jueves, 27 de octubre de 2011

TATUAJE




TATUAJE

Hora que está de moda,
voy a tatuarme en el corazón
un retazo alegre de tu risa.

Voy a  atravesar la piel,
hasta encontrar en mí sangre
el definitivo color de la ternura.

Voy a buscar
por todos los rincones de mi cuerpo,
el lugar exacto donde se cuecen
los primeros besos matinales,
la primigenia espuma de los versos,
la presumible espiral de los abrazos.

Y cuando todo yo
sea remanso desbocado sin orillas,
certeza cabal de inmensidades,
penúltimo estertor enamorado,
grabaré con letras de esperanza
la bella arquitectura de tu nombre.




jueves, 20 de octubre de 2011

LADRIDOS


Perro ladrando a la luna.- JOAN MIRO


Aquella mañana, cuando se oyó el ladrido del perro por vez primera, las calles olían a pan  candeal recién horneado, a         verde yerba fresca salpicada de rocío, a besos calientes abandonados entre sábanas arrugadas.

Al segundo ladrido, las golondrinas ponen en orden sus planes de vuelo, las aceras se despueblan de sombras y la alondra planea por las lindes de los arrabales con su grito áspero y gangoso que despierta a los trasnochadores.
Una calandria, contoneándose en pretil de los sueños, le silba su canto a la moza madrugadora que barre su puerta.
Un rumor de vida a contrapelo que emerge con el alba, apenas permite oír el tercer ladrido del perro.
Se han desbocado los diales. Las ondas se tiñen de ponzoña y toda la mañana, apenas iniciada, se viste con el cotidiano chafarrinón que ensucia claridades.
Las engoladas voces de los de siempre, ofrecen su baratija deteriorada con las ínfulas de los que se creen en poder de todas las verdades.
Políticos, como tahúres con cartas marcadas, mercachifles y trujamanes, tertulianos de “todo a cien”, princesas del pueblo y de las otras que tienden sus trapos sucios en tendederos de vergüenza, gerifaltes con sueldos más  blindados que sus coches y sus rostros, deportistas de élite con España en el corazón y la muñeca y Luxemburgo en la cartera, banqueros con la voracidad prendida en la misma solapa  donde cuelga la dorada  leontina y el pin del último desfalco.
Una caterva de sucios buhoneros que apagan los saludos y palidecen las sonrisas.
Ya no se escuchan ladridos. Se ha roto el paisaje y solo queda sitio para el mordisco y la rabia.
La mañana se tiñe de un temor oscuro, de saludos devorados, de pasos apresurados.
Arriba, el cielo con su azul perplejo alberga golondrinas transportadoras de sueños.
Los perros merodean las esquinas oliendo podredumbre.
Se acabó el rosicler del alba, el paso de las horas alimenta soledades.

jueves, 13 de octubre de 2011

LA OLA


OLA.- Oleo de Gustave Courbet



Era tan alta la ola
que en sus mástiles de espuma
oteaban cormoranes.

Era tan alta la ola
que del blanco de su cresta
al fondo de las sirenas,
cabían muchos naufragios,
muchos sueños negros
que no llegaron a la orilla,
muchas llaves perdidas, matarile,
que ya no podrán abrir
 amaneceres y presagios.

Era tan alta la ola,
que hasta las estrellas llevaba,
el inconsolable llanto
de acabados amores iniciáticos
nacidos al socaire de la prisa.
Traía mensajes
de crepúsculos sin futuro,
de transidos amaneceres,
atareados en ordenar sinfonías.

Era tan alta la ola
Que el blanco de su enseña,
(como pañuelos de adioses),
tenía olor a herrumbre
y tristes despedidas.

Era tan alta la ola
que se perdió en la noche
por extraños laberintos
de nácar y soledades.




jueves, 6 de octubre de 2011

JUNTO AL MAR




Junto al mar he querido
besar tus labios.
Enredada en caricias
 no me has dejado.

Penita, pena.
Dos lagrimas
lloran desnudas
sobre la arena.

Junto el mar  me he acordado
de tu sonrisa.
Se la llevó una gaviota
bañada en brisa.

Penita, pena.
Dos lagrimas
lloran desnudas
sobre la arena.

Una ola de espumas
madrugadoras,
me recordó tu ausencia
borrando auroras.

Penita, pena.
Un hombre está llorando
sobre la arena.