por qué no probar que estamos ante un prodigio genuino? Y si nos remontamos al pasao cercano, ¿por qué no ir a la prueba que le proponían algunos directivos del ajedrez europeo para demostrar su inocencia? ¿Es posible probar que Ivanov es un jugador tan fuerte que puede derrotar a grandes maestros aquí y allá fácilmente? ¿Cómo podría hacerse una prueba relativamente certera de esto? Yo tengo aquí una idea, que es producto ded un comentario del Maestro FIDE Armando Acevedo: "Póngase a Ivanov a resolver una serie de posiciones de táctica complejas, dignas de un nivel de gran maestro. Este tipo de posiciones es muy frecuente encontrarlas en libros de ejercicios de visión táctica, los cuales previamente han sido considerados fáciles, más difíciles, muy difíciles y extremadamente difíciles. Si Ivanov puede resolver una cantidad significativa de ellos, bien podría estar demostrando su gran nivel de juego, el que ha probado tener ganándole a muchos grandes maestros.
Hay quienes dicen que Ivanov está siendo juzgado muy severamente y con pruebas "circunstanciales". De alguna manera, nadie le ha demostrado que tiene ayuda de un programa de computadora cuando juega torneos. No obstante que esto es cierto, son demasiadas las sospechas sobre su enorme talento demostrado en el tablero y el propio jugador se ha puesto en una posición en la que no parece querer demostrar que es él, sin ayuda alguna, quien juega. Vamos, si usted jugara con ese nivel que Ivanov ha desplegado, ¿No le gustaría despejar todas las dudas, limpiar su nombre y entonces mostrarse como el fortísimo jugador que apalea a conocidos GMs sin piedad? ¿Por qué tanta reticencia? Quizás porque todo parece indicar que la clave de sus trampas está en sus zapatos, que probablemente se comunique con algún dispositivo que -probablemente- podría haber estado en su chamarra, la cual aparentemente no se le revisó.
En el fondo es un caso triste porque quiero creer que a Ivanov le gusta el ajedrez y es una de esas actividades que le dan placer y satisfacción. Sin embargo, es claro que hay un encono de unos 40 GMs que firmaron un documento vetando cualquier torneo en donde participara el búlgaro, pues las pruebas -de nuevo circunstanciales- parecen ser abrumadoras. Tal vez la decisión de Ivanov sea la más certera, considerando que quizás estuvo a punto de descubrirse cómo hacía trampa. Pasar a la ignominia como un tramposo seguramente no le parecería una buena idea y mejor decide poner pies en polvorosa. Yo, sin embargo, sigo pensando que este no es el último capítulo de esta fantástica historia.