a esta hora

mientras tu duermes
yo me desvelo

te abrazo y no lo sabes
soy una lengua nocturna
sombra con olor a almohadas
la gota que cae desde ese lavamano descompuesto

despertar

el placer
incomparable
de despertar
a tu lado
con tu gemido

las más dulce
de las

alarmas

amor amorfo

no. si no te odio
es sólo que a veces
me olvido
que te quiero

y entonces me pregunto
¡¿qué hago contigo!?
¡¿en qué estaba pensando?!

pero no
se me pasa

no te odio

yo te amo


(extracto de una conversación de una persona hablando por celular a mi lado en la micro)

la casa muerta

a esta casa se le detuvo
el corazón

hago un marca pasos con escobas
le baldeo la sangre
le pego un par de combos
en el pecho
pero nada
no hay caso

a esta casa se le detuvo
el corazón

ahí está echado
como perro atropellado en
la orilla de la calle

casa muerta


no queda más
que abrir las ventanas
evacuar el hedor
y rescatar la vida
al interior
del cuerpo de un muerto

27 anhos

Es una cosa seria
tener veintisiete años
en realidad es una
de las cosas más serias
en derredor se mueren los amigos
de la infancia ahogada
y empieza a dudar uno
de su inmortalidad.

Roque Dalton

y así descubriendo que lo mejor de ser un simple mortal es que a la muerte no se espera, sino que se le sale a encontrar

calambrito

el niño calambrito sufría de horrorosos calambres y dolores

no podía correr, caminar, saltar, jugar como los demás

era discriminado
lo dejaban al arco por malo para la pelota
lo usaban como colgador para dejar la ropa
le decían calambrito el alambrito

hasta que un dia
le regalaron w.40

y fue feliz

el vuelo de una gallina

todo lo que puedo dejar son destellos
finas hebras de cabellos adosados a las cunetas
como a los jabones
puedo dejar respiraciones forzadas
estornudos bostezos hipos
álitos honestos de una vida bien vivida
orgasmos inoculados en la vereda del miedo

puedo dejar esta sombra colorida
este sombrero de paja
este silencio de bordes romos como tijeras de niños
inofensivo accidental no supervisado
puedo dejar un grito más silencioso que la distancia
bien clasificado y ordenado en repisas polvorosas

puedo dejarles mi voz nasal en la almohada como una mala grabación
para que me recuerden como un esqueleto simpático
como a un oso arriba de una pelota

como al vuelo patético de una gallina