Equivócate, hierra, frústrate en el intento y no tengas miedo ni te avergüences de ello. Dicen que el éxito es la consecuencia de las decisiones acertadas;... pero..., si las decisiones acertadas, en la mayoría de los casos son resultado de la experiencia, y la experiencia se adquiere como resultado de las decisiones equivocadas y los errores, me atrevo a decir que, al final, “el éxito es el resultado definitivo de la suma de tus fracasos, errores y decepciones”. El otro día pensaba en los historiales deportivos que nos abanderan a los “deportistas”, con los cuales adornamos cualquier dossier u ostentación, y que son nuestro certificado de presentación y calidad. He corrido esto o lo otro, tengo esta o aquella marca, o he escalado esta o esta otra montaña. Siempre repletos de éxitos, eludiendo los fracasos o intentos frustrados. ¿Somos cada vez mas pedantes en algo tan honesto como el deporte amater o por afición?.
Incluso si no nos va bien, antes de reconocer el trance, cuanto nos gusta quejarnos de lo mucho que sufrimos o nos esforzamos en nuestros propósitos deportivos: de nuestras dificultades a la hora de entrenar, de salir, de correr, o las excusas. Gritamos nuestro a los cuatro vientos el “yo peor”. “yo peor”, que consiste en que, cuando una persona cuenta lo que le ha sucedido, o se queja, expresarle: “Yo peor”,”yo mas”, y concluyes narrando tu propio padecimiento. Entonces recordé momentos: esos largos periodos de tiempo cuando estas “solo” caminando horas y horas por un gélido glaciar que conduce a una añorada cima, o corriendo por un solitario y arisco horizonte de camino a tu objetivo en una carrera de larga distancia, pero también esos días de diario en tu entreno habitual cuando esos instantes de flaqueza que te asaltan y que personalmente pienso que son los que dan sentido a muchas de esas conquistas o días.
En esas muchas de esas horas de entrenos o durante los retos en si, nuestra mente duda y batalla. Unas veces pierde y tu persistes, otras gana y desistes. No pasa nada por cansarse, por pararse o por fracasar. Muchas frustraciones no te convierten en un frustrado, por el contrario significan muchos empeños, inmensa ambición, abundantes experiencias y numerosas lecciones; en definitiva un botín de vivencias, aprendizajes y experiencias. Ese si es tu verdadero historial deportivo. El de cada día y que solo tu conoces. Quien nunca tuvo miedo, nunca fue un valiente. Cuando comprendes y aceptas que la condición humana es la imperfección, el desacierto o el deterioro en todos los ámbitos, no resulta vergonzoso equivocarse, hacerse mayor, no llegar el primero, o no llegar, sino persistir en los errores.
Gracias a mis errores de ayer, pude progresar hoy. Gracias a mis errores de hoy, mañana aún seré mejor. Los triunfos que ya pasaron, déjalos marchar. Nuestros pensamientos determinan nuestro estado de ánimo: si estos son positivos, nos sentiremos bien, y si son negativos, mal. Que vivan los errores y los días frustrantes. ¡¡¡Soy del montón a mucha honra!!!.