y destacando que él mismo puede rastrear a sus antepasados en esas tierras hasta 850 años atrás.
Ese miserable argumento racista, tiene el mismo valor que cuando los integrantes de la Legión Patriótica se arrogaban el derecho de ser argentinos de muchas generaciones, frente a los inmigrantes judíos, a quienes acusaban de usurpadores.
El antijudaísmo siempre muestra la hilacha y, en este caso, es idéntico al antiarabismo racista que muestra el gobierno y sus votantes de la ultraderecha israelí.
En ambos lados hay gente de oro, pero poca comparada a la gente de mierda como este embajador indigno.