miércoles, 16 de septiembre de 2009




El domador de besos es conocido a este y al otro lado del mundo. Le dicen el Richard Faggioni de los besos. Bien es cierto que comenzó como domador de pulgas en algún circo olvidado. Las pulgas le hacían más bien poco o ningún caso. Luego se pasó a los peces, por su pasividad, no por otra cosa. Pero tampoco se hacía con ellos. Así que cuando estaba a punto de abandonarlo todo y dedicarse a la venta de enciclopedias, se hizo domador de besos y fue entonces que alcanzó fama mundial. Cuando le preguntan en las entrevistas cómo fue que llegó a hacerse domador de besos, siempre contesta lo mismo: un beso es algo a mitad de camino entre una pulga y un pez.

El domador de besos se gana bien la vida con su trabajo y comparte piso con un pez muy besucón que sobrevivió a la época de domador de peces. Envía los besos a cualquier lugar del mundo por mensajería postal, normalmente UPS o FedEx. Pongamos un ejemplo práctico: una mujer solicita un ramillete de besos en la página web del domador de besos y puede disfrutar de innumerables ventajas como un blister de sonrojos de regalo, entrega inmediata y portes incluidos en el precio. A la hora de recibir el paquete de besos, lo único que tiene que hacer la destinataria es abrirlo como quien acude a una guateque. El resto se conoce, los besos del domador de besos le saltarán de inmediato a la frente, a las mejillas, al cuello, a los hombros, a la innegable excusa de unos omoplatos desnudos y perfectos, es posible que algún beso se cuele en lugares indebidos, hay besos con propensión a los escotes y la ropa interior, pero si una cosa tienen estos besos es que son obedientes y están garantizados por el domador de besos. Si los coge con las yemas de los dedos y los deposita suavemente en alguna zona más decorosa, por mucho que pataleen, los besos se comportarán como Dios manda, sin alzamientos. En caso -poco probable- de que el producto no sea de su agrado, el domador de besos le reembolsará el importe sin pedir explicación alguna.

Imagen: © Karto y yo

(Publicado en la revista cultural "El Desembarco", Septiembre 2009)

Publicado por Puzzle a las 17:40
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