Si por las vacaciones de
verano nos tomamos un descanso —mi primer punto y aparte—, a finales de año
solemos hacer balance de lo bueno y de lo malo que nos ha ocurrido, los logros
y los fracasos y, como no, es la hora de hacer los propósitos para el año
siguiente, propósitos que la mayoría de las veces no cumplimos y que se quedan
en buenas intenciones.
Hacer un balance de lo que ha
sido este 2020 sería hablar, cómo no y una vez más, de la pandemia y de todo lo
que esta nos ha acarreado. Pero, por una vez, dejaré aparcado este tema hasta
el próximo año.
Este segundo punto y aparte lo
he aprovechado para hacer una evaluación de lo que he logrado con mis escritos,
tanto relatos como crítica social, publicados en mis dos blogs: Retales de una
vida y Cuaderno de bitácora, respectivamente.
Ambos han cumplido siete años
de existencia y muchos han sido los temas que he tratado, tanto de ficción como
basados en mis observaciones de la vida cotidiana.
Llegado a este punto, me he
tomado la molestia de evaluar qué ha representado este año 2020 para mis todavía
dos jóvenes blogs y, concretamente, para mis ejercicios “creativos”.
En Retales de una vida he
publicado 37 relatos y en Cuaderno de bitácora 33 entradas, contando la
presente. En total, pues, han sido 70 textos. No sé si esto es mucho o poco,
pues escribo cuando puedo y quiero, sin atenerme a un objetivo concreto.
Lo que sí me ha interesado
saber es qué publicaciones han captado más la atención de mis lector/as, basándome
en el número de comentarios recibidos.
En Retales de una vida, si
exceptuamos los relatos que han participado en el concurso de El Tintero de Oro
—pues son los más comentados al acceder a ellos todos los participantes, sean o
no seguidores habituales del blog—, resulta que los relatos más valorados
—empatados con 22 comentarios— han sido, por orden de publicación (entre
paréntesis, día y mes de publicación):
-
Dicen… (03/04): relato sobre el deseo de
inmortalidad.
-
Ecologismo ultra (16/06): microrrelato en el
que el protagonista, obligado por su jefe a asistir a una cacería, aborta el
abatimiento de una especie protegida de forma muy poco ortodoxa.
-
La mosca (29/10): relato sobre una mosca dotada
del don de la inspiración literaria en un escritor vacío de ideas.
-
Que alguien me ayude II (19/11): segunda
entrega de un micro participante en El Tintero de Oro sobre un soldado
abandonado a su suerte en el campo de batalla.
En “Cuaderno de bitácora”, la
entrada que tuvo más aceptación —28 comentarios— fue ¿Qué hay para comer?, una
exposición sobre las dudas que nos asaltan acerca del valor nutritivo de muchos
alimentos con motivo de la información que nos llega por distintos medios de
dudosa fiabilidad.
De los relatos participantes
en el certamen de El Tintero de Oro, el más comentado —con 45 comentarios— ha
sido Cuestión de principios (06/10), relato sobre un policía psicópata que escala
puestos de mando gracias a sus métodos radicales.
Pero como la opinión de mis
lectores no tienen por qué coincidir con la mía, mis relatos de ficción
favoritos son: Historia de una rebelión (30/01), dedicado a George Orwell y su
Rebelión en la granja, La ventana (16/05), El patio de vecinos (03/07), Mambrú
se fue a la guerra (15/10), La mosca (29/10) y El plagio (05/12). Entre los
relatos concursantes en El Tintero de Oro, los que más me han satisfecho han
sido ¿Qué ha sido de Alicia? (27/04) y El profesor chiflado (15/09). En cuanto
a temas de crítica social, la elección me ha resultado mucho más difícil, por
lo que solo he seleccionado dos entradas: ¿Quién quiere sacrificarse? (19/06),
sobre en quién recaen los mayores sacrificios en plena crisis económica, y
Muerto el perro, se acabó la rabia (24/09), sobre los verdaderos responsables
del éxodo masivo de refugiados.
En el ámbito de los certámenes
literarios organizados por entidades de diverso tipo (Asociaciones culturales,
Ayuntamientos, etc.), a lo largo de este año he presentado a concurso nueve
relatos. Solo en uno de ellos mi relato resultó finalista, pero la maldita
pandemia ha dado al traste con el veredicto y entrega de premios. En un
certamen se ha aplazado sine die, en otro se ha pospuesto hasta el año
que viene, haciéndolo coincidir con la próxima convocatoria, otros lo han
publicado en su web y en el restante se ha optado por el mutismo más absoluto.
Siempre he dicho que los
concursos literarios y un servidor estamos reñidos y por ello había decidido no
volver a presentarme a ninguno más, pero volví a picar —pues creí, iluso de mí,
tener unos textos merecedores de algún premio, aunque fuera de consolación— y
lo hice precisamente cuando la pandemia decidió darse a conocer, lo cual me ha
originado bastantes inconvenientes a la hora de aclarar la viabilidad y futuro
de cada concurso. Esto daría para otra de mis entradas críticas, esta vez sobre
la poca seriedad de algunos organizadores de concursos.
Tampoco creo que vuelva a
publicar —mejor dicho, autoeditar— una segunda recopilación de relatos, visto
el escasísimo éxito de la primera tras cuatro años de estar a la venta. De
momento, seguiré publicando relatos y “artículos de opinión” en mis blogs hasta
que mi cuerpo y mi mente digan basta.
Y para terminar, cómo no, os
deseo unas felices fiestas y sobre todo mucha salud y amor, que es lo que
realmente cuenta en esta vida.